Enseñanzas para madres: Conferencia General de abril de 2012


El profeta llama a la acción

  • “Mis queridos hermanos y hermanas, ruego que sus hogares estén llenos de amor y cortesía, y con el Espíritu del Señor. Amen a su familia; si hay desacuerdos o contenciones entre ustedes, les insto a que los resuelvan ahora” (Thomas S. Monson, “Al concluir esta conferencia”, Conferencia General de abril de 2012).

Familias bajo el convenio

  • “El presidente Ezra Taft Benson enseñó:

    “‘En un sentido eterno, la salvación es un asunto familiar…

    “‘Sobre todo, los hijos deben saber y sentir que se les ama, que se les necesita y que se les aprecia. Deben sentirlo a menudo. Obviamente, ésta es una función que los padres deben cumplir y, en la mayoría de los casos, la madre puede desempeñarla mejor’.

    “Pero otra fuente esencial para tener ese sentimiento de ser amado es el amor por parte de los demás hijos de la familia. El cuidado constante que hermanos y hermanas demuestren unos a otros únicamente vendrá con el esfuerzo continuo por parte de los padres y la ayuda de Dios. Ustedes saben que así es por la experiencia en sus propias familias… Den a sus hijos oportunidades para que, cuando puedan hacerlo, oren por otro del círculo que necesite bendiciones. Detecten rápidamente los comienzos de discordia y expresen reconocimiento por los actos de servicio desinteresado, especialmente el que hacen uno por el otro. Cuando oren unos por otros y se presten servicio, se ablandarán los corazones y se tornarán unos a otros y hacia sus padres” (Henry B. Eyring, Familias bajo el convenio”, Conferencia General de abril de 2012).

Felicidad

  • “Hace cien años, el presidente Joseph F. Smith conectó la felicidad directamente a la familia y nos amonestó a centrar allí nuestros esfuerzos. Él dijo: ‘No puede haber felicidad genuina aparte y separada del hogar… No existe felicidad sin servicio, y no hay servicio más grande que el que convierte el hogar en una institución divina y fomenta y preserva la vida familiar… Es el hogar lo que debe reformase’” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Joseph F. Smith, 1998, págs. 410, 412)…

    “Cuando la gente hace compromisos familiares y religiosos con los principios del Evangelio, comienzan a mejorar espiritual y, a menudo, también temporalmente.

    “Y, claro está que, las sociedades en general se fortalecen a medida que las familias se hacen más fuertes. Los compromisos familiares y los valores son la causa básica. Casi todo lo demás es efecto…

    “Que todo lo que hacen fuera de casa esté sujeto a lo que sucede dentro de ella y lo apoye. Recuerden el consejo del presidente Harold B. Lee, que ‘la obra más importante… que harán será la que realicen dentro de las paredes de su propio hogar’ (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Harold B. Lee, 2000, pág. 142) y el clásico consejo del presidente David O. McKay: ‘Ningún éxito puede compensar el fracaso en el hogar’ (citado de J. E. McCulloch, Home: The Savior of Civilization, 1924, pág. 42, en Conference Report, abril de 1935, pág. 116).

    “Organicen sus vidas personales para dar tiempo a la oración, a las Escrituras y a las actividades en familia. Den a sus hijos responsabilidades en el hogar que les enseñen cómo trabajar. Enséñenles que vivir el Evangelio los alejará de la suciedad, de la promiscuidad y la violencia de internet, de los medios de comunicación y de los videojuegos” (M. Russell Ballard, “Para hallar a los perdidos”, Conferencia General de abril de 2012).

La función de la Iglesia y la vida familiar

  • “esposos y esposas, ustedes deben ser compañeros iguales en su matrimonio. Lean con frecuencia y comprendan la proclamación sobre la familia y síganla… Utilicen los recursos para la familia de la Iglesia. En la crianza de los hijos, las familias pueden recurrir a la ayuda del barrio. Apóyense y trabajen en conjunto con los líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares, y aprovechen al máximo los programas de la Iglesia para la juventud y las familias. Recuerden otra de las interesantes frases del presidente Lee, que la Iglesia es el andamiaje con el que formamos familias eternas (véase Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Harold B. Lee, pág. 148)” (M. Russell Ballard, “Para hallar a los perdidos”, Conferencia General de abril de 2012).

Los sacrificios

  • “Un fiel padre Santo de los Últimos Días de una isla remota del Pacífico realizó un arduo trabajo físico durante seis años en un lugar distante a fin de ganar el dinero necesario para llevar a su esposa y 10 hijos a casarse y sellarse por la eternidad en el Templo de Nueva Zelanda. El presidente Monson explicó: ‘Aquellos que comprenden las bendiciones eternas que se reciben mediante el templo saben que ningún sacrificio es demasiado grande, ningún precio demasiado caro ni ningún esfuerzo demasiado difícil para recibir esas bendiciones …’.
  • “Tal vez los ejemplos más conocidos e importantes de servicio y de sacrificio desinteresados ocurren en nuestra familia. La madre se dedica a la crianza y al cuidado de los hijos, mientras que el esposo se entrega al sostén de su esposa e hijos. Los sacrificios que existen en ese servicio de importancia eterna para nuestra familia son demasiado numerosos y demasiado conocidos para mencionarlos …
  • Lectures on Faith (Discursos sobre la fe) enseña que ‘una religión que no requiere el sacrificio de todas las cosas nunca tiene el poder suficiente de producir la fe necesaria para llevar a la vida y salvación… [Es] mediante este sacrificio, y sólo éste, que Dios ha ordenado que los hombres gozarán de la vida eterna” (Dallin H. Oaks, “El sacrificio”, Conferencia General de abril de 2012).

Ejemplos de los padres

  • “La observancia religiosa en el hogar bendice a nuestras familias. El ejemplo es particularmente importante: lo que somos habla con una voz tan potente que nuestros hijos tal vez no oigan lo que decimos. Cuando yo tenía unos cinco años, mi madre recibió la noticia de que su hermano menor había muerto cuando el acorazado en el que prestaba servicio fue bombardeado cerca de la costa de Japón, casi al final de la Segunda Guerra Mundial. El aviso fue devastador para ella; muy conmovida, se fue al dormitorio. Después de un rato, le di un vistazo al cuarto para ver si estaba bien. Estaba orando arrodillada junto a la cama; me embargó una paz inmensa porque ella me había enseñado a orar y a amar al Salvador. Ésta era una muestra del ejemplo que siempre me daba. Quizás el más importante de todos los ejemplos sea el de la madre y del padre que oran con sus hijos.

    “El mensaje, el ministerio y la expiación de Jesucristo, nuestro Salvador, constituyen el curso de estudio esencial para la familia. Ningún pasaje de las Escrituras caracteriza a nuestra fe mejor que el de 2 Nefi 25:26: ‘Y hablamos de Cristo, nos regocijamos en Cristo, predicamos de Cristo, profetizamos de Cristo y escribimos según nuestras profecías, para que nuestros hijos sepan a qué fuente han de acudir para la remisión de sus pecados’” (Quentin L. Cook, “A tono con la música de la fe”, Conferencia General de abril de 2012).

Lectura de las Escrituras

  • “Espero que estemos leyendo regularmente el Libro de Mormón con nuestros hijos. He hablado de ese asunto con mis propios hijos y ellos han hecho dos observaciones. Primero: la persistencia en leer las Escrituras diariamente con la familia es la clave… Cada miembro de la familia debe hacer un gran esfuerzo, todos los días, pero vale la pena hacerlo. Los contratiempos pasajeros se vencen con la persistencia.

    “Sabemos que el estudio de las Escrituras en familia y las noches de hogar no siempre son perfectos; pero, sean cuales sean sus dificultades, no se desanimen” (Quentin L. Cook, “A tono con la música de la fe”, Conferencia General de abril de 2012).

Soportar vuestras cargas

  • “El presidente James E. Faust, mi presidente de estaca en mi niñez, dijo: ‘Siento gran aprecio por los padres que sobrellevan y superan estoicamente su angustia y su dolor por un hijo que ha nacido con, o que ha desarrollado, una seria enfermedad física o mental. Esa angustia y dolor muchas veces se prolongan sin descanso a lo largo de toda la vida de los padres o del hijo. A menudo, los padres tienen que prestar atención sobrehumana constante, día y noche. Los brazos y el corazón de muchas madres han dolido sin cesar por años, dando consuelo y aliviando el sufrimiento de su hijo especial’.

    “Como se describe en Mosíah… ‘Y aconteció que las cargas que se imponían sobre Alma y sus hermanos fueron aliviadas; sí, el Señor los fortaleció de modo que pudieron soportar sus cargas con facilidad, y se sometieron alegre y pacientemente a toda la voluntad del Señor’” (Ronald A. Rasband, “Lecciones especiales”, Conferencia General de abril de 2012).

Enseñemos a nuestros hijos a comprender la Doctrina

  • “Ese privilegio divino de criar a nuestros hijos es una responsabilidad mucho más grande de la que podamos llevar a cabo solos, sin la ayuda del Señor. Él está al tanto exactamente de lo que nuestros hijos necesitan saber, lo que tienen que hacer y lo que deben ser para regresar a Su presencia. Él da a los padres y a las madres instrucciones y guía específicas por medio de las Escrituras, de Sus profetas y del Espíritu Santo.

    “El Señor instruye a los padres, por medio de una revelación moderna dada al profeta José Smith, que enseñen a sus hijos a comprender la doctrina del arrepentimiento, de la fe en Cristo, del bautismo y del don del Espíritu Santo. Fíjense que el Señor no dice que debemos ‘enseñar la doctrina’, Sus instrucciones son que enseñemos a nuestros hijos a ‘comprender la doctrina’. (Véase D. y C. 68:25, 28; cursiva agregada.)

    “Enseñar a nuestros hijos a comprender es más que sólo impartir información. Es ayudar a nuestros hijos a que la doctrina penetre su corazón de manera tal que sea parte intrínseca de su ser y se refleje en su actitud y comportamiento a lo largo de la vida…
  • “A veces, la forma más poderosa de enseñar a nuestros hijos a comprender una doctrina es hacerlo en el contexto de lo que sienten en ese momento. Esos momentos son espontáneos, no se planifican y suceden en el curso normal de la vida familiar. Llegan y se van rápido, por lo tanto debemos estar alertas y reconocer el momento apropiado para enseñar cuando nuestros hijos vienen a nosotros con una pregunta o preocupación, cuando tienen desacuerdos con un hermano o amigo, cuando deben controlar su enojo, cuando cometen errores o cuando tienen que tomar una decisión. (Véase La Enseñanza, El llamamiento más importante: Guía de consulta para la enseñanza del Evangelio, 2000, pág. 141; Matrimonio y Relaciones familiares, Manual para el instructor, 2001, pág. 61.)…

    “Aprender a comprender por completo las doctrinas del Evangelio es un proceso de toda una vida y se logra ‘línea por línea, precepto por precepto, un poco aquí y un poco allí’ (2 Nefi 28:30). A medida que los niños aprenden a poner en práctica lo que aprenden, su entendimiento se expande, lo cual lleva a más aprendizaje, más acción e incluso a una comprensión mayor y más duradera.
  • “Sabemos que nuestros hijos comienzan a comprender la doctrina cuando se refleja en sus actitudes y acciones sin que se les obligue a hacerlo ni se les prometa una recompensa. A medida que aprenden a comprender las doctrinas del Evangelio, llegan a ser más autosuficientes y más responsables; pasan a ser parte de la solución a nuestros desafíos familiares y contribuyen en forma positiva al ambiente del hogar y al éxito de la familia” (Cheryl A. Esplin, Enseñar a nuestros hijos a comprender”, Conferencia General de abril de 2012).

El albedrío moral

  • “Los padres sabios deben sopesar cuándo los hijos están listos para comenzar a ejercer su propio albedrío en un aspecto particular de su vida. Pero si los padres se aferran a todo el poder de decisión, considerándolo su “derecho”, limitan de forma severa el crecimiento y desarrollo de sus hijos.
  • Nuestros hijos están en el hogar por un tiempo limitado. Si esperamos a que se vayan a vivir a otra parte para entregarles las riendas de su albedrío moral, habremos esperado demasiado. No van a desarrollar de repente la facultad de tomar decisiones prudentes si nunca han tenido la libertad de tomar alguna decisión importante mientras vivían en nuestra casa. Los hijos en esas circunstancias a menudo se rebelan contra tal compulsión o quedan traumatizados con la incapacidad de tomar decisiones por su propia cuenta.
  • “Los padres sabios preparan a sus hijos para que éstos puedan manejarse sin depender de ellos. Les brindan oportunidades de crecimiento a medida que los hijos adquieren la madurez espiritual para ejercer su albedrío de manera apropiada; y, sí, eso quiere decir que a veces los hijos se equivocarán y aprenderán de sus errores …
  • “Al criar a nuestros hijos, decidimos que nuestra meta más importante era ayudarlos a establecer su propia conexión con los cielos. Sabíamos que, en última instancia, ellos tendrían que depender del Señor, no de nosotros. Brigham Young dijo: ‘Si fuera a establecer una distinción entre todos los deberes que se requieren de los hijos de los hombres… señalaría en primer y principal orden la responsabilidad de buscar al Señor nuestro Dios hasta lograr que se abran las vías de comunicación entre los cielos y la tierra, entre Dios y nuestra propia alma’” (Larry Y. Wilson, “Conforme a los principios de la rectitud”, Conferencia General de abril de 2012).

Un mensaje para las madres y los padres solos

  • “Mi mensaje es para los padres de la Iglesia que crían solos a sus hijos, la mayoría de los cuales son madres solas: mujeres valientes que, por diferentes circunstancias de la vida, se encuentran solas criando hijos y llevando adelante un hogar…

    “Esperamos que, al asistir a reuniones y ver familias aparentemente completas y felices, o al escuchar hablar sobre los ideales de la familia, sientan alegría por ser parte de una Iglesia que se centra en la familia y enseña la función fundamental que ella tiene en el plan del Padre Celestial para la felicidad de Sus hijos; porque en medio de las calamidades del mundo y la decadencia moral, tenemos la doctrina, la autoridad, las ordenanzas y los convenios que ofrecen la mayor esperanza al mundo, incluso para la felicidad de sus hijos y la familia que formarán…

    “Aunque a menudo se sientan solas, la verdad es que nunca están totalmente solas. Al avanzar con paciencia y fe, la Providencia las acompañará; los cielos les concederán las bendiciones que necesiten.

    “Su perspectiva y su visión de la vida cambiarán cuando, en vez de sentirse desanimadas, levanten la vista hacia el cielo.

    “Muchas de ustedes ya han descubierto la gran verdad transformadora de que cuando viven para aliviar las cargas de los demás, sus propias cargas se aligeran. Aunque las circunstancias no hayan cambiado, la actitud de ustedes sí. Son capaces de enfrentarse a sus propias pruebas con mayor aceptación, un corazón más comprensivo y una gratitud más profunda por lo que tienen, en vez de añorar lo que todavía no tienen” (David S. Baxter, “Fe, fortaleza y satisfacción: Un mensaje para los padres y madres que crían solos a sus hijos”, Conferencia General de abril de 2012).

El poder del amor

  • “El plan del Padre designó el modelo de la familia para ayudarnos a aprender, a aplicar y a entender el poder del amor. El día en que mi propia familia se estableció, mi amada Ann y yo fuimos al templo y concertamos el convenio del matrimonio. ¡Cuánto pensé que la amaba ese día!, pero apenas había empezado a tener la visión del amor. A medida que cada uno de nuestros hijos ha pasado a formar parte de nuestra vida, nuestro amor se ha ensanchado para amarlos a todos por igual y de manera total. Aparentemente no hay fin a la capacidad de expansión del amor” (Paul E. Koelliker, “Él en verdad nos ama”, Conferencia General de abril de 2012).