Edward Matos: El guardián de las puertas

Por Janet Peterson, colaboradora de Church News

  • 10 Julio 2014

Edward Matos ha trabajado como guardia de seguridad en el edificio donde se encuentran el Templo de Manhattan, tres barrios de Manhattan, la oficina de asuntos públicos e internacionales de Nueva York y el centro de historia familiar.  Fotografía por Janet Peterson.

Puntos destacados del artículo

  • Edward Matos trabajaba como guardia de seguridad en el edificio donde se encuentran el Templo de Manhattan, Nueva York, y otras oficinas de la Iglesia.
  • Al ver a los miembros entrar y salir del templo felices, Edward decidió aprender más y con el tiempo se bautizó.
  • El hermano Matos planea entrar al Templo de Manhattan, Nueva York, con su esposa e hijos en abril de 2015.

MANHATTAN, NUEVA YORK

Todos los días que Edward Matos trabajaba como guardia de seguridad en el edificio donde se encuentran el Templo de Manhattan, Nueva York, tres barrios de Manhattan, la oficina de asuntos públicos e internacionales de Nueva York y el centro de historia familiar, veía a gente amable y alegre. Muchos de ellos se detenían para conversar con él, especialmente aquellos que pasaban por su estación con frecuencia. A menudo, compartían con él la comida que se servía en diversas actividades. Él pensaba que esas personas eran “muy amables” y se preguntaba lo que los hacía más felices que la mayoría de las personas con las que tenía contacto.

Nacido en la República Dominicana, emigró a la ciudad de Nueva York con su madre, su hermano y dos hermanas cuando tenía 17 años de edad; su padre había llegado a los Estados Unidos hacía varios años. Cuando era joven, Edward Matos aprendió inglés por medio de sus clases y amigos en la escuela secundaria. Durante sus años de crianza, su madre había llevado a los niños a la iglesia todos los domingos — “una buena preparación para el hábito de ir a la Iglesia los domingos”, dijo él.

Se casó joven y tuvo una hija. Después de que él y su esposa se divorciaron, regresó a la República Dominicana, donde conoció a Valeria Massiel Ventura, quien tenía un hijo de un matrimonio anterior. Encontraron que tenían mucho en común, y el cortejo con el tiempo condujo al matrimonio. En 2010, decidieron que él debía volver a Nueva York y ganar el dinero para llevarla a ella y a su hijo, Kelvin, a la ciudad de Nueva York, al igual que su padre había hecho por su familia.

Cuando encontró trabajo con una empresa de seguridad, fue asignado a trabajar en un edificio en el centro de Manhattan, que alberga el Templo de Manhattan, Nueva York. Él sabía muy poco acerca de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, a pesar de que había visto anuncios acerca de la Iglesia en la República Dominicana. Él también sabía acerca de los misioneros que iban en bicicleta, pero no los asoció con la Iglesia en Manhattan.

El hermano Matos bautizó a Valeria y a Kelvin siete semanas después de efectuar sus propias investiduras. Fotografía por Janet Peterson.

Edward Matos se encuentra cerca de la entrada del Templo de Manhattan, Nueva York. Fotografía por Janet Peterson.

Edward y Valeria Matos y sus hijos, Kelvin, Leslie y Ethan, posan para una foto con los misioneros en el día del bautismo de la hermana Matos y de Kelvin. Fotografía por Janet Peterson.

El ver a la gente entrar y salir del templo despertó su curiosidad. ¿Qué hacían en el templo? ¿Por qué sonreían tanto estas personas? ¿Qué les hacía tan felices? Por supuesto, nadie le dijo lo que se llevaba a cabo en el templo, pero varios dijeron que podrían explicar sobre el fundamento de su felicidad y sugirieron que los misioneros podrían explicarlo aún mejor. De modo que empezó a reunirse con los misioneros dos o tres veces por semana, y se bautizó en marzo de 2011.

Su esposa sintió que “era lo correcto” y “no tuvo ningún problema” con su bautismo. Viajaba para estar con su familia tanto como podía y esperó ansioso el día en que podrían estar juntos otra vez.

Tres años más tarde, el hermano Matos ya no tenía que tan sólo observar a la gente que entraba al templo. Él mismo entró por las puertas del templo para recibir su investidura el 22 de febrero de 2014.

“Qué buen sentimiento”, dijo el hermano Matos. “El Señor me bendijo”.

Su familia, que ahora incluye a Leslie, de 2 años y a Ethan, de 4 meses, llegó a Nueva York la siguiente semana. El 19 de abril, el hermano Matos tuvo el privilegio de llevar a cabo los bautismos de su esposa y su hijo Kelvin, de 10 años, en el centro de reuniones donde asisten al Barrio Harlem 2 (en español).

El testimonio del hermano Matos y cómo él se esforzó por vivir el Evangelio fueron influencias positivas para su esposa. “Valeria vio cómo yo había cambiado después de unirme a la Iglesia y le gustó lo que vio”, comentó.

Él siente que ella había estado lista para bautizarse por un tiempo. Durante sus conversaciones telefónicas diarias, ella a menudo hablaba acerca de la importancia de la vida familiar en la Iglesia y expresaba el deseo de sellarse en el templo algún día con su familia. Una vez que la hermana Matos llegó a Nueva York, los misioneros de tiempo completo le enseñaron y la prepararon para el bautismo.

El hermano Matos planea entrar al Templo de Manhattan, Nueva York, con su esposa e hijos en abril de 2015. El hermano y la hermana Matos anticipan que ese día, las personas que vean a su familia salir del templo notarán sus muy felices sonrisas.