Ayuden a las Mujeres Jóvenes a cumplir con su función en la obra de Salvación

Por Por Carol F. McConkie, primera consejera de la presidencia general de las Mujeres Jóvenes

  • 30 Septiembre 2013

Los líderes de la Iglesia han pedido a los jóvenes Santos de los Últimos Días a tomar parte en la obra de salvación. Cuando los jóvenes escogen defender la verdad y la rectitud, llegan a ser emisarios poderosos en la causa de Cristo, dicen los líderes.

Puntos destacados del artículo

  • Los padres y líderes pueden ayudar a fortalecer y preparar a las mujeres jóvenes a cumplir con su función divina en la obra de salvación.
  • A medida que las jovencitas aprenden a apoyarse en la “palabra de Dios”, los padres y líderes las pueden invitar a compartir y aplicar lo que están aprendiendo.

“Cuando una jovencita escoge vivir las normas y guardar los mandamientos de Dios, la influencia de su dulce ejemplo, y la eficiencia de sus palabras llenas del Espíritu, le permite cumplir con su responsabilidad del convenio en la obra de salvación”. —Carol F. McConkie, de la Presidencia General de las Mujeres Jóvenes

Hace poco, asistí a una reunión sacramental en Arizona, donde escuché a un joven muy feliz compartir su testimonio de las bendiciones del evangelio de Jesucristo en su vida. Él se acababa de bautizar. Dijo que debía su gozo al ejemplo de una jovencita llamada Kirsten. Ella había dicho que no a salir en una cita con él porque tenía 15 años, y explicó que los mormones no salen en citas sino hasta los 16 años. Este joven nunca había oído de los mormones antes.

La determinación de Kirsten de esperar hasta los 16 años para salir en citas le intrigó y comenzó a hacer preguntas en cuanto a la Iglesia. Después de un tiempo, Kirsten lo invitó a asistir a la Mutual, donde conoció a más jóvenes que habían tomado la decisión de vivir las normas de Para la Fortaleza de la Juventud. Debido a que continuó haciendo preguntas, le dieron un Libro de Mormón y lo alentaron a recibir las charlas de los misioneros. Mientras asistía a una conferencia de la juventud, leyó la invitación de Moroni de orar con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, de preguntar a Dios si el Libro de Mormón era verdadero. Mientras oraba, sintió una apacible seguridad de que sí lo era. Decidió bautizarse.

Cuando una joven escoge defender firmemente la verdad y la rectitud, llega a ser un emisario poderoso en la causa de Cristo. Cuando una jovencita escoge vivir las normas y guardar los mandamientos de Dios, la influencia de su dulce ejemplo, y la eficiencia de sus palabras llenas del Espíritu, le permiten cumplir con su responsabilidad del convenio en la obra de salvación.

Como padres y líderes, fortalecemos y preparamos a las jovencitas para cumplir con su función divina en la obra de salvación. Ayuden a las jóvenes a saber que en la vida preterrenal, hicieron un convenio con Dios. “Acordamos, en ese momento y en ese lugar, que seríamos… salvadores para toda la familia humana… Así el plan llegó a ser… no solamente la obra del Padre, y la del Salvador; también pasó a ser nuestra obra” (John A. Widtsoe, Utah Genealogical and Historical Magazine, octubre de 1934, pág. 189). Creo que antes de nacer, las jóvenes “recibieron sus primeras lecciones… y fueron [preparadas] para venir en el debido tiempo del Señor a obrar en su viña en bien de la salvación de las almas de los hombres” (D. y C. 138:56).

En la vida terrenal, las jovencitas hicieron convenio en su bautismo de “ser testigos de Dios en todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar” (Mosíah 18:9). Los líderes enseñan lecciones de Ven, sígueme: Recursos de aprendizaje para los jóvenes para ayudar a edificar un firme fundamento de fe y testimonio basado en las Escrituras y en las palabras de los profetas. Los jóvenes las leen y estudian para encontrar respuesta a sus preguntas. Se deleitan en las palabras de Cristo, que les dirán todas las cosas que deben hacer (véase 2 Nefi 32:3). Buscan y encuentran la verdad. Aprenden a apoyarse en la “palabra de Dios, que es viva y poderosa” (Helamán 3:29).

Además, los líderes invitan a las jovencitas a compartir lo que han aprendido.

Cuando las jóvenes enseñan, aprenden. Al enseñar principios del Evangelio y testificar de ellos, el Espíritu Santo tiene la oportunidad de confirmar a su mente y a su corazón que lo que han dicho es verdad. Al enseñar, llegan a estar “siempre [preparadas] para responder… a cada uno que [les] demande razón de la esperanza que hay en [ellas]” (1 Pedro 3:15).

Pero más importante, los líderes invitan a las jóvenes a actuar de acuerdo con los principios doctrinales que han estudiado en clase, y aplicarlos a ellas mismas en sus decisiones diarias. Las jóvenes que escogen obedecer humildemente los mandamientos y que viven por propia voluntad las normas, disfrutan de la compañía del Espíritu Santo. Sienten el amor de Dios y la gracia de la expiación del Salvador en su corazón y en su mente. Al ajustar su vida a la voluntad de Dios y al guardar sus convenios fielmente, llegan a ser discípulas de Jesucristo, con firme determinación de ser fieles a Su Evangelio.

Al observar el gozo de un joven eternamente bendecido por la fidelidad de una jovencita, imaginé el poder de miles de mujeres jóvenes a lo largo de la Iglesia que han recibido lecciones, y están preparadas para trabajar en la viña del Señor para la salvación de las almas de los hombres. Son jovencitas que están listas para permanecer en lugares santos y están preparadas para defender al Salvador como un brillante testimonio de Su Evangelio.