El presidente Eyring nos dice que necesitamos protección divina

Por Por Sarah Jane Weaver, asistente del editor de Church News

  • 8 Mayo 2013

El presidente Henry B. Eyring se dirige a las asistentes a la Conferencia de la mujer en BYU, Provo, Utah, el 3 de mayo de 2013.  Fotografía por Jonathan Hardy, fotografías de BYU

“El Señor protege, guía y cuida de quienes son Sus amigos de confianza en Su obra”. —presidente Henry B. Eyring, de la Primera Presidencia

PROVO, UTAH

Hay peligro físico y espiritual para los Santos de los Últimos Días y sus seres queridos, dijo el presidente Henry B. Eyring durante la Conferencia de la Mujer en BYU el 3 de mayo de 2013.

“[Eso] ha sido verdad para la mayoría de la historia del mundo desde la caída de Adán y Eva y su expulsión del Jardín de Edén”, dijo el primer consejero de la Primera Presidencia. “Necesitaremos protección divina en nuestra jornada por esta última dispensación a medida que avanzamos hacia el gran final”.

El presidente Eyring dijo que hace poco recibió un mensaje de una joven madre, quien escribió: “Han ocurrido tantas tragedias últimamente. ¿Existe algo en lo que podamos sentirnos seguros?”.

“Parecía estar preocupada principalmente acerca de los peligros físicos de su familia”, dijo él. “Sin embargo, muchas otras personas también sienten la creciente influencia del adversario de nuestras almas en el mundo que nos rodea. Los mayores peligros en el viaje de regreso al hogar con nuestro Padre celestial son que nosotros y quienes amamos quizás no estemos santificados y purificados, y por lo tanto, no podamos estar allí juntos”.

Citando el tema de la conferencia, “Continuad, pues, vuestro viaje, y regocíjense vuestros corazones, porque he aquí, estoy con vosotros hasta el fin” (D. y C. 100:12), el presidente Eyring dijo que su mensaje es que “podemos tener confianza y una expectativa segura de gozo”.

Él dijo a las mujeres que ellas pueden reclamar la certeza de la ayuda divina dada en las Escrituras a José Smith y Sidney Rigdon.

Las asistentes a la conferencia caminan a través del campus de BYU durante la Conferencia de la Mujer de 2013. Fotografía por Jonathan Hardy, fotografías de BYU.

“Es una promesa para ellos y nosotros”, dijo. “Las pruebas que afrontemos son únicas para nosotros. Sin embargo, lo que se enseñó al Profeta y Sidney Rigdon al comenzar su viaje misional desde Kirtland [Ohio] en octubre de 1833 puede ser para nosotros una guía a la amorosa protección del Señor al pasar por las pruebas de la mortalidad que se encuentren ante nosotros”.

Una clave para entender por qué el Señor puede prometer una segura protección, e incluso gozo, yace en las razones que motivaron a José y Sidney a elegir su viaje, dijo él.

“José predicó a los miembros de la Iglesia que el evangelio de Jesucristo debe llevarse a todo el mundo. Él había llamado y enviado misioneros. Entonces, el Señor inspiró al Profeta a hacer lo que había enseñado. Le mandó servir en una misión en el Este y luego a servir en Canadá. Él escogió obedecer ese mandamiento de proclamar el mensaje del Evangelio lleno de fe y esperanza, como si no hubiera desafíos”.

Una multitud de asistentes llenan el Centro Marriott de BYU el 3 de mayo para escuchar hablar al presidente Henry B. Eyring sobre la protección divina. Fotografía por Jonathan Hardy, fotografías de BYU.

Pero había grandes dificultades que enfrentaban él y la Iglesia, dijo el presidente Eyring.

“José y Sidney habían escogido seguir el mandato del Señor con firme determinación sin importar las consecuencias”, dijo él. “El Señor dio las promesas de protección y ayuda que necesitaban y que ustedes y yo necesitaremos para nosotros y nuestros seres queridos”.

La lección sobre dónde encontrar seguridad parece clara, añadió. “El Señor protege, guía y cuida de quienes son Sus amigos de confianza en Su obra. Su obra y la de Su Padre y nuestro Padre es llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna de los hijos de Dios. Y Satanás, el enemigo de nuestra felicidad, se opone a los que sirven al Señor”.

Sin embargo, la promesa de la protección del Señor es real y Su poder es mayor que todas las fuerzas que se oponen a Sus siervos fieles, dijo el presidente Eyring. “Él cuida de ellos. Él envía ayuda para fortalecerlos y sostenerlos. Lo he visto por mí mismo, así como ustedes. El Señor conoce tanto el corazón como las necesidades de Sus amigos que están en Su obra”.

El presidente Eyring dijo que el Señor protege a Sus siervos fieles contra la tentación de estar desanimados o con temor, de maneras que se adaptan perfectamente a sus necesidades.

“Más de lo que se imaginan, ustedes son parte de la promesa del Señor para ir con Sus siervos en su desafiante viaje en la vida”, concluyó. “Él nos envía amigos. Él envía el Espíritu Santo a ustedes y por medio de ustedes a las personas que ama, cuida y acompaña”.