Se recuerda al élder Richard G. Scott como un “hombre de Dios en todas las épocas”

Por el personal de Church News

  • 30 Septiembre 2015

El ataúd del élder Richard G. Scott, del Cuórum de los Doce Apóstoles, en el Tabernáculo de la Manzana del Templo de Salt Lake City, lunes 28 de septiembre de 2015.  Todas las fotografías son cortesía de Ravell Call y Scott G. Winterton, Deseret News.

Su familia, amigos, líderes de la comunidad y miembros de la Iglesia en todo el mundo rindieron tributo al élder Richard G. Scott en su funeral, el lunes 28 de septiembre, en el Tabernáculo de la Manzana del Templo de Salt Lake City.

El élder Scott, devoto esposo y padre, ingeniero nuclear y artista talentoso, sirvió como miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles durante 27 años. Falleció el 22 de septiembre de 2015 a la edad de 86 años.

El presidente Thomas S. Monson presidió el funeral, el cual fue dirigido por el presidente Henry B. Eyring, Primer Consejero de la Primera Presidencia, y se transmitió en directo por televisión y por internet en ChurchofJesusChrist.org. El élder Jeffrey R. Holland y el élder M. Russell Ballard, ambos del Cuórum de los Doce Apóstoles, ofrecieron las oraciones. Además del presidente Monson, el hijo del élder Scott, Michael W. Scott, el élder D. Todd Christofferson y el presidente Russell M. Nelson también tomaron la palabra. La música fue proporcionada por el Coro del Tabernáculo Mormón.

Presidente Thomas S. Monson

Ataúd del élder Richard G. Scott.

Presidente Henry B. Eyring.

El élder Richard G. Scott fue “un hombre de Dios en todas las épocas”, dijo el presidente Monson de su amigo y compañero durante casi 40 años en los consejos de alto liderazgo en la Iglesia.

“Él amaba a las personas, amaba a su familia, amaba a su Padre Celestial”, dijo el Presidente de la Iglesia.

El élder Scott “fue bendecido con una mente perspicaz, un intelecto agudo y un espíritu caritativo” y “era más que capaz de llevar a cabo cualquier tarea que se le asignara, y siempre lo hizo con completo cuidado y gran habilidad”.

Dijo que la sonrisa del Apóstol abrió el corazón de los demás y que él “se sentía igualmente en casa tanto con los pobres y desfavorecidos, como con los ricos y famosos”. 

Llamando al élder Scott “un alma bondadosa”, el presidente Monson dijo: “él nos enseñó con amor. Que podamos demostrar en nuestra vida y por nuestras acciones las lecciones que él ha grabado de forma indeleble en nosotros: lecciones de valor, lecciones de paciencia, lecciones de fe y lecciones de devoción. Todas estas cosas nos enseñó Richard G. Scott, tanto en palabras como en obras”.

Al dirigir el funeral, el presidente Henry B. Eyring dijo: “El élder Scott velaba por mí cuando yo era un miembro nuevo del Cuórum de los Doce Apóstoles. Para mí, él fue siempre el buen pastor”.

“Al igual que cada uno de ustedes, extrañaré sus palabras de bondad y su poderosa fe en Jesucristo, que nos ha tocado y elevado. Su maravillosa influencia vive y perdurará en nuestro corazón”.

El presidente Russell M. Nelson dijo: “El élder Scott era incansable a la hora de relacionarse con las personas en cualquier lugar adonde íbamos. Él consagró su vida al servicio de todas las personas. Sin importar la nacionalidad, raza o idioma, él comprendía el valor de cada alma preciosa que conoció. Su compasión es legendaria. Lo he visto enseñar, lo he visto elevar, lo he visto amar a las personas en todo el mundo”.

El élder D. Todd Christofferson, quien prestó servicio bajo el élder Scott como joven misionero, relató la devoción al deber del entonces presidente Scott. “Él nos pidió que trabajáramos arduamente, pero ninguno de nosotros podía trabajar con más intensidad que él”, dijo el élder Christofferson. “Él nos aconsejó estudiar las Escrituras y nos mostró cómo hacerlo a través de su ejemplo”.

“Sentarme con mi presidente de misión en el Cuórum de los Doce Apóstoles en los últimos siete años ha sido una bendición incomparable para mí”, dijo el élder Christofferson.

“Papá se destacaba en la mayoría de las cosas en su vida debido a las elecciones que hacía”, dijo Michael W. Scott de su padre. “Él escogió hacer muy bien las cosas y lo eran”.

El hermano Michael W. Scott compartió muchas experiencias personales acerca de su padre, reconociendo el gran ejemplo de fe y devoción del Apóstol.

Señalando que la vida es un tiempo de prueba, llena de adversidad, el hermano Scott habló de la capacidad de su padre de colmar su vida de felicidad. Ya fuese por medio de la música, el arte o al explorar lugares poco visitados, fue capaz de hallar gozo, incluso en circunstancias difíciles.

“También tenía un gran sentido del humor”, dijo él. “Le encantaba contar chistes”.

Al compartir algunos de los “momentos decisivos” de la vida de su padre, el hermano Scott habló de la relación amorosa que su padre tuvo con su madre, Jeanene.