El presidente Uchtdorf alienta a los jóvenes adultos a descubrir la verdad

Por Por Marianne Holman, redactora de Church News

  • 14 Enero 2013

El presidente Dieter F. Uchtdorf, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, habla el domingo por la noche, en el Centro Marriott, durante un discurso para un devocional del SEI.  Fotografías por Scott G. Winterton, Deseret News

Puntos destacados del artículo

  • El presidente Dieter F. Uchtdorf dio el primer devocional del SEI del año el 13 de enero de 2013.
  • Debido a que se accede a la información tan fácilmente en la actualidad, es más importante ahora que nunca que aprendan cómo discernir entre la verdad y el error correctamente, dijo.
  • Los miembros tienen la obligación de pensar y descubrir la verdad por sí mismos al meditar, escudriñar, evaluar y llegar a un conocimiento personal de la verdad.

“Entonces, ¿qué es esta verdad? Es Su evangelio; es el evangelio de Jesucristo. Él es el camino, la verdad y la vida”. —Presidente Dieter F. Uchtdorf, de la Primera Presidencia

“Nunca en la historia del mundo ha sido más importante saber cómo discernir correctamente entre la verdad y el error”, dijo el presidente Dieter F. Uchtdorf, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, durante el discurso del devocional del SEI en el Centro Marriott, en la Universidad Brigham Young el 13 de enero.

Al compartir una parábola antigua de seis hombres ciegos que fueron a ver a un elefante, el presidente Uchtdorf habló de cada una de las experiencias personales de los viajeros. Mientras estaban allí, cada uno de ellos palpó una parte diferente del elefante, con el fin de que ninguno de ellos tuvieran la misma experiencia. A pesar de que cada uno de los hombres describió la verdad, no era toda la verdad, o sea, el elefante como un todo.

“El hecho de que alguien forme su criterio basándose en un aspecto de la verdad y la aplique a un todo parece ser absurdo o incluso increíble”, dijo el presidente Uchtdorf. “Por otro lado, ¿podemos reconocernos a nosotros mismos en esos seis ciegos? ¿Hemos sido alguna vez culpables de esa misma manera de pensar?”.

Parte de nuestra naturaleza humana es hacer suposiciones acerca de la gente basándonos en nuestra experiencia incompleta y con frecuencia errónea, enseñó él.

“Muchas veces las ‘verdades’ que nos decimos son sólo fragmentos de la verdad y a veces no tienen una pizca de verdad”, dijo él.

El presidente Uchtdorf hizo tres preguntas a los jóvenes adultos: “¿Qué es la verdad?”, “¿Es realmente posible saber la verdad?” y “¿Cómo debemos reaccionar ante las cosas que contradigan las verdades que hemos aprendido previamente?”.

Algunos de los más grandes intelectos que han vivido en esta tierra han intentado dar respuesta a lo que es la verdad, dijo él.

“La naturaleza evasiva de la verdad ha sido un tema favorito de grandes poetas y narradores… Ahora como nunca antes en la historia del mundo tenemos un acceso más fácil a más información: alguna es verdadera, otra es falsa y la mayoría es parcialmente verdadera. Por consiguiente, nunca en la historia del mundo ha sido más importante saber cómo discernir correctamente entre la verdad y el error”.

¿Qué es la verdad?

Parte del problema en la búsqueda de la verdad es que la sabiduría humana nos ha decepcionado muchas veces. Tenemos muchos ejemplos de cosas que el hombre en una ocasión “sabía” que eran verdaderas, pero que se ha comprobado que son falsas, explicó el presidente Uchtdorf.

Un ejemplo que él utilizó fue que a pesar del claro consenso que una vez existió, la tierra no es plana. Las Escrituras contienen relatos de hombres y mujeres que malinterpretaron la verdad.

“En cierta manera, todos podemos caer en ese raro modo de pensar”, dijo él. “Las ‘verdades’ a las que nos aferramos dan forma a la calidad de nuestras sociedades así como también a nuestro carácter individual; muchas veces esas ‘verdades’ se basan en evidencias incompletas y erróneas y, a veces, satisfacen motivos egoístas”.

Parte de la razón de discernir erróneamente resulta de la tendencia que el hombre tiene de distinguir incorrectamente entre la creencia y la verdad, dijo él.

“Con mucha frecuencia confundimos la creencia con la verdad, pensando que debido a que algo tiene sentido o es conveniente, debe ser verdad”, dijo él. “Por el contrario, a veces no creemos la verdad o la rechazamos porque eso haría necesario que cambiáramos o que admitiéramos que estábamos equivocados. A menudo, se rechaza la verdad porque no parece ser compatible con experiencias pasadas”.

El presidente Dieter F. Uchtdorf, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, habla el domingo por la noche, en el Centro Marriott, durante un discurso para un devocional del SEI.

Cuando las opiniones o las “verdades” de otras personas contradicen las nuestras, en vez de considerar la posibilidad de que pudiera haber información que podría ser útil y ensanchar o complementar lo que sabemos, muchas veces sacamos conclusiones precipitadas o suponemos que la otra persona está mal informada o está intentando engañarnos.

El presidente Uchtdorf compartió un ejemplo de Ignaz Semmelweis, un médico húngaro que ejerció la medicina a mediados del siglo XIX. A principios de su carrera, descubrió por qué muchos de sus pacientes, especialmente mujeres, enfermaban de fiebre e incluso morían. Observó a doctores que después de efectuar autopsias se iban directamente a atender partos. Llegó a la conclusión de que los cadáveres les contaminaban las manos y causaban las fiebres mortales.

Aunque su clínica adoptó una norma para que los doctores se lavaran las manos antes de ayudar a dar a luz a los bebés, otros médicos no estaban de acuerdo y no siguieron su consejo.

“El caso de la verdad es que existe más allá de la creencia”, dijo el presidente Uchtdorf. “Es verdad a pesar de que nadie la crea… existe tal cosa como una verdad absoluta, la verdad incuestionable e irrefutable”.

La verdad es diferente de la fe y la esperanza, dijo él.

“La verdad absoluta no depende de la opinión pública ni de la popularidad”, declaró. “Las encuestas no tienen influencia en ella; ni siquiera la autoridad inagotable de la aprobación de personas famosas puede cambiarla”.

De modo que, ¿cómo podemos encontrar la verdad?

A través de los siglos, muchos hombres y mujeres sabios han descubierto la verdad mediante la lógica, la razón, la investigación científica y, sí, mediante la inspiración, dijo el presidente Uchtdorf. Esos descubrimientos han enriquecido a la humanidad, mejorado nuestras vidas e inspirado gozo, admiración y asombro.

“Creo que nuestro Padre Celestial está complacido con Sus hijos cuando utilizan sus talentos y facultades mentales para descubrir la verdad con afán”, dijo él.

Aún así, las cosas que una vez pensamos que sabíamos, continuamente las están mejorando, modificando o incluso contradiciendo los eruditos emprendedores que procuran entender la verdad.

“Como todos sabemos, es bastante difícil separar la verdad de nuestras propias experiencias”, dijo él. “Y para colmo, tenemos un adversario, ‘el diablo, [que] cual león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar’”.

Debido a que Satanás es el gran impostor, tiene muchas estrategias astutas para mantener a las personas alejadas de la verdad. Él hace esto al ofrecer la creencia de que la verdad es relativa. Al apelar a nuestro sentido de tolerancia y equidad de éstos, mantiene oculta la verdad real afirmando que la “verdad” de una persona es tan válida como cualquier otra.

“A algunos los tienta para que crean que en algún lado existe una verdad absoluta, pero que es imposible que alguien la conozca”, observó el presidente Uchtdorf. “Para aquellos que ya conocen la verdad, su estrategia básica es dispersar semillas de duda”.

Por ejemplo, el presidente Uchtdorf dijo que Satanás ha hecho que muchos miembros de la Iglesia tropiecen cuando descubren información acerca de la Iglesia que parece contradecir lo que previamente habían aprendido.

“Si ustedes llegaran a pasar por uno de esos momentos, recuerden que en esta era de información hay muchos que crean duda en cuanto a cualquier cosa y todas las cosas, en cualquier momento y en todo lugar”, dijo él. “Incluso encontrarán personas que aún afirman que tienen evidencia de que la tierra es plana, de que la luna es un holograma, y que ciertas estrellas del cine son en realidad seres extraterrestres de otro planeta”.

El presidente Uchtdorf también recordó a los que escuchaban que sólo porque algo esté impreso en papel, porque aparezca en internet, porque se repita con frecuencia o porque tenga un grupo numeroso de adeptos, no significa que sea verdad.

“A veces, las afirmaciones o la información falsas se presentan de tal modo que parecen ser creíbles”, dijo él. “No obstante, cuando tengan ante ustedes información que no sea compatible con la palabra revelada de Dios, recuerden que los ciegos de la parábola del elefante nunca podrían describir con exactitud toda la verdad”.

Además, señaló: “Simplemente no sabemos todas las cosas, no podemos ver todo. Lo que por ahora pueda parecer contradictorio llegará a comprenderse de manera más perfecta a medida que procuremos y recibamos información más fidedigna. Debido a que vemos por espejo oscuramente, tenemos que confiar en el Señor que ve todas las cosas claramente”.

Aunque nuestro mundo está lleno de confusión, en su momento todas nuestras preguntas tendrán respuesta, la certeza reemplazará a todas nuestras dudas. Y eso es posible porque existe una fuente de verdad que es completa, correcta e incorruptible; esa fuente es nuestro infinitamente sabio y omnisciente Padre Celestial.

“Entonces, ¿qué es esta verdad?”, preguntó. “Es Su evangelio; es el evangelio de Jesucristo. Él es el camino, la verdad y la vida”.

La obligación de buscar la verdad

La invitación de confiar en el Señor no nos exime de la responsabilidad de saber por nosotros mismos, declaró el presidente Uchtdorf.

“Esto es más que una oportunidad; es una obligación, mis jóvenes amigos. Es una obligación y es una de las razones por las que se nos envió a la tierra”, dijo él.

El presidente Uchtdorf dijo que a los Santos de los Últimos Días no se les pide que acepten a ciegas todo lo que oyen; se nos alienta a pensar y a descubrir la verdad por nosotros mismos; se espera que meditemos, que busquemos, que evaluemos y que, mediante ello, lleguemos a un conocimiento personal de la verdad.

“Si aceptan la responsabilidad de ir en pos de la verdad con una mente receptiva y un corazón humilde, llegarán a tolerar más a los demás, estarán más dispuestos a escuchar, más preparados para entender, más propensos a edificar en vez de destruir, y más dispuestos a ir a donde el Señor desea que vayan”, dijo él.

El Espíritu Santo: Nuestro guía a toda la verdad

“Piensen en ello. Ustedes en verdad cuentan con un poderoso compañero y guía fidedigno en esta constante búsqueda de la verdad. ¿Quién es? Es el Espíritu Santo”, dijo el presidente Uchtdorf.

Dada la dificultad de descubrir la verdad en medio de la confusión de la vida terrenal, los Santos de los Últimos Días tienen el don celestial del Espíritu Santo que ilumina sus mentes y enseña y testifica de la verdad. El Espíritu Santo es un guía cierto y seguro para ayudar a los seres humanos que buscan a Dios.

“Ruego que busquen la verdad ferviente e incesantemente, que estén ansiosos de beber de la fuente de toda la verdad, cuyas aguas son puras y dulces, ‘una fuente de agua que brot[a] para vida eterna’. Los bendigo con confianza en el Señor y un firme deseo de discernir correctamente la verdad del error, ahora y a lo largo de su vida”.