1990–1999
El Plan de Salvación: un plan de vuelo para la vida
Octubre 1997


El Plan de Salvación: un plan de vuelo para la vida.

“Que grande y maravilloso es el Plan de Salvación, el cual … enseña principios verdaderos para permitir que llevemos a cubo nuestra jornada por la vida.”

El Señor nos ha proporcionado cuidadosamente un plan de vida llamado el Plan de Salvación. Este comprende todas las leyes, las ordenanzas, los principios y las doctrinas necesarios para llevar a cabo nuestra jornada terrenal y progresar hasta alcanzar el estado de exaltación de nuestro Padre Celestial. El Señor le hablo a Moisés y le dijo: “Porque, he aquí, esta es mi obra y mi gloria: Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre” (1). Por medio de Su obra divina -la Creación, la Caída y la Expiación-, El pone este plan a disposición de todos.

Hace poco me jubile como piloto de aviación y como tal, tracé muchos planes de vuelo, planes que me han guiado a salvo hasta mi destino. Las aerolíneas también tienen leyes, procedimientos, principios y reglamentos. Los pilotos siguen de cerca esos estrictos procedimientos y listas de verificación que se agrupan en tres áreas especificas. Primero, tenemos procedimientos normales; estos los seguimos con regularidad y constancia, en todo vuelo, para asegurar nuestra protección. En seguida, tenemos los procedimientos anormales; estos se usan cuando sucede algo fuera de lo común, como una falla del sistema hidráulico o del eléctrico. Los procedimientos anormales deben realizarse con precisión y en la debida secuencia para restaurar todos los sistemas a la normalidad. Finalmente, tenemos los procedimientos de emergencia, que se usan solo en las circunstancias mas desesperadas y criticas, como una avería en un motor, la despresurizacion repentina o fuertes turbulencias.

En esos procedimientos encuentro ciertos paralelos con el Plan de Salvación. Primero, el Señor ha creado una bella tierra en donde vivan Sus hijos, y cuerpos mortales que son templos para nuestro espíritu. Nuestros cuerpos son de verdad una alegría y un placer durante nuestro trayecto por la vida. El Libro de Mormón nos dice que “existen los hombres para que tengan gozo” (2). No debemos corromper ni emplear mal nuestros maravillosos cuerpos; son un don de Dios, son sagrados y han sido diseñados por el Señor: un ejemplo perfecto de la belleza de Sus creaciones.

Somos criados por padres terrenales, cuyo amoroso y bondadoso cuidado nos enseña principios correctos, o sea, procedimientos normales, los cuales, si los seguimos a diario, ciertamente nos ayudaran a continuar el plan de vuelo de la vida. Se nos enseñan principios tales como el amor, la honradez, la bondad, la paciencia, la confianza, el compartir, el arrepentimiento, la obediencia, la fe, el bautismo, la oración y un sinfín de otros principios eternos; los enseñan padres diligentes y amorosos en el seno familiar, y los refuerzan hermanos, hermanas y amigos bondadosos. Estos procedimientos normales son como el adiestramiento básico en el Plan de Salvación del Señor.

El Señor nos dice: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da” (3). Exterioricen amor y respeto a sus padres, puesto que ellos en sociedad con el Señor, son responsables de sus cuerpos terrenales y de su adiestramiento básico. Cuan agradecido estoy por padres amorosos y bondadosos, que me enseñaron estos principios verdaderos de la vida.

En seguida tenemos los procedimientos anormales, los cuales yo comparo con los sucesos anormales de nuestra vida diaria, como por ejemplo, la desilusión de reprobar una clase en la escuela debido a nuestra flojera o apatía, lesiones o un accidente producidos por nuestro descuido o el pecado grave ocasionado por nuestra desobediencia; un pecado que requiere el arrepentimiento absoluto seguido del perdón. Estos hechos anormales a veces forman

parte de nuestra vida y debemos superarlos. Una vez le pregunte a un experto piloto que se jubilaba como había logrado volar casi cuarenta años sin tener ningún accidente ni percance.

El respondió: “Decisiones correctas”.

“¿Y que hace para tomar siempre decisiones correctas?”, le pregunte.

El contesto: “La experiencia”.

“¿Y cómo adquiere experiencia?”, insistí.

“Decisiones incorrectas”, fue su respuesta.

Pero mi amigo piloto estaba equivocado; no hay necesidad de tomar decisiones incorrectas. El presidente Marion G. Romney declaró una vez: “Ahora bien, les digo que pueden tomar correctamente toda decisión en la vida si aprenden a seguir la guía del Santo Espíritu” (4). Esto, junto con el estudio frecuente de las Escrituras, nos permite aprender mucho de las experiencias de los demás. No obstante, si cometemos errores, el Señor espera que aprendamos de nuestras decisiones incorrectas, y nuestros procedimientos normales y anormales requieren que confesemos, que nos arrepintamos y que busquemos el perdón. Y si así lo hacemos, aun el fracaso puede convertirse en éxito. El plan del Señor nos ha proporcionado personas que nos aman y nos consuelan en épocas de fracaso y de pecado: nuestros padres, nuestros obispos, nuestros lideres de quórum y nuestros asesores. ¡Me siento agradecido por el plan que nos proporcionan estos maravillosos padres, lideres y maestros que de verdad nos aman! En especial estoy agradecido por nuestro Salvador, cuya Expiación hace posible el arrepentimiento y el perdón.

Aunque can ocasiones debemos usar nuestros procedimientos anormales, si somos humildes y prudentes y aplicamos buen criterio, siempre nos arrepentiremos y restauraremos todos los sistemas a la normalidad. En la aviación, se dice que un piloto superior es el que aplica un criterio superior para evitar situaciones que requieran una habilidad superior y un esfuerzo extraordinario para superarlas. El proceso del arrepentimiento debe llegar a ser un procedimiento normal frecuente que nos enseñe a enfrentar los infrecuentes sucesos anormales de la vida: ah, ¡que gran diferencia existe entre estar casi en lo correcto y estar exactamente en lo correcto!

Afortunadamente, en el curso de mi carrera de aviador pocas veces tuve que usar los procedimientos de emergencia, aunque con frecuencia me adiestraba y me preparaba para ellos. Estos procedimientos de emergencia brindan ayuda y guía en las circunstancias mas criticas. Algunas de ellas debemos enfrentarlas todos al experimentar las fuertes turbulencias de la vida, como por ejemplo, la perdida de un ser querido, el descubrimiento de una enfermedad grave, la separación emocional o el desastre económico. Los procedimientos de emergencia se usan en los tiempos de mayor peligro cuando se pone a prueba nuestro testimonio. Entonces debemos depender de nuestra fortaleza interior, del conocimiento del Evangelio que nos recuerda los principios que valoramos, así como del consuelo que recibimos cuando soportamos todas las cosas, cuando dependemos del Salvador y permitimos que Su Espíritu nos abrigue con Su manto de amor. Hallamos solaz al escudriñar las Escrituras, al meditar en los mensajes de los Profetas y al sentir el profundo amor y lealtad de nuestro cónyuge, de nuestros familiares y amigos. Con el uso de los procedimientos de emergencia, mantenemos en forma cuidadosa pero segura el plan de vuelo hacia nuestro destino eterno.

¿Están ustedes familiarizados con su plan de vuelo de la vida, o sea, el Plan de Salvación del Señor? ¿Pueden usar con eficacia los procedimientos normales, los anormales y los de emergencia, o, en otras palabras, los principios que el Señor nos ha dado? ¿Estudian, practican, capacitan y ensayan estos principios divinos? ¿Están preparados en todo sentido para seguir este gran Plan de Salvación?

Si no es así, hagan lo que se hace en las aerolíneas: inscríbanse en un curso de repaso: el adiestramiento repetitivo del Señor:

Absorban mas profundamente las enseñanzas de Cristo.

Asistan siempre a la reunión sacramental y santifiquen el día de reposo.

Paguen los diezmos y las ofrendas con mas fidelidad.

Sean moralmente limpios.

Ore n con regularidad y con mas sinceridad de propósito.

Efectúen la noche de hogar.

Estudien las Escrituras.

Den mas de si mismos a los demás.

Expresen mas amor a la familia y a los amigos.

Sean un ejemplo de bondad, de compasión y de caridad.

El profeta José Smith nos dijo: “El hombre que se siente lleno del amor de Dios no se conforma con bendecir solamente a su familia, sino que va a todo el mundo, con el deseo de bendecir a toda la raza humana” (5). Todos debemos hacer lo mismo.

Que grande y maravilloso es el Plan de Salvación, el cual, a semejanza de los muchos planes de vuelo que he trazado, enseña principios verdaderos para permitir que llevemos a cabo nuestra jornada por la vida.

Se que Dios vive y testifico de Jesucristo; El es el Hijo Unigénito de Dios, nuestro Salvador y Redentor, que nos ama a todos. Estoy agradecido por Su maravilloso Plan de Salvación, nuestro plan de vuelo para la vida. En el nombre de Jesucristo. Amen.

  1. Moisés 1:39.

  2. 2 Nefi 2:25.

  3. Exodo 20:12.

  4. En “Conference Report”. octubre de 1961.

  5. Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 208.