“Sigan adelante con fervor”, dijo el élder Perry a los presidentes de misión y a sus esposas antes de su fallecimiento.

Por Jason Swensen, redactor del periódico Church News

  • 15 Julio 2015

Once días antes de fallecer, el 30 de mayo, el élder L. Tom Perry, a la izquierda, se reunió con su compañero y Apóstol, el élder Russell M. Nelson, para hacer un video sobre la obra misional. El video se mostró durante el Seminario 2015 para nuevos presidentes de misión.

Puntos destacados del artículo

  • El élder Perry fue misionero durante toda su vida.
  • Abrió una rama nueva en Ohio y recientemente se le pidió que dedicara una capilla nueva.
  • La relación que existe entre un misionero y su presidente de misión es muy importante.

“Si ustedes pueden crear ese tipo de actitud en la unidad del barrio que es fuerte, emocionante y viva, entonces comenzarán a ver que algo pasa con los misioneros que hace que su vida sea completa”. —Élder L. Tom Perry

PROVO, UTAH

El seminario anual para nuevos presidentes de misión ha sido una reunión con muchos discursos y enseñanzas inolvidables. Los profetas y apóstoles han utilizado el evento para enseñar las verdades del Evangelio que son esenciales para la obra misional y mucho más.

Los participantes de la edición de este año del seminario nunca olvidarán que les ha enseñado el élder L. Tom Perry, del Cuórum de los Doce Apóstoles.

El amado Apóstol, ícono moderno de la Iglesia y del liderazgo misional, falleció el 30 de mayo. Sin embargo, a sólo once días antes de fallecer, se sentó y grabó una entrevista centrada en la obra misional con su amigo y compañero Apóstol, el élder Russell M. Nelson.

La entrevista permitió al élder Perry, una vez más, jugar un papel fundamental de enseñanza en el seminario para nuevos presidentes de misión, ofreciendo a muchas personas que lo aman unos últimos momentos con un hombre que se define mediante su generosidad, abnegación y entusiasmo.

El élder Nelson comenzó presentando al élder Perry como misionero de toda la vida. Además de servir en una misión de tiempo completo cuando era joven, el élder Perry también había presidido el Consejo Ejecutivo Misional de la Iglesia durante varios años.

“Estoy encantado de tener la oportunidad de estar aquí el día de hoy, de estar en otro seminario para nuevos presidentes de misión”, dijo con su amplia sonrisa característica. “Hay algo especial acerca de esa semana que estuvimos juntos. Es especial. Es un momento que esperábamos y que nos emociona”.

El élder Perry dijo que sabía bien lo que los jóvenes misioneros de la Iglesia experimentan en el campo misional. Él experimentó lo mismo décadas pasadas al aceptar el llamamiento para la Misión Estados del Norte.

Luego de cinco días de capacitación en Salt Lake City, comenzó su largo viaje en tren a las oficinas generales de la misión en Chicago.

“Era increíble”, dijo. “Llegamos tarde en la noche. Nos llevaron a la casa de la misión en Chicago y allí tuvimos nuestra primera presentación. El presidente de la misión nos entrevistó a todos. Él me entrevistó al último. Finalmente estaba cansado y dijo: ‘Lo vamos a poner esta noche en un tren para enviarlo a Columbus, Ohio’”.

Al élder Perry se le asignó para trabajar con un compañero excepcionalmente competente. Casi de inmediato, comenzaron a tocar puertas. La primera puerta fue “un absoluto fracaso”. Sin embargo, el élder Perry y su compañero perseveraron y comenzaron a tener un poco de éxito.

Entonces se produjo una experiencia extraordinaria, “y eso es lo que deseo que los misioneros tengan, una experiencia extraordinaria”. Se pidió a estos misioneros que ayudaran a la nueva rama que se había abierto en Marion, Ohio. Había solamente una familia en la rama, la familia Knudsen. Los servicios dominicales se realizaban en su hogar.

Los dos jóvenes élderes se pusieron a trabajar, tocando todas las puertas de la ciudad. Con el tiempo, la congregación creció y llegó a ser muy grande para la sala de la familia Knudsen. Poco tiempo después la reunión sacramental se llevó a cabo en un salón alquilado llamado Elk’s Hall.

“Luego, a medida que avanzaban los meses, tuvimos algunos conversos. Pronto tuvimos el salón Elk’s Hall lleno de gente que venía a la reunión sacramental. Lo disfrutaban; disfrutaban cantar. La pequeña rama comenzó a crecer. Teníamos aproximadamente 25 personas asistiendo cada semana. ¡Era un grupo cálido! Nos divertíamos juntos”.

La pequeña rama se fortaleció. Con el tiempo, el élder Perry y su compañero finalizaron su misión y regresaron a casa.

“Pienso que la cosa más extraordinaria que ha ocurrido de todo esto es que en enero… me invitaron a regresar y dedicar la [nueva] capilla”, dijo. “Lamentablemente, tuve un percance y no pude realizar el viaje; pero hoy hay un barrio de la Iglesia en Marion, Ohio, porque se pidió a dos élderes que fueran y comenzaran una rama de la Iglesia”.

El élder Perry dijo que probablemente esta no es una experiencia común para un misionero, pero todos tienen claves similares.

“Primero, recibir ese llamamiento”, dijo. “Esa emoción de ir al campo misional a declarar a las personas el mensaje del Evangelio. Denles el deseo que viene de esas experiencias. Ellas necesitan ese deseo, esa determinación de avanzar”.

El élder Perry luego habló acerca de la importante relación entre un misionero y su presidente de misión.

“Cuando entrevisten al misionero no se apresuren”, dijo. “Sé que tienen mucho que hacer, pero escúchenlo, capten sus emociones, sientan cómo él quiere avanzar y de qué manera quiere hacerlo. Alaben su trabajo cuando esté emocionado acerca de la oportunidad. Recuerden que lo que él está haciendo es llevar la luz del Evangelio a las personas por la eternidad, la bendición y el glorioso Evangelio que pondrá su vida en orden y que las llevarán al camino a la vida eterna”.

Los consejos de barrio, añadió, pueden desempeñar funciones importantes en el éxito del misionero.

“Si ustedes pueden crear ese tipo de actitud en la unidad del barrio que es fuerte, emocionante y viva, entonces comenzarán a ver que algo pasa con los misioneros que hace que su vida sea completa, [tendrán] la oportunidad de enseñar cada noche; y cuando reciban el espíritu de la enseñanza no podrán dejarlo solo”.

Se esperan días difíciles para los misioneros, dijo el élder Perry.

“El cristianismo está disminuyendo. Eso es lo peor que le puede pasar a una nación, y tenemos que buscar una manera de fortalecerlo no solamente con las personas que contactamos, sino con la oportunidad de acercarnos a los demás. Veremos un deterioro de esta nación, a menos que lo hagamos. La conciencia del mundo depende de la fe religiosa, y tenemos que reconstruir la confianza por la fe religiosa en el mundo y extenderla a través de la gente. Veremos un cambio cuando ellos comiencen a ver el contraste entre el buen y el mal camino”.

El élder Perry finalizó su entrevista con el élder Nelson con su testimonio de la obra misional.

“Esta es la obra más grande que tenemos en la tierra”, dijo. “Es la obra del Señor descrita por Su gente de pasar de la mortalidad a la inmortalidad y a la vida eterna. Ellos serán bendecidos; serán protegidos; tendrán unidades familiares que son fuertes”.

Con una gran sonrisa, el élder Perry desafió a los presidentes de misión y a sus esposas a “seguir adelante con fervor”.

“Que el Señor los bendiga con toda la salud, fortaleza, vitalidad, emoción y entusiasmo que puedan tener en el cumplimiento de esta gran obra en la que estamos embarcados”.