2000–2009
El Padre Celestial tiene un plan especial
Abril 2000


El Padre Celestial tiene un plan especial

“Sé que nuestro Padre Celestial tiene un plan muy especial para que ustedes y su familia puedan regresar a vivir con Él. Volvamos a casa”.

Hace algunos años, poco antes de la Navidad, asistí a una conferencia de estaca en California. En el vuelo de regreso a Utah, decidí dormir una siesta. Mi asiento estaba cerca del pasillo y, cuando estaban para cerrar la puerta de la cabina, una hermosa dama, de unos 75 años más o menos, se paró junto a mí y me dijo: “¿Me permite pasar, por favor?” Le dije: “Sí señora”.Ese fue el fin de mi siesta. A ella le encantaba hablar.

TIENE USTED UN AMOROSO Y BONDADOSO PADRE CELESTIAL

Ella continuó diciendo: “No sé por qué tengo que viajar a un lugar tan frío como Utah para pasar la Navidad con mis nietos. No me agrada para nada dejar mi soleada California”.

Prosiguió, diciendo: “Además, la gente de Utah es muy extraña y rara; se llaman a sí mismos ’mormones’; mi hija se casó con uno de ellos”.

Fue cuando le dije: “Discúlpeme, pero antes de que siga, quiero decirle que yo soy uno de ellos”.

Entonces dijo: “Perdóneme, no quise decir eso”.

Le dije: “Claro que quiso decirlo, ¿verdad?”.

Seguimos conversando hasta que casi pasábamos por sobre la ciudad de Provo; sabíamos que pronto aterrizaríamos en Salt Lake.

“Patti” (así se llamaba), “usted ha hablado durante casi todo el viaje. Pienso que la he conocido desde la vida preterrenal. Antes de que aterricemos en Salt Lake City, ¿me permite hacerle algunas preguntas?”1

Le pregunté con cordialidad:2 “Patti, ¿sabe que puede volver a ver a su fallecido esposo?”

Ella dijo: “¿De veras?”

“Y acerca de su hijo Matt, que falleció siendo un bebé, ¿sabe que también podrá verlo en el futuro?”

Los ojos se le llenaron de lágrimas y la voz le comenzó a temblar. El Espíritu del Señor la había conmovido. Me di cuenta de que ella los extrañaba mucho.

Entonces con espíritu de oración, le pregunté: “Patti, ¿sabe usted que tiene un amoroso y bondadoso Padre Celestial que la ama mucho?”.

Respondió: “¿Sí?”.

“Patti, ¿sabe que su Padre Celestial tiene un plan muy especial para usted, y que su familia puede ser eterna?”

“¿De veras?”, replicó.

“¿Ha oído alguna vez de ese plan?”

“No”, contestó.

Con gran sinceridad le pregunté: “¿Le gustaría saber acerca de él?”.

“Sí, me gustaría”, respondió.

El Espíritu del Señor la había conmovido profundamente. El Señor hace la promesa: “…porque [mis escogidos] escuchan mi voz y no endurecen su corazón”3.

También dijo: “Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas…”. “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen”4.

ES “EL AMOR DE DIOS”

Nefi quiso ver el sueño de Lehi, su padre --”el árbol de la vida”5-- y lo vio. Después Nefi también vio al hermoso niño Jesús.6 Y el ángel le preguntó: “¿Comprendes el significado del árbol que tu padre vio?”7.

Nefi le contestó: “Sí, es el amor de Dios que se derrama ampliamente en el corazón de los hijos de los hombres; por lo tanto, es más deseable que todas las cosas”8.

Antes de venir a la tierra, nuestro Padre Celestial, con dulzura y ternura, colocó dentro de nuestro pecho “el amor de Dios”.Ante nuestro Padre Celestial, usted es una hija especial. Mi amiga Patti tiene una chispa de divinidad en su alma. Cuando Patti escuchó la palabra del Padre Celestial, se conmovió profundamente y respondió a Su voz.

Éramos dos extraños, pero el Señor colocó discretamente a una de sus preciadas hijas junto a mí. Yo oraba con fervor para que el Espíritu del Señor la conmoviera y le testificara.

¿Cómo podemos compartir, usted y yo, el hermoso mensaje del Señor Jesucristo?

Primero, reconozcamos nuestro potencial para traer a otros al conocimiento de la verdad.

El presidente Gordon B. Hinckley nos enseña:

“Cultivemos en el corazón de cada miembro de la Iglesia el reconocimiento de su propio potencial para traer a otros al conocimiento de la verdad… Todo miembro debe orar con gran sinceridad al respecto. Ore todo miembro…”9.

El presidente Hinckley cita el testimonio de Alma:

“¡Oh Señor, concédenos lograr el éxito al traerlos nuevamente a ti…

¡He aquí, sus almas son preciosas… danos, oh Señor, poder y sabiduría para que podamos traer a éstos, nuestros hermanos…”10.

En la Guía para el Estudio de las Escrituras leemos:

“La finalidad de la oración no es cambiar la voluntad de Dios, sino obtener para nosotros y para otras personas las bendiciones que Dios esté dispuesto a otorgarnos, pero que debemos solicitar a fin de recibirlas11.

Segundo: Nuestro ejemplo es nuestro mejor aliado.

El presidente Hinckley enseñó:

“El mejor folleto que podemos ofrecer es la bondad de nuestra propia vida”12.

A medida que vivamos el Evangelio, seremos como un faro de luz sobre un monte,13 “la luz” y “la sal de la tierra”14.

Podemos participar diariamente del “amor de Dios”, del “árbol de la vida” y beber de “la fuente de aguas vivas”15 al mantener una comunicación con el Padre Santo, al entregarnos al estudio profundo de las Escrituras y a la meditación. Entonces el Señor nos bendecirá para ser más sensitivos al hablar con las almas que Él ha preparado para nosotros.

Tercero, actuar cuando se sienta el Espíritu. El élder M. Russell Ballard nos enseñó: “La clave para que tengan éxito en llevar almas a Cristo es actuar cuando sientan que tanto ustedes como la persona sienten el Espíritu… por medio de nuestra confianza en el Señor, la fe y buenas obras, podemos traer muchas almas… al Señor”16.

Al buscar y al orar con fe17, el Señor nos guiará y Sus escogidos pronto aceptarán18 “las alegres nuevas de gran gozo”19 para participar del “sacrificio infinito y eterno”20 del Señor Jesucristo.

ENCONTRÓ AL SALVADOR

Los misioneros enseñaron a Patti y tres semanas más tarde, mientras se encontraba todavía en Utah, me llamó: “Hermano Kikuchi, habla Patti. Me voy a bautizar, ¿asistiría usted al servicio bautismal?”.

Mi esposa y yo fuimos a su bautismo. Muchos miembros le extendían cariñosa amistad. Nunca olvidaré su rostro radiante de alegría al salir del agua.

Jamás olvidaré sus tiernas lágrimas en el sagrado altar del Templo de Salt Lake un año más tarde. Recuerdo el sentimiento celestial y de paz que irradiaba cuando se selló a su esposo y a su hijo fallecidos y a una hija viva que se había convertido a la Iglesia. Ella sabe ahora que su familia es eterna en el Señor. Mi amiga, Patti Louise Donaldson, encontró al Señor Jesucristo. Ella vive actualmente en Utah.

YO ME ALLEGARÉ A VOSOTROS

Mis queridos amigos que me están escuchando, ustedes son hijos e hijas del Padre Celestial. Ustedes estuvieron una vez en Su santa presencia. Sé que nuestro Padre Celestial tiene un plan muy especial para que ustedes y su familia puedan regresar a vivir con Él. Volvamos a casa; preparémonos para regresar a casa, al lugar de nuestro Padre Celestial. Deseamos compartir con ustedes el amor de Él. Encontrarán el amor de Dios que es “el de mayor gozo para el alma”21.

Mis queridos hermanos y hermanas, les testifico que el Padre Celestial envió a Su Hijo Unigénito, y que Jesucristo murió por ustedes y por mí. Él dijo:

“…cuán dolorosos no lo sabes; cuán intensos no lo sabes; sí, cuán cuán difíciles de aguantar no lo sabes.

“Porque he aquí, yo, Dios, he padecido estas cosas por todos, para que no padezcan, si se arrepienten;…

“padecimiento que hizo que yo, Dios, el mayor de todos, temblara a causa del dolor y sangrara por cada poro y padeciera, tanto en el cuerpo como en el espíritu, y deseara no tener que beber la amarga copa y desmayar.

“Sin embargo, gloria sea al Padre, bebí, y acabé mis preparativos para con los hijos de los hombres”22.

Él les ama y les conoce. Él vive. En 1820, el Padre Celestial y Su Hijo, Jesucristo, aparecieron al joven José Smith y establecieron Su reino, a fin de que podamos regresar a nuestro hogar. Ahora, ¿escuchan “la voz del buen pastor”?23 Su Salvador los llama. Vengan, vengan y participen de Su amor. Él los invita a “llamarme mientras estoy cerca” y después promete: “Allegaos a mí, y yo me allegaré a vosotros”24. Sé que Él vive. Sé que el presidente Hinckley es nuestro Profeta. En el nombre de Jesucristo. Amén.

  1. Véase D. y C. 28:16.

  2. Véase D. y C. 30:5, 11.

  3. D. y C. 29:7.

  4. Juan 10:14, 27.

  5. Véase 1 Nefi 11:8–9.

  6. 1 Nefi 11:15–20.

  7. 1 Nefi 11:21.

  8. 1 Nefi 11:22

  9. Gordon B. Hinckley, “Apacienta mis ovejas”, Liahona, julio de 1999, pág. 120.

  10. Alma 31:34–35.

  11. La Guía para el Estudio de las Escrituras, pág. 153.

  12. Liahona, julio de 1999, pág. 121.

  13. Véase Lucas 11:33, 36.

  14. Mateo 5:13–14.

  15. 1 Nefi 11:22, 25.

  16. Liahona, enero de 1987, pág. 32.

  17. Véase D. y C. 18:18.

  18. Véase D. y C. 31:7.

  19. Mosíah 3:3.

  20. Véase Alma 34:10, 12.

  21. 1 Nefi 11:23.

  22. D. y C. 19:15–16, 18–19.

  23. Alma 5:38.

  24. D. y C. 88:62–63.