El élder Bednar dijo a los jóvenes adultos que enfrentan adversidad que “no desmayen”

Por Por Marianne Holman, redactora de Church News

  • 7 Marzo 2013

El élder David A. Bednar habló a los jóvenes adultos de todo el mundo durante un devocional del SEI el 3 de marzo de 2013, desde Texas Hall, en la Universidad de Texas, en el campus Arlington.

Puntos destacados del artículo

  • El élder David A. Bednar y su esposa, Susan, hablaron durante un devocional del Sistema Educativo de la Iglesia el 3 de marzo de 2013.
  • Muchas de las lecciones que hemos de aprender en la mortalidad únicamente se pueden recibir por medio de las cosas que experimentamos y que a veces padecemos.
  • La fe firme en el Salvador es aceptar sumisamente Su voluntad y tiempo en nuestra vida, incluso si el resultado no es lo que esperábamos o deseábamos.

“Dios espera y confía en que enfrentemos la adversidad temporaria mortal con Su ayuda a fin de que aprendamos lo que tenemos que aprender y al final lleguemos a ser lo que habremos de llegar a ser en la eternidad”.—Élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles

ARLINGTON, TEXAS

Cuando nos enfrentamos a las pruebas o tribulaciones de la vida, los discípulos devotos del Señor Jesucristo pueden aprender “lecciones espiritualmente importantes en cuanto a no desmayar”, dijo el élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles, durante un devocional del Sistema Educativo de la Iglesia el 3 de marzo.

El élder Bednar y su esposa, la hermana Susan Bednar, hablaron a los jóvenes adultos de todo el mundo desde Texas Hall, en la Universidad de Texas, en el campus Arlington. El devocional se tradujo a 39 diferentes idiomas.

Él enseñó que “Muchas de las lecciones que hemos de aprender en la mortalidad únicamente se pueden recibir por medio de las cosas que experimentamos y que a veces padecemos”. “Dios espera y confía en que enfrentemos la adversidad temporaria mortal con Su ayuda a fin de que aprendamos lo que tenemos que aprender y al final lleguemos a ser lo que habremos de llegar a ser en la eternidad”.

Mientras servía como presidente de la Universidad Brigham Young-Idaho, el élder Bednar recibió al élder Neal A. Maxwell, del Quórum de los Doce, y a su esposa, la hermana Colleen Maxwell, en el campus. El élder Maxwell tenía fuerza física y vitalidad limitadas después de pasar por la debilitante quimioterapia para la leucemia a principios de ese mismo año.

“Durante el transcurso de nuestras conversaciones ese día, le pregunté al élder Maxwell qué lecciones había aprendido de su enfermedad”, comentó el élder Bednar. “Siempre recordaré la respuesta precisa y penetrante que dio…‘He aprendido que no desmayar es más importante que sobrevivir.’”

Compartiendo de las Escrituras en Doctrina y Convenios 19 “en cuanto al sufrimiento del Salvador mientras llevaba a cabo el sacrificio expiatorio infinito y eterno”, les recuerda el élder Bednar a los jóvenes que “el Salvador no desmayó en Getsemaní ni tampoco en el Gólgota”.

Durante las experiencias difíciles, a menudo llenas de dolor y sufrimiento, se edifica el carácter, se purifica el corazón y las almas se magnifican cuando las personas obtienen experiencia y enseñanza espiritual, explicó el élder Bednar. Al igual que el élder Maxwell hizo frente a las tribulaciones con un entendimiento del plan de felicidad de Dios, con seguridad, aplomo y dignidad, también así pueden hacerlo todos los valientes Santos de los Últimos Días, afirmó el élder Bednar al “no desmayar” y permitir que la persona sea “absorbida en la voluntad del padre” (Mosíah 15:7).

Describiendo a una fiel pareja joven, con tan sólo tres semanas de casados cuando al esposo le diagnosticaron cáncer de hueso, el élder Bednar relató varias anotaciones de diarios escritos por ellos. Expresaban las “lecciones espiritualmente importantes” a través de las difíciles y desafiantes experiencias relacionadas con el cáncer.
El élder Bednar dijo que al visitar a este matrimonio en el hospital, le pidieron una bendición del sacerdocio y le hizo al esposo una pregunta no planeada pero inspirada. “Si es la voluntad de nuestro Padre Celestial, ¿tienes la fe para no ser sanado?”.

Tal como el élder Bednar aconsejó a esta pareja fiel, “llegaron a comprender” que una bendición de salud sólo se podría recibir si ellos tenían la fe para no ser sanados y estar “dispuestos a someterse a cuanto el Señor juzgue conveniente imponer sobre [ellos]” (Mosíah 3:19).

“En otras palabras, era necesario que, mediante la expiación del Señor Jesucristo, superaran la tendencia del ‘hombre natural’ de exigir impacientemente e insistir incesantemente en cuanto a las bendiciones que deseamos y que creemos que merecemos”, explicó el élder Bednar. “Reconocimos un principio que se aplica a todo fiel discípulo: la fe firme en el Salvador es aceptar sumisamente Su voluntad y tiempo en nuestra vida, incluso si el resultado no es lo que esperábamos o deseábamos”.

El élder Bednar entonces dijo: “Incluso con una fe firme, muchas montañas no se moverán, y no todos los enfermos y los débiles serán sanados. Si se acabara toda la oposición, si se quitaran todas las enfermedades, entonces los propósitos principales del plan del Padre se frustrarían”.

Confiar en la voluntad y el tiempo del Señor es esencial, dijo él. Este relato acerca de esta pareja es bastante común, pero fueron bendecidos de maneras extraordinarias para aprender lecciones esenciales para la eternidad por medio de la aflicción y las dificultades… “Ellos llegaron a comprender que el no desmayar es más importante que sobrevivir. Por consiguiente, su experiencia no tenía que ver principalmente con vivir y morir; más bien, tenía que ver con aprender, vivir y llegar a ser”.

La hermana Bednar habló de tener oídos para oír la palabra del Señor, ojos para ver su plan, pies para seguir Su camino y el corazón para entender el don de la expiación de Jesucristo. “Para mí, la expiación de Jesucristo brinda consuelo personal y una poderosa evidencia del amor que Dios tiene por nosotros”, dijo la hermana Bednar. “Nos fortalece para hacer cosas difíciles, cosas que no nos imaginamos que podemos hacer; nos ayuda a resistir cuando no entendemos la voluntad ni el tiempo de Dios”.