Llamamientos misionales
1: ¿Cuál es mi objetivo como misionero?


“1: ¿Cuál es mi objetivo como misionero?” Predicad Mi Evangelio: Una guía para el servicio misional, 2018, págs. 1–16

“1 Mi objetivo”, Predicad Mi Evangelio, págs. 1–16

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¿Cuál es mi objetivo como misionero?

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Dan Jones predicando

Dan Jones, uno de los misioneros sobresalientes de esta dispensación, predica el Evangelio en Gales.

© 1993 Clark Kelley Price. Prohibida la reproducción.

Su objetivo

Invitar a las personas a venir a Cristo al ayudarlas a que reciban el Evangelio restaurado mediante la fe en Jesucristo y Su expiación, el arrepentimiento, el bautismo, la recepción del don del Espíritu Santo y el perseverar hasta el fin.

Considere esto

  • ¿Cuál es mi objetivo como misionero?

  • ¿Qué es el evangelio de Jesucristo?

  • ¿Por qué predicamos el Evangelio?

  • ¿Por qué debo enseñar con poder y autoridad?

  • ¿Cuál es el mensaje de la Restauración? ¿Por qué es tan importante?

  • ¿Qué responsabilidad me corresponde en la conversión de otras personas?

  • ¿Cómo sabré si tengo éxito como misionero?

Su mandato de enseñar el evangelio restaurado de Jesucristo

Usted está rodeado de personas. Pasa a un lado de ellas en la calle, las visita en su hogar y viaja entre ellas. Todas ellas son hijos e hijas de Dios, y hermanos y hermanas de usted. Dios las ama a ellas tanto como le ama a usted. Muchas de esas personas están buscando el propósito de la vida. Están preocupadas por su futuro y por su familia, y necesitan ese sentimiento acogedor que se recibe con el conocimiento de que son hijos de Dios y miembros de Su familia eterna. Desean sentirse seguras en un mundo de valores cambiantes. Desean tener “la paz en este mundo, y la vida eterna en el mundo venidero” (Doctrina y Convenios 59:23), pero “no llegan a la verdad solo porque no saben dónde hallarla” (Doctrina y Convenios 123:12).

El evangelio de Jesucristo, que fue restaurado por el Salvador por medio del profeta José Smith, será una bendición para ellos y para sus familias, satisfará sus necesidades espirituales y les ayudará a cumplir sus deseos más profundos. Aunque ellos tal vez no sepan por qué, necesitan sentir alivio de los sentimientos de soledad y de culpa que son resultado del pecado; necesitan experimentar el gozo de la redención que se recibe con el perdón de los pecados y el don del Espíritu Santo.

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El sueño de Lehi

Como representante autorizado de Jesucristo, usted puede enseñar a las personas con poder y autoridad que “la redención viene en el Santo Mesías y por medio de él” y que nadie “puede morar en la presencia de Dios, sino por medio de los méritos, y misericordia, y gracia del Santo Mesías” (2 Nefi 2:6, 8). Al aceptar el Evangelio restaurado de Jesucristo y al recibir las ordenanzas del bautismo y la confirmación mediante la autoridad del sacerdocio, las personas pueden tener la certeza de que “no son ell[a]s desechad[a]s para siempre” (Libro de Mormón, Portada).

Al crecer su propio entendimiento del sacrificio del Salvador, también conocido como la expiación de Jesucristo, aumentará en usted el deseo de compartir el Evangelio. Sentirá, como sintió Lehi, la gran “importancia de dar a conocer estas cosas a los habitantes de la tierra” (2 Nefi 2:8).

Usted ha sido llamado a representar a Jesucristo para ayudar a las personas a ser limpias de sus pecados y a hallar mayor felicidad y gozo; y, para hacerlo, los invita a venir a Jesucristo y a convertirse a Su evangelio restaurado. El presidente Dallin H. Oaks enseñó: “Hemos hablado mucho del resumen inspirado de nuestra obra: ‘Enseñar el arrepentimiento y bautizar conversos’. Pero ¿conversos a qué? A Jesucristo, nuestro Salvador y Redentor, a Su doctrina, a Su evangelio restaurado, a Su autoridad y a Su nombre. La conversión al Señor Jesucristo y Su evangelio debe preceder a la conversión a Su Iglesia y a la condición de miembro en ella… [Procuren] la conversión a Jesucristo y Su evangelio” (“Closing Remarks”, discurso pronunciado en el Seminario para nuevos presidentes de misión, 28 de junio de 2017, pág. 6, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City).

Para venir al Salvador, las personas deben tener en Él la fe que produce el arrepentimiento y hacer los cambios necesarios para que su vida esté en armonía con las enseñanzas de Él. A fin de ayudar a las personas a cultivar esa fe, usted les enseña el Evangelio restaurado por el Espíritu y les invita a comprometerse a vivir de acuerdo con Sus enseñanzas. Cuando cumplen con ese compromiso, se preparan para los convenios del bautismo y la confirmación y el precioso don del Espíritu Santo. Deben despojarse del “hombre natural” y hacerse santos “por la expiación de Cristo el Señor” (Mosíah 3:19).

Actividad: Estudio personal y con el compañero

Al estudiar la visión del árbol de la vida que se encuentra en 1 Nefi 8 y 11, examine la ilustración del árbol de la vida que figura en esta página. En esa visión, el árbol de la vida simboliza el amor de Dios (véase 1 Nefi 11:21–22).

  • ¿Qué deseó Lehi después de haber comido del fruto? (Véase 1 Nefi 8:10–18).

  • En la visión, ¿qué tenían que hacer las personas a fin de poder participar del fruto? ¿Qué debemos hacer a fin de recibir todas las bendiciones de la expiación del Salvador? ¿De qué manera nos ayudan los compromisos y los convenios a participar de esas bendiciones?

  • Como misionero, ¿en qué consiste su deber de ayudar a los demás a encontrar los frutos del Evangelio y a participar de ellos?

El Evangelio bendice a las familias y a las personas en forma individual

El mensaje de la restauración del evangelio de Jesucristo bendice a las familias y a las personas en forma individual. Gracias a la Restauración comprendemos el propósito que Dios tiene para Sus hijos: “El divino plan de felicidad permite que las relaciones familiares se perpetúen más allá del sepulcro. Las ordenanzas y los convenios sagrados disponibles en los santos templos hacen posible que las personas regresen a la presencia de Dios y que las familias sean unidas eternamente” (“La Familia: Una Proclamación para el Mundo”, Liahona, mayo de 2017, pág. 145).

En la tierra, las relaciones familiares pueden ser la fuente de algunos de nuestros gozos más grandes. Satanás está atacando a la familia desde muchos frentes, y demasiadas familias están siendo destruidas por los esfuerzos de él. El mensaje del evangelio restaurado de Jesucristo es que todas las personas son parte de la familia de Dios y que las familias pueden estar unidas ahora y en la eternidad. Al vivir los principios del Evangelio, las familias pueden experimentar paz, gozo, aceptación y un sentido de identidad en esta vida. Por medio de la luz del Evangelio, las familias pueden resolver los malos entendidos, las contenciones y los desafíos. Las familias destrozadas por la discordia pueden sanar mediante el arrepentimiento, el perdón y la fe en el poder de la expiación de Jesucristo. “La felicidad en la vida familiar tiene mayor probabilidad de lograrse cuando se basa en las enseñanzas del Señor Jesucristo. Los matrimonios y las familias que logran tener éxito se establecen y mantienen sobre los principios de la fe, de la oración, del arrepentimiento, del perdón, del respeto, del amor, de la compasión, del trabajo y de las actividades recreativas edificantes” (“La Familia: Una Proclamación para el Mundo”, pág. 145).

Haga un esfuerzo por encontrar y enseñar a familias —un padre, una madre y sus hijos— que puedan apoyarse mutuamente al vivir el Evangelio y que con el tiempo puedan ser selladas como unidad familiar por la autoridad restaurada del sacerdocio.

Cómo enseñar por el Espíritu

Ya que el evangelio de Jesucristo es el “poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” (Romanos 1:16), el mensaje de la restauración del Evangelio se debe enseñar con poder divino, el poder del Espíritu Santo, que es el tercer miembro de la Trinidad. A menudo se le llama el Espíritu, y una de Sus funciones es enseñar y testificar de la verdad. Cuando usted enseñe por ese poder, el Espíritu Santo hará lo siguiente:

  • Le enseñará nuevas verdades y le recordará la doctrina que haya estudiado (véase Juan 14:26).

  • Le dará las palabras que debe decir en el momento preciso en que las necesite (véase Doctrina y Convenios 84:85).

  • Llevará el mensaje de usted al corazón de las personas a las que enseñe (véase 2 Nefi 33:1).

  • Testificará de la veracidad del mensaje de usted y confirmará sus palabras (véase Doctrina y Convenios 100:5–8).

  • Le ayudará a discernir las necesidades de las personas a las que esté enseñando (véase Alma 12:7).

Es esencial contar con el Espíritu para enseñar las verdades del Evangelio de tal manera que se edifique la fe de los demás. Al esforzarse por desarrollar la fe para depender del Espíritu, usted debe hacer lo siguiente:

Usted ha sido apartado para su llamamiento sagrado con la promesa de que recibirá el Espíritu a medida que cumpla con los requisitos establecidos por el Señor. El disfrutar de los dones del Espíritu debe ser uno de sus más caros anhelos.

El poder y la autoridad de su llamamiento

Los misioneros deben salir “mediante el poder de la ordenación con que [han] sido ordenado[s], para proclamar alegres nuevas de gran gozo, sí, el evangelio eterno” (Doctrina y Convenios 79:1).

Como misionero, usted tiene la autoridad para predicar el Evangelio. El presidente Dallin H. Oaks enseñó: “Quienquiera que funcione en un oficio o llamamiento recibido de alguien que posea llaves del sacerdocio, ejerce autoridad del sacerdocio al desempeñar los deberes que se le hayan asignado” (“Las llaves y la autoridad del sacerdocio”, Liahona, mayo de 2014, pág. 51). Al ejercer dicha autoridad dignamente y con actitud de oración, recibirá poder espiritual, el cual es evidencia de la realidad de su llamamiento. No tenga temor ni timidez respecto al cumplimiento de ese mandato. De la misma manera que los hijos de Mosíah, usted ha de enseñar con el poder y la autoridad de Dios (véase Alma 17:2–3). Si posee el sacerdocio, tiene la autoridad para administrar las ordenanzas del mismo.

Cuando usted fue apartado por la autoridad del sacerdocio, recibió el derecho y el privilegio de representar al Señor. Recibió un certificado de identificación ministerial que verifica ante el mundo que usted posee esa autoridad. El presidente Spencer W. Kimball dijo: “El apartamiento puede tomarse en el sentido literal de la palabra; es un apartamiento [o separación] del pecado, de lo carnal; es un apartamiento de todo lo que es grosero, ruin, malicioso, despreciable y vulgar; es ser apartado del mundo hacia un plano más elevado de pensamiento y acción. La bendición se recibe con la condición de un desempeño fiel” (The Teachings of Spencer W. Kimball, editado por Edward L. Kimball, 1982, pág. 478; véase también “La enseñanza: El llamamiento más importante”, 2000, pág. 20).

Junto con la autoridad, usted también tiene la responsabilidad de vivir digno de su llamamiento. Como representante del Señor, usted debe ser “ejemplo de los creyentes” (1 Timoteo 4:12). Esfuércese por vivir de acuerdo con los mandamientos de Dios y por guardar los convenios que hizo en el templo; conozca las Escrituras; sea cortés, puntual y digno de confianza; siga las normas misionales de conducta, de vestimenta y de aseo personal; y ame a las personas con las que sirve y trabaja. Honre con sus hechos el nombre de Cristo.

Además de la autoridad, también debe ejercer poder en su labor. La autoridad que ha recibido puede llevarle a tener poder; de hecho, el poder espiritual es una evidencia de que su autoridad es real. El poder espiritual es un don que hace posible que realice su obra con mayor eficacia.

Al trabajar y al enseñar, deben ser evidentes su poder y su autoridad. El poder se puede manifestar en muchas de las cosas que hace; por ejemplo:

Estudio de las Escrituras

¿Cómo recibe usted poder?

Actividad: Estudio personal y con el compañero

Observe el cuadro de Cristo ordenando a los Apóstoles, y después lea Juan 15:1–16.

¿Por qué es Cristo la viña? ¿Por qué es usted una rama de esa viña? ¿Cómo se relaciona su apartamiento con esa relación con Cristo?

Lea de nuevo su certificado de identificación ministerial. Escriba lo que sienta y piense acerca de lo que leyó. Cada vez que estudie este capítulo, repita ese proceso y observe cómo cambian sus sentimientos con el tiempo.

Estudie Doctrina y Convenios 109:13–15, 21–30, 38–39, 55–57, que son extractos de la inspirada oración dedicatoria que el profeta José Smith ofreció para el Templo de Kirtland. ¿Qué bendiciones pidió José Smith para los fieles?

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Cristo ordena a los Doce Apóstoles

El evangelio de Jesucristo

El evangelio de Jesucristo define tanto el mensaje que usted enseña como su objetivo; o sea, explica lo que es la obra misional y por qué se realiza.

El Libro de Mormón enseña claramente el evangelio de Jesucristo. De acuerdo con el Libro de Mormón, el evangelio de Jesucristo incluye (1) fe en el Señor Jesucristo; (2) arrepentimiento mediante la expiación de Cristo; (3) bautismo por inmersión en el nombre de Cristo; (4) el don del Espíritu Santo; y (5) perseverar hasta el fin (véanse 2 Nefi 31; 3 Nefi 11 y 3 Nefi 27).

También nos enseña lo que debemos creer acerca de Cristo si hemos de tener fe en Él. Por ejemplo, cuando Él presentó Su evangelio al pueblo del Nuevo Mundo, el Salvador dijo: “… vine al mundo a cumplir la voluntad de mi Padre, porque mi Padre me envió. Y mi Padre me envió para que fuese levantado sobre la cruz; y que después de ser levantado sobre la cruz, pudiese atraer a mí mismo a todos los hombres, para que así como he sido levantado por los hombres, así también los hombres sean levantados por el Padre, para comparecer ante mí, para ser juzgados por sus obras, ya fueren buenas o malas” (3 Nefi 27:13–14).

El Salvador agregó: “En verdad, en verdad os digo que este es mi evangelio; y vosotros sabéis las cosas que debéis hacer en mi iglesia; pues las obras que me habéis visto hacer, esas también las haréis; porque aquello que me habéis visto hacer, eso haréis vosotros” (3 Nefi 27:21).

Además, el Libro de Mormón brinda perspectivas en cuanto al tipo de cosas que debemos hacer si hemos de perseverar hasta el fin, incluso las ordenanzas de la investidura y el sellamiento del templo, la oración, el ayuno, el estudio de las Escrituras, seguir el ejemplo del Salvador y obtener atributos semejantes a los de Cristo. En ese contexto, el Libro de Mormón enseña que podemos llegar a ser “santo[s] por la expiación de Cristo el Señor” (Mosíah 3:19).

Un objetivo del evangelio de Jesucristo es purificar del pecado a las personas para que reciban Su misericordia en el día del juicio; por lo tanto, el objetivo de este libro y —lo que es más importante, de la obra que usted realiza cada día—, es invitar a las personas a venir a Cristo al ayudarlas a que reciban el Evangelio restaurado mediante la fe en Jesucristo y Su expiación, el arrepentimiento, el bautismo, la recepción del Espíritu Santo y el perseverar hasta el fin.

Las personas y las familias comienzan a seguir a Cristo cuando ejercen fe en Él y se arrepienten de sus pecados. Esa fe se desarrolla a medida que siguen el ejemplo del Salvador al humillarse, al procurar la voluntad de Dios y al obedecer los mandamientos de Dios (véanse 2 Nefi 31:6–7; 3 Nefi 27:13–14). Reciben una remisión de los pecados mediante el bautismo y la recepción del don del Espíritu Santo de alguien que tiene la autoridad de Dios para realizar esas ordenanzas. Entonces perseveran hasta el fin, o, en otras palabras, durante el transcurso de su vida continúan ejerciendo la fe en Jesucristo, arrepintiéndose y renovando los convenios que han hecho. Estos no son pasos que se dan una sola vez, sino que al repetirlos en el transcurso de la vida, esos principios se convierten en un modelo de vida que brinda cada vez más recompensas. De hecho, es la única forma de vida que brinda una conciencia tranquila y permite a los hijos de nuestro Padre Celestial regresar a vivir en Su presencia.

La obediencia a Jesucristo es un compromiso de toda la vida. Al ejercer la fe, arrepentirnos, bautizarnos y comprometernos a servir a Cristo, y después recibir el Espíritu Santo, podemos ser sanados y experimentar el perdón de los pecados y la conversión completa al Salvador y a Su Evangelio.

La doctrina de Cristo puede cambiar lo que las personas creen y la forma en que viven; también guía el modo en que usted trabaja y hace que su labor tenga un enfoque. Para ayudar a las personas a obtener la fe en Jesucristo para arrepentimiento, enséñeles y testifíqueles que la plenitud de Su evangelio y la autoridad del sacerdocio han sido restauradas, e invítelas a vivir de acuerdo con Sus enseñanzas.

Estudio de las Escrituras

¿Cuáles son la doctrina y los principios del evangelio de Cristo que se encuentran en estos versículos?

El mensaje de la Restauración: El fundamento de la fe

No importa en dónde sirva ni a quién enseñe, centre su enseñanza en la restauración del evangelio de Jesucristo. “El Señor les bendecirá al enseñar el mensaje de la Restauración a un mundo que desesperadamente necesita el evangelio de Jesucristo” (“Declaración en cuanto a la obra misional”, carta de la Primera Presidencia, 11 de diciembre de 2002). Al estudiar la doctrina de las lecciones misionales, llegará a comprender que tenemos un solo mensaje: Por conducto de un profeta moderno, Dios ha restaurado conocimiento en cuanto al Plan de Salvación, el cual se centra en la expiación de Jesucristo y se cumple al vivir los principios y ordenanzas del Evangelio.

Asegúrese de que todas las personas a las que usted enseñe entiendan claramente lo siguiente:

  • Dios es literalmente nuestro Padre Celestial. Él nos ama. Toda persona sobre la tierra es hijo de Dios y miembro de la familia de Dios. Jesucristo, el Hijo de Dios, es nuestro Salvador y Redentor.

  • En el transcurso de la historia bíblica, con el fin de ayudar a Sus hijos, nuestro amoroso Padre Celestial reveló Su Evangelio a los profetas. Tristemente, muchas personas rechazaron ese Evangelio; incluso algunos de los que lo aceptaron cambiaron la doctrina y las ordenanzas y cayeron en la incredulidad y la apostasía.

  • Nuestro Padre Celestial envió a Su amado Hijo Jesucristo a la tierra. El Salvador llevó a cabo milagros, enseñó Su evangelio, llevó a cabo la Expiación y fue resucitado.

  • Comenzando con la Primera Visión, Dios de nuevo ha extendido Su mano amorosa a Sus hijos. Restauró el evangelio de Jesucristo y Su autoridad del sacerdocio y organizó Su Iglesia sobre la tierra por medio del profeta José Smith.

  • Gracias a la resurrección del Salvador, todas las personas resucitarán y serán salvas (ganarán la salvación) de la muerte física. Ese es un don incondicional.

  • Las personas también pueden ser salvas (ganar la salvación) de la muerte espiritual personal mediante la expiación de Jesucristo, por medio de su fe en Él, al vivir en obediencia a las leyes y ordenanzas del Evangelio, y al servirle.

  • Además de ganar la salvación, también podemos hacernos merecedores de la exaltación al ser fieles a los convenios que hayamos hecho con Dios en el santo templo (véase 2 Nefi 31:14–20).

  • El Libro de Mormón es evidencia convincente del Evangelio restaurado.

A medida que ayude a quienes enseña a ver la estructura de la Apostasía y la Restauración, ellos estarán preparados para comprender la gran necesidad de la Restauración en los últimos días; verán la necesidad de aceptar el Evangelio restaurado, de recibir las ordenanzas de salvación mediante la autoridad del sacerdocio restaurado y de seguir la senda que conduce a la vida eterna. Ayude a las personas a reconocer que la Iglesia no es tan solo otra religión, ni es una iglesia americana, sino una restauración de la “plenitud [del] evangelio” (Doctrina y Convenios 1:23), el mismo que se reveló y se enseñó desde el principio.

El Libro de Mormón: Otro Testamento de Jesucristo es evidencia convincente de que José Smith fue un profeta y de que el evangelio de Jesucristo ha sido restaurado. Es la piedra clave de nuestra religión, el recurso más potente para enseñar este mensaje. Entre algunas de las verdades importantes restauradas por conducto de José Smith se incluyen el conocimiento de que Dios es nuestro Padre y de que nosotros somos Sus hijos espirituales, de que vivimos con Él antes de nacer y de que las familias pueden ser exaltadas y vivir juntas para siempre en la presencia de Dios mediante la expiación de Cristo y al obedecer las leyes y ordenanzas del Evangelio.

El Libro de Mormón es evidencia del amor de Dios por Sus hijos; testifica de Jesucristo y de Su divino llamamiento como Salvador del mundo, y demuestra que Dios habla con Sus hijos. Al enseñar y testificar, invite a las personas a leer el Libro de Mormón y a orar en cuanto a su mensaje. Cada una de las personas a las que usted enseñe debe decidir si aceptará o no el Libro de Mormón como revelación de Dios.

Confíe en la maravillosa promesa que se encuentra en Moroni 10:3–5. Haga todo lo posible por persuadir a las personas a leer el libro, ayudarlas a entenderlo y motivarlas a preguntarle a Dios con sinceridad si es verdadero. El testimonio del Espíritu Santo se convierte en la piedra angular de la fe de esas personas de que Cristo ha restaurado Su Iglesia. Ayude a las personas a las que enseñe a recibir esa confirmación espiritual.

Estudio de las Escrituras

¿Cómo debe utilizar el Libro de Mormón en la obra misional?

Actividad: Estudio personal

Haga de cuenta que va a escribir un párrafo acerca del mensaje de la Restauración para publicar en las redes sociales o en un periódico local. En su diario de estudio, escriba un título que describa el mensaje central y después anote sus pensamientos y sentimientos en cuanto a ese mensaje, incluso la forma en que el comprenderlo mejor ha cambiado su manera de vivir y su perspectiva del mundo que le rodea.

Ayudar a los demás a hacer compromisos: La puerta a la fe y el arrepentimiento

Ayude a las personas a cumplir con los requisitos para el bautismo y la confirmación; para ello, enséñeles la verdadera doctrina e invítelas a arrepentirse y a cambiar su vida al hacer y guardar compromisos que edifiquen su fe en Jesucristo. Esos compromisos preparan a las personas para hacer y guardar convenios sagrados.

El élder Jeffrey R. Holland enseñó: “Cuando [alguien] les diga que él o ella no ha leído ni ha orado acerca del Libro de Mormón, lo primero que harán es ¡quedar destrozados!… Muchas veces no le damos demasiada importancia a todo esto. Estamos hablando de la vida eterna, de la salvación de los hijos de Dios. La eternidad está en juego… Resulta que este sendero es el más importante que jamás recorrerá [la persona]. Pero si él o ella no lo sabe, ¡por lo menos ustedes sí lo saben!… Así que tomen control de la situación. Enseñen con poder y autoridad, y después siéntanse desechos si no se toman con éxito los primeros pasos hacia el guardar los mandamientos y los convenios” (“Making and Keeping Covenants”, transmisión misional vía satélite, abril de 1997).

Al enseñar a las personas a entender la restauración de la plenitud del Evangelio, usted “[declara] el arrepentimiento” (Doctrina y Convenios 15:6), el cual representa un cambio de corazón y el deseo de abandonar el pecado y servir a Dios. Tiene que ver con ceder humildemente al Espíritu y entregarse a la voluntad de Dios. Requiere que sea más fuerte aún la dedicación de las personas de vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. El arrepentimiento requiere un cambio sincero y duradero de pensamientos, deseos, hábitos y hechos. Es una experiencia positiva que produce gozo y paz. Sea audaz y amoroso al ayudar a las personas a comprender lo que deben hacer a fin de arrepentirse. Al invitar a las personas a hacer compromisos, usted puede alzar eficazmente una voz de amonestación y también de esperanza.

Estudio de las Escrituras

¿Qué enseñan estos pasajes de las Escrituras acerca de declarar el arrepentimiento?

El bautismo y la confirmación

Es fundamental para su objetivo como misionero el que bautice y confirme a las personas a las que enseña. El bautismo es para la remisión de los pecados, y el don del Espíritu Santo brinda muchas bendiciones a los que viven dignos de Él. Mediante esas ordenanzas, las personas entran por la puerta y continúan por el sendero que conduce a la vida eterna y la exaltación. El presidente Dallin H. Oaks dijo: “No predicamos y enseñamos con el fin de ‘traer gente a la Iglesia’ ni para aumentar el número de miembros de la Iglesia. No predicamos y enseñamos solo para persuadir a las personas a vivir vidas mejores… Invitamos a todos a venir a Cristo mediante el arrepentimiento, el bautismo y la confirmación a fin de abrir las puertas del Reino Celestial a los hijos y a las hijas de Dios. Nadie más puede hacerlo” (“The Purpose of Missionary Work”, transmisión misional vía satélite, abril de 1995).

Al enseñar el evangelio restaurado de Jesucristo, ayude a las personas a entender la naturaleza sagrada y la necesidad tanto del bautismo por agua como por el Espíritu y de la confirmación como miembros de la Iglesia. Ayúdelas a comprender que recibir el don del Espíritu Santo es una gran bendición en esta vida y una clave para su salvación. El Espíritu Santo les “enseñará todas las cosas” (Juan 14:26). El presidente Boyd K. Packer enseñó: “Cuando estén enseñando a [las personas] y preparándolas para el bautismo por agua, deben pensar también en el don del Espíritu Santo, o sea, el bautismo por fuego. Piensen en las dos cosas como una sola. Primero se recibe el bautismo por agua y después el bautismo por fuego” (“The Gift of the Holy Ghost: What Every Missionary Should Know—and Every Member As Well”, discurso pronunciado en el Seminario para nuevos presidentes de misión, junio de 2003). El profeta José Smith enseñó: “El bautismo de agua no es sino medio bautismo, y no vale nada sin la otra mitad, es decir el bautismo del Espíritu Santo” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, pág. 100).

Ayude a las personas a las que enseñe a entender que a fin de ser dignas del bautismo, de la confirmación y de recibir el Espíritu Santo deben cumplir con las condiciones indicadas en Doctrina y Convenios 20:37.

Doctrina y Convenios 20:37 Requisitos para el bautismo

  • Humillarse ante Dios.

  • Deseo de ser bautizado(a).

  • Venir con corazones quebrantados y con espíritus contritos.

  • Arrepentirse de todos sus pecados.

  • Estar dispuestos a tomar sobre sí el nombre de Jesucristo.

  • Tener la determinación de servir a Cristo hasta el fin.

  • Manifestar por medio de sus obras que han recibido el Espíritu de Cristo para la remisión de sus pecados.

Después de ser bautizados, los conversos dignos son confirmados miembros de la Iglesia y se les confiere el don del Espíritu Santo. Dicha confirmación ocurre bajo la dirección del obispo o del presidente de rama en una reunión sacramental poco después del bautismo. Aunque hay una breve separación entre las dos ordenanzas, la confirmación complementa y completa el bautismo.

Estudio de las Escrituras

¿Por qué es el don del Espíritu Santo uno de los máximos dones que podemos recibir?

¿Por qué deben los conversos desear el don del Espíritu Santo?

Actividad: Estudio con el compañero

Estudie los pasajes de las Escrituras que figuran a continuación y haga una lista de los requisitos y del convenio del bautismo. Analice con su compañero cómo enseñarán esos requisitos a otras personas.

El establecimiento de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Después de que las personas hayan sido bautizadas y confirmadas miembros de la Iglesia, continúe trabajando con los líderes y los miembros del barrio para ayudar a esos nuevos conversos a adaptarse a su nueva vida y a continuar su desarrollo espiritual. La Iglesia se establece a medida que las personas que tienen un testimonio son bautizadas y confirmadas y luego se preparan activamente para ir al templo y ayudan a fortalecer el barrio o la rama.

Los conversos que tengan amistades que sean miembros, que reciban una responsabilidad y sean nutridos por la palabra de Dios, crecerán en testimonio y fe. Los misioneros, los líderes locales y los miembros de la Iglesia no deben abandonar su responsabilidad de nutrir espiritualmente y fortalecer a los miembros nuevos.

Andar haciendo bienes

Durante Su ministerio terrenal, el Salvador “tom[ó] forma de siervo” (Filipenses 2:7). “Anduvo haciendo bienes” (Hechos 10:38) y “predicando el evangelio” (Mateo 4:23). Al seguir el ejemplo de Él, encontrará personas a quien servir y que le recibirán.

Por medio del servicio, usted cumple los dos grandes mandamientos de amar a Dios y a su prójimo (véase Mateo 22:36–40). A través del servicio, usted y las personas que estén preparadas para el Evangelio restaurado también pueden unirse de una manera poderosa e inspiradora. Las buenas obras que usted realice ayudarán a algunas personas a reconocer que es usted un siervo de Dios y es posible que ello lleve a oportunidades de enseñar el Evangelio restaurado. Sin embargo, el servicio cristiano debe ofrecerse como expresión sincera de amor por aquellos que le rodean, sin la expectativa de que las personas escuchen un mensaje del Evangelio o acepten una visita para enseñarles.

Antes de la misión, la experiencia de muchos misioneros con el servicio fue participar en “proyectos de servicio” planificados, tales como ayudar a alguien a mudarse, limpiar un centro de reuniones local o ayudar a alguien en el jardín. Como misionero, usted brindará un servicio planificado cada semana (si desea más información vea el Manual misional). Bajo la dirección de su presidente de misión, usted puede encontrar oportunidades de prestar servicio en la comunidad a través de JustServe (en los lugares donde está aprobado), la labor humanitaria de la Iglesia o por medio del programa Manos Mormonas que Ayudan de la Iglesia (donde se aplica).

El tipo de servicio que se describe en esta sección se centra en oportunidades no planificadas e implica escuchar al Espíritu para reconocer las oportunidades de ofrecer pequeños actos de bondad a los hijos de Dios. Ore y esté pendiente todos los días de las oportunidades de hacer el bien.

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Cristo sanando

Pautas

Al hacer el bien, recuerde seguir las siguientes pautas:

  • Permanezca al lado de su compañero.

  • Conserve la naturaleza sagrada de su llamamiento.

  • Obedezca las reglas misionales, y no done ni use su dinero.

  • Véanse en el Manual misional las pautas referentes al servicio semanal a la comunidad.

Estudio de las Escrituras

¿Qué función desempeñó el servicio en la vida del Salvador?

¿Qué función desempeñó el servicio en las misiones de Ammón y de Aarón?

¿Qué le pide el Señor que haga?

Un misionero de éxito

El éxito que tenga como misionero dependerá principalmente de su dedicación a encontrar, enseñar, bautizar y confirmar a las personas y ayudarlas a llegar a ser miembros fieles de la Iglesia que disfruten de la presencia del Espíritu Santo.

Evite compararse con otros misioneros y medir los resultados externos de sus esfuerzos basándose en los de ellos. Recuerde que las personas tienen albedrío para escoger si aceptarán o no el mensaje que usted enseñe. La responsabilidad que usted tiene es enseñar con claridad y poder a fin de que puedan tomar una decisión bien fundada. Es posible que algunos no acepten el mensaje aunque hayan recibido un testimonio espiritual de que es verdadero. Usted sentirá tristeza porque les ama y desea su salvación; no obstante, no debe desanimarse, ya que el desánimo debilitará su fe. Si se disminuyen sus expectativas, disminuirá también su eficacia, debilitará su deseo y se le dificultará más seguir el Espíritu.

Usted sabrá que ha tenido éxito como misionero cuando ocurra lo siguiente:

  • Siente que el Espíritu testifica a las personas por medio de usted.

  • Ama a las personas y desea su salvación.

  • Obedece con exactitud.

  • Vive de tal manera que pueda recibir el Espíritu y saber cómo seguirlo; Él le indicará a dónde ir, qué hacer y qué decir.

  • Cultiva atributos semejantes a los de Cristo.

  • Trabaja eficazmente todos los días, se esfuerza al máximo por llevar almas a Cristo y trata sinceramente de aprender y de mejorar.

  • Ayuda a establecer y fortalecer la Iglesia (la estaca y el barrio) dondequiera que se le asigne trabajar.

  • Advierte a las personas de las consecuencias del pecado. Las invita a hacer compromisos y a cumplirlos.

  • Enseña y sirve a los demás misioneros.

  • Hace el bien y sirve a la gente en todo momento, ya sea que acepten o no su mensaje.

Cuando se haya esforzado al máximo, es posible que aún así experimente desilusiones, pero no estará desilusionado con usted mismo. Puede estar seguro de que el Señor está complacido cuando usted sienta que el Espíritu trabaja por medio de usted.

Estudio de las Escrituras

¿Qué piensan los siervos del Señor acerca de la obra? ¿Cómo influyen los siervos del Señor en las personas a las que sirven?

Actividad: Estudio personal

  • Lea Helamán 10:1–5 y 3 Nefi 7:17–18. ¿Qué pensaba el Señor de estos misioneros y del servicio que dieron?

  • Piense en los esfuerzos misionales de Abinadí y de Ammón (véanse Mosíah 11–18; Alma 17–20, 23–24). ¿Por qué tuvieron éxito ambos misioneros aun cuando los resultados inmediatos de sus esfuerzos fueron diferentes?

  • Escriba en su diario de estudio lo que aprenda.

Recuerde esto

  • Su objetivo es invitar a las personas a venir a Cristo al ayudarlas a que reciban el Evangelio restaurado mediante la fe en Jesucristo y Su Expiación, el arrepentimiento, el bautismo, la recepción del don del Espíritu Santo y el perseverar hasta el fin.

  • El evangelio restaurado de Jesucristo es la única manera mediante la cual podemos encontrar la felicidad eterna.

  • Su llamamiento le da autoridad; el guardar los convenios le da poder.

  • La plenitud del evangelio de Jesucristo se restauró por medio del profeta José Smith. El Libro de Mormón es evidencia de que José Smith fue un profeta.

  • Usted ayuda a las personas a vivir el Evangelio cuando las invita a hacer compromisos y a cumplirlos.

  • Usted demuestra amor por el Señor y gratitud por Su expiación al llevar almas a Él.

  • Usted tiene éxito cuando es obediente, vive con rectitud y hace todo lo posible por ayudar a los demás a vivir el Evangelio.

La obra misional

A continuación figuran afirmaciones hechas por algunos de los Presidentes de la Iglesia de esta dispensación.

Presidente José Smith (1830–1844)

“Después de todo lo que se ha dicho, el mayor y más importante deber es predicar el Evangelio” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, pág. 350).

Presidente George Albert Smith (1945–1951)

“Obtendremos nuestra exaltación en el Reino Celestial solo con la condición de que compartamos con los demás hijos de nuestro Padre las bendiciones del evangelio de Jesucristo y guardemos los mandamientos que enriquecerán nuestra vida ahora y en el más allá” (Sharing the Gospel with Others, pág. 190).

Presidente David O. McKay (1951–1970)

“Todo miembro un misionero” (citado por el élder Robert C. Oaks en “El dar a conocer el Evangelio”, Liahona, enero de 2001, pág. 95).

“El verdadero cristianismo es el amor en acción. No existe mejor manera de manifestar el amor a Dios que demostrar un amor desinteresado por nuestros semejantes. Ese es el espíritu de la obra misional” (Gospel Ideals, 1954, pág. 129).

Presidente Ezra Taft Benson (1985–1994)

“Dios nos ha mandado llevar este Evangelio a todo el mundo; esa es la causa que debe unirnos en la actualidad. Solo el Evangelio salvará al mundo de la calamidad de su autodestrucción. Solo el Evangelio unirá a los hombres de todas las razas y nacionalidades en paz. El Evangelio es lo único que dará gozo, felicidad y salvación a la familia humana” (The Teachings of Ezra Taft Benson, 1988, pág. 167).

Presidente Howard W. Hunter (1994–1995)

“¿Qué tiene que ver la expiación [de Jesucristo] con la obra misional? Cada vez que experimentamos las bendiciones de la expiación [del Salvador] en nuestra vida, no podemos evitar sentir preocupación por el bienestar de [los demás]… Un gran indicador de nuestra conversión personal es el deseo que tengamos de compartir el Evangelio con los demás” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Howard W. Hunter, 2015, págs. 132, 133).

Presidente Gordon B. Hinckley (1995–2008)

“Estamos aquí para ayudar a nuestro Padre en Su obra y en Su gloria, que es ‘llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre’ (Moisés 1:39). La obligación de ustedes es tan seria en su esfera de responsabilidad como lo es la mía en mi esfera de responsabilidad” (“Esta es la obra del Maestro”, Liahona, julio de 1995, págs. 80–81).

“Cultivemos en el corazón de cada miembro de la Iglesia el reconocimiento de su propio potencial para traer a otros al conocimiento de la verdad. Ponga todo miembro manos a la obra. Todo miembro debe orar con gran sinceridad al respecto” (“Apacienta mis ovejas”, Liahona, julio de 1999, pág. 120).

Presidente Thomas S. Monson (2008–2018)

“Recuerden que esta obra no es de ustedes ni mía solamente; es la obra del Señor y, cuando estamos al servicio del Señor, tenemos derecho de recibir Su ayuda. Recuerden que Él fortalecerá nuestros hombros para que soporten la carga que se coloque sobre ellos” (véase “Aprendamos, hagamos, seamos”, Liahona, noviembre de 2008, pág. 62).

Presidente Russell M. Nelson (2018–presente)

“El mensaje del Señor es para todos. Esta es una obra mundial… El mensaje es el de invitar a todos los hijos de Dios en ambos lados del velo a venir a su Salvador y a disfrutar de las bendiciones del templo, a tener un gozo duradero y a hacerse merecedores de la vida eterna, lo cual brindará esperanza y ayuda, y elevará a todas las personas” (“President Nelson Bolsters Faith from London, First Stop on Global Tour”, Church News, 13 de abril de 2018, lds.org/church/news/president-nelson-bolsters-faith-from-london-first-stop-on-global-tour).

Ideas para el estudio y la práctica

Estudio personal

  • Prepare un discurso de dos minutos sobre el tema de una de las preguntas que se encuentran al principio de este capítulo. Esté preparado para dar el discurso a su compañero o a otros misioneros en un consejo de distrito.

  • Pida a algunos conversos recientes que le relaten la historia de su conversión. ¿Qué les ayudó a obtener “fe para arrepentimiento” (Alma 34:17)? ¿Por qué decidieron ser bautizados y confirmados? ¿Cuál fue su experiencia al llegar a ser nuevos miembros de la Iglesia? ¿Cómo pudieron haberles servido mejor los misioneros?

  • Considere lo que significa alzar la voz de amonestación (véanse Jacob 3:12; Doctrina y Convenios 1:4; 38:41; 63:57–58; 88:81; 112:5; Ezequiel 3:17–21; 33:1–12). Escriba con sus propias palabras lo que esto significa y cómo puede usted hacerlo.

  • Lea Mormón 8 y Moroni 1 y 10 y, mientras lee, pregúntese: “¿Qué esperanza tenía Moroni para nuestra época? ¿Qué quería que hiciéramos con el Libro de Mormón? ¿Qué le diría yo a Moroni si tuviera la oportunidad de hablar con él?”. Escriba sus pensamientos en su diario de estudio.

  • Considere los acontecimientos de su vida que hayan fortalecido su testimonio de José Smith y de la Restauración, y después escriba una respuesta a esta pregunta: ¿Qué le ha permitido saber que nuestro Padre Celestial y Jesucristo se aparecieron a José Smith?

Estudio con el compañero

  • Compartan entre sí sus respuestas a las preguntas de la sección “Considere esto” que se encuentra al principio de este capítulo.

  • Compartan entre sí las esperanzas y los deseos que tenían para su misión cuando recibieron el llamamiento misional. ¿Hasta qué grado lo que han experimentado hasta ahora satisface sus expectativas? ¿Qué pueden hacer para que esas expectativas se cumplan más plenamente?

  • Lean y analicen el tema “Ministrar, ministro” en la Guía para el Estudio de las Escrituras.

  • Escojan a una de las siguientes personas que fueron grandes misioneros, y lean las referencias indicadas. Al leer, analicen la forma en que ese misionero (1) entendió su llamamiento y se comprometió a dedicarse a él, (2) demostró su actitud hacia la obra y el deseo que tenía de llevarla a cabo y (3) ayudó a otras personas a aceptar el Evangelio.

  • Escojan dos himnos del himnario bajo el tema “Restauración del Evangelio” (véase la pág. 283). Lean o canten los himnos y analicen el significado de la letra.

  • Lean juntos los temas “Fe”, “Arrepentimiento, arrepentirse”, “Bautismo, bautizar” y “Espíritu Santo” en la Guía para el Estudio de las Escrituras. Lean y analicen todas las referencias de las Escrituras bajo cada tema.

  • Lean juntos el tema “Dispensaciones” en la Guía para el Estudio de las Escrituras. Lean y analicen también Doctrina y Convenios 136:37.

Consejo de distrito, conferencia de zona y consejo de líderes de la misión

  • Invite a dos o tres conversos recientes a compartir las experiencias que resultaron en su conversión. ¿Qué pensaron de los misioneros?, ¿de lo que les enseñaron?, ¿y de cumplir con los compromisos? ¿Qué fue lo que ejerció la más grande influencia en su conversión?

  • Invite a un líder del sacerdocio a hablar a los misioneros acerca de las oportunidades y dificultades de edificar la Iglesia en su localidad.

  • Lean Alma 18 y analicen estas preguntas: ¿Cuáles eran los sentimientos de Lamoni al principio del relato? ¿Cómo cambiaron esos sentimientos? ¿Qué sentimientos debe tener una persona a fin de recibir las bendiciones del Evangelio? Lean Alma 34:15–16 y compárenlo con el relato de Lamoni. ¿Por qué la expiación de Cristo nos permite obtener misericordia?

  • Analicen lo que significa tener éxito como misionero. Pida a los misioneros que den algunos ejemplos específicos del éxito.

  • Divida a los misioneros en tres grupos: a un grupo asígnele que lea Hechos 2:36–38 (Pedro), a otro Hechos 16:25–33 (Pablo) y al último Mosíah 18:8–11 (Alma). Pida a cada uno de los grupos que conteste la pregunta: “¿Qué hizo ese misionero para ayudar a los demás a incrementar su fe en Cristo, arrepentirse y recibir el bautismo y la confirmación?”. Analicen lo que aprendan los misioneros de esos relatos que les podría servir para ejercer la fe al invitar a las personas a arrepentirse, a ser bautizadas y a recibir el don del Espíritu Santo.

  • Varios días antes de la reunión, asigne a varios misioneros que mediten en algunas preguntas de la sección “Considere esto” que se encuentra al principio del capítulo. Pida a cada uno de ellos que prepare un discurso de dos a tres minutos sobre la pregunta asignada. Durante el consejo de distrito o la conferencia de zona, permita que los misioneros den sus discursos y, a continuación, analicen lo que hayan aprendido y cómo pueden usarlo en la obra misional.

  • Divida a los misioneros en cuatro grupos. Pida a cada grupo que haga una lista de todas las verdades, convenios y ordenanzas que puedan recordar y que fueron restaurados y revelados por medio del profeta José Smith. Pida a cada uno de los grupos que comparta sus resultados. Invite a los misioneros a expresar la influencia que haya tenido en su vida alguna de las verdades reveladas mediante la Restauración.

Presidente de misión, su compañera y los consejeros de él

  • Durante las entrevistas o en una conversación, periódicamente pida a los misioneros que le expresen:

    • Su testimonio de Jesucristo.

    • Su testimonio del Evangelio restaurado y la misión de José Smith.

    • Su testimonio del Libro de Mormón.

    • Sus pensamientos en cuanto a su objetivo como misioneros.

  • Pida a los misioneros que escriban en su diario de estudio lo que piensan que es el objetivo de su misión. Durante una entrevista o en una conversación, pídales que compartan con usted lo que hayan escrito.

  • Envíe una carta de felicitación a los nuevos miembros.