1990–1999
Cuán Cerca de los Ángles
Abril 1998


Cuán Cerca de los Ángles

“Ustedes llegarán a ser. grandes mujeres si están unidos en la angelical causa de hacer el bien y si tienen hambre y sed de justicia”.

Es un placer para mí estar en la presencia de todas ustedes, jovencitas especiales. Es un honor especial esta noche tener con nosotros al presidente Gordon B. Hinckley y al presidente Thomas S. Monson. Felicito a las hermanas Nadauld, Thomas y Larsen por sus excelentes mensajes. La música del Coro de Mujeres Jóvenes ha sido excepcional. Apreciamos a las jóvenes que participaron en el video y a los centenares de jovencitas que respondieron a la petición de la Presidencia General de las Mujeres Jóvenes de escribirles acerca de la forma en que sirven a su familia.

Yo creo que debido a su rectitud en la vida premortal, sus espíritus fueron reservados para nacer en esta época en que las mujeres tienen tantas oportunidades de expresión.

Entre la congregación veo a algunas de mis amadas nietas, y eso me recuerda que la mayoría de ustedes son de la edad de ellas. También recuerdo lo que alguien dijo acerca de los abuelos: son “personas que se pasan de generosas, se pasan de protectoras y se pasan de los cincuenta”1. Esta noche, les hablo a todas ustedes como si fueran mis nietas. Al mirar sus rostros tan hermosos, veo el fascinante misterio de mujeres en desarrollo.

Para comenzar, queridas jovencitas, deben poner en práctica la virtud en su máximo sentido. La virtud tiene muchas definiciones, como la excelencia moral, el actuar y el pensar correctamente, la bondad del carácter o la castidad de las mujeres. La Primera Presidencia ha dicho: “Cuán gloriosa y cerca de los ángeles está la juventud que es limpia; esta juventud posee un gozo indescriptible y una felicidad eterna en el más allá. La pureza sexual es la joya más preciosa de la juventud; es el fundamento de toda la rectitud”2. Esto implica que la virtud de las jovencitas debe ser comparable a la de los ángeles3. No pueden llegar a ser grandes mujeres si no son también buenas mujeres, “mujeres cuya virtud las haga brillar entre la multitud”4. Ustedes llegarán a ser grandes mujeres si están unidas en la angelical causa de hacer el bien y si tienen hambre y sed de justicia. El Salvador dijo: “… buscad primeramente el reino de Dios y su justicia”5; si no lo hacemos, lo demás realmente no importa.

Ustedes están siendo constantemente bombardeadas con escenas explícitas de inmoralidad sexual en la pantalla, en los libros, la música, las revistas, el internet y la radio. El mundo parece haberse olvidado del proverbio: “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas”6. Les recuerdo, estimadas jovencitas, que ustedes son hijas de Dios. Él las ama; ustedes son la suprema creación de Él. Su propia dignidad y respeto por ustedes mismas deben ayudarles a recordar que, tal como dijo una vez el presidente David 0. McKay, toda “mujer debe ser la reina de su propio cuerpo”7.

Las mujeres jóvenes deben comprender que los jóvenes no las honrarán ni las respetarán si han transgredido moralmente. Ahora bien, para las que hayan transgredido, por favor, sepan que Dios “no [recuerda] más [su pecado]”8 si se arrepienten. A fin de emprender el viaje por el sendero del arrepentimiento y del perdón deben acudir a sus padres y a su obispo.

Espero que cada una de ustedes, jovencitas, llegue a ser una persona de sumo valor y de virtud que dé de sí tanto ahora como en la eternidad. Siendo mujeres, han nacido con muchos dones singulares que no son comunes en los hombres.

El presidente Spencer W. Kimball, al hablar de los distintos papeles de los hombres y las mujeres, dijo: “Recuerden que en el mundo anterior a éste, a las mujeres fieles se les dieron ciertas asignaciones, mientras que a los hombres fieles se les preordenó a ciertas tareas del sacerdocio. Aunque ahora no recordamos los detalles, ello no altera la gloriosa realidad de lo que nos comprometimos a hacer. Ustedes son responsables de aquellas cosas que hace mucho se esperó de ustedes, tal como lo son los hombres a los que sostenemos como Profetas y Apóstoles … Con esto se ve que para los hombres y las mujeres hay mucho aún por hacer para progresar juntos en los aspectos de su superación personal”9.

Esta afirmación indica que, antes de nacer, hombres y mujeres hicimos ciertos compromisos, y acordamos venir a esta tierra con dones grandes y abundantes pero diferentes. Fuimos llamados, tanto hombres como mujeres, a realizar grandes obras, con distintas asignaciones y distintas maneras de cumplirlas.

Ustedes se preguntarán: “¿Por dónde empiezo?”. En lugar de comenzar con una lista de todo lo que Sesean en la vida, la pregunta importante puede ser: ¿De qué no están dispuestas a privarse?. Escojan dos o tres experiencias de la vida que con absoluta certeza deseen tener. No dejen al azar lo que es importante. Después piensen en lo que rueden aportar a la sociedad al servir a su familia, a la Iglesia y a la comunidad. También piensen en lo que la vida exigirá de ustedes. Todo tiene un precio, y se espera mucho de nosotros. La respuesta no está en que sean como los varones, sino en ser ustedes mismas y cumplir con sus compromisos eternos para así ser fieles a su potencial divino.

No pueden confiar en las muchas voces conflictivas que pregonan lo que las mujeres deben o no deben hacer en la sociedad de hoy. Algunas de las más estridentes son ecos de mujeres que no son infelices con su papel de mujer, pero que no están en armonía consigo mismas ni con la vida en general.

No sean engañadas en su búsquela de la felicidad y de su propia identidad. Hay voces persuasivas que les dirán que lo que han visto hacer a sus madres y a sus abuelas es anticuado, simple, aburrido y monótono. Tal vez haya sido anticuado y quizás rutinario, y, a veces, era monótono. Pero sus madres y sus abuelas entonaron una canción que expresó el más sublime amor y los más nobles sentimientos femeninos.

Ellas nos han nutrido, nos han enseñado, han santificado el trabajo y han transformado lo monótono en

tarea más noble.

El ser ama de casa será lo que ustedes se propongan que sea. Cada día tiene sus satisfacciones, así como quehaceres que pueden traer consigo frustraciones, rutinas y simplicidad, pero lo mismo sucede en un despacho de abogados, en el hospital, el laboratorio o el almacén. Sin embargo, no hay trabajo más importante que el de ama de casa. Como dijo C. S. Lewis: “El trabajo de una ama de casa … es la labor gracias a la cual existen todas las demás”10.

Karen Graham, que es ahora presidenta de las Mujeres Jóvenes de una estaca, escribe sobre lo importante que es para ella el conocimiento del dirigir la casa:

“Durante mi último año en la secundaria, cuando era una Laurel de diecisiete años, un día llegué a casa de la escuela para enterarme de que mi madre había muerto repentina e inesperadamente de una hemorragia cerebral. Mis dos hermanas mayores estaban casadas y vivían en su propio hogar, por lo que a mí me correspondió atender la casa, a mi acongojado padre y a mis dos hermanos menores, de doce y trece años de edad.

“Durante los dos años y medio que siguieron, yo atendí la casa, lavé la ropa, compré los comestibles y preparé la comida … ¿Pueden imaginarse que una joven de diecisiete años se encargue del presupuesto de los alimentos? Mi amoroso padre nunca dijo una sola palabra desagradable. Nunca se quejó cuando teñí todas sus camisas blancas de color rosa ni cuando echaba a perder la cena. Todas mis amigas de la escuela ya estaban planeando lo que harían después de la graduación. Algunas irían a la universidad local … Yo había pensado asistir a una universidad de la Iglesia en Idaho, pero en vista de las circunstancias familiares, decidí quedarme en casa para seguir ayudando.

“Dos años después del fallecimiento de mi madre, comencé a salir con Garry, un ex misionero. La segunda vez que salimos me preguntó qué había hecho el sábado … Se sorprendió un poco cuando le dije que había limpiado la casa, comprado los comestibles y lavado la ropa todo el día. Pensó que yo era muy hogareña. Seis meses después, ese hombre maravilloso me llevó al templo e iniciamos nuestra vida juntos. Él estaba muy feliz de tener una esposa que supiera cocinar y llevar un presupuesto.

“Una noche, el primer año de casados, invitamos a cenar a varios amigos recién casados. Algunas parejas empezaron a hablar de lo difícil que era ajustarse al matrimonio. Garry y yo nos miramos incrédulos … ¿Ajustarse al matrimonio? ¿Y qué era eso? Nuestro primer año había sido tan fácil. Después, al hablar de ello, concluimos que fue porque yo había llegado al matrimonio con habilidades domésticas … No tuve el estrés de experimentar en la cocina, ni de echar a perder la ropa ni de aprender a presupuestar para los alimentos; Toda la experimentación la había hecho con un padre comprensivo, paciente y sabio. Ahora, Garry y yo podíamos concentrarnos únicamente en nuestra relación, y era maravilloso. El dejar a un lado mis propios intereses y el pensar en las necesidades de mi familia realmente había sido una bendición para mí más tarde”11.

El servicio que ella dio a su padre durante esa temporada difícil fue parte de la causa angelical de hacer el bien, esa gran preparación que ustedes están efectuando para llegar a ser grandes mujeres.

Hoy día hay quienes instan a las mujeres a tenerlo todo en el mundo: dinero, viajes, matrimonio, hijos y sus propias profesiones. Para las mujeres, los ingredientes importantes de la felicidad son el establecer su identidad, servir al señor, obtener una preparación académica, desarrollar sus talentos, servir a su familia, y, si es posible, formar una familia propia.

No obstante, no se puede hacer todo eso bien al mismo tiempo. No se puede comer de todos los pasteles de la pastelería a un mismo tiempo porque les dolerá el estómago. No se puede al mismo tiempo dedicar el cien por ciento a ser esposa, el cien por ciento a ser madre, el cien por ciento a ser trabajadora en la Iglesia, el cien por ciento a ser profesional, y el cien por ciento a ser una persona de servicio público. ¿Cómo se pueden coordinar todos esos papeles? Yo sugiero que lo pueden tener todo, pero en orden consecutivo.

La gran palabra “consecutivo” significa hacer las cosas una a la vez en distintas épocas. En el libro de Eclesiastés dice: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”12. Cada vez hay más exigencias que se imponen a la mujer y que desafían su papel tradicional de atender a su familia. Pero, como mujeres, el papel de esposa y madre yace en lo profundo del alma de ustedes y clama que se haga realidad. La mayoría de las mujeres de modo natural desean amar a un hombre bueno y ser amadas por él, y responder a los más profundos sentimientos de la mujer, dados por Dios, de ser madre y de atender a los suyos. Afortunadamente, la mayoría de las mujeres no tienen que preocuparse por avanzar en una profesión, como sucede a los hombres, y pueden acomodar más de un interés en las diferentes etapas de la vida.

Hermanas, las insto a desarrollar todos sus dones y talentos y a hacer avanzar la obra de la rectitud sobre la tierra. Espero que adquieran todo el conocimiento posible. Sean tan hábiles como puedan, pero no lo hagan exclusivamente en ocupaciones nuevas a expensas de las más esenciales, o se darán cuenta de que han perdido una de las grandes oportunidades de su vida.

Mi esposa y yo instamos a nuestras hijas a obtener una educación, no sólo para ayudarles a formar su hogar, sino también para prepararlas para ganarse la vida si eso fuera necesario. El ir a la universidad o a una escuela vocacional es una experiencia maravillosa, y el dinero, cl esfuerzo y el tiempo que en ello se empleen preparan al alumno para tener las aptitudes que le permitan conseguir un empleo.

Yo no puedo decirles qué estudios deben cursar; eso lo tendrán que decidir ustedes. Tienen su albedrío. Cada una de ustedes tendrá que trabajar arduamente para aprender todo lo posible y desarrollar sus talentos. No es fácil lograr lo que realmente vale la pena. Yo sólo quiero decirles lo que les dará identidad, valor y felicidad como personas. También las insto a alcanzar su potencial, a llegar a ser personas de gran valor, a llegar a ser grandes mujeres. Dado que la mayoría de ustedes cuenta con grandes mujeres en su familia, tienen ejemplos que seguir.

Como Mujeres Jóvenes, ustedes tienen el privilegio de trabajar en proyectos como parte del Reconocimiento a la joven Virtuosa. Anna Nichols, de Centerville, Utah, escribe de una experiencia especial que ella tuvo:

“El año pasado hice un proyecto de la clase de Laureles que me ha acercado más a mi abuela, a quien nunca conocí. Ella murió de un cáncer grave cuando mamá tenía unos cinco años de edad. Mamá había conservado una colección de diapositivas y cartas viejas. Yo las revisé y escogí las fotos de mi abuela con su familia y las cartas que había escrito a su hermana expresando sus sentimientos y pensamientos antes de morir.

“Coloqué todo eso en un álbum de recuerdos y se lo di a mi abuelo. El ver su rostro mientras daba vuelta a las páginas y me relataba las historias de las fotos fue lo más lindo. Lloramos juntos. Me di cuenta de que la echa muchísimo de menos y de que, con este libro, en cierta manera ella forma parte de su vida otra vez.

“Debido a ese libro tengo una relación personal con mi abuela. Siento que su espíritu me acompaña. Sé que me ha protegido y ayudado cuando he tenido necesidad. Ahora, cuando voy a visitar al abuelo, siempre hablamos de ella y compartimos historias. Siempre espero con anhelo el rato que puedo pasar con él”13.

Ahora, vuelvo a recalcar, hagan lo que hagan, aprendan primeramente a buscar el reino de Dios y su justicia14. Acepten sin reservas al Salvador y a José Smith por lo que fueron y al presidente Gordon B. Hinckley por lo que es. Dios no ennoblecerá a una persona, sea hombre o mujer, que rehúse sostener con su fe, sus oraciones y sus obras a los que Dios ha llamado y ordenado a presidir sobre ellos. Y por eso, mis queridas jóvenes, sostengan a la autoridad del sacerdocio tanto en la Iglesia como en el hogar.

Algunas mujeres piensan que se debilita su propio albedrío si son dirigidas por el poder del sacerdocio, pero ese sentimiento es producto de un malentendido. La autoridad del sacerdocio no debe ejercer compulsión, coacción ni injusto dominio. El presidente Stephen L Richards declaró: “Nuestra obediencia se deriva de la armonía universal con los principios justos y de la respuesta común al Espíritu de nuestro Padre. No es motivada por el temor, exceptuando el de ofender a Dios, el consumador de nuestra obra”15.

El seguir al sacerdocio de la Iglesia es una expresión de fe en que el Señor continúa guiando a Su Iglesia. Es la aceptación voluntaria del principio del albedrío divino.

Todas ustedes, en algún momento, tendrán que responder a sus instintos naturales de mujer, que el profeta José dijo que van de acuerdo con su naturaleza. Él dijo: “Si cumplen con su privilegios, no se podrá impedir que se asocien con ángeles”16. Deben responder generosamente a esos instintos e indicaciones de hacer el bien. Apacigüen su alma y escuchen los susurros del Santo Espíritu. Sigan los sentimientos nobles e instintivos plantados en lo profundo de su alma por Dios en el mundo anterior. De esta manera responderán al Santo Espíritu de Dios y serán santificadas por la verdad. Al hacerlo, serán eternamente honradas y amadas. Gran parte de su obra es enriquecer a la humanidad con su gran capacidad de dar amor y misericordia.

Por último, ¿cómo pienso que pueden llegar a ser grandes mujeres? Deben cultivar y utilizar generosamente sus nobles instintos femeninos de amor y misericordia, primero con su familia y después con los demás. Ruego que siempre tengan hambre y sed de justicia dentro del marco del Evangelio revelado de Jesucristo. Que tengan una perspectiva eterna al efectuar la causa angelical de hacer el bien, de manera tal que no sólo las convierta en grandes mujeres, sino que finalmente lleguen a ser reinas en las eternidades.

Ruego al Señor que bendiga a cada una de ustedes, estimadas jóvenes hermanas, para que sean, tal como dijo el salmista: “… sus ángeles, poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra, obedeciendo a la voz de su precepto”17. Ruego que disfruten de los deseos justos de su corazón, en el nombre de Jesucristo. Amén.

  1. 20,000 Quips and Quotes, pág. 357.

  2. Manual de sugerencias para la noche de hogar, pág. 286.

  3. Véase Collected Discourses of George Q. Cannon, 5 de octubre de 1890.

  4. Teachings of Spencer W Kimball, pág. 398.

  5. Mateo 6:33.

  6. Proverbios 31: 10.

  7. Gospel Ideals, pág. 471.

  8. D. y C. 58:42.

  9. Spencer W. Kimball, “The Role of Righteous Women”, Ensign, noviembre de ] 979, pág. 102.

  10. Letters of C. S. Lewis, Geoffrey Bles Ltd., Londres, 1966, págs. 262.

  11. Carta 35, 16 de octubre de 1997, de Karen Graham, dirigida a In Presidencia de las Mujeres Jóvenes.

  12. Eclesiastés 3:1.

  13. Carta N9 715, 1998, de Anna Nichols del Barrio Centerville 6, dirigida a la Presidencia de las Mujeres Jóvenes.

  14. Véase Mateo 6:33.

  15. Conference Report, octubre de 1938, pág. 116.

  16. Véase Enseñanzas de! Profeta José Smith, pág. 276.

  17. Salmos 103:20.