Las mujeres jóvenes “elegidas” son importantes para la obra de salvación

Por Por la hermana Neill F. Marriott, segunda consejera de la Presidencia General de las Mujeres Jóvenes

  • 25 Julio 2013

La hermana Neill F. Marriott, segunda consejera de la Presidencia General de las Mujeres Jóvenes, dice que las jóvenes dignas necesitan entender que tienen una parte esencial, crítica, en la obra de salvación del Señor en estos últimos días.

“Debemos ayudar a las jóvenes a que se sumerjan en una obra desinteresada, tal vez recibiendo pocos elogios públicos o atención. En vez de ello, deben sentir el gran amor del Señor por ellas y sus esfuerzos mediante la influencia del Espíritu Santo”. —Hermana Neill F. Marriott, de la Presidencia General de las Mujeres Jóvenes

En séptimo grado me postulé para ser animadora de eventos deportivos y perdí la elección. Ese día cuando mi madre me llevaba a casa de la escuela, recuerdo que cerraba mis ojos para no llorar. Mi razonamiento de una joven de 12 años fue algo como esto: “Creo que eso es todo. Soy una fracasada. No me eligieron. Nunca seré elegida para nada”. Con el tiempo, hubo momentos felices en la escuela, pero poco sabía entonces mientras me sentía miserable, que cada hija digna de Dios es “elegida” ante Su vista.

Él nos valora. Él nos ama. Cada hija de Dios es amada por Él y Él desea que todas tengamos éxito.

La suave manera del Espíritu

Hace ciento ochenta y tres años, Emma Smith, esposa del profeta José Smith, escuchó la voz del Señor a través de la bendición de su esposo, diciéndole que ella era una dama elegida a quien el Señor había llamado. Leemos el relato en Doctrina y Convenios 25.

Desde entonces las jóvenes dignas de la Iglesia son ‘elegibles’, necesitan entender que tienen una parte esencial, crítica, en la obra de salvación del Señor en estos últimos días.

Ellas deben estar preparadas y dispuestas a trabajar con todo su “corazón, alma, mente y fuerza” (Doctrina y Convenios 4:2) en el establecimiento de Su reino en la tierra. Su parte se llevará a cabo en la suave manera del Espíritu, así como también de maneras más importantes. Las grandes cosas que suceden, tales como ser testigo de Dios, recibir las bendiciones del templo, enseñar la verdad, el matrimonio eterno con un digno poseedor del sacerdocio y criar una familia recta, pueden requerir muchos pequeños momentos fieles, a menudo sin reconocimientos.

Debemos ayudar a las jóvenes a que se sumerjan en una obra desinteresada, tal vez recibiendo pocos elogios públicos o atención. En vez de ello, deben sentir el gran amor del Señor por ellas y sus esfuerzos mediante la influencia del Espíritu Santo. A medida que esos sentimientos vienen, la fe en Jesucristo aumenta. Luego su capacidad para prestar servicio se incrementa.

El poder de los convenios

Se dijo a Emma Smith sobre la obra que ella haría para edificar el reino de Dios. Las jóvenes en la actualidad no son diferentes. A ellas se les dirá, en varias bendiciones, sobre la obra que pueden hacer para ayudar a edificar el reino de Dios en la tierra. Ellas pueden aprender su función en la obra de salvación, no sólo por medio de llamamientos, sino también por medio de la inspiración personal del Espíritu Santo. Recibirán impresiones acerca de qué decir, la manera de testificar, cuándo prestar servicio y cómo actuar con fe.

De hecho, su función en la obra de salvación ya ha comenzado. Comenzó con un eterno y poderoso convenio hecho con Dios en el bautismo y ese convenio se renueva cada semana al tomar la Santa Cena. Estas ordenanzas del sacerdocio funcionan en sus vidas al guardar los mandamientos. Las jóvenes necesitan entender que ya se están dando de su esfuerzo en esta obra a medida que aprenden a honrar sus convenios. Su fortaleza espiritual es tal vez más grande de lo que se imaginan.

Hermana Neill F. Marriott, segunda consejera de la Presidencia General de las Mujeres Jóvenes

Se aconsejó a la esposa del Profeta que guardara los mandamientos y se adhiriera a los convenios que había hecho. Adherirse a los convenios no es poca cosa; adherirse significa resistir y aferrarse. Los convenios hechos con el Padre Celestial llegan por medio del poder del sacerdocio y son promesas eternas. Debido a ello, nos conectan con los poderes del cielo y nos permiten recibir todo lo que el Padre ofrece. El servicio en la obra de salvación se hará efectivo sólo por medio del poder de los convenios.

La obra de salvación

¿Cómo pueden las jóvenes ser dignas de la elección de Dios? ¿Cuál es su lugar en la edificación del reino de Dios sobre la tierra, o en otras palabras, la obra de salvación?

Ellas están aquí para un gran propósito en la Iglesia verdadera del Señor. La naturaleza misma de la mujer es ser una influencia para bien, tanto espiritual como físicamente. “La familia: Una proclamación para el mundo” indica que las mujeres tienen dones especiales para nutrir, y es evidente que son las portadoras de los hijos espirituales del Padre Celestial. ¡Qué gran derecho y confianza Él da a Sus hijas para traer hijos al mundo y que les enseñan la verdad!

A Emma Smith se le dio una lista de responsabilidades en la sección 25. La función de cada persona en la edificación del reino puede ser diferente, pero fíjense en el consejo dado a Emma sobre la manera de cumplir con su obra: al consolar, exhortar y explicar las Escrituras por la guía del Espíritu. Ésas son palabras valientes, incluso hasta audaces. Las jóvenes pueden hacer todas estas cosas ahora. Cuanto más las hacen, más entran en la obra de salvación. Lean también las advertencias a Emma Smith: cuidarse del orgullo, continuar con mansedumbre, no murmurar y guardar los mandamientos continuamente.

Mujeres jóvenes elegidas

En 1 Nefi 19:23, se nos enseña a “[aplicar] todas las Escrituras a nosotros mismos”. Al aplicar Doctrina y Convenios 25 a nosotras mismas, esas palabras sagradas dadas a Emma Smith también pueden guiar a cada mujer joven como una hija elegida de Dios para llegar a ser una maestra eficaz, para nutrir con el Evangelio, para ser una esposa que consuela, madre inspirada, misionera de toda la vida y líder valiente.

Cuando nos mantenemos fieles a nuestros convenios, somos escogidas, incluso elegidas para la obra del reino y nuestro será el gozo.