1990–1999
Nuestro Ambiente Moral
Abril 1992


Nuestro Ambiente Moral

“Toda alma aprisionada en un campo de concentración de pecado y culpabilidad tiene una llave de la puerta.”

He sido Autoridad General por mas de treinta años y miembro del Quórum de los Doce Apóstoles por veintidós. Durante esos años, he entrevistado no se a cuantos, por cierto miles de miembros de la Iglesia, y hemos hablado en términos íntimos en cuanto a su dignidad, sus tristezas y su felicidad. Menciono esto únicamente con la esperanza de que las credenciales de mi experiencia os persuada a considerar seriamente algunos asuntos que nos tienen bastante preocupados.

AMBIENTE MORAL

Hoy me dirijo a los miembros de la Iglesia en calidad de uno que se preocupa por el ambiente. Mi mensaje no es en cuanto al ambiente físico, sino al moral y espiritual en el que debemos criar a nuestras familias. Al hacer una prueba del medio ambiente moral, encontramos que el índice de contaminación continua empeorando.El Libro de Mormón describe a la humanidad luchando por avanzar a través de un “vapor de tinieblas” interpretado como “las tentaciones del diablo” (1 Nefi 8:23; 12:17). De tanta densidad era esta contaminación moral, que muchos se desviaron “por senderos extraños” y “cayeron en senderos prohibidos y se perdieron” (véase 1 Nefi 8:23–32).La contaminación intencional de la fuente de vida ahora obscurece nuestro ambiente moral. El don de la vida mortal y la capacidad de engendrar otras vidas es una bendición celestial. Su valor es ¡incalculable!

EL AMBIENTE ESPIRITUAL

La rápida y extensa deterioración de los valores morales se caracteriza por una preocupación -incluso una obsesión- con el acto procreativo.

La abstinencia antes del matrimonio y la fidelidad dentro de el se ridiculizan públicamente; el matrimonio y la paternidad se ridiculizan como algo opresivo e innecesario. La modestia, una virtud de personas o sociedades refinadas, ha dejado de existir.

EL TENTADOR

El adversario tiene celos de todos aquellos que tienen el poder de procrear. El no puede engendrar vida: es impotente. El, así como todos aquellos que lo siguieron, fueron expulsados y perdieron el derecho a tener un cuerpo mortal. Sus ángeles incluso imploraron poder habitar los cuerpos de los cerdos (véase Mateo 8:31). Y. según la revelación, lo que el quiere “es que todos los hombres sean miserables como el” (2 Nefi 2:27).

Con cada vez menos excepciones, lo que vemos, leemos y oímos tiene como tema principal el acto sexual. Se prohibe la censura en el escenario por considerarse una violación de la libertad individual.

Aquello que debería ser absolutamente privado se expone y se representa abiertamente. Y en las sombras, detrás del escenario, hay drogas, pornografía, perversión, infidelidad, aborto y -el pecado mas lamentable de todos- el incesto y el abuso sexual. A todo esto se suma ahora una plaga de proporciones bíblicas. Y todos estos pecados van en aumento.

La sociedad rehusa toda responsabilidad excepto para enseñar a los niños de edad escolar el proceso físico de la reproducción humana a fin de evitar el embarazo y las enfermedades, y de proveerles a los adolescentes lo que se supone los protegerán contra ambos.

Siempre que se haga algún esfuerzo para incluir en estos cursos valores básicos universales, no solamente de la Iglesia, sino de la civilización, de la sociedad, surgen las protestas: “Están imponiendo su religión en nosotros, violando así nuestra libertad”.

LIBERTAD DE ELECCIÓN

Aunque se aprueban leyes para disminuir la contaminación de la tierra, cualquier propuesta que se haga para proteger el ambiente moral y espiritual es rechazada y censurada como una restricción de la libertad, el albedrío y el derecho de elección.

Es interesante cómo una virtud, cuando se le da un énfasis exagerado o fanático, puede usarse para derribar otra virtud; apelando a la libertad, se invoca una virtud para proteger el juicio. Aquellos que tengan la determinación de transgredir las leyes ven cualquier regla referente a su tipo de vida como una interferencia a su libertad y esperan que se toleren y se perdonen sus acciones haciéndolas legales.

Las personas que por lo general son razonables dicen: “A mi eso no me incumbe, pero si apoyo la libertad de elección para aquellos que quieren vivir así”.

UN ARGUMENTO ILÓGICO

No importa cuan sublime y moral suene ese argumento en favor de la libertad de elección, es sumamente ilógico. Con ese mismo razonamiento, uno podría insistir que todas las señales o barreras de tránsito, que protegen al descuidado, deberían abolirse, con la teoría de que cada persona debe poder elegir cuanto se acercara al borde del precipicio.

NO HAY LIBRE ALBEDRÍO

La frase libre albedrío no aparece en las Escrituras. El único albedrío de que se habla es el albedrío moral, “… que yo le he dado”, dijo el Señor, “para que todo hombre responda por sus propios pecados en el día del juicio” (D. y C. 101:78; cursiva agregada).

ESCUCHEMOS LA EXHORTACIÓN

El Señor exhorto a los miembros de Su iglesia: “No sea profanado por mis enemigos lo que yo he designado, por consentimiento de aquellos que llevan mi nombre; porque es un pecado muy penoso y grave contra mi y contra mi pueblo” (D. y C. 101:97–98; cursiva agregada).

Debido a que las leyes de los hombres, por lo general, no dan lugar a asuntos morales, se nos enseña a “honrar, sostener y obedecer la ley” (véase Articulo de Fe 12), y “porque quien guarda las leyes de Dios no tiene necesidad de infringir las leyes del país (D. y C. 58:21)

EL DERECHO DE EXPRESARNOS

Cuando surge un asunto moral, los lideres de la Iglesia tienen la responsabilidad de expresar su punto de vista. Los juegos de azar, por ejemplo, son un asunto moral. La vida es un asunto moral. Cuando tiene que ver con la moralidad, tenemos tanto el derecho como la obligación de levantar una voz de amonestación. Nosotros como Iglesia no expresamos opiniones en asuntos políticos a menos que tengan que ver con asuntos morales. Durante treinta años y en miles de entrevistas, nunca le he preguntado a un miembro de la Iglesia a cual partido político pertenecía.

LEYES FÍSICAS Y MORALES

Hay leyes tanto morales como físicas “irrevocablemente decretada[s] en el cielo antes de la fundación de este mundo” (D. y C. 130:20), que el hombre no puede invalidar.

Por ejemplo, ¿pensáis que el votar para anular la ley de la gravedad serviría de algo?

LEY QUE NO SE PUEDE PONER EN VIGENCIA

Suponed que una ley decretara que a los padres se les quitarían los hijos y que el gobierno se encargaría de criarlos. Esa seria una ley terrible, pero probablemente se podría poner en vigor. Cosas como esas se han hecho antes.

Pero suponed que un estatuto de esa ley declarara: “En menos de quince días la madre romperá todos los vínculos emocionales con ese hijo”.

Es absolutamente imposible poner en vigencia esa estipulación. No obstante la severidad del castigo o el numero de personas que la establezcan, sencillamente no se puede imponer porque va en contra de leyes tanto naturales como morales.

No importa que se concedieran quince semanas o meses, o quince años, ¡no se puede poner en vigor! Quizás de resultado con los animales, pero “no toda carne”, según las Escrituras, “es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias” (1 Corintios 15:39). Simplemente no puede dar resultado con las madres humanas. ¡Nunca!

Una ley hecha por el hombre en contra de la naturaleza seria tan imposible de defender como seria imposible poner en vigor una ley que anulara el amor entre madre e hijo.

HIJOS DE DIOS

No se ha revelado ideal mas sublime que la verdad divina de que somos hijos de Dios, y que somos diferentes, por virtud de nuestra creación, de todas las demás criaturas vivientes. (Véase Moisés 6:8C10, 22, 59.)

LA IDEA MALVADA

Ninguna idea ha destruido mas la felicidad, ninguna filosofía ha ocasionado mas dolor, mas aflicción y mas daño; ninguna idea ha hecho mas para destruir la familia que la idea de que no somos progenie de Dios, sólo animales avanzados, compelidos a ceder a todo deseo carnal.

Los animales no están sujetos a leyes morales. No obstante, aunque por lo general son promiscuos cuando responden a sus instintos de apareamiento, estos ritos de acoplamiento están establecidos y tienen límites precisos. Por ejemplo, los animales no se aparean con su propio genero para satisfacer sus instintos de acoplamiento. Ni tampoco expresan esos instintos violando a su propia progenie. Hoy día la fuente de vida se ha relegado a un nivel de placer ilícito que incluso se compra y se vende e incluso se profana en ritos satánicos. Los hijos de Dios se entregan intencionalmente a su naturaleza carnal y, sin remordimiento alguno, desafían las leyes de la moralidad y se degradan a si mismos a un nivel mas bajo que los animales.

MAS ABOMINABLES

Si contaminamos nuestras fuentes de vida, habrá castigos mas “dolorosos” y “difíciles de aguantar” (véase D. y C. 19:15) de lo que pudieran valer todos los placeres físicos. Alma le dijo a su hijo Coriantón: “¿No sabes tu, hijo mío, que estas cosas son abominables a los ojos del Señor; si, mas abominables que todos los pecados, salvo el derramar sangre inocente o negar al Espíritu Santo?” (Alma 39:5.)

El código para la ley moral se encuentra en las Escrituras, en palabras tan sencillas como: “… la maldad nunca fue felicidad” (Alma 41:10). Las Escrituras hablan en términos generales, dándonos la libertad de aplicar los principios del evangelio para hacer frente a las diversas variedades de vida. Pero cuando nos mandan que no hagamos algo, vale mas que pongamos atención.

El único uso legítimo del poder procreativo se lleva a cabo entre marido y mujer, que están legal y lícitamente casados. Cualquier otra cosa es una violación del mandamiento de Dios. En las palabras de Alma: “Os digo que si lo impugnáis, nada importa; porque la palabra de Dios debe cumplirse” (Alma 5:58).

LA MEDIDA DE UN BUEN PADRE

Es un gran desafío criar a una familia en los vapores de tinieblas de nuestro ambiente moral.

Recalcamos que la obra mas importante que podáis llevar a cabo será dentro de las paredes de vuestros propios hogares (véase Harold B. Lee, Ensign, julio de 1913, pág. 98), y que “ningún éxito puede compensar el fracaso en el hogar” (David O. McKay, Improvement Era, junio de 1964, pág. 445).

No obstante, la medida de nuestro éxito como padres no dependerá de la rectitud de nuestros hijos. Ese criterio se aplicaría únicamente si pudiéramos criar a nuestras familias en un ambiente moral perfecto, y eso ahora es imposible.

No es raro que algunos padres pierdan a uno de sus hijos, por un tiempo, a causa de influencias que están fuera de su control. Se angustian por los hijos o hijas rebeldes; sufren y se preguntan por que no pueden hacer nada cuando se esforzaron tanto para hacer lo que debían.

Tengo una firme convicción de que esas influencias inicuas algún día serán abolidas.

“El profeta José Smith enseñó -y jamas enseñó una doctrina mas reconfortante- que el sellamiento eterno de padres fieles y las divinas promesas que se les hayan hecho por su valiente servicio en la Causa de la Verdad, los salvarían no sólo a ellos, sino también a su posteridad.

Aunque algunas ovejas se descarríen, el ojo del Pastor esta sobre ellas, y tarde o temprano sentirán los tentáculos de la Divina Providencia extenderse hacia ellas y acercarías de nuevo al rebaño. Ellos volverán, ya sea en esta vida o en la vida venidera. Tendrán que pagar su deuda a la justicia; sufrirán por sus pecados y tal vez anden por caminos espinosos; pero si esto finalmente los lleva, como al hijo pródigo, al corazón y al hogar de un padre amoroso que perdona, la dolorosa experiencia no habrá sido en vano. Orad por vuestros hijos descuidados y desobedientes; manteneos cerca de ellos mediante vuestra fe. Continuad con esperanza y confianza hasta que veáis la salvación de Dios” (Orson F. Whitney, in Conference Report, abril de 1929, pág. 110).

No se puede recalcar demasiado el valor del matrimonio en el templo, los lazos de unión de la ordenanza selladora y las normas requeridas de dignidad. Cuando los padres guardan los convenios que han hecho en el altar del templo, sus hijos estarán sellados a ellos para siempre. El presidente Brigham Young dijo:

“Dejad que el padre y la madre que sean miembros de esta Iglesia y reino, sigan un camino recto, y se esfuercen con todo su poder para nunca hacer el mal, sino hacer el bien toda su vida; si tienen un hijo o cien, si se comportan con ellos como es debido, acercándolos al Señor por su fe y oraciones, no importa dónde vayan los hijos, ellos están ligados a sus padres por un vínculo eterno, y ningún poder en la tierra o en el infierno podrá separarlos de sus padres en la eternidad; ellos volverán a la fuente de donde nacieron” (Doctrina de Salvación, Joseph Fielding Smith, tomo 2, pág. 84).

ARREPENTIMIENTO

En la batalla de la vida el adversario se lleva a un gran numero de prisioneros. Muchos no saben cómo escapar y se ven obligados a estar en su servicio. Toda alma aprisionada en un campo de concentración de pecado y culpabilidad tiene una llave de la puerta. El adversario no puede detenerlos si ellos saben cómo usarla. La llave tiene un rótulo:

Arrepentimiento. Juntos, los principios del arrepentimiento y del perdón exceden en fortaleza al asombroso poder del adversario.

No se de ningún pecado relacionado con las normas morales por el que no podamos ser perdonados. No hago excepción del aborto. La fórmula es la siguiente:

“He aquí, quien se ha arrepentido de sus pecados es perdonado; y, yo, el Señor, no los recuerdo mas.

“Por esto podréis saber si un hombre se arrepiente de sus pecados: He aquí, los confesara y los abandonara” (D. y C. 58:4243).

NUNCA MAS ME ACORDARÉ DE VUESTROS PECADOS

No importa cuan largo y doloroso sea el proceso del arrepentimiento, el Señor ha dicho: “Este es el pacto que

haré con ellos … Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré… Y nunca mas me acordaré de sus pecados y transgresiones” (Hebreos 10:1g17; cursiva agregada).

Las civilizaciones tales como Sodoma y Gomorra se destruyeron a si mismas mediante la desobediencia a las leyes de la moralidad. “Porque el Espíritu del Señor no siempre contenderá con el hombre. Y cuando el Espíritu cesa de contender con el hombre, entonces viene una repentina destrucción” (2 Nefi 26: 11; véase también Génesis 6:3; Eter 2:15; D. y C. 1:33; Moisés 8:17).

Dios nos ayude a recobrar nuestra sensatez y a comenzar a proteger el medio ambiente espiritual de estos vapores de tinieblas que se hacen mas densos cada día. El destino de la humanidad esta peligrosamente de por medio.

Y que tengamos la protección de Aquel que es nuestro Padre y nuestro Dios, y merezcamos el amor y las bendiciones de Su Hijo, nuestro Redentor, en cuyo nombre testifico, en el nombre de Jesucristo. Amén.