1990–1999
El Lenguaje De La Oración
Abril 1993


El Lenguaje De La Oración

“Cuando hablamos con nuestro Padre Celestial debemos dejar a un lodo nuestras palabras de todos los dios y vestir nuestras oraciones con un lenguaje especial de reverencia y respeto.”

De joven aprendí que debemos demostrar gran respeto por aquellos que tienen el llamamiento de obispos en la Iglesia. Como muestra de respeto, siempre que nos dirigíamos al obispo de nuestro barrio le llamábamos “Obispo Christensen” u “Obispo Calder” o “Hermano Jones”. Jamas le decíamos “señor” o lo llamábamos por su nombre de pila, tal como lo hacíamos con otras personas. Con el obispo, siempre utilizábamos un titulo de respeto.

Cuando cumplí diecisiete años, me enrole en la Guardia Nacional de Utah. Allí aprendí que para dirigirse a un oficial, un soldado debe hacerlo utilizando ciertos términos ya establecidos. Para mi, eso fue otra forma de demostrar respeto por alguien que posee un cargo de mayor jerarquía. Otra cosa que note fue que esa forma especial de expresión servia para recordarle, tanto al soldado como al oficial, las responsabilidades de sus respectivos rangos. Mas tarde comprendí que el mismo razonamiento explicaba por que siempre debían utilizarse los distinguidos títulos de elder y hermana para dirigirse a los misioneros regulares.

Durante mis estudios de derecho me familiarice con el lenguaje formal que los abogados utilizan para hablar con los jueces durante los tribunales. Luego que recibí mi titulo de abogado, trabaje por un año como secretario del juez que presidía la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos. Cuando nos dirigíamos a el, utilizábamos siempre el titulo formal que distinguía su jerarquía como “Juez Supremo de Justicia”. De la misma forma, al dirigirnos a nuestros lideres gubernamentales utilizamos títulos tales como: “Señor presidente”, “Su excelencia”, “Su majestad”, etc. El uso de títulos demuestra respeto por el rango, la jerarquía o la autoridad que estas personas poseen.

Las palabras que utilizamos cuando nos dirigimos a alguien demuestran la naturaleza de la relación que nos une con esa persona; y a la vez, sirven para recordarle, tanto al que habla como al que escucha, los deberes que ambos tienen en esa relación. La forma en que dirigimos la palabra a una persona es también una muestra del respeto o el cariño que sentimos hacia ella.

Lo mismo sucede con el lenguaje que utilizamos para orar. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días enseña a sus miembros a utilizar un lenguaje especial cuando oran a nuestro Padre Celestial.

Cuando vamos al templo o a la capilla con el fin de adorar, dejamos a un lado nuestra ropa de todos los días y nos vestimos con lo mejor que tenemos. Ese cambio de ropa es una muestra de respeto. De la misma forma, cuando hablamos con nuestro Padre Celestial, debemos dejar a un lado nuestras palabras de todos los días y vestir nuestras oraciones con un lenguaje especial de reverencia y respeto. Al ofrecer una oración (en el idioma ingles), los miembros de la Iglesia se dirigen a nuestro Padre Celestial en un lenguaje completamente diferente al que utilizan para hablar con un compañero de trabajo, con un empleado o un jefe, o con un vendedor. Usamos palabras especiales que han sido santificadas mediante su uso en comunicaciones inspiradas, palabras que las personas a las cuales hemos sostenido como profetas y maestros inspirados nos han recomendado y mostrado por medio del ejemplo.

El lenguaje especial de la oración adquiere distintas formas de expresión en los diferentes idiomas, pero el principio es el mismo. Al dirigirnos a nuestro Padre Celestial en oración lo hacemos utilizando palabras que en ese idioma expresan amor, respeto, reverencia y cercanía. Claro esta que la aplicación de este principio varia de acuerdo con la naturaleza de cada idioma en particular, e incluso del formato que se haya utilizado cuando las Escrituras se tradujeron a ese idioma. Algunas lenguas tienen pronombres y formas de verbos que se utilizan solamente cuando se habla con familiares o amigos muy cercanos. Otros idiomas tienen una terminología especial que demuestra gran respeto y que la gente utiliza solamente al dirigirse a un rey u otra persona de elevado rango social. Este tipo de expresiones especiales son apropiadas para dar oraciones en otros idiomas, ya que comunican sentimientos de amor, respeto, reverencia y cercanía.

El idioma ingles que se habla en la actualidad no tiene verbos ni pronombres que expresen familiaridad o sean honoríficos. Cuando nos dirigimos a nuestro Padre Celestial en ingles, las dos únicas opciones que tenemos son las de utilizar los pronombres del lenguaje común y otros términos arcaicos que se utilizan en la traducción de la Biblia que el rey Santiago hizo hace casi 500 años. Los Santos de los Ultimos Días, claro está, prefieren usar estos últimos cuando oran, porque a pesar de ser un vocabulario arcaico en ingles, expresa respeto y es diferente del que utilizamos en el hablar diario.

Dado que la traducción de la Biblia por el rey Santiago no se utiliza en ningún otro idioma, aparte del ingles, y que casi la mayoría de los demás idiomas tienen otras formas de expresión diferentes al ingles, los ejemplos que doy en este discurso representaran un grave problema para nuestros maravillosos traductores.

Los hombres a quienes sostenemos como profetas, videntes y reveladores han enseñado e instado permanentemente a los miembros de la Iglesia de habla inglesa a elevar sus peticiones al Todopoderoso en ese lenguaje especial de oración. El presidente Spencer W. Kimball dijo:

“En todas nuestras oraciones, debemos dirigirnos al Padre con todo respeto” (La fe precede al milagro, Deseret Book Company, 1972, pág. 201). Varios otros lideres de la Iglesia han dado el mismo consejo (véase Stephen L Richards, Conference Report, octubre de 1951, pág. 175; Bruce R. McConkie, Ensign, enero de 1976, pág. 12; L. Tom Perry, Liahona, enero de 1984, pág. 14).

Quizás algunas de las personas que escuchen este discurso en ingles se digan: “Pero esa es una forma de hablar a la cual no estamos acostumbrados y que resulta difícil. ¿Por que tenemos que utilizar palabras que se han dejado de usar en ingles por cientos de años? Si exigimos que se utilice un lenguaje especial para orar en ingles, tanto los miembros nuevos como los niños que apenas comienzan a aprender a orar, se desalentaran y no querrán hacerlo debido a lo difícil que les resultara utilizar esas palabras tan poco comunes en su idioma”.

Hermanos, no utilizamos un lenguaje especial para orar solamente porque es la forma en que se han traducido las Escrituras al idioma ingles. Esta forma de expresión tiene un propósito muy importante. Sabemos este principio por medio de las revelaciones modernas, y las enseñanzas y ejemplos que nos dan los profetas de la actualidad. La forma en la cual oramos es muy importante.

Los profetas del Señor han revelado que en nuestra época al orar debemos utilizar ese lenguaje arcaico [en español esto mismo correspondería a los vocablos tu, tuyo, te y ti].

Una revelación dada en 1830, el año en que se organizó la Iglesia, indica que el elder o el presbítero “se arrodillara … e invocara al Padre en solemne oración, diciendo:

“Oh Dios, Padre Eterno, en el nombre de Jesucristo, tu hijo, te pedimos …” (D. y C. 20:76–77, 79).

La oración que el profeta José Smith ofreció en la dedicación del Templo de Kirtland, en el año 1836, es otro ejemplo que ilustra el lenguaje de la oración:

“Y ahora, Padre Santo, te rogamos que nos ayudes con tu gracia a nosotros, tu pueblo, al convocar nuestra asamblea solemne …

“para que tu gloria descanse sobre tu pueblo y sobre esta, tu casa, que ahora te dedicamos, a fin de que sea santificada y consagrada, y para que tu santa presencia este continuamente en ella …” (D. y C. 109:10, 12).

Este profético ejemplo del lenguaje de la oración se ha continuado fielmente en todas las oraciones que los profetas del Señor han dado en la dedicación de Sus templos. Esta misma semana, hace exactamente cien años, en un lugar muy cerca del que me encuentro en este momento, el presidente Wilford Woodruff comenzó la oración dedicatoria del Templo de Salt Lake con las siguientes palabras:

“Nuestro Padre Celestial, que has creado los cielos y la tierra, y todas las cosas que en ellos hay; Tu que eres el mas glorioso de todos … nosotros, tus hijos, nos presentamos ante n en este día. y en esta casa que hemos construido en tu santo nombre, y humildemente rogamos que por medio de la sangre expiatoria de tu Unigénito, nuestros pecados no sean recordados jamas en nuestra contra, y que nuestras oraciones asciendan hasta n y lleguen libremente hasta tu trono, para que nos escuches en tu santa habitación” (Citada por el presidente Gordon B. Hinckley, Ensign, marzo de 1993, pág. 2).

Durante el tiempo en que el profeta José Smith se encontraba prisionero en la cárcel de Liberty, Misuri, escribió una oración inspirada, la cual podemos leer ahora en la sección 121 de Doctrina y Convenios. Adviértase el lenguaje especial que el profeta utilizó al dirigirse a nuestro Padre Celestial:

“Oh Dios, ¿en dónde estas? ¿y dónde esta el pabellón que cubre tu morada oculta?

“¿Hasta cuando se detendrá tu mano, y tu ojo, si, tu ojo puro, contemplara desde los cielos eternos los agravios de tu pueblo y de tus siervos, y penetraran sus lamentos tus oídos? …

“Acuérdate de tus santos que sufren, oh Dios nuestro, y tus siervos se regocijaran en tu nombre para siempre” (D. y C. 121: 1–2, 6).

Se han registrado también otras oraciones ofrecidas por el profeta José Smith; en todas ellas utilizó siempre ese lenguaje formal de oración (p.ej., The Personal Writing of Joseph Smith, págs. 283 y 536, Dean C. Jessee, compilada y editada

por Deseret Book Co., 1984).

Con el fin de citar ejemplos mas recientes, pensemos en las oraciones que se ofrecen en estas conferencias generales de la Iglesia, y en las que siempre se utiliza ese lenguaje de oración que hemos aprendido de los ejemplos que nos han dado los profetas y maestros modernos.

Nos guiamos también por ese lenguaje especial que leemos en las oraciones registradas en la Biblia y en el Libro de Mormón.

En las Escrituras se encuentran registradas tres hermosas oraciones que el Señor ofreció durante su ministerio terrenal; estas deben servirnos de ejemplo. Advirtamos que en todas ellas se utilizan las palabras tu, tuyo, te y ti en lugar de usted, su y suyo.

Al enseñar a sus discípulos el conocido “Padre Nuestro”, el Salvador dijo:

“De esta manera, pues, orad: Padre nuestro que estas en los cielos, santificado sea tu nombre” (Mateo 6:9; véase también 3 Nefi 13:9–10).

En la oración que el Salvador ofreció la noche antes de su crucifixión intercediendo por nosotros, utilizó las siguientes palabras:

“Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti …

“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:1, 3).

El Libro de Mormón registra esta oración que el Salvador ofreció durante su visita al remanente justo de Israel en el continente americano, después de su resurrección:

“Padre, gracias te doy porque has dado el Espíritu Santo a estos que he escogido …

“Padre, te ruego que des el Espíritu Santo a todos los que crean en sus palabras” (3 Nefi 19:20–21).

El lenguaje especial que los Santos de los Ultimos Días utilizan al orar en ingles a veces se ha explicado relacionándolo con la historia del idioma ingles. Se piensa que los términos arcaicos a los que nos hemos referido [que como ya se ha explicado no se utilizan mas en el idioma ingles] son vocablos que han quedado del pasado, ya que era así como se demostraba respeto a las personas de alta jerarquía. Sin embargo, entendidos en la materia, afirman que las palabras que utilizamos en la actualidad en el lenguaje de la oración, las usaban las personas de jerarquía para dirigirse a los que eran de un nivel social inferior. Estas mismas palabras del idioma ingles se utilizaban entre personas que guardaban una relación de confianza. A través de los siglos, ha habido muchos casos en que el uso de ciertas palabras en ingles han cambiado; sin embargo, en este caso no estamos interesados en la historia del idioma.

Los eruditos pueden contradecir las explicaciones mundanas, pero no pueden anular los mandamientos divinos o el consejo inspirado. En la actualidad, el equivalente de las palabras en ingles tu, tuyo, te y ti son los términos apropiados para utilizar en el lenguaje de la oración en ese idioma, no por la forma en que se usaron en la antigüedad, sino porque en esa lengua no se utilizan mas en el hablar común y corriente de todos los días. Al no utilizarse comúnmente, esta forma de expresión en ingles es ahora única y apropiada para expresar respeto, cercanía y reverencia hacia quien van dirigidas.

Espero que no se mal interprete nuestra intención al reiterar una y otra vez nuestro consejo de utilizar un lenguaje especial en las oraciones.

No es nuestra intención que las personas que oran sean excelentes oradores literarios. En ninguna forma recomendamos que se den oraciones floridas y complicadas con un montón de palabras, muchas veces sin ningún sentido. No deseamos estar entre los que “oran para ser oídos de los hombres y para ser alabados por su sabiduría” (Alma 38:13). Lo que deseamos es seguir las enseñanzas del Salvador que dicen:

“Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos” (Mateo 6:7; véase también 3 Nefi 13:7). Nuestras oraciones deben ser simples, directas y sinceras.

También debemos recordar que nuestro consejo acerca del lenguaje especial de la oración en ingles se basa en las revelaciones modernas y en las enseñanzas y ejemplos de los profetas de los postreros días. No son parte de las enseñanzas conocidas y aceptadas por nuestros hermanos y hermanas de otras religiones cristianas y judías. Cuando los lideres y miembros de otras iglesias y sinagogas oran utilizando las formas comunes de expresión del idioma ingles, no significa una falta de reverencia o respeto en sus creencias y practicas, sino que simplemente prefieren utilizar un vocabulario mas moderno. Precisamente, ese lenguaje moderno es a menudo el que se utiliza en la traducción de las escrituras con las cuales ellos están mas familiarizados.

De ninguna manera deseamos que nuestra posición de utilizar un lenguaje especial para orar en el idioma ingles sea un impedimento para que algunos de nuestros miembros eviten orar en las reuniones y en otros lugares en los cuales sus oraciones sean escuchadas por otras personas. Nos preocupan especialmente los conversos y otras personas que no tienen experiencia en utilizar esos pronombres.

Tengo la absoluta seguridad de que nuestro Padre Celestial, que ama a todos sus hijos, escucha y contesta todas las oraciones, sin importarle las palabras que se utilicen. Si El se siente ofendido con respecto a las oraciones, es mas bien por la falta de estas y no por la forma en que están dichas.

Cuando una de nuestras hijas tenia unos tres años de edad, hacia algo que nos hacia mucha gracia. Cuando la llamábamos por su nombre, por lo general nos contestaba: “Aquí esta yo”. Esa contestación pueril hacia que nuestro corazón de padres rebosara de cariño. Sin embargo, esperábamos que al crecer utilizara un lenguaje correcto al hablar, y claro esta que lo hizo. Como dijo el apóstol Pablo:

“Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, deje lo que era de niño” (1 Corintios 13: 11).

El mismo principio se aplica a la oración. Nuestro Padre Celestial escuchara con gozo nuestros primeros intentos al orar, no importa las palabras que se utilicen; y los miembros de la Iglesia la escucharan con el mismo amor. Sin embargo, al ir obteniendo mas experiencia como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días, es necesario que perfeccionemos todos nuestros esfuerzos, incluyendo el lenguaje que utilizamos en nuestras oraciones.

Los hombres y las mujeres que deseen demostrar respeto harán el esfuerzo por aprender el lenguaje especial de la oración. Hay personas que pasan mucho tiempo tratando de perfeccionar el arte de la comunicación y expresión, como por ejemplo la poesía, la prosa, la música instrumental o vocal, y aun el lenguaje de acceso a las computadoras. Mis hermanos, yo pienso que la forma de dirigirnos a nuestro Padre Celestial es tan importante como todas esas cosas.

A los adultos les llevara un poco de tiempo aprender a utilizar el lenguaje correcto de la oración, pero en realidad no es muy difícil. De hecho, haciendo una simple substitución de pronombres se puede decir que estamos utilizando un setenta y cinco por ciento del lenguaje correcto de la oración en ingles. (Véase Don E. Norton, hijo, Ensign, enero de 1976, págs. 44–47.) El lenguaje especial de la oración es aun mas fácil en la mayoría de los otros idiomas.

La revelación moderna les manda a los padres que “ [enseñen] a sus hijos a orar” (D. y C. 68;28). Para ello es necesario que los padres aprendan y oren utilizando el lenguaje especial de la oración. La mayoría de nosotros aprende el idioma natal simplemente escuchando a quienes lo hablan. Esto se aplica también al lenguaje que usamos cuando nos dirigimos a nuestro Padre Celestial. El lenguaje de la oración es mucho mas fácil y placentero para aprender que cualquier otra lengua Debemos brindarles a nuestros hijos el privilegio de aprender ese lenguaje al escuchar a sus padres durante las oraciones diarias que ellos ofrecen en el hogar.

El profeta José Smith dijo:

“Es cosa grave preguntar a Dios o allegarse a su presencia” (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 22). El lenguaje especial de la oración nos recuerda la grandeza de ese privilegio. Ruego que todos nosotros reconozcamos la importancia de utilizar este lenguaje reverente y amoroso al ofrecer nuestras oraciones publicas y privadas.

Testifico que esta es la Iglesia de Jesucristo que nuestro Salvador restauró en estos postreros días junto con la autoridad y el deber de predicar Su evangelio y Sus mandamientos a toda nación, tribu, lengua y pueblo. En el nombre de Jesucristo. Amen.