Ser un buen maestro requiere revelación

Por Por Marianne Holman, redactora de Church News

  • 17 Septiembre 2013

“Es la responsabilidad del maestro preparar el camino para que los alumnos tengan una experiencia espiritual con el Señor”, David M. McConkie, Primer Consejero de la Presidencia General de la Escuela Dominical.

Puntos destacados del artículo

  • Enseñar según como el Señor desea que enseñemos:
  • 1. Representar al Señor Jesucristo.
  • 2. Enseñar la doctrina.
  • 3. Conocer la doctrina.
  • 4. Aprender y comprender por la fe.

“Si pudiéramos llevar nuestro mensaje completo al mundo y condensarlo en dos palabras, diríamos: ‘Dios habla’”. —Hermano David M. McConkie, de la presidencia general de la Escuela Dominical

PROVO, UTAH

La revelación del cielo es el secreto para ser un buen maestro, dijo el hermano David M. McConkie, Primer Consejero de la presidencia general de la Escuela Dominical durante la semana de la educación en la Universidad Brigham Young el 22 de agosto.

El principio singular que separa el mormonismo del cristianismo histórico es el principio de la revelación, dijo. “Si pudiéramos llevar nuestro mensaje completo al mundo y condensarlo en dos palabras, diríamos: ‘Dios habla’”.

Al igual que el mensaje de la Restauración y la revelación son cruciales para el testimonio de una persona, también son esenciales para el aprendizaje y la enseñanza en la Iglesia.

“El Señor ha puesto a los maestros, quienes vienen en segundo lugar sólo después de los apóstoles y los profetas”, dijo él. No los maestros del mundo o incluso los maestros de la Iglesia que ofrecen información para demostrar cuánto saben, aclaró.

“Hablo de los maestros que están al servicio del Señor, de los que decimos que son débiles, humildes y sencillos. Aquellos que tienen el derecho de recibir revelación del cielo y que enseñan por el poder y la autoridad de Dios”.

Es la responsabilidad del maestro preparar el camino para que los alumnos tengan una experiencia espiritual con el Señor. En lugar de decir a su clase que tienen mucho para cubrir ese día, dejando poco o ningún tiempo de deliberación o preguntas, un maestro debe escuchar al Señor para saber los principios más importantes que debe enseñar.

El hermano McConkie compartió algunos puntos y formas en que las personas podrían enseñar según como lo desea el Señor.

1. Representar al Señor Jesucristo.
“[Los maestros] están al servicio del Señor; son agentes del Señor”, dijo el hermano McConkie. “Debemos enseñar lo que el Señor enseñaría, porque lo representamos”, dijo él. “No tenemos ningún otro deber, ninguna otra asignación, que decir lo que el Señor diría si estuviera aquí”.

David M. McConkie, Primer Consejero de la presidencia general de la Escuela Dominical

2. Enseñar la doctrina.
“El Señor nos ha mandado, no sugerido, que los maestros enseñen los principios del Evangelio, en particular los que se encuentran en el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios, y los libros canónicos”.

Los maestros que actúan como deberían y se preparan como deberían, obtienen el derecho de estar ante una clase y resolver dudas que no se habían resuelto antes, dijo él.

3. Conocer la doctrina.
“Obviamente, no podemos enseñar algo que no conocemos”, dijo. “Debemos buscar y entonces, cuando encontremos esas cosas, el Señor ha mandado que las atesoremos”, dijo él. “Que nos deleitemos en esas cosas, que no sólo las probemos o les demos una mirada, sino que nos deleitemos en ellas y las atesoremos”.

Cuando llegue el momento apropiado a los ojos del Señor, Él revelará lo que se debe hacer y decir. También es importante que como maestros no estemos atados a notas.

4. Aprender y comprender por la fe.
Los maestros tienen la responsabilidad de aprender también por la fe. “A nosotros no nos resulta difícil entender lo que significa estudiar”, dijo él. “Hablamos de la búsqueda, pero si nos vamos a aprender por la fe, ¿qué sugiere o significa eso para nosotros?”.

Significa que las personas deben tener un corazón creyente y estar dispuestos a escuchar, dijo.

“Lo que significa aprender por la fe es que tendremos un corazón creyente y que aceptaremos mejor las cosas que el Señor nos enseñe y nos diga”.