En ocasiones tengo dificultad para sentir el Espíritu porque me siento apático. ¿Significa que estoy haciendo algo incorrecto y que he perdido el Espíritu?

La incapacidad de sentir el Espíritu o la sensación general de apatía o indiferencia suelen ser síntomas de una salud mental deficiente. Dios no le ha abandonado; considere la posibilidad de que el Espíritu quizá se esté comunicando con usted de una manera diferente a las que haya sentido antes. Cuando tenga dificultades para sentir el Espíritu o incluso para percibir otros sentimientos en general, trate de combinar estas sugerencias con la oración, según le resulte posible:

• Consulte a otras personas. Haga todos los esfuerzos posibles por hablar con su familia, el obispo o un profesional de salud mental. Ponga en práctica concienzudamente las recomendaciones útiles.

• Recuerde lo que ya sabe. Busque en algún diario personal alguna entrada que describa alguna experiencia espiritual, o bien hable con alguien de su confianza. Pida a dicha persona que le recuerde sus puntos fuertes, experiencias espirituales y testimonios que usted haya compartido con ella anteriormente.

• Llene de luz su casa. Encienda las luces o siéntese a la luz del sol. Escuche música edificante, discursos de conferencias generales, contemple obras de arte o lea las Escrituras u otros libros buenos. Haga de su hogar un sitio de paz en el que el Espíritu pueda morar.

• Autoexamínese. Evalúe si ahora sí siente algo. Si se siente apático o distante, hable con un amigo, un familiar o un líder de la Iglesia en quien confíe, o bien procure ayuda profesional.