Lleguen a ser como Pedro y “no teman”, instruye el presidente Dieter F. Uchtdorf

Por Jason Swenson, redactor de Church News

  • 6 Julio 2015

Un actor representa al apóstol Pedro en la serie de Videos de la Biblia de la Iglesia. “Cuando los observo a ustedes o a nuestros jóvenes misioneros en el mundo, a menudo pienso en el apóstol Pedro”, dijo el presidente Uchtdorf durante el Seminario de 2015 para nuevos presidentes de misión, el 27 de junio.

Puntos destacados del artículo

  • Los jóvenes misioneros suelen ser como el apóstol Pedro.
  • No se sienten capaces, pero están ansiosos por trabajar tan arduamente como les sea posible sin pensar siquiera en que se debilitarán o se desanimarán.
  • Al igual que Pedro, son imperfectos en su afán de servir, pero pueden aprender a “no temer”.

“Todos comenzamos sin ser refinados, pero con algún lustrado y refinamiento, con una convicción cada vez mayor de la expiación y resurrección de Jesucristo, podemos llegar a ser un instrumento eficaz en llevar almas a Cristo”. —Presidente Dieter F. Uchtdorf

PROVO, UTAH

En su instrucción a los nuevos presidentes de misión y sus esposas, el presidente Dieter F. Uchtdorf ofreció un consejo sencillo y eterno: no temáis, porque Dios está con vosotros.

El Segundo Consejero de la Primera Presidencia centró sus palabras del 27 de junio en la vida de Pedro, un pescador humilde que venció el temor y la debilidad humana a través de su fe en el Señor.

“Cuando los observo a ustedes o a nuestros jóvenes misioneros en el mundo, a menudo pienso en el apóstol Pedro”, dijo. “Imagino que puedo ver a Pedro con una placa misional en su pecho, esa placa de honor que los misioneros llevan hoy con orgullo por todo el mundo”.

Pedro probablemente parecía un candidato poco probable para ser el principal discípulo de Cristo, incluso para sí mismo. Él era un pescador sin educación académica que sentía profundamente su falta de capacidad.

“Postrándose ante el Señor, dijo: ‘Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador’. ¿Quién no puede relacionarse, de vez en cuando, con la duda de Pedro?”.

Pero la respuesta del Salvador, a Pedro y a nosotros, es sencilla: “No temas”.

Mientras prestaba servicio con Cristo durante Su ministerio terrenal, Pedro mostró tanto valentía como temor. Eso mismo podría decirse también de los misioneros que sirven actualmente en todo el mundo. Fue Pedro quien, siguiendo los pasos de su Maestro, caminó sobre el agua. Y fue Pedro quien se asustó por los fuertes vientos y comenzó a hundirse, exclamando: “¡Señor, sálvame!”.

“El Señor lo salvó, y al seguir a Jesús, Pedro continuó mostrando un valor notable, combinado con una buena dosis de debilidad humana”, dijo el presidente Uchtdorf. “Él siempre estaba dispuesto a tomar riesgos, a abrir su boca y decir lo que había en su corazón. A veces esto lo llevó a errores, pero más a menudo lo condujo a preciosas experiencias de aprendizaje que no estaban disponibles para quienes no se arriesgaban”.

Aun así, Pedro, tal como fue predicho, sucumbiría al miedo y negaría incluso conocer al Señor. Él inmediatamente sintió gran agonía por su traición y debilidad. “Quizá sobrestimó su habilidad de resistir la oposición. Quizá subestimó la severidad del juicio del cual el Salvador le advirtió. Quizá él simplemente debía aprender a confiar en sí mismo un poco menos y a confiar en el Señor un poco más”.

Pero Jesús conocía el corazón de Pedro, afirmó. El Señor nunca dejó de extender una mano para salvar a Pedro, “cada vez que su afán superaba sus habilidades”.

El presidente Dieter F. Uchtdorf, de la Primera Presidencia, habla a los nuevos líderes misionales acerca del apóstol Pedro. Fotografía por Welden C. Andersen.

Los nuevos presidentes de misión y sus esposas escuchan el consejo dado por las Autoridades Generales. Fotografía por Welden C. Andersen.

Las características humanas de Pedro se encuentran a menudo en los misioneros.

“Llegan al campo misional llenos de confianza, en sí mismos, en el Señor y en su presidente de misión. Están listos para bautizar a toda la ciudad, comenzando con quien abra la primera puerta que tocan. Caminarán sobre las aguas si ustedes les dicen que hay un investigador listo para aceptar el Evangelio al otro lado del lago. Y tienen la certeza de que nunca, jamás, se sentirán desanimados, cansados o temerosos”.

Hasta que lo experimentan.

“Debido a que la inexperiencia y el temor que están ocultos debajo de su confianza y el celo son imperfecciones humanas”, dijo el presidente Uchtdorf, “si han de convertirse en el tipo de discípulos y líderes que el Señor espera, tendrán que enfrentar y superar esas debilidades, al igual que debemos hacerlo todos en nuestro recorrido personal del discipulado”.

El modelo de Pedro nos da esperanza, explicó el presidente Uchtdorf. Sus momentos de debilidad no son el final de la historia. El testimonio personal que Pedro tenía del Salvador resucitado lo transformó en el líder, sólido como una roca, de la Iglesia de Cristo.

Cuando Pedro llegó a comprender plenamente la naturaleza divina del Señor y Su evangelio, venció todo temor y duda.

“Él enfrentaría el ridículo, el odio, la humillación y muchas más amenazas, pero nunca negaría su testimonio del Dios viviente. Él no temía a ningún hombre. Nada le impidió que cumpliera su misión de alzar su voz como testigo de su Salvador, Jesucristo”.

Al igual que Pedro, los misioneros del Señor han aceptado un llamamiento sagrado de representar al Señor y difundir las alegres nuevas del evangelio de Jesucristo.

“Cada día de su misión, ustedes y sus misioneros estarán enfrentando elecciones similares a las de Pedro: ¿Qué clase de testigos serán? Un testimonio poderoso del Cristo viviente transformó a Pedro en un testigo que literalmente cambió el mundo.

“Un testimonio del Cristo viviente tiene el potencial y el poder de hacer lo mismo en cada siervo del Señor, en cada misionero, en todos, y especialmente, en aquellos que proclaman y enseñan el evangelio restaurado de Jesucristo”.

El presidente Uchtdorf invitó a los presidentes de misión y sus esposas a ver a sus misioneros de la misma manera en que el Señor vio a Pedro.

“Todos comenzamos sin ser refinados, pero con algún lustrado y refinamiento, con una convicción cada vez mayor de la expiación y resurrección de Jesucristo, podemos llegar a ser un instrumento eficaz en llevar almas a Cristo”.

El presidente Uchtdorf concluyó asegurando a sus oyentes acerca del amor del Señor por ellos. “Él se preocupa por ustedes. Él se preocupa por cada uno de sus misioneros. Él escucha sus oraciones en cualquier idioma que se utilice para decirlas, y conoce las silenciosas oraciones que ofrecen en sus corazones…

“Al dedicar su obra y voluntad a Él, y colocar sus preocupaciones y temores en Sus manos, Él los hará grandes y valientes testigos de Él, de Su evangelio y de Su Iglesia. Él los hará grandes misioneros”.