La Primera Presidencia agradece a los miembros la ayuda humanitaria sin precedentes

Por Grace Oldroyd, colaboradora de Church News

  • 15 Noviembre 2017
 

El élder M. Russell Ballard, del Cuórum de los Doce Apóstoles, y la hermana Cristina B. Franco, hablaron en un devocional lleno de voluntarios de Manos Mormonas que Ayudan que habían ayudado con la limpieza del huracán Harvey en Houston, Texas, el domingo, 17 de septiembre de 2017. En septiembre, los miembros donaron más de 1 millón de horas de servicio en los Estados Unidos solamente. Fotografía de Robert A. Boyd.

Puntos destacados del artículo

  • En septiembre, los miembros donaron más de 1 millón de horas de servicio en los Estados Unidos solamente.

En respuesta a la generosa ayuda dada tras la serie de recientes catástrofes sin precedentes, el presidente Henry B. Eyring, Primer Consejero de la Primera Presidencia, expresó su gratitud. “En medio de este sufrimiento, la gente de todo el mundo se ha reunido para ir a socorrer a sus hermanos y hermanas”, dijo en representación de la Primera Presidencia.

Después de una serie de huracanes, terremotos, incendios, hambrunas y deslizamientos de barro, miembros y amigos de la Iglesia han respondido al dar generosamente de su tiempo y recursos para brindar ayuda en sus comunidades y en todo el mundo. Cientos de miles han perdido sus casas, sus pertenencias y en algunos casos, incluso sus seres queridos, debido a las consecuencias trágicas de desastres naturales y conflictos.

El huracán Harvey, que azotó la costa de Texas el 25 de agosto, fue el primero de una serie de desastres en Norteamérica que duró varias semanas. Con vientos de 209 kilómetros por hora y hasta 133 cm de lluvia en Houston, Harvey causó más de 80 muertes y dañó cerca de 200 000 hogares en el área metropolitana de Houston.

Muebles, electrodomésticos y paneles de yeso cubren las calles de los suburbios de Houston tras el huracán Harvey.

Poco después siguieron los huracanes Irma y María, dos de las tormentas más fuertes registradas que azotaron la región. Su fuerza combinada con vientos de 298 kilómetros por hora dejaron un sendero de destrucción a lo largo de varias islas del Caribe y Florida. Más de 180 personas perdieron la vida; las islas de Barbuda, Saint Martin, Saint Thomas y Dominica sufrieron una devastación catastrófica; y la red eléctrica de Puerto Rico, las rutas de transporte y los territorios agrícolas permanecen muy dañados.

Casi simultáneamente con los huracanes del Caribe, dos grandes terremotos azotaron el sur y centro de México, derribando docenas de edificios y casas dejando aproximadamente 450 muertos y 6300 heridos, mientras que en agosto los deslizamientos de barro en Sierra Leona ocasionaron la muerte de más de 1000 residentes y dejaron a 3000 personas sin vivienda.

Los voluntarios de Manos Mormonas que Ayudan asisten en la limpieza de escombros después de un terremoto en México.

En octubre, los incendios forestales más mortales en la historia del estado de California quemaron casi 1036 kilómetros cuadrados, cobraron la vida de al menos a 40 personas y destruyeron más de 8400 estructuras. Además, han habido hambrunas continuas en toda África y Medio Oriente, que han desplazado a millones y ocasionado la pérdida de muchas vidas.

Varios vecindarios de Santa Rosa, California, se quemaron completamente.

En medio de todo ese sufrimiento, los miembros de la Iglesia han respondido para aliviar las cargas de los que han sufrido pérdidas devastadoras. El Obispo Presidente Gérald Caussé observó que “en septiembre, los miembros donaron más de 1 millón de horas de servicio en los Estados Unidos solamente”. Él continuó: “Las donaciones al fondo de ayuda humanitaria en septiembre fueron cuatro veces más que el promedio mensual”. Tales donaciones permiten que la Iglesia y sus colaboradores respondan rápida y eficazmente a los desastres naturales en todo el mundo.

La Iglesia envió colchones, alimentos, agua y otros suministros indispensables a familias en Sierra Leona.

Los líderes de la Iglesia han estado prestos para expresar su profunda gratitud por la arrolladora generosidad de los miembros y amigos de la Iglesia ante las catástrofes. “Estamos verdaderamente conmovidos al ver el gran sacrificio que nuestros miembros están haciendo para ayudar a sus hermanos y hermanas”, dijo la hermana Jean B. Bingham, Presidenta General de la Sociedad de Socorro. “Escuchamos innumerables historias de actos sencillos de servicio cristiano como llorar con los que lloran y dar consuelo a quienes necesitan consuelo”.

Una de esas historias es la de una congregación recién organizada, el Barrio Springtown, de Azle, Texas. Un viernes de septiembre muy temprano en la mañana, el obispo Paul Oldroyd cargó su automóvil con provisiones y se reunió con varios miembros voluntarios del barrio en un viaje de cuatro horas a Houston. Al proporcionar su propio transporte, provisiones y alojamiento, respondieron a la petición de los líderes locales de participar en las labores de socorro del huracán Harvey para sus compatriotas de Texas.

“Uno escucha acerca de ello y se imagina lo que debe ser, pero cuando uno va y ve cómo ha cambiado la vida de esas personas, resulta conmovedor; nunca lo olvidaré”, dijo Oldroyd. Una de sus asignaciones fue ayudar a reparar la casa de una anciana viuda que tuvo muchos daños por la inundación. El obispo Oldroyd se dio cuenta que la necesidad era abrumadora, pero fue una experiencia increíble ver a todas las personas juntas para terminar lo que la dueña de casa pensaba que era imposible.

Los miembros del Barrio Springtown celebran un día exitoso de limpieza y reparaciones.

Además del servicio voluntario proporcionado por los miembros, la Iglesia trabaja junto a muchas asociaciones para brindar ayuda esencial. También se distribuyeron de manera extensa bienes de consumo que produce la Iglesia. Aproximadamente 90 camiones cargados con alimentos, agua, ropa y otros suministros de socorro se han enviado a Texas y Florida, mientras que más de 40 contenedores marítimos con alimentos, agua, materiales de construcción, kits de higiene y artículos de limpieza se han enviado a varias islas en el Caribe. Además, dos aviones, cada uno de ellos cargado con 36 288 kg de alimentos, agua y lonas, se entregaron en Puerto Rico. En México, cerca de 15 000 cajas de comida, cientos de kits de higiene y tiendas se proporcionaron para apoyar los esfuerzos de socorro del gobierno.

Una mujer ayuda a completar un pedido de alimentos para las víctimas del huracán María, que asoló completamente a Puerto Rico el 6 de septiembre de 2017.

Los líderes de la Iglesia visitaron a los miembros y vecinos en las zonas afectadas con el fin de ofrecer palabras de apoyo y ánimo. A raíz de los huracanes, los miembros de la Primera Presidencia y el Obispado Presidente viajaron a Texas, Florida y el Caribe, mientras que los miembros de la Presidencia del Área México visitaron las regiones afectadas por el terremoto de ese país. Los miembros del Cuórum de los Doce Apóstoles y los Setentas se reunieron con los afectados por los incendios en California. Las hermanas de las presidencias generales de la Sociedad de Socorro, de las Mujeres Jóvenes y de la Primaria, junto con algunas Autoridades Generales, visitaron las zonas afectadas por desastres naturales. Dondequiera que fueron esos líderes, consolaron a los miembros y los alentaron a prestar servicio a sus vecinos.

El presidente Dieter F. Uchtdorf y el obispo Gérald Caussé hablan con representantes de la Cruz Roja Americana sobre los esfuerzos de socorro de la Iglesia.

“En realidad, la Iglesia no es solo una organización, tiene mucho más que ver con ustedes, con cada uno de los miembros. Eso marca la diferencia”, dijo el presidente Dieter F. Uchtdorf, Segundo Consejero de la Primera Presidencia. “Su trabajo, su servicio, su amor, su bondad a Dios y a sus semejantes es un reflejo de lo que es la Iglesia”.

De su visita a Texas, el Obispo Presidente Caussé observó: “Es algo que inspira ver a los miembros levantarse las mangas y ponerse a trabajar. Vinieron preparados, dispuestos a servir, con una sonrisa en el rostro. Agradecemos a los miembros de la Iglesia, desde lo profundo de nuestro corazón sus sacrificios y contribuciones generosas. Al salir a ayudar de cualquier manera que podamos, en verdad nos volvemos las manos del Señor en la tierra”.

Mientras estaba en el Caribe, el presidente Eyring dijo: “[Hoy] estuve con algunas personas que perdieron mucho. Las miré a los ojos y pude ver que esas personas aparentemente comunes y corrientes estaban sobre la roca del Señor Jesucristo. Vieron la luz incluso en la oscuridad. Así que las cosas saldrán bien para ellas. Sea como sea, reconstruirán”.

El presidente Henry B. Eyring se detiene para reunirse con voluntarios de Manos Mormonas que Ayudan en cuanto a la destrucción causada por el huracán Irma.

Se invita a quienes deseen ayudar con la gestión de ayuda de la Iglesia a encontrar maneras de servir en sus comunidades o donar al Fondo de ayuda humanitaria. Las oportunidades de servicio local se encuentran en justserve.org. Conoce más acerca de los esfuerzos de la Iglesia, visitando ldscharities.org y mormonnewsroom.org.