2000–2009
Una breve introducción a la Iglesia
Abril 2000


Una breve introducción a la Iglesia

“Declaramos que la gran restauración de que hablaron los profetas antiguos comenzó en 1820, cuando el Señor llamó a un joven de nombre José Smith para restablecer la Iglesia”.

Es emocionante estar hoy con ustedes en este hermoso Centro de Conferencias. Me gustaría dar una breve sinopsis de algunas de nuestras creencias para aquellos que estén aprendiendo sobre la Iglesia.

La situación de muchos de ustedes puede ser como la de mi fallecido suegro, Robert E. Jones, quien se unió a la Iglesia en 1960, y fue criado en un magnífico hogar cristiano, donde la lectura de la Biblia y la observancia de principios cristianos eran parte de la vida familiar. De su madre aprendió muchas verdades, incluso la importancia de tener fe en Jesucristo y de seguir Su ejemplo.

Al investigar La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días pudo mantener las verdades que previamente había adquirido y, a la vez, disfrutó de un rico tesoro de conocimiento adicional. Quisiera mencionar diez puntos que él entendió, y que les ayudarán a ustedes.

  1. Dios el Padre y Su Hijo Jesucristo tienen un plan de felicidad para toda la familia humana.

    Proclamamos que verdaderamente hay un Dios en los cielos y que la familia humana vivió con Él en la existencia premortal. Somos hijos de Dios, Él nos ama y ha preparado un plan en el que, gracias a Su Hijo Jesucristo, disfrutaremos de bendiciones más allá de esta vida terrenal; bendiciones que incluyen la inmortal y gloriosa resurrección del cuerpo para toda la humanidad, y la oportunidad de regresar a la presencia de nuestro Padre Celestial como familias eternas para aquellos que tengan fe en Jesucristo y sean obedientes a las condiciones de Su Evangelio.

  2. Jesucristo organizó Su Iglesia durante Su ministerio terrenal.

    La Biblia nos ayuda a entender que Jesús organizó Su Iglesia con apóstoles, profetas, pastores, maestros y otros oficiales que tenían el sacerdocio, que es la autoridad para actuar en el nombre de Dios. La obra de éstos consistía en traer a todos los hombres a una “unidad de la fe” respecto a Jesucristo y Sus enseñanzas (Efesios 4:13).

  3. La Iglesia de Cristo y muchas verdades sencillas se perdieron.

    Varios profetas de la Biblia declararon que habría una “apostasía”.(2 Tesalonicenses 2:3) del Evangelio verdadero, un tiempo en el que habría “hambre” (Amós 8:11) de la palabra de Dios y “divisiones”.(1 Corintios 11:18) ocasionadas por los “lobos rapaces” (Hechos 20:29) que entrarían y esparcirían el rebaño de la Iglesia. Estas profecías se hicieron realidad cuando en los años siguientes a la crucifixión del Salvador, los Apóstoles fueron muertos y la autoridad para dirigir la Iglesia terminó perdiéndose. Y por muchos siglos, incluyendo el período conocido como la “edad oscura”, la Iglesia de Jesucristo no estuvo sobre la tierra.

  4. Se prepararon los corazones de los hombres, así como un lugar, para la restauración del Evangelio.

    El oscurantismo terminó y dio lugar a la “Reforma”, en la que hombres y mujeres valientes reconocieron la importancia de incorporar nuevamente a la Iglesia las doctrinas que Jesús había instituido. Estamos agradecidos a los grandes reformadores como Lutero, Wycliff, Wesley, Tyndale y muchos otros que contribuyeron a preparar el camino del diálogo religioso, del estudio de las Escrituras y del deseo que los buenos hombres y mujeres tenían de poder disfrutar de libertad religiosa. Pero su fe, deseo, sacrificio e incluso su martirio no fueron suficientes para restaurar lo que se había perdido.

    Los padres fundadores de los Estados Unidos de América fueron inspirados al redactar una constitución que garantiza a todas las personas la libertad religiosa y de otros tipos. La tolerancia religiosa y las actitudes cambiantes contribuyeron a la preparación de un pueblo, mientras que las condiciones creadas bajo la protección de la constitución estadounidense prepararon un lugar en el que podría efectuarse la restauración del Evangelio.

  5. Los acontecimientos de los últimos días fueron previstos por los profetas de Dios.

    Los profetas del Antiguo Testamento hablaron de los últimos días como de una época en la que todas las ordenanzas y bendiciones del Evangelio estarían al alcance del hombre. Daniel, Jeremías, Joel, Ezequiel, Malaquías y otros profetas de antaño hablaron de los grandes acontecimientos que tendrían lugar en nuestro día. Isaías habló de una obra maravillosa y un prodigio que se llevarían a cabo, refiriéndose a la prometida restauración del Evangelio de Jesucristo (véae Isaías 29:14). El apóstol Pedro habló de una restauración de todas las cosas en los últimos días (véase Hechos 3:21).

  6. El Evangelio de Jesucristo ha sido restaurado en su plenitud.

    Declaramos que la gran restauración de que hablaron los profetas antiguos comenzó en 1820, cuando el Señor llamó a un joven de nombre José Smith para restablecer la Iglesia. La Restauración empezó cuando José, perplejo por la confusión existente en las iglesias de su época, buscó saber qué iglesia era la verdadera. Declaro solemnemente que este joven recibió la visita del Padre y del Hijo en la Arboleda Sagrada del estado de Nueva York, y que se le dijo que no debía unirse a ninguna de las iglesias de ese momento. Allí aprendió que iba a ser un instrumento en las manos de Dios para establecer una vez más la Iglesia de Jesucristo.

    Con el tiempo, José recibió el sacerdocio de Dios, dándosele así la autoridad para volver a organizar la Iglesia, la cual existe en la actualidad con apóstoles, profetas y otras personas que tienen la autoridad para administrar las ordenanzas del Evangelio. Desde su organización el 6 de abril de 1830, la Iglesia ha comenzado a llenar toda la tierra, tal y como había predicho el antiguo profeta Daniel (Daniel 2:45). Nos hallamos ahora en el umbral de un crecimiento sin precedentes en el que millones de personas están recibiendo las buenas nuevas y se están uniendo a la Iglesia.

  7. Otro testimonio de Cristo ha sido dado a nuestra generación.

    En 1827, José Smith recibió unas planchas antiguas de metal de las que tradujo el Libro de Mormón, el cual contiene el relato de los tratos de Dios con Su pueblo de la antigua América y que, junto con la Biblia, es otro testamento de Jesucristo. De sus páginas aprendemos verdades fundamentales sobre la naturaleza de Dios, la misión de Su Hijo y el plan que tiene para Sus hijos.

  8. La familia puede ser eterna.

    Se ha vuelto a revelar en nuestra época la asombrosa verdad de que “la familia es la parte central del plan del Creador para el destino eterno de Sus hijos” (”La Familia: Una proclamación al mundo”.y que las familias pueden ser eternas. Se ha vuelto a conferir la autoridad a los hombres por la cual un hombre se puede sellar por toda la eternidad a su esposa, una mujer a su esposo, los padres a sus hijos, y los demás familiares pueden sellarse en unión en los templos sagrados.

    Queridos amigos y vecinos, sabemos que ustedes aman a su familia del mismo modo que nosotros amamos a la nuestra, y nos complace compartir estas sagradas verdades con ustedes.

  9. Hay personas llamadas por Dios para enseñarles a ustedes.

    Hay aproximadamente 60.000 jóvenes y señoritas en todo el mundo que son misioneros, y que han sido llamados a enseñar la doctrina de la Iglesia a las personas que tengan interés. Los misioneros se costean sus propios gastos y por un tiempo se apartan de las cosas del mundo para poder enseñarles a ustedes. Si les invitan, les enseñarán y darán respuesta a sus preguntas.

  10. Ustedes pueden saber con certeza que estas cosas son verdaderas.

    Existe una solución celestial inspirada que el tiempo se ha encargado de demostrar para conocer la veracidad del Libro de Mormón y otros asuntos, la cual fue declarada por Moroni, el último profeta del Libro de Mormón, que dijo: “Y cuando recibáis estas cosas, quisiera exhortaros a que preguntéis a Dios el Eterno Padre, en el nombre de Cristo, si no son verdaderas estas cosas; y si pedís con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, él os manifestará la verdad de ellas por el poder del Espíritu Santo;

    “y por el poder del Espíritu Santo podréis conocer la verdad de todas las cosas” (Moroni 10:4–5).

Mi suegro, yo y millones de otras personas hemos puesto a prueba la declaración y la promesa de Moroni y descubrimos que estas cosas son verdaderas. Sinceramente les prometo que pueden hacer lo que Moroni nos ha indicado y experimentarán el mismo resultado satisfactorio.

Declaro con humildad que Jesús es el Cristo, el Hijo literal de Dios, y que Su Evangelio ha sido restaurado a la tierra en nuestra época para beneficio y bendición de toda la humanidad. En el nombre de Jesucristo. Amén.