2010–2019
La fe no es una casualidad, sino una elección
Octubre 2015


La fe no es una casualidad, sino una elección

La fe en Jesucristo es una dádiva del cielo que se recibe al elegir creer y al procurarla y aferrarnos a ella.

El Salvador percibía la firmeza o la debilidad de la fe de los que lo rodeaban. A alguien le dijo, con aprobación: “grande es tu fe”1; con otros se lamentó diciendo: “hombres de poca fe”2; y a otros cuestionó preguntando: “¿Dónde está vuestra fe?”3. Sin embargo, Jesús honró a otros diciendo: “ni aun en Israel he hallado tanta fe”4.

Me pregunto: “¿Qué pensará el Salvador de mi fe?”, y esta noche les pregunto: “¿Qué pensará el Salvador de la fe de ustedes?”.

La fe en el Señor Jesucristo no es algo etéreo que flota libremente en el aire. No llega a nosotros por casualidad ni la conservamos por derecho natural. Es, como dicen las Escrituras: “… la certeza… la convicción de lo que no se ve”5. La fe emite una luz espiritual que se puede discernir6. La fe en Jesucristo es una dádiva del cielo que se recibe al elegir creer7 y al procurarla y aferrarnos a ella. La fe, o aumenta o se debilita; es un principio de poder que no solo es importante en esta vida, sino en nuestro progreso del otro lado del velo8. Por la gracia de Cristo, un día seremos salvos por medio de la fe en Su nombre9. El futuro de su fe no lo determina la casualidad, sino sus elecciones.

La fe de un joven brasileño

Hace un mes, conocí a Aroldo Cavalcante en Brasil. Él fue bautizado a los veintiún años y fue el primer miembro de la Iglesia de su familia. Tenía una fe intensa y de inmediato comenzó a prepararse para servir en una misión. Lamentablemente, a su madre le diagnosticaron cáncer. Tres meses después, apenas días antes de morir, le expresó a Aroldo su mayor preocupación: no tenía parientes que le ayudaran. Aroldo tendría que hacerse responsable de dos hermanas y un hermano menores que él. Prometió solemnemente que lo haría a su madre agonizante.

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Los hermanos Cavalcante

Durante el día trabajaba en un banco y por la noche asistía a la universidad. Siguió guardando sus convenios bautismales, pero sus esperanzas de servir en una misión se desvanecieron. Su misión sería cuidar de su familia.

Meses después, al preparar un discurso para la reunión sacramental, Aroldo estudió las palabras que Samuel dijo al rey Saúl en tono reprobatorio: “el obedecer”, leyó él, “es mejor que [sacrificar]”10. Aroldo sintió la impresión aparentemente imposible de que debía obedecer el llamado del profeta de servir en una misión. Sin dejarse desanimar por los obstáculos que tenía ante él, procedió con enorme fe.

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Élder Aroldo Cavalcante

Aroldo guardó todos los cruceiros que pudo. A los veintitrés años recibió su llamamiento misional. Dio instrucciones a su hermano de la cantidad mensual que debía retirar de su cuenta. Aroldo no contaba con suficiente dinero para cubrir todo el costo de la misión y mantener a sus hermanos, pero con fe entró en el CCM. Una semana después, recibió la primera de muchas bendiciones. El banco en el que trabajaba el élder Cavalcante inesperadamente duplicó el dinero que iba a recibir al dejar de trabajar. Con ese y otros milagros, se proporcionó el ingreso necesario para cubrir su misión y mantener a su familia en su ausencia.

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La familia Cavalcante en la actualidad

Veinte años después, el hermano Cavalcante es ahora el presidente de la Estaca Boa Viagem, Recife, Brasil. Al recordar aquellos años, él dijo: “Conforme trataba de llevar una vida recta, sentía el amor y la guía del Señor. Mi fe aumentó, permitiéndome superar muchos retos”11. La fe de Aroldo no fue una casualidad, sino una elección.

Hay muchos hombres y mujeres cristianos que tienen una profunda fe en el Señor Jesucristo; los honramos y respetamos.

Ya no estamos en terreno neutral

Sin embargo, hermanos, a nosotros se nos ha dado algo más: el sacerdocio de Dios, el poder de Dios que fue restaurado en la tierra por ángeles santos. Eso los hace diferentes; ya no están en terreno neutral. La fe de ustedes no aumentará por casualidad, sino por elección.

La forma en que vivimos aumenta o disminuye nuestra fe. La oración, la obediencia, la honradez, la pureza en pensamiento y en obras, y la falta de egoísmo aumentan la fe. Sin ellas, la fe disminuye. ¿Por qué le dijo el Salvador a Pedro: “pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte”?12. ¡Porque hay un adversario que se deleita en destruir nuestra fe! Sean implacables en la protección de su fe.

Preguntas sinceras

Analizar las preguntas sinceras es una parte importante de edificar la fe, y para ello usamos el intelecto y los sentimientos. El Señor dijo: “… hablaré a tu mente y a tu corazón”13. No todas las respuestas se reciben de inmediato, pero la mayoría de las preguntas se pueden resolver mediante el estudio sincero y al procurar las respuestas de Dios. Usar la mente sin el corazón no producirá respuestas espirituales. “… nadie conoció las cosas de Dios, sino [por medio del] Espíritu de Dios”14. Para ayudarnos, Jesús nos prometió “otro Consolador” y lo llamó “El Espíritu de verdad”15.

La fe nunca exige una respuesta para cada pregunta, sino que procura la seguridad y el valor para seguir adelante, a veces admitiendo que “no sé todo, pero sé lo suficiente para seguir en el camino del discipulado”16.

El sumergirnos en la duda persistente, intensificada por las respuestas de escépticos e infieles, debilita la fe en Jesucristo y en la Restauración17. “El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura”18.

Por ejemplo, los cuestionamientos respecto al profeta José Smith no son nuevos. Sus críticos los han lanzado desde que esta obra comenzó. A las personas de fe que, con el conocimiento del siglo XXI, se preguntan sinceramente en cuanto a sucesos o declaraciones del profeta José de hace casi doscientos años, les doy un consejo de amigo: Por ahora, ¡démosle un respiro al hermano José! En el futuro, ustedes tendrán 100 veces más información de la que se encuentra en todos los motores de búsqueda combinados de hoy y vendrá de nuestro omnisciente Padre Celestial19. Consideren la vida entera de José: habiendo nacido en la pobreza y con poca instrucción formal, él tradujo el Libro de Mormón en menos de noventa días20. Miles de hombres y mujeres sinceros y devotos abrazaron la causa de la Restauración. A los treinta y ocho años, José selló su testimonio con su sangre. Testifico que José Smith fue un profeta de Dios. ¡Créanlo y sigan adelante!

Las dádivas que fortalecen nuestra fe

Tanto la Biblia como el Libro de Mormón nos ofrecen la bella convicción de que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Tengo en la mano un ejemplar de la primera edición del Libro de Mormón en francés, que publicó John Taylor cuando comenzó la obra en Francia en 1852. El Libro de Mormón ya se ha traducido de forma parcial o total en 110 idiomas de todo el mundo y ofrece un testimonio espiritual y tangible de la veracidad de la Restauración. ¿Cuándo fue la última vez que leyeron el Libro de Mormón de principio a fin? Léanlo otra vez; incrementará su fe21.

Otra dádiva de Dios que fortalece nuestra fe es la guía de la Primera Presidencia y del Cuórum de los Doce. Hoy sostuvimos a tres nuevos miembros de los Doce y les doy la bienvenida al élder Rasband, al élder Stevenson y al élder Renlund al sagrado grupo del Cuórum de los Doce. Pablo dijo:

“… él [llamó] a… apóstoles; y a… profetas …

“a fin de perfeccionar a los santos …

“hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios …

“para que ya no seamos… llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema… [o por aquellos que] emplean con astucia las artimañas del error”22.

La guía de la Primera Presidencia y de los Doce protege nuestra fe.

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Llamas de fe

Aunque la chispa inicial de su fe sea pequeña, las decisiones justas aumentan la confianza en Dios y su fe se fortalece. Las dificultades de la vida terrenal soplan en su contra y las fuerzas del mal acechan en la oscuridad esperando extinguir su fe; pero al continuar tomando buenas decisiones, confiar en Dios y seguir a Su Hijo, el Señor envía un aumento de luz y conocimiento, y nuestra fe llega a ser firme e inquebrantable. El presidente Thomas S. Monson dijo: “… no teman… El futuro es tan brillante como su fe”23.

Porter, Zane y Max Openshaw

¡La fe de los jóvenes de esta Iglesia es sorprendente!

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La familia Openshaw

El 12 de junio de este año, recibí un correo electrónico en el que se me informaba que el obispo de un barrio en Utah, su esposa y dos de sus hijos habían muerto en un accidente de avión. El obispo Mark Openshaw había despegado de un pequeño aeródromo y piloteado el avión cuando de repente cayó del cielo y se estrelló. El obispo Openshaw, su esposa, Amy, y sus hijos Tanner y Ellie fallecieron en el accidente. Milagrosamente, su hijo Max, de cinco años, que fue lanzado del avión en su asiento, sobrevivió y solo se rompió unos huesos.

Me enteré de que su hijo, el élder Porter Openshaw, estaba sirviendo en la Misión Islas Marshall Majuro, y que su hijo Zane, de 17 años, estaba en Alemania en un intercambio cultural de la escuela.

Llamé al élder Openshaw a la Isla de Navidad. A pesar de estar desconsolado por la muerte repentina de sus padres, hermano y hermana, de inmediato se preocupó por sus dos hermanos menores.

Al final, fueron el élder Openshaw y su hermano Zane quienes decidieron que otras personas podrían ayudar en casa y que Porter debería permanecer en la misión. Sabían que eso era lo que sus padres habrían deseado.

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El élder Porter Openshaw en un bautismo

Cuando hablé con el élder Openshaw, percibí su tristeza pero también el fuego inextinguible de fe. “Tengo confianza”, me dijo él, “y sé sin ninguna duda que veré a mi familia nuevamente… En nuestras tribulaciones siempre hallamos fuerza en… el Señor, Jesucristo… La mano omnipotente de Dios se ha hecho evidente para ayudarnos [a mí] y a mis hermanos en [esta] difícil situación”24.

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Zane Openshaw habla en el funeral

En el funeral conocí por primera vez a Zane. Al contemplar los cuatro ataúdes en la capilla, me maravillé al ver la fe de ese joven de diecisiete años cuando se dirigió a la congregación. “Este día”, dijo él, “estamos reunidos con corazones humildes y el alma desolada para recordar la vida de mi mamá, mi papá, Tanner y Ellie… Juntos hemos conversado, llorado, recordado y sentido la mano de Dios …

“Al día siguiente de que me enterara del accidente, encontré una carta de mi mamá en mi maleta. En ella me escribió lo siguiente: ‘Zane, recuerda quién eres y de dónde vienes. Oraremos por ti y te extrañaremos’”. Zane continuó: “Esas últimas palabras de mi madre no podrían haber sido más oportunas. Sé que ella, junto con Tanner, Ellie y mi papá… oran por [mis hermanos y] por mí. Sé que… oran para que recuerde quién soy… porque yo, al igual que ustedes, soy un hijo de Dios y Él me envió aquí. Testifico [que]… no importa lo solos que nos sintamos, Dios no nos abandona”25.

Mis queridos amigos, su fe no empezó al nacer ni cesará con la muerte. Tener fe es una elección. Fortalezcan su fe y vivan para merecer las palabras de aprobación del Salvador: “… grande es tu fe”. Al hacerlo, les prometo que, mediante la gracia de Jesucristo, su fe, un día, les permitirá estar con sus seres queridos, limpios y puros en la presencia de Dios. En el nombre de Jesucristo. Amén.

Notas

  1. Mateo 15:28.

  2. Mateo 6:30.

  3. Lucas 8:25.

  4. Mateo 8:10.

  5. Hebreos 11:1.

  6. Véase Alma 32:35.

  7. Véase de L. Whitney Clayton, “Elijamos creer”, Liahona, mayo de 2015, págs. 36–38.

  8. Véase Lectures on Faith, 1985, pág. 3.

  9. Véase Efesios 2:8.

  10. 1 Samuel 15:22.

  11. Conversación personal con Aroldo Cavalcante, 29 de agosto de 2015, Salvador, Brasil; también de un correo electrónico con fecha 31 de agosto de 2015. Hay muchos detalles más de la historia de la promesa que Aroldo Cavalcante le hizo a su madre de cuidar de sus hermanos. Durante los años que siguieron a la muerte de su madre, abiertamente se refería a su hermano y hermanas como sus “hijos”. Durante su misión, las cartas y las llamadas que hacía en Navidad y para el Día de la Madre, con frecuencia hablaban de los desafíos que cada miembro de la familia tenía. Después de su misión, con gran sacrificio, Aroldo asumió la responsabilidad económica de la educación de ellos y de la misión de su hermano. Aroldo esperó hasta que sus hermanas y su hermano estuvieran casados para casarse a los 32 años. Siguen siendo una familia muy unida.

  12. Lucas 22:32.

  13. Doctrina y Convenios 8:2.

  14. 1 Corintios 2:11.

  15. Juan 14:16–17.

  16. Véase de Adam Kotter, “Cuando surjan dudas y preguntas”, Liahona, marzo de 2015, págs. 39–41.

  17. El élder Neal A. Maxwell dijo una vez: “Algunas personas insisten en analizar la Iglesia solo a través de los ojos de quienes la abandonaron; es como entrevistar a Judas para comprender a Jesús. Los desertores siempre dicen más sobre ellos mismos que sobre aquello que han abandonado” (“All Hell Is Moved” [Brigham Young University devotional, 8 de noviembre de 1977], pág. 3, speeches.byu.edu).

  18. 1 Corintios 2:14.

  19. “Nunca les dije que era perfecto; pero no hay error en las revelaciones que he enseñado” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, pág. 555).

  20. Véase John W. Welch y Tim Rathbone, “The Translation of the Book of Mormon: Basic Historical Information”, Foundation for Ancient Research and Mormon Studies, 1986.

  21. Un testimonio espiritual del Libro de Mormón es fundamental para la conversión de los Santos de los Últimos Días. Es un testimonio que se debe renovar una y otra vez; si no, los sentimientos espirituales se desvanecen y uno no recuerda más el poder que sintió una vez. “… y el pueblo comenzó a olvidarse de aquellas señales y prodigios que había presenciado, y a asombrarse cada vez menos [del]… prodigio del cielo, de tal modo que comenzaron a endurecer sus corazones, y a cegar sus mentes, y a no creer todo lo que habían visto y oído… y [comenzaron] a creer que la doctrina de Cristo era una cosa insensata y vana” (3 Nefi 2:1–2).

  22. Efesios 4:11–14.

  23. Thomas S. Monson, “Sed de buen ánimo”, Liahona, mayo de 2009, pág. 92.

  24. Correo electrónico personal recibido del élder Porter Openshaw, 23 de agosto de 2015.

  25. Comentarios de Zane Openshaw en el funeral de sus familiares, 22 de junio de 2015.