1990–1999
Juventud Bendita
Octubre 1998


Juventud Bendita

“La única dicha y felicidad perdurables que encontrarán durante su vida terrenal las obtendrán al seguir al Salvador”.

Todos los años tenemos unas vacaciones familiares en Bear Lake [lago que se encuentra al norte de Utah]. Es una semana fantástica para hacer mas estrecha la relación que tenemos con nuestros nietos. Durante los últimos años, al escuchar acerca de las oportunidades y los desafíos que enfrentan, me han hecho saber de la presión cada vez mayor que significa estar en el mundo pero no ser del mundo. Las películas, la televisión, el Internet, la ropa a la ultima moda y extravagante, las actividades que quebrantan el día de reposo, etc., aumentan la magnitud de la tentación para ellos. Por otra parte, la presión que ejercen los amigos hace más difícil la decisión de seguir a la mayoría o de permanecer firmes a los principios que les han enseñado sus conversos y dedicados padres, y la Iglesia.

Este año decidí ser un poco más firme al aconsejar a mis nietos. Deseaba proporcionarles conceptos y principios básicos para resistir las tentaciones y salir adelante en el complejo mundo de hoy día. Como íbamos a estar reunidos junto al lago durante cuatro días, decidí comprar una carpeta con anillos para cada uno de ellos, en las que coloque un tema de análisis para cada día. En todos incluí algunas referencias de las Escrituras y citas, con la intención de comenzar un análisis provechoso entre las diferentes generaciones.

El primer día no hubo mucho interés en los análisis, pero este pareció aumentar con el correr de los días. Como consecuencia del éxito indiscutible que tuvimos, me gustaría hoy imaginarme que soy el abuelo de cada uno de los jóvenes que me están escuchando, para ver si logramos fomentar que se lleven a cabo algunas conversaciones de carácter reflexivo en casa y con sus padres.

Tema número uno: Sentir agradecimiento por la tierra en que vivimos. Durante una de las primeras conferencias de la Iglesia, realizada el 2 de enero de 1831, el Señor, por medio de la revelación, demostró mediante una visión dada a José Smith cuan valiosa era para Él la tierra que había creado para Sus hijos. En Doctrina y Convenios 38:17-20, leemos:

“Y he hecho rica la tierra, y he aquí, es el estrado de mis pies; por tanto, de nuevo pondré mi pie sobre ella.

“Y os ofrezco y estimo conveniente daros riquezas más grandes, sí, una tierra de promisión, una tierra que fluye leche y miel, sobre la que no habrá maldición cuando el Señor venga;

“y os la daré como tierra de vuestra herencia, si es que la procuráis con todo vuestro corazón.

“Y este será mi convenio con vosotros, la recibiréis como tierra de vuestra herencia y como herencia de vuestros hijos para siempre, mientras dure la tierra, y la poseeréis otra vez en la eternidad, para nunca mas volver a pasar”.

El Señor nos ha bendecido con tierras de promisión de las cuales disfrutar durante nuestra probación terrenal. Las naciones de la tierra, si continuaran siguiendo los senderos del Señor, podrían ser una bendición para Sus hijos aquí. Hijos e hijas jóvenes, El espera que ustedes tengan especialmente presentes las abundantes bendiciones que han recibido de Él.

Claro esta que con estas bendiciones vienen también las responsabilidades. Se espera que estemos sujetos a los reyes, presidentes, gobernantes y magistrados; que obedezcamos, honremos y sostengamos la ley (veas el Articulo de Fe Nº 12). Para obedecer, honrar y sostener la ley debemos conocerla y vivirla. Debemos ser buenos ciudadanos en nuestra Iglesia, en nuestros centros de estudio y comunidades. También debemos estar preparados para contribuir mediante el servicio a los demás.

La mejor forma que conozco de hacer una contribución a la tierra en la cual vivimos es estar preparados para el futuro. El Señor nos ha prometido que si estamos preparados no temeremos. Si nos esforzamos por obtener la mejor preparación académica que esté a nuestro alcance, estaremos en una posición mejor de ser autosuficientes y de no convertirnos en una carga para la sociedad en la que vivamos.

Hace algunas semanas, leí en un periódico el potencial de obtener mejores salarios cuando mejor preparación se tenga. La diferencia en salarios que existe entre las personas que no han terminado sus estudios secundarios con las que si lo han hecho es de un 38 por ciento; entre las que han terminado la secundaria con las que han cursado algunos estudios en colegios universitarios es de un 20 por ciento y con las que tienen un titulo universitario es de un 56 por ciento. Si, la educación académica sí da buenos resultados. Nunca es demasiado pronto para determinar el curso para el que uno desea prepararse. No esperen hasta matricularse en la universidad pata decidir que desean estudiar. Se pierde tanto tiempo y dinero cuando se trata de proseguir estudios sin tener una meta ya definida.

Tema número dos: La propia estimación. En el capitulo 8 del libro de Salmos, David nos da una visión de quienes somos y de las oportunidades eternas que tenemos. Él dice:

“¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuan glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos …

“Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tu formaste,

“Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?

“Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra.

“Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies …

“¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuan grande es tu nombre en toda la tierra!” (Salmos 8:1, 3-6, 9).

¿Han pensado alguna vez que son un ángel joven coronado de gloria y de honra? Todos los hijos de nuestro Padre Celestial son grandes a la vista de Él. Si el Señor ve la grandeza que poseen, ¿cómo deben verse entonces ustedes a sí mismos? Todos hemos sido bendecidos con muchos talentos y habilidades. Algunos han sido bendecidos con talento para cantar, otros para pintar, otros para hablar, otros para bailar, otros para crear cosas hermosas con las manos y otros para brindar servicio caritativo. Algunos poseen muchos talentos, otros sólo unos cuantos. No importa el tamaño ni la cantidad, sino el esfuerzo que pongamos para desarrollar los talentos y las habilidades que hemos recibido. Ustedes no están compitiendo con nadie, sólo están compitiendo con ustedes mismos para lograr hacer lo mejor con lo que han recibido. Todo talento que se desarrolle será muy necesario, les hará sentirse tremendamente realizados y les brindara una gran satisfacción a lo largo de la vida.

El don universal que casi todos pueden desarrollar es el de adquirir una disposición agradable, el tener control sobre el carácter de uno mismo. A mi parecer, eso les abrirá mas puertas y les brindara mas oportunidades que ninguna otra característica.

Recuerden también la promesa del Señor sobre el cuidado de nuestro cuerpo físico. Si lo mantenemos limpio, alimentado en forma adecuada y descansamos lo necesario, hallaremos “sabiduría y grandes tesoros de conocimiento, si, tesoros escondidos … correr[emos] sin fatigar[nos], y andar[emos] sin desmayar” (D. y C. 89:19-20).

Pero, por sobre todo, debemos vivir con esperanza. En el libro de Éter, en el Libro de Mormón, Moroni nos recuerda:

“Y también me acuerdo de que has dicho que tienes preparada una morada para el hombre, si, entre las mansiones de tu Padre, en lo cual el hombre puede tener una esperanza más excelente; por tanto, el hombre debe tener esperanza, o no puede recibir una herencia en el lugar que tu has preparado” (Éter 12:32).

Vivan con la esperanza de que pueden lograr, alcanzar y desarrollar los dones extraordinarios que nuestro Padre Celestial les ha dado y de que llegará el día en que recibirán “una herencia” entre las mansiones del Padre.

Tema número 3: El amor familiar. Las palabras que el profeta José Smith rememoró de la extraordinaria visita que le hizo el ángel Moroni la noche del 21 de septiembre de 1823 encierran una promesa especial a las familias:

“He aquí, yo os revelaré el sacerdocio, por conducto de Elías el profeta, antes de la venida del grande y terrible día del Señor.

“Y él plantara en el corazón de los hijos las promesas hechas a los padres, y el corazón de los hijos se volverá hacia sus padres.

“De no ser así, toda la tierra seria totalmente asolada a su venida” (D. y C. 2:1-3).

Esta gran visión que recibió el profeta José Smith volvió a establecer la doctrina de la unidad de la familia eterna. La familia eterna es el núcleo del Evangelio de nuestro Salvador. No habría razón para que Él regresara a la tierra a gobernar y a reinar en Su reino si la unidad de la que recibió el profeta José Smith en 1831, leemos:

“Por tanto, les doy un mandamiento que dice así: Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, alma, mente y fuerza; y en el nombre de Jesucristo lo servirás” (D. y C. 59:5).

El Señor ha utilizado el corazón como una forma de describir la naturaleza más recóndita de Sus hijos. Las Escrituras están llenas de referencias al corazón, tales como los puros de corazón, la abundancia del corazón, con corazones felices, etc. En 1 Samuel, leemos:

“… porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que esta delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón” (l Samuel 16:7).

¿Sentimos en el corazón un sentimiento de gratitud y de devoción al Padre? ¿Somos de un corazón con Él, a quien le debemos todo? La prueba que determina nuestra devoción por el Señor parece ser la forma en que le servimos.

Tenemos implantado en nuestra alma el deseo de ser libres. El Señor comprendió eso cuando nos concedió nuestra probación terrenal. Sin embargo, esa libertad trae consigo la responsabilidad de nuestros actos. Se nos ha dicho que no debemos desperdiciar nuestro tiempo ni esconder nuestros talentos al no utilizarlos. Se espera que por nuestra propia iniciativa y nuestros propias familia e terna no se hubiera establecido para los hijos de nuestro Padre Celestial. Cuando comprendemos la función de la familia eterna, el hecho de crear vínculos familiares poderosos y de fortalecerlos, adquiere un significado aun mayor.

He observado con gran interés la llegada de otra nieta a nuestra familia. Inmediatamente se formó un fuerte vínculo entre ella y su hermano y su hermana, que la sostuvieron en los brazos con gran cariño y ternura.

El aprender a apreciar lo que significa el pertenecer a una familia eterna es de gran importancia para nosotros. Recuerden, ustedes son parte de esa unidad eterna que requiere sus mejores esfuerzos. Asegúrense de llevar cariño, bondad, comprensión, consideración y un gran amor a su familia eterna.

El último tema que coloque en la carpeta tenía el siguiente titulo: “El amor de Dios”. De las revelaciones esfuerzos hagamos que nuestra vida sea mejor. Debemos hallar nuestro propio parentesco con nuestro Padre Celestial, obtener un testimonio y decidir si deseamos ajustar nuestra vida a las normas del Señor. Debemos escoger como Josué cuando dijo: “Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quien sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué 24:15).

El otro día leí un articulo que decía que si un empleador no empleaba en la actualidad a jóvenes inteligentes de dieciséis años, con su avanzada comprensión y su percepción de la tecnología, en la próxima década el negocio estaría completamente atrasado. ¡Que maravillosa es la época en la que viven! Sin embargo, con todas las oportunidades en aumento que poseen, tienen también el reto de permanecer cerca del Señor y de ser obedientes a Su ley. Esa es la forma de permanecer firmes y de poder resistir las múltiples presiones mundanas.

Lo ultimo que agregue a las carpetas que entregue a mis nietos fue mi testimonio personal de la veracidad del Evangelio de nuestro Señor y Salvador. A ustedes, jóvenes maravillosos, les dejo mi testimonio de que sé que Dios vive y que Él dirige Su obra entre Sus hijos sobre la tierra. Sé que Él envió a Su hijo al mundo para que fuera un sacrificio expiatorio por toda la humanidad y que quienes acepten Su Evangelio y le obedezcan tendrán la vida eterna, que es el mayor de todos los dones que Dios ha dado a Sus hijos. Sé que, por medio del ministerio del profeta José Smith, Él dirigió la restauración del Evangelio nuevamente sobre la tierra. Sé que la única dicha y felicidad perdurables que encontraran durante su vida terrenal las obtendrán al seguir al Salvador, al obedecer Su ley y al guardar Sus mandamientos. Ese es mi testimonio para ustedes, jóvenes extraordinarios, en el nombre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Amén.