1990–1999
“Que Jehová os bendiga y os guarde”
Octubre 1991


“Que Jehová os bendiga y os guarde”

“Los oradores de la conferencio han hecho hincapié en los problemas de nuestra época y en la necesidad que tenemos de asegurarnos de que nuestra vida este de conformidad con los principios del evangelio.”

Es costumbre que el Presidente de la Iglesia dirija la palabra al cierre de las conferencias generales. Seria un placer para todos nosotros si el presidente Ezra Taft Benson pudiera dirigirnos la palabra. A los 93 años de edad, no sufre dolores físicos, se desplaza de un lugar a otro, se reúne en ocasiones con la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce y esta al tanto de vuestra fe, de vuestras oraciones y expresiones de amor hacia el. Nos sentimos agradecidos que el Presidente Benson haya podido asistir a parte de las sesiones de apertura del sábado y del domingo en la mañana.

Como nuestro querido Profeta no podrá dirigirnos la palabra, se me ha pedido que lo haga en su nombre. Por eso ruego que el Señor me de la inspiración que necesito al ser el portador del amor y consejo del Profeta.

Esta ha sido una gloriosa conferencia. Los oradores han sido inspirados, las oraciones que se han ofrecido han salido del corazón, y por cierto que la música ha sido “la canción de los justos” y “una oración para [el Señor] “ (véase D. y C. 25:12). Expresamos nuestro agradecimiento a todos aquellos que de alguna forma hayan hecho de esta una conferencia memorable.

Extrañamos al élder Derek A. Cuthbert, quien regresó a su hogar celestial el 7 de abril de 1991; rememoramos el testimonio que tenia de la verdad concerniente a su obra y nos maravillamos por todo lo que logró hacer, aun con las limitaciones de su salud. En nuestras oraciones tenemos presentes a su esposa Muriel y a cada uno de sus hijos.

Los oradores de la conferencia han hecho hincapié en los problemas de nuestra época y en la necesidad que tenemos de asegurarnos de que nuestra vida este en armonía con los principios del evangelio, de que todos seamos dignos de contar con la compañía del Señor para que nos guíe en nuestra jornada terrenal y, por medio de la obediencia a Sus mandamientos, seamos merecedores de las bendiciones que El desea darnos.

Con frecuencia el presidente Ezra Taft Benson ha recalcado la importancia de la familia. El declaró:

“Recordad, la familia es una de las fortalezas mas grandes de Dios contra la maldad de hoy día. Ayudad a mantener a vuestra familia fuerte y unida y digna de las bendiciones de nuestro Padre que esta en los cielos. Al hacerlo, recibireis fe y fortaleza, las que bendecirán vuestras vidas para siempre” (“Para la ‘juventud bendita’”, Liahona, julio de 1986).

“Nuestro hogar necesita de las bendiciones que se reciben al orar a Dios todos los días … Los problemas y las dificultades del día se desvanecen cuando la familia se une en oración; aumenta la unidad familiar, se fortalecen los lazos del amor y se recibe la paz celestial” (“So Shall Ye Reap”, Salt Lake City: Deseret Book Co., 1960, pág. 107-108).

El presidente Benson siempre ha destacado la fortaleza de los jóvenes y la responsabilidad que tenemos hacia ellos. El aconsejó lo siguiente:

“Uno de los grandes requisitos que el Señor nos manda cumplir es el de proporcionarles un hogar cuya influencia sea buena y positiva. En el futuro, no tendrá importancia el valor de los muebles ni el tamaño de la casa, sino el hecho de que nuestros hijos se hayan sentido amados y comprendidos en el hogar. Lo que entonces será de gran importancia es si allí existieron la felicidad y el regocijo o la envidia y la contención” (“Las grandes responsabilidades de los padres”, Liahona, agosto de 1981, pág. 54).

Al presidente Benson le gusta muchísimo reunirse y estrechar la mano de los niños y de los jóvenes. El ha viajado mucho por toda la Iglesia y siempre ha sentido una satisfacción especial en cantarles a los niños la canción “A Mormón Boy” (“Un niño mormón”).

El recibe muchas cartas de los niños; algunas son graciosas y otras muy tiernas. Por ejemplo, en una ocasión el estaba internado en el hospital y le habían puesto un marcapasos (aparato que provoca la contracción del corazón). [En ingles, la palabra pacemaker, que quiere decir marcapasos, suena muy parecida a peacemakers, que significa pacificadores.] Una niña le escribió una cartita que decía:

“Querido presidente Benson:

“Yo se que usted se va a mejorar porque la Biblia dice: ‘Bienaventurados los marcapasos”’.

No pude menos que llorar cuando leí con nuestro Profeta una carta que escribió el padre de un niño. La carta comenzaba diciendo:

“El pasado mes de abril, mi esposa y yo estabamos mirando la sesión de la conferencia del domingo por la tarde. Nuestro hijito de tres años, Christopher, estaba de pie, sobre una silla, jugando con arcilla en la cocina, escuchando la conferencia por la radio. Cuando entramos en la cocina, después de haber oído las palabras finales del presidente Benson dirigidas a los niños, Christopher dijo con entusiasmo:

‘Ese hombre en la radio dijo que si cometemos algún error, nuestro Padre Celestial igual nos ama’. Esa simple declaración ha dejado una impresión imperecedera y muy significativa en nuestro hijo. Cada vez que le pregunto que dijo el presidente Benson, me contesta siempre con el mismo entusiasmo. Es un consuelo para el saber que tiene un Padre Celestial amoroso y misericordioso “ .

Esa anécdota es un ejemplo de la gran influencia que el presidente Benson ha tenido siempre en los demás. El es muy gentil, amable y amoroso. El es vuestro amigo y mi amigo y el conoce al Señor, nuestro Salvador.

Al concluir esta conferencia, me dirijo a vosotros en el nombre del presidente Benson y en el de todas las Autoridades Generales al deciros:

Que Jehová os bendiga y os guarde; que haga resplandecer Su rostro sobre vosotros y tenga misericordia; que alce sobre vosotros Su rostro y os de paz (véase Números 6:24-26). En el nombre de Jesucristo. Amén.