El amor es un sentimiento de profunda devoción, interés y afecto. La muestra más grande del amor de Dios por Sus hijos se encuentra en la infinita expiación de Jesucristo. El amor por Dios y por los semejantes es una característica de los discípulos de Jesucristo.

¿Ha reconocido el amor de Dios en su vida?

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Al guardar Sus mandamientos y al servir a Sus hijos, manifestamos nuestro amor por nuestro Padre Celestial. Como parte de nuestras expresiones de amor por los demás, podemos ser bondadosos, escucharlos, llorar con ellos, consolarlos, prestarles servicio, orar por su bienestar, darles a conocer el Evangelio y ser sus amigos.

Nuestro amor por los que nos rodean aumenta cuando recordamos que todos somos hijos de Dios, que todos somos hermanos y hermanas espirituales. El amor que deriva de esa comprensión tiene el poder de trascender todas las fronteras entre naciones, credos y color.

Véase también Caridad; Misericordia; Obediencia; Servicio

—Véase Leales a la fe, 2004, pág. 17

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