Los misioneros declaran el arrepentimiento, dice el élder Christofferson

Por Por Jason Swensen, redactor de Church News

  • 23 Julio 2013

El élder D. Todd Christofferson, del Quórum de los Doce Apóstoles, durante el seminario para nuevos presidentes de misión el 25 de junio de 2013.  IRI

Puntos destacados del artículo

  • En varios versículos de Doctrina y Convenios el Señor repite el mandato, “No prediquéis sino el arrepentimiento a esta generación”.
  • El élder Christofferson enseñó que el Señor sufrió el dolor de todos los que se arrepintieran, y habló del gozo que el Señor tiene por el alma que se arrepiente.
  • El arrepentimiento es un cambio de dirección en la vida y una transformación de carácter que es esencial para alcanzar el potencial divino.

“El perdón significa que hay un Salvador que expió los pecados y puede extender misericordia. Sin dicho Redentor, el arrepentimiento serviría de poco”. —Élder D. Todd Christofferson, del Quórum de los Doce Apóstoles

PROVO, UTAH

La doctrina del arrepentimiento es un mensaje glorioso de salvación que contiene todo y se ofrece a todos. Los misioneros —y todas las personas que reflejan el amor de Cristo— están en “la gran obra de persuadir a todos los hombres” al arrepentimiento.

Ése fue el mensaje que el élder D. Todd Christofferson, del Quórum de los Doce Apóstoles, compartió el 25 de junio en el seminario para nuevos presidentes de misión.

En varios pasajes que se encuentran en Doctrina y Convenios, el Señor recalca la importancia de la doctrina y el mensaje del arrepentimiento.

“En Doctrina y Convenios 6:9, 11:9, 14:8 y 19:21, el Señor repite el mandato: ‘No prediquéis sino el arrepentimiento a esta generación’”, enseñó el élder Christofferson. “A muchos hermanos les dice que lo de más valor para ellos ‘será declarar el arrepentimiento a este pueblo’. En la sección 18, al declarar con elocuencia el valor de las almas, el Señor habla repetidas veces acerca del arrepentimiento: que Él sufrió el dolor de todos a fin de que se arrepintieran, el gozo que siente por el alma que se arrepiente y las bendiciones que recibimos al proclamar el arrepentimiento”.

El élder Christofferson preguntó: “¿Por qué el arrepentimiento es tan fundamental?”. Él respondió, diciendo que como Alma enseñó, el arrepentimiento implica la existencia de la ley divina. Segundo, el arrepentimiento implica que todas las personas responsables han violado o quebrantado al menos algunas de esas leyes instituidas por Dios. Tercero, y más importante aún, el llamado al arrepentimiento implica que se obtiene un beneficio al arrepentirse: el perdón de los pecados.

“El perdón significa que hay un Salvador que expió los pecados y puede extender misericordia. Sin dicho Redentor, el arrepentimiento serviría de poco”, dijo él.

El arrepentimiento solo no puede satisfacer la justicia.

“[El arrepentimiento] no absuelve los pecados anteriores; no limpia ni santifica al pecador. El poder por el que se logran estas cosas es la gracia, la misericordia y los méritos de Jesucristo que provienen de Su expiación infinita, y es el arrepentimiento el que permite el acceso a ese poder”.

El arrepentimiento debe entenderse como un “cambio radical de dirección en la vida y una transformación del carácter”. Es indispensable para alcanzar nuestro potencial divino.

“Por tanto, el arrepentimiento no es sólo abandonar los pecados anteriores, sino renunciar al pecado como modo de vida y reemplazarlo por un modo de vida divino, despojándose del hombre natural y haciéndose santo”.

El bautismo atestigua nuestro convenio de dejar la vida de pecado por una “vida divina” y es, además, el “broche de oro” que completa el proceso del arrepentimiento.

“Mediante el bautismo, testificamos al Padre, tal como Cristo testificó al Padre con Su bautismo, que ‘le [seremos obedientes] al observar sus mandamientos’”, declaró. “Habiendo entrado por la puerta, se nos asegura que ‘entonces viene una remisión de [nuestros] pecados por fuego y por el Espíritu Santo’. Luego, uno no tiene que volver a ser bautizado para renovar el convenio de obediencia y merecer la remisión de otros pecados; el convenio, una vez hecho, sólo requiere volver a arrepentirse para devolverle vigor. Así, perseveramos felizmente hasta el fin”.

Sin embargo, el perdón de los pecados no es el único propósito del arrepentimiento:. “El arrepentimiento es el camino para perfeccionar nuestra obediencia y así cultivar un carácter como el de Cristo”.

El élder Christofferson dijo que los misioneros tendrán que entender y transmitir a sus investigadores, que el arrepentimiento significa mucho más que completar una lista de tareas.

Algunos investigadores, y a veces algunos misioneros, tienden a ver la preparación para el bautismo y el ser miembros de la Iglesia como una lista de tareas y actividades, y no piensan en los frutos que deben verse en su vida, prueba de que se han convertido en discípulos de Jesucristo”.

Los misioneros deben comprender y seguir la doctrina del arrepentimiento. Al planear y preparar las lecciones, los misioneros tendrán que orar y decidir con el compañero qué doctrinas enseñarán y cómo las enseñarán a fin de que el investigador comprenda la necesidad que tiene de arrepentirse, lo que implica el arrepentimiento en su vida.