Enseñen a sus hijos a sentir y a expresar gratitud

Por Bonnie L. Oscarson, Presidenta General de las Mujeres Jóvenes

  • 25 Noviembre 2014

Utilicen la Guía para el Estudio de las Escrituras para encontrar y leer tantas Escrituras como sea posible sobre la importancia de la gratitud y dar gracias en nuestra vida.

Cada noche durante la cena, la familia de mi hija pasa por un ritual llamado “Rosa, espina y capullo”. Alrededor de la mesa cada miembro de la familia expresa una cosa buena acerca del día, una cosa que fue difícil y algo que esperan para el día siguiente.

La mejor parte de esta tradición es la primera parte: “la rosa”, debido a que invita a cada uno a encontrar lo bueno en su día y estar agradecidos. Esta invitación a encontrar lo bueno en su vida diaria es una maravillosa manera de cultivar el atributo importante de la gratitud en la vida de un niño.

En el Libro de Mormón, Amulek invita a un grupo de personas a “[vivir] cada día en acción de gracias” (Alma 34:38). Enseñar a nuestros hijos a vivir la vida con aprecio y gratitud por las muchas bendiciones que disfrutan todos los días acentúa lo positivo y les ayuda a sentirse felices y positivos acerca de la vida.

El élder Joseph B. Wirthlin dijo lo siguiente acerca de la característica de la gratitud: “Es una cualidad que he encontrado en cada persona feliz que conozco. Es una cualidad que al instante hace que una persona sea más agradable y esté en paz. Donde hay abundancia [de gratitud], hay felicidad” (“Live in Thanksgiving Daily”, Ensign, septiembre de 2001, pág. 8).

¿Qué madre o padre no querría esto para sus hijos? Y no obstante, cada vez más, vivimos en un mundo donde aun cuando nuestros jóvenes pueden experimentar una abundancia de bendiciones materiales y tener oportunidades ilimitadas para ricas experiencias, suelen sentir que algo les falta en su vida. Algo que se pierde en ocasiones es ese sentimiento de aprecio y gratitud por todas las bendiciones que han recibido.

Un simple ritual de cómo identificar una “rosa, una espina y un capullo” todos los días ayudó a una familia a reconocer lo bueno en su vida.

Una forma en la cual podemos cultivar la calidad de la gratitud y el agradecimiento en nuestra vida es desarrollar lo que llama el presidente Thomas S. Monson “una actitud de agradecimiento” en todo lo que hacemos (“Una actitud agradecida”, Conferencia General de abril de 1992).

Si nosotros, como padres, hacemos un esfuerzo consciente de expresar nuestro agradecimiento por nuestros hijos, por el Evangelio, por las bendiciones materiales y por todo lo bueno en nuestra vida, a menudo y en voz alta, se establecerá un modelo a seguir para nuestros hijos. Ayudará a dirigir sus pensamientos fuera de ellos mismos y naturalmente comenzarán a buscar las bendiciones en su propia vida.

Podemos desear planificar una noche de hogar donde consideremos las muchas formas en que el Señor nos ha bendecido en el último año y expresarlas unos a otros o escribirlas como parte de nuestro registro de historia familiar.

Utilicen la Guía para el Estudio de las Escrituras para encontrar y leer tantas Escrituras como sea posible sobre la importancia de la gratitud y dar gracias en nuestra vida. Aquí hay algunas para empezar: D. y C. 59:21; 46:32; Mosíah 2:19-21; y ésta alegre de Salmos 100:3-4. Al leer D. y C. 59:5-7, “Por tanto, les doy un mandamiento… Darás las gracias al Señor tu Dios en todas las cosas”, comenzamos a entender, como el presidente Marion G. Romney ha señalado una vez, esa gratitud “no es simplemente un gesto de cortesía, es un mandamiento tan irrevocable para nosotros como cualquier otro mandamiento” (“Gratitud y reconocimiento”, Conferencia General de octubre de 1982).

Podemos enseñar a nuestros hijos que una de las partes más importantes de cualquier oración es la gratitud. Tomarse el tiempo para expresar gratitud a nuestro Padre Celestial por sus abundantes bendiciones cada vez que oramos por la comida, al hacer las oraciones personales o cuando se efectúan las oraciones familiares enseña a los niños a ser conscientes de sus bendiciones y expresarlas antes de pedir más bendiciones.

Expresar gratitud a menudo por el don supremo de la Expiación, recuerda a los niños del Salvador y de Su importancia para cada uno de nosotros. Incluso de vez en cuando podemos ofrecer una oración familiar que se componga sólo expresiones de gratitud por las abundantes bendiciones que disfrutamos como familia. Qué maravilloso mensaje para que escuchen nuestros hijos.

¡Enseñen a los niños a tomar tiempo para expresar agradecimiento a los amigos y a los familiares por los actos de bondad que se efectúen por ellos o simplemente para decir “te quiero y te aprecio!”. Comiencen por expresar agradecimiento por sus hijos al observarlos mientras ellos están haciendo algo notable.

Siempre me ha encantado este pasaje de Salmos 118:24, que dice: “Éste es el día que hizo Jehová; nos regocijaremos y nos alegraremos en él”. Hacer de la gratitud una parte importante de nuestra vida invita al Espíritu y nos recuerda ser alegres.