El presidente Uchtdorf comparte un mensaje de la Pascua de resurrección con los misioneros

Por Por Gerry Avant, editor de Church News

  • 23 Abril 2014

El presidente Dieter F. Uchtdorf saluda a las hermanas misioneras después de hablar en el Centro de Capacitación Misional en Provo, Utah, el 20 de abril, el día de la Pascua de resurrección.  Fotografía por Gerry Avant.

Puntos destacados del artículo

  • La resurrección de Jesucristo, el acontecimiento más notable en la historia, también transformó a un grupo de discípulos asustados y preocupados en un grupo dinámico de misioneros valientes.

“Cada día, recordemos que somos discípulos del Salvador Jesucristo y debido a que Él está con nosotros, no debemos temer”. —Presidente Dieter F. Uchtdorf, de la Primera Presidencia

PROVO, UTAH

La resurrección de Jesucristo, el acontecimiento más notable en la historia del mundo, hizo posible que todas las personas recibieran la vida eterna. Además, transformó un grupo de discípulos asustados y preocupados en un grupo dinámico de valientes misioneros que cambiaron el mundo.

“Los acontecimientos de ese día tienen el potencial y el poder de hacer lo mismo por cada siervo del Señor”, declaró el presidente Dieter F. Uchtdorf en un mensaje de la Pascua de resurrección el 20 de abril.

El presidente Uchtdorf, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, se dirigió a un grupo de unas 1.400 personas que se reunieron en el edificio Lorenzo Snow, en el campus principal del Centro de Capacitación Misional, en Provo, Utah. Miles de otros misioneros vieron la transmisión vía satélite en los centros de capacitación en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, República Dominicana, Inglaterra, Ghana, Guatemala, México, Perú, Sudáfrica y España. Los misioneros de los centros de capacitación de Nueva Zelanda y las Filipinas vieron la transmisión en forma diferida.

El presidente Uchtdorf citó pasajes de las Escrituras que relatan los acontecimientos de aquellos días en que Jesús efectuó la expiación en el jardín de Getsemaní, Su juicio y Su muerte por crucifixión en el Calvario.

“Los discípulos se reunieron, tenían miedo, tal vez escépticos de que su Maestro estaba realmente muerto”, dijo él. “Los imagino mirándose a los ojos, sintiéndose confundidos, con ira y, tal vez más que nada, sintiendo un dolor y una angustia profunda”.

Él habló de un ángel que quitaría la piedra de la tumba, la proclamación “Ha resucitado” y la aparición del Señor resucitado, primero a María Magdalena y Su instrucción a ella: “Ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios” (Juan 20:17).

El presidente Uchtdorf dijo a los misioneros que todos ellos sabían la historia de lo que sucedió después: cómo el Salvador se apareció a Sus discípulos, los invitó a que lo tocaran y vieran por sí mismos que Él estaba vivo, permaneció entre Sus seguidores, enseñó de las Escrituras cosas concernientes a Él y se apareció a más de 500 personas.

“Es extraordinario para mí cómo cambiaron las cosas después de ese día”, dijo el presidente Uchtdorf sobre la primera Pascua de resurrección. “Antes de su muerte, la mayoría de los discípulos de Jesús tenían como función la de ser testigos y seguidores. Ellos observaron y aprendieron, y fueron testigos de los hechos y las enseñanzas del Salvador.

“Pero todo cambió para ellos después de que Cristo se levantó de la tumba”.

El presidente Uchtdorf habló de Pedro. “¿Qué vemos en esta ‘roca’ de hombre antes de la resurrección? Entre otras cosas, vemos temor”.

El presidente Dieter F. Uchtdorf habla con el élder Selwin Lovell, quien es del país sudamericano de Guyana y ha sido llamado a servir en la Misión Misisipí Jackson. Fotografía por Gerry Avant.

Citó pasajes de las Escrituras que describen los pasos valientes de Pedro sobre el agua cuando se dirigía hacia el Salvador, y como también gritó por temor al empezar a hundirse cuando su fe falló. Además, el presidente Uchtdorf habló sobre cómo el temor se apoderó de Pedro, por lo cual negó conocer a Jesús en la noche de Su juicio.

“Pedro más tarde lloró y agonizó por esa traición”, dijo el presidente Uchtdorf. “Con el corazón quebrantado, le suplicó a Dios que lo perdonara. ¿Cómo pudo él haber sido tan débil? ¿Cómo pudo él permitir que el temor le hiciera negar al hombre a quien él conocía como ‘el Cristo, el hijo del Dios viviente’?

“Pero desde el momento en que Pedro vio al Cristo resucitado, él se transformó. Él era un hombre diferente. Junto con Santiago y Juan, él fue un verdadero líder.

Después de hablar en una reunión especial el domingo de Pascua en el CCM de Provo, Utah, el presidente Dieter F. Uchtdorf saludó a los misioneros asignados a prestar servicio en la Misión Fiji Suva. Fotografía por Gerry Avant.

“Ya no tenía miedo. Desde ese momento él valientemente testificó: ‘A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos’ (Hechos 2:32)”.

El presidente Uchtdorf dijo que los hombres que habían conspirado para matar al Salvador rodearon a Pedro, pero como “defensor de Dios revitalizado y valiente”, Pedro continuó predicando el Evangelio — en particular a los que asesinaron a Cristo. “Él con audacia los enfrentó y les habló, diciendo que Jesús había resucitado de entre los muertos, las primicias de la resurrección”.

Pedro y Juan fueron detenidos y traídos ante los gobernantes, élderes y los escribas para ser interrogados; Anás, el sumo sacerdote y Caifás estaban allí. “Debe haber sido un grupo intimidante, un grupo que tenía la vida de Pedro y de Juan en sus manos”, dijo el presidente Uchtdorf.

“Pero cualquier rastro del viejo y temeroso Pedro había desaparecido en el magnífico fuego purificador de esa mañana, el domingo de la Pascua de resurrección. Pedro confrontó a los que le condenaron, los mismos hombres que habían matado a Su Señor, con milagros que hizo en el nombre del Señor …

El coro de misioneros en el CCM de Provo proporciona la música para una reunión en la que el presidente Dieter F. Uchtdorf habló sobre la Pascua de resurrección el 20 de abril. La reunión se transmitió a otros CCM en todo el mundo. Fotografía por Gerry Avant.

“Desde ese momento hasta el fin de su vida, Pedro enfrentó amenazas, ridículo, odio y humillación. Pero no se desanimó. Él no temía a ningún hombre. Nada le impidió que cumpliera su misión para alzar la voz como testigo de Su Salvador, Jesucristo”.

El presidente Uchtdorf preguntó a las congregaciones reunidas en los CCM: “¿Qué tiene esto que ver con el sagrado llamamiento de misioneros?

“Élderes y hermanas, cada día que usan sus placas misionales enseñan un mensaje importante. Somos discípulos del Señor Jesucristo. Al igual que Pedro, han tomado sobre ustedes el nombre del Señor y la gran responsabilidad de esparcir la gloriosa y feliz noticia del evangelio de Jesucristo.

El presidente Uchtdorf visita al personal de la cocina en el campus oeste del Centro de Capacitación Misional en Provo el 20 de abril. Fotografía por Gerry Avant.

“A los antiguos apóstoles el Señor les dio la asignación de enseñar y bautizar a todas las naciones, ‘enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado’ (Mateo 28:20). Como misioneros, ustedes son el brazo extendido de los Doce Apóstoles de hoy en día, con la misma promesa de que el Señor estará con ustedes, aun hasta el fin del mundo.

“Todos los días de su misión y todos los días de su vida tendrán que enfrentarse con decisiones similares a las que Pedro tuvo que tomar. Igual que Pedro, ustedes tienen las mismas preguntas por delante: ¿Qué clase de testigos serán?

“Entre nuestros 85.000 misioneros hay muchos que, al igual que Pedro, son valientes en la proclamación de la verdad. Abordan cada día con vigor renovado. Aun ante el ridículo, la apatía y el odio alzan sus voces puras y alegres y proclaman el evangelio de Jesucristo”.

El presidente Uchtdorf habló del élder Fabrizio Ricciardi, un converso de Italia, quien prestó servicio hace unos 30 años como misionero en Gran Bretaña. Sus padres estaban preocupados de que él sirviera en una misión, pero él fue, sabiendo que hacía lo correcto. Tomó la determinación de que, como su decisión había sido tan costosa, él haría que su tiempo como misionero valiera la pena.

Uno de sus compañeros de misión, el élder Danny Q. Humphrey, más tarde escribió que todas las mañanas antes de salir de la casa, el élder Ricciardi se veía en el espejo del baño, se señalaba a sí mismo y decía: “No temo a ningún hombre”.

El presidente Uchtdorf relató que el élder Humphrey, un compañero menor, escribió que a medida que él esforzaba, el élder Ricciardi le enseñó muchas cosas acerca de ser misionero. En cierto momento, el élder Ricciardi le preguntó: “¿Élder, sabe quién es usted?”. Entonces le abrió el Libro de Mormón en 3 Nefi 5:13 y leyó: “He aquí, soy discípulo de Jesucristo, el Hijo de Dios. He sido llamado por él para declarar su palabra entre los de su pueblo, a fin de que alcancen la vida eterna”.

“Entonces [el élder Ricciardi] miró a su compañero menor y dijo: ‘¡Élder, usted es un discípulo de Cristo! ¡No le tema a nadie!’”.

El élder Humphrey dijo que el élder Ricciardi nunca fue asistente del presidente de misión o líder de zona, pero que entrenó a muchos misioneros nuevos. “Capacitar a los misioneros nuevos es una de las posiciones de liderazgo más importantes en el campo misional.

“Este domingo de Pascua de resurrección, les invito a considerar el ejemplo del apóstol Pedro, que venció sus temores y llegó a ser un misionero valiente y líder de la Iglesia. No sólo de Pedro aprendemos —podemos aprender de todos los misioneros que tienen el mismo tipo de entrega y dedicación— misioneros como el élder Ricciardi.

“Cada día, recordemos que somos discípulos del Salvador Jesucristo y debido a que Él está con nosotros, no debemos temer”.

El presidente Uchtdorf aseguró a los misioneros que a medida que inclinen su corazón y su mente al Salvador, “Él ciertamente los levantará y los fortalecerá. Él los visitará con conocimiento, paz y valor. Él preparará el camino para ustedes y enviará a Sus ángeles para que los rodeen y los sostenga.

Él los ayudará a superar el temor. Él los ayudará y los levantará para convertirlos en hombres y mujeres de Dios”.

Un coro de unos 470 misioneros, dirigido por Ryan Eggett y acompañado de Ellen Amatangelo, cantaron “Tan humilde al nacer”.

Después de la reunión, el presidente Uchtdorf saludó a docenas de misioneros. El élder Selwin Lovell, un misionero de la nación sudamericana de Guyana, asignado a la Misión Misisipí Jackson, estaba entre muchos de los élderes que recibieron un cálido abrazo del presidente Uchtdorf.