La Iglesia ayuda con el hambre en África oriental

Por Heather Whittle Wrigley, Noticias y eventos de la Iglesia

  • 26 Octubre 2011

La mejor manera para que los miembros brinden ayuda a los que están sufriendo por el hambre en África oriental es contribuir al fondo humanitario de la Iglesia.

Puntos destacados del artículo

  • A causa de la sequía y el hambre, aproximadamente 13 millones de personas de África oriental tienen necesidad de alimentos y de otro tipo de ayuda.
  • La Iglesia se encuentra en el proceso de proporcionar artículos de socorro —alimentos, agua, kits de higiene y suministros de salud y salubridad— a las víctimas de la sequía en Etiopía, Kenia, Somalia y Uganda.
  • Los proyectos humanitarios para mejorar la calidad de vida y para aumentar la autosuficiencia de las personas continúan.

“La impresión que tenemos de los santos aquí es cuán fuertes son su fe y su creencia”. —Dick y Janet Tuttle, misioneros de servicio humanitario en Kenia

Con aproximadamente 13 millones de personas en África oriental que necesitan ayuda, siendo las condiciones de ese lugar las más secas que se hayan registrado en los últimos 50 años, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días colabora con diversas organizaciones a fin de coordinar la distribución de ayuda en Etiopía, Kenia, Somalia y Uganda.

Durante los últimos dos años, el Cuerno de África ha experimentado dos estaciones consecutivas de sequía, lo cual ha tenido como resultado una escasez extrema de alimentos en el área. En Somalia, la situación se ha agravado por los disturbios civiles.

Sequía, hambruna y obstáculos a la ayuda

Nate Leishman, un gerente de respuestas ante emergencias de los Servicios Humanitarios de la Iglesia, citó estadísticas que muestran que el Cuerno de África ha sufrido dos años con promedios de lluvia más bajos que lo normal.

“La gente está literalmente huyendo del área porque no pueden encontrar comida allí”, dijo él.

Somalia está sufriendo las peores condiciones de sequía: se ha declarado oficialmente la hambruna en seis regiones del país. Una cuarta parte de la población de la nación se ha visto desplazada, ya sea internamente o en campos en los países cercanos de Etiopía y Kenia.

In Dadaab, Kenia, el complejo más grande de campos para refugiados del mundo ya está lleno, donde se estima que viven aproximadamente medio millón de personas. Decenas de miles de personas viven fuera del complejo a causa de la falta de espacio y de provisiones. En septiembre, un promedio de 1.000 personas llegaron cada día.

En Etiopía, cada día llegan entre 1.000 y 1.500 refugiados de Somalia a Dollo Ado, otro complejo de campos para refugiados. En enero de este año, un campo superó su capacidad al albergar 38.000 personas. Ahora, hay aproximadamente 125.000 personas en cuatro campos.

Dana y Robin O’Crowley, directores a nivel país de servicio humanitario de la Iglesia en Etiopía, calcularon que para finales del año Dollo Ado será el hogar de 200.000 refugiados en cinco campos.

Dentro de los campos, los refugiados tienen acceso a agua, comida y suplementos nutritivos, pero aquellos que llegan después de días y a veces semanas de viaje, encuentran que puede tomar más tiempo inscribirse para entrar al campamento.

“Hay personas que llegan al campo con alimentos para sólo cuatro o cinco días y que tienen que esperar a veces tres semanas para inscribirse”, dijo la hermana O’Crowley.

En Kenia, Dick y Janet Tuttle, misioneros de servicio humanitario de la Iglesia, comentaron en cuanto a los obstáculos con los que se enfrentan a diario al procurar ofrecer ayuda y aumentar la autosuficiencia de las personas. Cualquier ayuda para los campamentos se debe coordinar con una de las agencias que dirige el campamento, como las Naciones Unidas, UNICEF o el Programa Mundial de Alimentos. Además, la Iglesia quiere asegurarse de que todos los fondos sagrados que se dedican a proyectos de ayuda se usen para proporcionar la ayuda necesaria a los necesitados.

Los problemas de seguridad para los trabajadores de ayuda también siguen siendo desafíos importantes en cada país.

Los esfuerzos de rescate de la Iglesia

Como parte de su labor de respuesta ante emergencias, la Iglesia está trabajando en un paquete de ayuda humanitaria y está coordinando con varios grupos a fin de llegar a tantas personas como sea posible.

Etiopía

En Etiopía, proyectos para ayudar a más de 100.000 refugiados están en marcha, los cuales incluyen depósitos de agua y servicios de transporte, provisiones de salubridad y capacitación sobre higiene en 15 aldeas; alimentos suplementarios para 8.700 niños desnutridos; centros de nutrición e instalaciones de salubridad para refugiados somalíes en Dollo Ado; y 5.000 kits de higiene.

La Iglesia además planea proporcionar estructuras para captación y almacenamiento de agua, así como jabón y lavabos para el uso de decenas de miles de otros residentes de las comunidades aledañas a los campos de Dollo Ado.

Kenia

Los planes de ayuda humanitaria de la Iglesia para Kenia incluyen un acuerdo para proporcionar medicamentos, provisiones médicas y estaciones de salud que permitan a las organizaciones asociadas proporcionar atención médica y alimentación a aproximadamente 90.000 refugiados somalíes en el complejo del campo Dadaab.

La Iglesia también se está coordinando con el Ministerio de Estado para Programas Especiales de Kenia a fin de evaluar y responder a las necesidades de los distritos del norte afectados por la sequía.

Somalia

En Somalia, la Iglesia está trabajando por medio de organizaciones asociadas a fin de financiar la compra y distribución de alimentos de primera necesidad a 3.000 familias desplazadas internamente que están viviendo en campos en la zona de Mogadiscio.

Entre los planes para el futuro se incluyen una asociación para proporcionar soluciones a problemas de emergencia relacionados con el agua a siete aldeas (14.000 personas) y medicamentos a 15 hospitales y clínicas en la región de Gedo, que hace frontera con Etiopía.

Uganda

Aproximadamente 20.000 víctimas de la sequía en Uganda se beneficiarán con cinco contenedores de atmit —un suplemento nutricional utilizado para alimentar a los que están severamente desnutridos— que la Iglesia está distribuyendo en asociación con el Ministro de Socorro, Preparación para Desastres y Refugiados.

Esperanza durante momentos difíciles

Thabo Lebethoa es el gerente de bienestar de la Iglesia en el área de África Sudeste. Desde Johannesburgo, Sudáfrica, trabaja con otros empleados y líderes de la Iglesia, así como con organizaciones locales no gubernamentales, a fin de evaluar las situaciones de los países dentro del Área.

La mejor manera en que los miembros pueden ayudar, dijo el hermano Lebethoa, es contribuyendo al fondo humanitario de la Iglesia.

Además de la ayuda que la Iglesia está mandando a estos países, continúan los proyectos humanitarios en curso para mejorar la calidad de vida y aumentar la autosuficiencia. Hay planes en proceso para proporcionar ayuda en iniciativas de bienestar, incluso agua potable, cuidado de la vista y sillas de ruedas.

“Enseñar a la gente a ayudarse a sí misma: ése es nuestro enfoque clave”, dijo el élder Tuttle.

En Etiopía, el enfoque actual de los O’Crowley es los proyectos de agua: perforar pozos, instalar bombas y desinfectar las fuentes de agua. En lo que va del año han completado seis proyectos de pozos que sirven a 350.000 personas; ayudaron a proporcionar sillas de ruedas a 250 personas y capacitaron a 1.800 personas en resucitación neonatal.

En algunos de los países más afectados, los trabajadores de servicio humanitario comentan sobre la fuerza de los santos a medida que responden ante las condiciones.

“La impresión que tenemos de los santos aquí es cuán fuertes son su fe y su creencia… [El Evangelio] es el centro de su vida; se esfuerzan tanto por ser obedientes y rectos”, escribieron los Tuttle en su blog en marzo.