Cómo el matrimonio puede cambiar su vida


Brent A. Barlow, “Un firme cimiento para el matrimonio”, Liahona, junio de 2003

Toda persona y toda pareja puede hallar un consejo firme en Helamán 5:12 para la edificación de un matrimonio duradero.

Irene Eubanks, “Antepuse mi matrimonio a mi orgullo”, Liahona, enero de 2008

Como cualquier otra pareja, mi esposo y yo hemos tenido discusiones durante nuestro matrimonio, pero hay una que aún recuerdo con claridad. Ya no recuerdo la razón por la que discutimos, pero terminamos por no hablarnos y recuerdo haber sentido que todo era culpa de mi marido y parecerme que yo no había hecho absolutamente nada por lo que tuviera que disculparme.

“Para el fortalecimiento de la familia: La solemne responsabilidad de amarse y cuidarse”, Liahona, julio de 2005

La felicidad en el matrimonio no estriba tanto en que haya mucho romanticismo sino en que haya un gran interés en la comodidad y en el bienestar del cónyuge.

“El nutrir un amor que perdura”, Liahona, mayo de 2000

El presidente David O. McKay observó que demasiadas parejas contraen “matrimonio considerando la ceremonia como el final del cortejo, en vez del comienzo de un noviazgo eterno… El amor puede morir de inanición, como el cuerpo que no recibe su sustento. El amor requiere de la amabilidad y cortesía”.

“El amor: ¿Casualidad o acto consciente?”, Liahona, enero de 2005

La clave para arreglar mi matrimonio fue aprender a ver a mi esposo como el Salvador lo ve.

Marvin J. Ashton, “Una guía para la economía familiar”, Liahona, abril de 2000

¿Cuán importantes son las finanzas y la administración del dinero en los asuntos familiares y matrimoniales? Permítanme ser yo quien responda: “Tremendamente importantes… El dinero en la vida de los Santos de los Últimos Días debe ser un medio para lograr la felicidad eterna. El uso descuidado y egoísta de los recursos puede resultar en una vida de esclavitud económica, y no podemos permitirnos el ser negligentes en el uso personal y familiar de la administración éstos. Dios nos abrirá las ventanas de los cielos en estos asuntos si vivimos cerca de Él y guardamos Sus mandamientos".

Robert D. Hales, “Cómo prepararse para un matrimonio celestial”, Liahona, febrero de 2006.

Después de hacer los votos, un matrimonio celestial exige una vida de continua consagración a la dignidad que conduzca a la felicidad y a la exaltación. Si obedecemos las leyes en la forma apropiada, podremos lograr un pedacito de cielo en la tierra junto con otra persona y con nuestra familia. Algo tan maravilloso como el matrimonio celestial no surge por casualidad.

Richard M. Romney, “Elijamos el templo”, Liahona, julio de 2010

Ése es el consejo de cada vez un mayor número de Santos de los Últimos Días de India que saben que, cuando se asiste a la Casa del Señor, se reciben bendiciones.