Presidente Eyring: “Nunca están solos en la obra del Señor”

Por Por Sarah Jane Weaver, asistente del editor de Church News

  • 9 Julio 2013

El presidente Henry B. Eyring, Primer Consejero de la Primera Presidencia, habla en el seminario para nuevos presidentes de misión el 24 de junio.

Puntos destacados del artículo

  • El presidente Henry B. Eyring ofreció un mensaje para ayudar a eliminar la falta de confianza en uno mismo durante el seminario para nuevos presidentes de misión.
  • La evidencia de aprobación más clara es que el Señor confía en Sus hijos al mandar el Espíritu a testificarles, guiarlos y ayudarlos, dijo.
  • Las características de un siervo del Señor plenamente calificado describen el poder para trabajar con personas e influir en ellas.

“Nunca están solos en la obra del Señor”. —presidente Henry B. Eyring, de la Primera Presidencia

PROVO, UTAH

El presidente Henry B. Eyring, Primer Consejero de la Primera Presidencia, ofreció un mensaje destinado a ayudar a eliminar la falta de confianza en uno mismo durante el seminario para nuevos presidentes de misión el 24 de junio.

“Nunca están solos en la obra del Señor”, dijo. “Quienes somos llamados por Dios sabemos que es verdad, pero a veces sentimos o actuamos como si no fuera una realidad posible ni constante al servir en el reino de Dios”.

“Si pudieran sentir la realidad de lo que significa ser llamados a la viña para trabajar con Él, Él reemplazaría la falta de confianza con valor para avanzar”, dijo él.

El presidente Eyring dijo que sólo el Padre, Su Hijo Amado y el Espíritu Santo pueden brindar la seguridad que todos necesitamos para avanzar con resolución en el servicio. “Lo que importa no es lo que hemos hecho”, dijo. “Sino cómo ha cambiado nuestro corazón mediante nuestra fiel obediencia. Eso sólo lo sabe Dios”.

El presidente Eyring dijo que todos sienten algo de satisfacción y seguridad cuando se les dice lo bien que hicieron algo. Pero, añadió, sólo Dios conoce el corazón de la persona.

“Hay sólo un espectador en el que puedo confiar absolutamente”, dijo. “Únicamente Dios puede pronunciar el encomio: ‘Bien, buen siervo y fiel’ (Mateo 25:21). Y el encomio que necesitamos es saber que, sirviéndolo fielmente, hemos llegado a ser más parecidos a Él”.

El presidente Eyring dijo que la evidencia de aprobación más clara es que el Señor confía en Sus hijos al mandar el Espíritu a testificarles, guiarlos y ayudarlos en la cosecha. “He comprobado que eso sólo llega después de orar, escudriñar las Escrituras y las palabras de los profetas vivientes, obedecer con exactitud, amar a otros, escuchar con humildad al Espíritu y trabajar prolongada y arduamente”.

El presidente Eyring dijo que deseaba que el proceso requiera menos esfuerzo y que la aprobación llegara más rápidamente. “Ojalá la cosecha fuera fácil y el Espíritu Santo nos fuese dado tras simplemente pedirlo… El Espíritu Santo llega cuando damos todo de nosotros y es Él quien nos purifica y comunica la aprobación del Señor”.

Las características de un siervo del Señor plenamente calificado describen el poder para trabajar con personas e influir en ellas, dijo él. “Entre ellas se hallan al menos estas cinco: templanza, paciencia, bondad fraternal, caridad y humildad. Esto se debe a que nunca estamos solos en el servicio al Señor; siempre trabajamos junto a nuestro Maestro y servimos a otras personas”.

Los nuevos presidentes de misión toman notas durante una sesión de capacitación el 24 de junio.

El presidente Eyring ofreció una sugerencia para los maestros exitosos: “Se trata de trabajar con fe a fin de sentir el amor verdadero de Dios por el alumno”, dijo.

“Cada palabra de esa idea cuenta. Se requiere fe en que el Salvador ama tanto a cada alumno que pagó el precio de sus pecados. Eso requerirá mucha fe con algunas personas a quienes sus misioneros les enseñarán. Requerirá esforzarse en la oración y el estudio de las Escrituras a fin de obtener esa fe y sentir ese amor. Se necesita más que empatía. Quizá exija pedirle al contacto que se comprometa a hacer cosas difíciles”.

La enseñanza, agregó, es sólo una de las maneras de trabajar de los Santos los Últimos Días y para los demás en nuestro servicio misional. “Pero todo lo que hagamos debe nacer del amor de Dios para que sea provechoso… Nuestro objetivo es hacer lo mejor que podamos para que el Señor introduzca esa elevada norma en la vida diaria de nuestros misioneros, en la nuestra y en el corazón de los miembros que el Señor invita a servir junto a nosotros en la viña”.