Los jóvenes responden a la invitación de un Apóstol

Por Por Melissa Merrill, Noticias y eventos de la Iglesia

  • 11 Enero 2012

Cuando Madison Lee, de 17 años, empezó a trabajar en la obra de historia familiar, nunca pensó encontrar 400 miembros de su familia que necesitaban que se efectúen ordenanzas por ellos. Pero eso fue exactamente lo que ocurrió. “Hemos crecido rodeados de tecnología”, se dijo Madison a sí misma y a sus amigos. “El élder Bednar dijo que estamos preparados para esta obra y he visto que es verdad. Tiene mucho sentido el que nosotros participemos”.

“La obra de historia familiar es realmente personal y me ha brindado mucho gozo”. Sarra Erb, 17 años.

Para Sarra Erb, de 17 años, de Oklahoma, EE. UU., realmente empezó en la primavera de 2011, cuando fue llamada a servir en el comité de conferencias de la juventud de su estaca para la Jornada pionera de 2012 en Nauvoo, Illinois. Los jóvenes de la estaca tenían que preparar nombres de su historia familiar para llevarlos al templo, lo cual significaba que a todos los jóvenes se les hablaría de la obra de historia familiar.

Entonces, en octubre, la situación realmente se aceleró. Para comenzar, Sarra escuchó un discurso de la conferencia dirigido a ella y a otros jóvenes de la Iglesia de todo el mundo. En su discurso “El corazón de los hijos se volverá”, el élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó a los jóvenes que “no tienen que esperar hasta tener una edad determinada para cumplir con su responsabilidad de colaborar en la obra de salvación a favor de la familia humana”.

Sólo dos semanas después, Sarra dio un discurso en una charla fogonera para jóvenes de la estaca a fin de presentar el tema de conferencia de la juventud 2012 de su estaca. En su discurso habló sobre uno de sus antepasados, Robert, de quien sus abuelos le habían hablado recientemente. Este antepasado había vivido en Sudáfrica, donde era dueño de 17.000 acres de tierra, un hostal con alojamiento y desayuno, una herrería y una taller de carretero. Más tarde, después de escuchar la invitación de un profeta viviente, lo dejó todo y se trasladó a Utah, usando sus amplios recursos económicos para ayudar a otras personas a realizar ese viaje también.

Sarra se da cuenta que, al igual que Robert, ella también tiene la oportunidad de responder a la invitación de un profeta, vidente y revelador, al tomar en serio el desafío del élder Bednar. “Cuando dijo que su discurso era para los jóvenes, me entusiasmó”, dijo ella. Y, entretanto, tiene la oportunidad de ayudar a otras personas. Ella y sus amigos están aprovechando las oportunidades de asistir a clases de historia familiar después de la Mutual, y a menudo se encuentran hablando acerca de lo que hacen mientras participan en charlas fogoneras, bailes y otras actividades de los jóvenes.

“Es mucho más que simplemente sentarnos por unas cuantas horas”, dijo Sarra. “No puedes hacerlo a medias. Se trata de buscar las historias y meterse de lleno en ello. La obra de historia familiar es realmente personal y me ha brindado mucho gozo”.

Los jóvenes de todo el mundo están respondiendo en forma parecida. En el mundo entero, los jovencitos y las jovencitas ven que muchas bendiciones provienen de su participación en la obra de salvación.

Encontrar tiempo

Al igual que muchos adolescentes, Brandyn Young, de 16 años, de Arkansas, EE. UU., está muy ocupado. Asiste a las clases de seminario matutino, juega en un equipo de fútbol americano que es campeón en su estado, toma clases avanzadas como preparación para la universidad, canta en el coro de la escuela y presta servicio en funciones de gobierno estudiantil. Pero no ha permitido que todo ello sea una excusa para no responder a la directiva de los líderes de la Iglesia.

Un sábado por la mañana, después de volver a casa de correr, escuchó en su teléfono un discurso de la conferencia general. Era el mensaje del élder Bednar.

“Empezó invitando específicamente a los jóvenes a escucharle”, explica Brandyn. “Y entonces siguió comentando cómo habíamos sido preparados para usar la tecnología. Es nuestra generación conocedora de tecnología la que nos ha preparado para que participemos en la obra de historia familiar.

“Eso realmente me impresionó. Con frecuencia, me he preguntado por qué el Padre Celestial me había enviado a la tierra en este tiempo y aquí estaba la respuesta: una de las razones era para que participara en la obra de historia familiar”.

Brandyn reconoció que lo que estaba sintiendo era un susurro del Espíritu Santo. Fue al piso de arriba y entró en el sitio web de historia familiar de la Iglesia, FamilySearch.org, y dedicó un rato a mirar de que se trataba. Entonces, dado que tenía mucha tarea de la escuela, Brandyn guardó la dirección del sitio y decidió que volvería más tarde.

Y lo hizo. Sabía que en unas cuantas semanas su barrio realizaría un viaje semianual al templo para los jóvenes y quería llevar el nombre de un familiar para su hermano Benjamin, quién iría al templo por primera vez. Brandyn encontró el tiempo para investigar en historia familiar y encontró un antepasado, también llamado Benjamin. Con la ayuda de su padre, Brandyn preparó el nombre para efectuar la obra del templo.

Dos semanas después, Brandyn volvió a casa a las 2:00 de la madrugada del sábado después de un partido de campeonato de fútbol americano que se jugó el viernes por la noche. Sólo tres horas más tarde, a las 5:00 de la mañana, salió con su barrio para ir al templo. Aunque el viaje significaba hacer muchos sacrificios de su parte, Brandyn dijo que estaba agradecido de la oportunidad de haber preparado un nombre para su hermano y de haber podido ir con él al templo.

“No encuentro palabras para describir el sentimiento que tuve cuando encontré a mi antepasado Benjamín”, dijo. “Antes de esto, los nombres no eran más que nombres. Pero dado que este nombre era mi antepasado, me ayudó a darme cuenta que todos los nombres por los que efectuamos la obra son personas reales.

“En el momento que tengo este sentimiento en particular, sé que debo ir y efectuar la obra”, añadió. “Tuve ese sentimiento cuando escuché el discurso del élder Bednar. Sabía que tendría tiempo para hacer todo si obedecía la inspiración que había sentido”.

Descubrir talentos

Cuando Madison Lee, de 17 años, de Utah, EE. UU., supo que a los jóvenes de su barrio se les había invitado a encontrar el nombre de uno de sus antepasados antes de la jornada pionera en el verano de 2011, pensó: “¡No me digas!”. Van a querer que hagamos historia familiar”.

Pero su actitud cambió cuando sus padres invitaron a un miembro del barrio a ir a su casa un domingo, después de las reuniones de la Iglesia. Este vecino enseñó a Madison cómo navegar y usar new.FamilySearch.org y en 10 minutos habían encontrado a uno de los antepasados de Madison, por quien no se había efectuado la obra en el templo.

“Pensé: ‘¡Vaya! ¡Qué bien!’”, dijo Madison. “Después, nuestro vecino se fue, pero me dijo que podía llamarle si encontraba más nombres”.

Media hora más tarde, ella había encontrado otros doce nombres.

Madison estaba intrigada. El día siguiente era festivo y, dado que no tenía que ir a la escuela, continuó la búsqueda por otras cuatro o cinco horas, poniendo más atención en buscar a nivel “horizontal” que “vertical”. (De hecho, en lugar de ir otra generación hacia atrás, Madison fue buscando los hermanos, hermanas y conyugues de las personas.) El resultado: 400 nombres más.

“Hice una gran búsqueda lateral”, dijo. “No iba directamente hacia atrás. Porque estas personas también estaban relacionadas a mí, aunque fuera sólo mediante matrimonios u otros vínculos”.

Cuando los vecinos de Madison, que habían orado desde hacía mucho tiempo para encontrar nombres de familiares para llevar al templo, supieron de su éxito, la invitaron a investigar en su árbol genealógico. Madison rápidamente encontró en su línea familiar a una familia con ocho hijos, quienes necesitaban que se efectuaran las ordenanzas por ellos.

“Me di cuenta de que éste era uno de mis talentos”, dijo. “Podía buscar y encontrar rápidamente lo que necesitaba. Sencillamente parecía que era algo para lo que yo había sido preparada”.

Ella ha empezado a unir sus hallazgos con la obra del templo, la cual ella y su hermana menor, Ashlynn, quien acaba de cumplir 12 años, tienen planes de efectuar juntas. “Esta obra se trata de reunir otra vez a las familias”, dijo. “Se siente una conexión muy personal”.

“Te entusiasma”, continuó. “Recuerdo la primera vez que encontré ese nombre, me llenó un gozo inmenso. Estaba tan contenta por haberlo encontrado. Siento lo mismo cada vez que encuentro otro nombre. Es como recibir un gran abrazo. No estoy segura de poder describirlo claramente, así que trato de ayudar a mi familia y a cualquier otra persona para que vaya y lo intente, para que tenga también ese mismo sentimiento”.

Actualmente muchas personas buscan a Madison para que les ayude con su investigación. “Hemos crecido rodeados de tecnología”, se dijo Madison a sí misma y a sus amigos. “La usamos para hacer nuestras tareas de la escuela. Escribimos ensayos con ella. Participamos en juegos con ella. El élder Bednar dijo que estamos preparados para esta obra y he visto que es verdad. Tiene mucho sentido el que nosotros participemos”.

Encontrar familiares

Cuando Kylie Treadwell, de Texas, EE. UU., acababa de cumplir 12 años vio que los adolescentes mayores de su barrio llevaban los nombres de su familia al templo para hacer bautismos y confirmaciones, ella quiso hacer lo mismo. Al ir creciendo y recibir su bendición patriarcal, la cual habla acerca de su contribución a los esfuerzos de historia familiar, supo que esta obra sería una parte importante de su vida.

Ahora que Kylie tiene 16 años, ha continuado participando en historia familiar. Con la ayuda de los especialistas en historia familiar de su barrio, ha podido encontrar a miembros de 16 generaciones de su árbol genealógico, y corregir los errores que ha encontrado. Incluso ha podido utilizarlo como motivador para realizar un proyecto de árbol genealógico que estaba haciendo para una organización fuera del programa de estudios en la que participa.

Pero su búsqueda implica mucho más que encontrar nombres y fechas. Usando FamilySearch y programas comerciales, también fue uniendo sus historias. Por ejemplo, aprendió que uno de sus antepasados había sido herrero antes de la Guerra Civil de los Estados Unidos y más tarde se convirtió en granjero. Esa información la ha llevado a pensar que podría haber resultado herido durante la guerra.

Conocer detalles acerca de sus vidas e historias en cuanto a sus experiencias, le ha ayudado a Kylie a sentirse más familiarizada con sus antepasados. “Estoy descubriendo que mis antepasados son parte de mí”, dijo. “Estoy aquí gracias a ellos y soy quien soy por ellos”.

Los antepasados de Kylie no son los únicos miembros de la familia con los que ella está entrando en contacto. Dijo que historia familiar le ha brindado la oportunidad de conocer también a sus parientes que están vivos.

“He hablado con otros miembros de mi familia, mis abuelos, tías y tíos, acerca de la historia familiar que ellos han hecho”, dijo Kylie. “No son miembros de la Iglesia, pero una noche, durante las vacaciones de Acción de Gracias, pasamos toda la noche hablando de nuestra familia”.

Kylie dijo que, en particular, se siente agradecida de la oportunidad de familiarizarse con su abuelo, quien sacó todo tipo de archivadores que contenían información genealógica. “Sin ninguna duda, ahora siento que lo conozco mejor”, dijo. “Ahora tenemos una relación más fuerte que antes”.

Kylie sabe que vivir en la era de la información convierte la tarea de investigación en una tarea regular. Pero la investigación de historia familiar, dijo, es notablemente distinta.

“Esto es diferente a una búsqueda en Google”, dijo. “Es más personal que eso porque son tus antepasados, tu familia, a quienes estás encontrando. Han esperado por ti, para que efectúes la obra por ellos. Y cuando realmente te dedicas a ella, el Espíritu… te ayuda a hacer aquello que sea necesario para encontrarles”.