2000–2009
“¿Todavía está aquí?”
Abril 2000


“¿Todavía está aquí?”

“De las Escrituras y de los profetas vivientes he aprendido que esta vida es el tiempo en el que debemos prepararnos para comparecer ante Dios y un día disfrutar con Él de la vida eterna”.

Regocijémonos por estar aquí en este lugar de adoración con los profetas vivientes que hoy andan por la tierra y ven más allá de lo visto, oyen palabras inspiradas de los cielos por sobre el barullo diario y conocen a nuestro Dios.

Existe un plan divino; se le llama el plan de nuestro Padre Celestial1.

Creemos en Dios. Sabemos que Él vive y que podemos tener fe en Él. Las Escrituras testifican que somos hijos de Dios, Su literal progenie espiritual2 . Vivíamos con Él antes de venir a esta tierra; somos creados a Su imagen y Él es nuestro Padre Celestial; por consiguiente, todos somos hermanos.

En virtud del amor que nuestro Padre Celestial tiene por nosotros, ha preparado un plan para el tiempo que vivamos aquí en la tierra. Con respecto a este plan maravilloso, recuerdo mis primeras experiencias antes de unirme a la Iglesia, mientras daba mis primeros pasos en el aprendizaje del Evangelio restaurado. Llegué a familiarizarme con las Escrituras de los últimos días que enseñan sobre la importancia de nuestra capacitación preterrenal en el mundo de los espíritus y que señalan que recibimos allí muchas lecciones en preparación para nuestra estadía aquí en la tierra3. De las Escrituras y de los profetas vivientes he aprendido que esta vida es el tiempo en el que debemos prepararnos para comparecer ante Dios y un día disfrutar con Él de la vida eterna4. El profeta Jacob, al referirse a este plan eterno, exclamó: “¡Oh cuán grande es el plan de nuestro Dios!”5. Sé que Dios vive y que desea ayudarnos a regresar a vivir con Él.

El gran plan de Dios nos proporcionó un Salvador. Como todas las personas responsables pecan y deben experimentar la muerte al final de su vida terrenal, Dios envió a Jesucristo para cumplir el plan al ayudarnos a vencer el pecado y la muerte. Jesucristo es nuestro Salvador y Redentor; mediante Su sacrificio expiatorio, que realizó por cada uno de nosotros, Él nos ayuda a vencer el pecado por medio del arrepentimiento y del bautismo. Por medio de Su resurrección, hace posible que todos venzamos la muerte y la sepultura. Tenemos fe para seguir a Jesús y llegar a ser más como Él. ¡Cuánto amamos a nuestro amigo, el Señor Jesucristo, el único “nombre dado debajo del cielo… mediante el cual el hombre pueda ser salvo”!6 Sé que Jesús nos salva de los efectos del pecado y de la muerte.

Agradecemos a Dios el que revelara Su plan y la misión de Jesús por medio de Sus testigos escogidos: los profetas y los apóstoles. Dios da a esos testigos la autoridad para actuar en Su nombre. Sus testimonios de las verdades del Evangelio están escritos en libros sagrados llamados Escrituras. Si las personas escuchan y leen esas enseñanzas de los profetas, pueden saber que son verdaderas mediante el poder del Espíritu Santo.

Hace casi 28 años, tuve el deseo de asistir a una conferencia general de la Iglesia y manejé 14 horas hasta Salt Lake City para hacerlo. A las 8:00 de la mañana, cuando entré en la manzana del templo, la fila de personas que estaban esperando para entrar por la puerta número 10 cruzaba toda la manzana y llegaba hasta la mitad de la parte sur del Salón de Asambleas. Me encontraba a unos 100 metros de mi meta. El acomodador avisó que el tabernáculo estaba lleno. La gente comenzó a salirse de la fila y yo seguí avanzando poco a poco.

Faltaban cinco minutos para las diez y yo era el único que se encontraba enfrente de la puerta que había escogido. Ésta se abrió y el acomodador dijo: “¿Todavía está aquí?”.Volvió a cerrar la puerta y a mí se me cayó el alma a los pies. Cuando a las 10:00 en punto el coro comenzó a cantar el himno de apertura, la puerta se abrió otra vez y el acomodador me hizo la señal para que entrara. Me colocó en un medio asiento y detrás de una columna, ¡pero qué importaba! Ese día especial me fue posible sostener a los líderes escogidos del Señor y escuchar su consejo, de la misma forma en que lo hemos hecho esta tarde.

En la actualidad, o sea en los últimos días, Dios ha continuado siguiendo el mismo modelo para revelar la verdad. Seleccionó a un joven llamado José Smith para darle a conocer el plan eterno de salvación. José se encontraba confuso acerca de las diferentes religiones que existían en su comunidad, pero las Escrituras lo llevaron a preguntarle a Dios qué debía hacer7. En respuesta a su oración, Dios el Padre y Jesucristo se le aparecieron8. Por medio de ésa y de otras experiencias, José Smith fue llamado para ser profeta, al igual que Moisés y otros profetas bíblicos9. En virtud de que José vio y habló con el Salvador, su obra habría de restaurar la verdad acerca del gran plan de Dios y de la misión divina de nuestro Señor. Sé que José Smith es un profeta de Dios.

El profeta José recibió autoridad para enseñar el Evangelio y sacar a luz Escrituras adicionales. Se le encomendó la tarea de traducir escritos de profetas antiguos del Libro de Mormón, otro Testamento de Jesucristo. Los profetas del Libro de Mormón también sabían acerca del plan de salvación y de la sagrada misión de Jesucristo. En este libro sagrado está registrada la aparición del Cristo resucitado al antiguo pueblo de las Américas10. Él les enseñó Su Evangelio y estableció Su Iglesia entre ellos. Sé que el Libro de Mormón es otro testamento de la divinidad de Jesucristo.

Dios ha prometido que el Espíritu Santo testificará a cada uno de nosotros esas verdades sagradas que se han restaurado y de que José Smith fue llamado por Dios para ser un testigo especial de Cristo y de Su Evangelio. Por medio del poder del Espíritu Santo podemos llegar a conocer la verdad de todas las cosas que Dios ha revelado.11

Millones de conversos de la Iglesia aceptaron inicialmente las verdades que proclamaron nuestros misioneros en la primera charla; más tarde, fueron receptivos a todas las charlas que ellos les enseñaron. Se les invitó a ser bautizados y confirmados, a ser “…conciudadanos de los santos…”12, y a seguir adelante por el sendero del Evangelio hacia los sagrados convenios adicionales que se hacen en el templo.

Un matrimonio joven con cuatro niños, vecinos de una familia Santo de los Últimos Días, aceptó invitaciones para realizar juntos actividades basadas en el Evangelio. Después de la primera charla misional, el padre le preguntó a su amigo vecino miembro de la Iglesia: “¿Sería posible que nos bautizara el día de fin de año? Quisiéramos comenzar el nuevo año como es debido”.

A un joven adulto se le vio en los alrededores del Instituto de Religión y se le preguntó si tenía amigos miembros de la Iglesia. Él respondió: “¡Sí, y todos están en una misión para la Iglesia Mormona!”.Se le invitó a escuchar el Evangelio; se unió a la Iglesia, y un año más tarde, servía su propia misión para el Señor.

A la maravillosa madre y esposa en una hermosa familia que no era miembro de la Iglesia se le preguntó si su esposo y sus hijos estarían juntos por la eternidad. Su respuesta fue: “Sí, lo estaremos, ¿no?”.Pocas semanas después la madre, el esposo y los dos hijos mayores se bautizaron porque las respuestas a los interrogantes de la vida se encuentran en ésta, la verdadera Iglesia de Jesucristo.

A un padre, que no era miembro de la Iglesia, pero que tenía un hijo misionero, se le preguntó: “¿Se bautizará en el día del padre?”.Y fue bautizado, ocasión a la que asistieron cuatro ex obispos de su familia.

El poder del Espíritu es lo que convence a los investigadores a orar acerca de nuestro mensaje, a asistir a la Iglesia, a leer el Libro de Mormón, a fijar citas para recibir más charlas, a bautizarse en la Iglesia del Señor y a seguir siendo “nutridos por la buena palabra de Dios”13. Invitamos a todos a venir a Cristo por la puerta de la fe, del arrepentimiento, del bautismo y del don del Espíritu Santo. Ésa es la puerta que conduce a la vida eterna. El Espíritu Santo nos ayudará a todos a permanecer en el sendero que conduce a la presencia de Dios.

La inspiración del Espíritu Santo también nos guiará a otras personas que buscan el Evangelio verdadero. El Señor ha dicho: “…yo estaré contigo; y sea cual fuere el lugar donde proclames mi nombre, te será abierta una puerta eficaz para que reciban mi palabra”14.

Hace algunos años fui a la Manzana del Templo de Salt Lake City para encontrarme con un conocido de los misioneros. La persona no asistió a la cita. Yo les dije a los misioneros: “El Señor proporcionará a alguien para que le enseñemos”.En menos de 2 o 3 minutos, dos hombres entraron por la puerta del Centro de Visitantes Norte y se dirigieron hacia nosotros. Ellos hablaban español, ¡pero nosotros no! Les aseguramos de la mejor manera que nos fue posible que alguien iría a ayudarles. Después de unos momentos, las únicas misioneras que hablaban español de toda la misión llegaron al centro de visitantes porque habían sentido la impresión de que debían ir allí esa mañana.

Durante varias semanas se enseñaron las charlas misionales a esos hombres, y pidieron ser bautizados. El Señor fue fiel a Su palabra, y se abrió “una puerta eficaz” en el momento preciso en que se necesitaba para que tuviera lugar esa hermosa experiencia.

Invitamos a todos los que se hayan bautizado y quizás se hayan alejado del Señor a volver y renovar Sus convenios con Él. Junto con Jesús, decimos a todo Israel que venga15. Vengan de nuevo a las verdades y ordenanzas de la vida eterna.

Antes de convertirme a la Iglesia, le pregunté a Dios, el Eterno Padre, en ferviente oración, sobre las verdades de la restauración. Ahora sé, sí, como lo supe ese día, en ese momento hace 37 años, por el poder del Espíritu Santo, que los principios y las doctrinas de la restauración del Evangelio son verdaderos. Dios vive. Jesús es el Cristo. José Smith fue el profeta de la restauración del Evangelio verdadero. El Libro de Mormón es un registro de santos profetas y otro testamento del Cristo viviente que está a la cabeza de esta Iglesia. El presidente Gordon B. Hinckley es el profeta del Señor para nuestra época. Él y otros 14 apóstoles son testigos especiales de Cristo en la única Iglesia verdadera sobre la tierra. Es mi oración que todos podamos responder a la pregunta: “¿Todavía está aquí?” y entremos por la puerta apropiada para recibir todas las bendiciones del Evangelio, ahora y siempre. En el nombre de Jesucristo. Amén.

  1. “El plan de nuestro Padre Celestial”, primera charla del Sistema Uniforme para la Enseñanza del Evangelio, 1986.

  2. Véase Hechos 17:28–9.

  3. Véase D. y C. 138:56.

  4. Véase Alma 12:24.

  5. 2 Nefi 9:13.

  6. Nefi 25:20.

  7. Véase José Smith–Historia 1:5–16.

  8. Véase José Smith–Historia 1:17.

  9. Véase D. y C. 28:2.

  10. Véase 3 Nefi 11.

  11. Véase Moroni 10:5.

  12. Efesios 2:19; véase también v. 20.

  13. Moroni 6:4.

  14. D. y C. 112:19.

  15. “Ya regocijemos” Himnos Nº 3.