Honradez


Al revelar los Diez Mandamientos, el Señor declaró: “No hurtarás. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio”. El Artículo de Fe número trece de la Iglesia declara: “Creemos en ser honrados”. Ser honrado significa ser sincero, veraz y sin engaño en todo momento.

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La honradez en todo sentido nos hará disfrutar de paz interior y nos permitirá conservar el respeto por nosotros mismos. De ese modo fortalecemos nuestro carácter, lo cual nos permitirá servir a Dios y a nuestros semejantes. Además, seremos dignos de confianza ante los ojos de Dios y de los que nos rodean.

Por otra parte, si somos deshonestos en nuestras palabras o acciones, nos perjudicamos a nosotros mismos y también a los demás. Si mentimos, robamos, engañamos, o no hacemos todo lo que se nos requiera en el trabajo a fin de merecer nuestro sueldo, perderemos el respeto por nosotros mismos, perderemos la guía del Espíritu Santo y tal vez descubramos que hemos dañado nuestras relaciones con los miembros de nuestra familia y amigos, y que las personas ya no confían en nosotros.

El ser honrados a menudo requiere valor y sacrificio, especialmente cuando otras personas traten de persuadirnos a justificar una conducta deshonesta. Si nos encontramos en una situación así, recordemos que la paz duradera que deriva del ser honrados es más valiosa que el alivio momentáneo de dejarse llevar por la corriente.

―Véase Leales a la fe, 2004, págs. 102–103

Referencias de las Escrituras

Éxodo 20:16
 
2 Nefi 9:34
 
Doctrina y Convenios 97:8
 

Materiales adicionales para el estudio

  • “La honradez y la integridad” Sacerdocio Aarónico—Manual 2, Lección 49

  • “La honradez” Mujeres Jóvenes, Manual 2, Lección 36

  • “El ser honrados” Deberes y bendiciones del sacerdocio, Parte B, Lección 31

  • “Para evitar la deshonestidad” Mujeres Jóvenes, Manual 3, Lección 34

  • “La honradez” Sacerdocio Aarónico—Manual 3, Lección 47

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