1990–1999
El Momento De Escoger
Abril 1995


El Momento De Escoger

“Tomen al Señor como guía. No presten oído a la persuasiva voz del maligno … recuerden la bondadosa y genuina invitación del Redentor: ‘Venid a mi’.”

Cuan maravillosa e inspiradora es esta congregación de Mujeres Jóvenes, madres y líderes, reunidas aquí esta noche en tan sagrada oportunidad! Todos nos sentimos impresionados por la belleza y la excelencia de lo que hemos escuchado, visto y experimentado en esta conferencia. Ruego a nuestro Padre Celestial que me ayude ahora al aprovechar yo brevemente este privilegio de hablarles.

Comprendo que es importante para mi tener en cuenta la manera de pensar particular de las jóvenes. Aprendí esta verdad gracias a una nieta mía. Una vez me encontraba hablándole a su familia sobre la importancia de contar en un barrio con bastantes Hombres y Mujeres Jóvenes, a fin de fomentar las actividades sociales entre ellos y de que aprendan juntos los principios del evangelio. Entonces comente: “¿Saben ustedes que cuando el elder Joseph Wirthlin era obispo aquí, en Salt Lake City, tenía en su barrio un quórum completo de cuarenta y ocho presbíteros?” Mi nieta, que había escuchado en silencio, de improviso exclamo: “¡Ay, eso sería maravilloso!”

Pude en ese momento apreciar la importancia de ver siempre todo en su debida perspectiva. Se dice que los jóvenes quieren cambiar el mundo y que los adultos quieren cambiar a los jóvenes.

¡Cuan maravillosos son los sueños de la juventud! ¡Cuan hermosos son y, al mismo tiempo, cuan efímeros! En la actualidad, sin embargo, algunos jóvenes andan a la deriva en mares peligrosos, acosados por las olas de las tentaciones. Un prominente periodista estadounidense describió las condiciones reinantes en nuestro país, diciendo:

“Son una indicación de los tiempo en que vivimos … días de transigencia, de principios debilitados; días en que al pecado solo se le considera como un error, cuando la moral es algo simplemente relativo y el materialismo recalca el valor de la conveniencia y de evitar la responsabilidad personal”.

Ustedes, jovencitas, quizás se pregunten: “¿Que puedo hacer para asegurar mi gozo eterno? ¿Puede alguien ayudarme?” Yo les ofrezco cuatro sugerencias:

  1. Estudien diligentemente.

  2. Escojan cuidadosamente.

  3. Oren fervientemente.

  4. Compórtense con prudencia.

Primero, hablaré de estudiar diligentemente. Todo lo que se ha dicho esta noche destaca la idea de que las Sagradas Escrituras son una guía infalible en nuestra vida. Familiarícense con las lecciones que las Escrituras enseñan; estudien los antecedentes y las circunstancias de las parábolas del Señor y de las admoniciones de los profetas; estúdienlas como si estuvieran dirigidas personalmente a cada una de ustedes, porque así es. Por ejemplo, escuchemos la tierna y persuasiva suplica del apóstol Pablo, cuando aconsejo a su joven amigo Timoteo:

“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino se ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Timoteo 4:1 2) .

Una lectura pasajera de las Escrituras no es tan eficaz como estudiarlas sistemáticamente, día tras día. aplicándolas a nuestra vida diaria. Asimismo, podemos también aprender lecciones provechosas cuando estudiamos las buenas obras literarias. Una de las obras musicales mas populares de nuestra época es “El violinista en el tejado”, de Joseph Stein.

La alegría de las danzas, el ritmo de la música y la excelencia de los actores pierden preponderancia cuando Tevya, el padre, expresa lo que para mi constituye el mensaje de esta obra musical. Llamando junto a el a sus hijas y en medio de la sencillez del ambiente campestre, les aconseja en cuanto a su futuro, diciéndoles: “Recuerden, en Anatevka cada una de ustedes se conoce a si misma y sabe lo que Dios espera que llegue a ser”.

Al contemplar nuestra vida terrenal, bien podríamos considerar la declaración de Tevya y decir: “Aquí, cada una de ustedes se conoce a si misma y sabe lo que Dios espera que llegue a ser …” Estudien diligentemente.

En segundo lugar, escojan cuidadosamente. Todas ustedes se embarcaron en una empresa asombrosa y trascendental al salir del mundo de los espíritus para entrar en esta etapa terrenal; fueron recibidas por padres amorosos, han tenido maestros inspirados que les han enseñado la verdad y sus verdaderos amigos les han aconsejado bien. Sin embargo, cada una de ustedes debe aprender en la vida a tomar sus propias decisiones. No existe decisión que sea insignificante, porque nuestros pensamientos influyen en la clase de persona que al final seremos. Lo que escojamos determinara nuestro destino.

Hace algunos años tuve en mis manos una guía para lo que hemos de escoger. Se trataba del conjunto de Escrituras que conocemos como la “Combinación Triple”, es decir, el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios y la Perla de Gran Precio. El libro había sido regalo de un padre amoroso a su hermosa hija, quien con devoción había seguido sus consejos. En la primera página, el padre había escrito de su puño y letra una inspirada dedicatoria que decía:

“A mi querida Maurine: Para que tengas una constante medida con la cual juzgar entre lo que es la verdad y los errores de las filosofías humanas, e incrementar así la espiritualidad al mismo tiempo que aumentes en conocimiento, te regalo este libro sagrado para que lo leas con frecuencia y lo atesores durante toda tu vida.

Con amor. tu padre, Harold B. Lee”.

Jovencitas, escojan cuidadosamente a sus amigos, porque ellos tienen un papel en determinar cual ha de ser su futuro. Resuelva cada una honrar a su padre y a su madre, como lo desea nuestro Padre Celestial. Ellos las aman y jamas las llevaran a conciencia por el mal camino.

En la obra clásica de Lewis Carroll, “Alicia en el país de las maravillas”, Alicia se encuentra acercándose a un empalme del camino con dos senderos, cada uno en dirección opuesta. Allí se halla un gato sonriente al cual Alicia le pregunta: “¿Que sendero debo tomar?”

El gato le responde: “Eso depende de adonde quieras ir. Sino sabes a donde quieres ir, el sendero que tomes no tiene importancia”.

A diferencia de Alicia, cada una de ustedes sabe adonde quiere ir. Es muy importante el camino que tomemos, porque el sendero que sigamos en esta vida ciertamente nos conducirá al que seguiremos en la vida venidera. Escojan cuidadosamente

Tercero, oren fervientemente. Cada una de ustedes es una hija de Dios, creada a Su imagen. La jornada en que se encuentran es una jornada celestial y nuestro Padre Celestial quiere que lo consulten mediante oraciones sinceras y fervorosas.

Recuerden que nunca están solas. Nunca duden de que se les ama. No olviden jamas que alguien verdaderamente se preocupa por ustedes.

Las dificultades que enfrentan son algo real; sus intereses y problemas son importantes y la necesidad de tener respuestas es vital. La juventud debería familiarizarse con la Sección 9 de Doctrina y Convenios, porque encierra una lección para cada una de ustedes. Cuando tengan que tomar una decisión, recurran a nuestro Padre Celestial de la manera en que el profeta José Smith dijo que el Señor lo aconsejo. El Señor le dijo, según lo que se halla escrito en la Sección 9:

“Pero he aquí, te digo que debes estudiarlo en tu mente; entonces has de preguntarme si esta bien; y si así fuere, haré que tu pecho arda dentro de ti; por tanto, sentirás que esta bien”.

Y después sigue diciendo:

“Mas si no estuviere bien, no sentirás tal cosa, sino que te sobrevendrá un estupor de pensamiento que te hará olvidar lo que esta mal …” (D. y C. 9:8-9).

Ese consejo las guiara a ustedes como me ha guiado a mi. Oren fervientemente .

En cuarto y ultimo lugar, Compórtensecon prudencia. Tomen al Señor como guía. No presten oído a la persuasiva voz del maligno que tratara de convencerlas para que se aparten de sus normas, de las enseñanzas que aprenden en el hogar y de sus creencias. Mas bien, recuerden la bondadosa y genuina invitación del Redentor: “Ven, sígueme” (Lucas 18:22). Síganle a El y procederán con prudencia, y serán bendecidas eternamente.

A lo largo del sendero de la vida, podrán observar que no son las únicas viajeras. Hay otros que necesitan su ayuda; hay pasos que guiar, manos que estrechar, mentes que alentar, corazones que inspirar y almas que salvar.

Recientemente vi a una jovencita, Jami Palmer, a quien he conocido durante varios años. Jami se esta recuperando de cáncer y ha soportado bien el diagnóstico. Ha sido sometida a cirugía y a una dolorosa quimioterapia. Hoy es una joven radiante y hermosa que mira hacia el futuro con confianza y con fe. Me entere de que, en su hora mas trágica, cuando el futuro parecía tenebroso, la tenían que someter a varias operaciones de la pierna en la que tenía el cáncer. Ella pensaba que seria imposible ir en la expedición a pie hasta las montañas que su clase de las Mujeres Jóvenes había planeado desde hacía mucho. Jami les dijo a sus amiguitas que tendrían que hacerlo sin ella; estoy seguro de que lo dijo con emociónen la voz y desencanto en el corazón. Pero las otras jóvenes respondieron: “¡No, Jami, tu vienes con nosotras ! “

“Pero es que no puedo caminar”, fue la angustiada respuesta. “Entonces”, contestaron sus amigas, “¡te llevaremos a cuestas!” Y así lo hicieron.

Hoy, la aventura es solo un recuerdo, pero en realidad es algo mas también. James Barrie, un poeta escocés, declaro:

“Dios nos da recuerdos para que tengamos rosas primaverales en el invierno de la vida”.

Ninguna de esas preciosas jovencitas olvidara jamas, estoy seguro, aquel día tan memorable en que su amoroso Padre Celestial las miró desde los cielos con una sonrisa de aprobación y de contentamiento.

Que nuestro Padre Celestial les bendiga siempre, preciadas Mujeres Jóvenes, y que inspir e a sus queridas madre, guíe a sus maestros y las proteja continuamente, es mi oración sincera, en el nombre de Jesucristo. Amen.