2000–2009
El ser mujer: El más alto lugar de honor
Abril 2000


El ser mujer: El más alto lugar de honor

“Les prometo, amadas hermanitas, que si viven las normas de dignidad personal del programa de las Mujeres Jóvenes, tendrán gran felicidad y gozo sin fin”.

Es un placer para mí estar en su presencia, jovencitas, líderes y todos los demás. Esta noche tenemos el honor especial de contar con la presencia del presidente Gordon B. Hinckley, del presidente Thomas S. Monson y de otras Autoridades Generales. Felicito a las hermanas Nadauld, Thomas y Larsen por sus excelentes mensajes. La música a cargo de este coro de mujeres jóvenes ha sido excelente. Agradecemos a todos los que participaron en el video y a los cientos de personas que han escrito a la Presidencia General de las Mujeres Jóvenes acerca de la forma en que pueden ser testigos de Dios en todo tiempo y en todo lugar.

Las muchas Abejitas y Dammitas que se encuentran en la congregación me hacen recordar esta pequeña anécdota escrita por una hermana que se preparaba para una actividad de las Mujeres Jóvenes. Ella dijo: “Mi hija de cinco años me preguntó cuántas ’colmenitas’ tenía. Después de conversar un poco con ella, llegué a la conclusión de que se refería a las Abejitas. Conté a las jóvenes que eran Abejitas y le dije cuántas eran. Ella había hecho un avioncito de papel para cada una de ellas, y enseguida contó la cantidad correcta de aviones.

“Cuando terminó de contar, aún le quedaban unos cuantos aviones, y después de pensarlo un momento, preguntó: ’¿Cuántas damanitas tienes?’ “1.

Hace muchos años, durante la época de Heber J. Grant, la Primera Presidencia escribió:

“El verdadero espíritu de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días da a la mujer el más alto lugar de honor en la vida humana. A fin de mantener y merecer ese alto honor, debe poseer las virtudes que siempre han exigido y siempre exigirán el respeto y el amor del género humano… [porque] ’una mujer hermosa y casta es la obra perfecta de Dios’ “2. El hecho de que las mujeres jóvenes ocupen el más alto lugar de honor les da la responsabilidad de ser testigos de Dios en todo tiempo y en todo lugar.

El que las mujeres rectas ocupen “el más alto lugar de honor en la vida humana” y que sean “la obra perfecta de Dios” es una de las más grandes bendiciones del género humano. Me encanta escuchar a mi esposa Ruth y a nuestras hijas decir: “Qué bueno que soy mujer”.Eso me indica que captan la visión de su destino divino. Espero que ustedes hallen gozo en su papel de mujer durante todas las etapas de su vida.

Al mirar hacia el futuro, es interesante mirar el pasado. En 1916, toda jovencita mayor de 14 años de edad era Abejita hasta que entrara en la Sociedad de Socorro. No había Dammitas ni Laureles. Había 374 posibles requisitos para que una Abejita obtuviera un premio individual. Algunos de ellos eran:

  1. “Por una temporada, cuidar con éxito una colmena de abejas y conocer los hábitos de éstas”.¡Sería un desafío lograr que no la picaran!

  2. “En un período de seis días, recorrer cuarenta kilómetros en raquetas para andar en la nieve”.Sería difícil hacer eso en Florida.

  3. “Durante dos semanas, mantener la casa libre de moscas y destruir por lo menos 25 moscas al día”.

  4. “En una temporada, sin recibir ayuda ni consejos, cuidar un tiro de caballos y ponerle los arreos por lo menos cinco veces y pasearlo 80 kilómetros”.Una vez, cuando yo era niño y andaba descalzo, le estaba poniendo los arreos a un caballo y me pisó un dedo.

El último que quisiera mencionar es: “Desmalezar un cuarto de hectárea”3. Yo he ayudado a desmalezar, y puede ser una tarea calurosa y miserable, porque hay que quemar la maleza, pero a mí me agrada el olor del humo.

En 1916, los desafíos de la vida tenían un enfoque totalmente diferente, como matar moscas, desmalezar y aprender a ponerle los arreos a un caballo. Hoy día se satisfacen esas necesidades físicas con mucha más facilidad: se oprime un interruptor para controlar la luz y se ajusta el termostato para el frío y el calor. Las conveniencias modernas nos dan más tiempo libre para enfocar la atención en las necesidades espirituales y dedicar más tiempo al servicio personal, pero el elemento básico que nunca debe cambiar en la vida de una mujer joven recta es servir a los demás. Su papel divino de cuidar a otros ayuda a las mujeres nobles a obtener ese “más alto lugar de honor en la vida humana”.El servicio a los demás puede comenzar casi a cualquier edad, y a menudo el más grande servicio es el que se realiza en forma personal. No tiene que ser a grande escala, y es más noble dentro de la familia.

He leído de nuevo los requisitos actuales del progreso personal. Son elevadas normas e indican la excelente dirección que ustedes, hermanitas, reciben de sus líderes. Les prometo, amadas hermanitas, que si viven las normas de dignidad personal del programa de las Mujeres Jóvenes, tendrán gran felicidad y gozo sin fin.

En la película “Mi Bella Dama”, el profesor Higgins hace la pregunta: “¿Por qué no puede la mujer parecerse más al hombre?”.Qué error tan grande sería. Son ilimitadas las oportunidades que ustedes tienen en el mundo de hoy. El reconocimiento de los dones especiales de las mujeres ha demorado en llegar. La publicación Woman’s Exponent de 1872 informó que algunas personas que deseaban mejorar la situación de las mujeres “son tan radicales en sus teorías extremas que quieren ponerla en antagonismo con el hombre y asumir para ella una existencia separada y opuesta a la de él, y a fin de demostrar lo totalmente independiente que ella debería ser, quieren que adopte los rasgos de carácter más censurables del hombre, los cuales deben desecharse o mejorarse en lugar de que las mujeres los imiten”4.

Me pregunto si ustedes, hermanas, comprenden plenamente la grandeza de sus dones y talentos y cómo todas pueden alcanzar el “más alto lugar de honor” en la Iglesia y en el mundo. Uno de los dones singulares, preciosos y sublimes que ustedes poseen es su femineidad, con su gracia, bondad y divinidad naturales. La femineidad no es sólo el lápiz labial, los peinados elegantes y la ropa de moda, sino que es el adorno divino del género humano, que se expresa en las cualidades que ustedes tienen para amar, su espiritualidad, delicadeza, resplandor, sensibilidad, creatividad, encanto, refinamiento, ternura, dignidad y serena fortaleza. Se manifiesta en forma diferente en cada jovencita o mujer, pero todas ustedes la poseen. La femineidad es parte de su belleza interior.

Uno de los dones especiales que ustedes poseen es la intuición femenina. No se limiten. Al esforzarse por conocer la voluntad de nuestro Padre Celestial en la vida y llegar a ser más espirituales, serán mucho más atractivas e incluso irresistibles. Pueden aprovechar su encanto sonriente para bendecir a las personas a las que aman y a todos los que conozcan, y para difundir gran gozo. La femineidad es parte de la divinidad que Dios ha dado a cada una de ustedes. Es su incomparable poder e influencia para hacer el bien. Mediante el uso de sus dones divinos, ustedes pueden ser una bendición para niños, mujeres y hombres. Siéntanse orgullosas de ser mujeres; realcen ese don y utilícenlo para servir a los demás.

Lamentablemente, en la sociedad de hoy vemos algunos ejemplos muy malos de lo que es la mujer. Cuando cambiamos el canal de televisión en busca de algo inspirador, vemos mujeres que participan en el boxeo y en la lucha libre. Yo creo que las mujeres de nuestra época tienen que ser fuertes, pero no en ese sentido. En mi opinión, esas actividades degradan la nobleza del ser mujer. Las mujeres jóvenes deben ser fuertes en la rectitud, y, citando el lema actual, “ser testigos de Dios en todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar”5.

Permítanme hablarles de una mujer joven que ha demostrado asombrosa fortaleza al enfrentar una gran tragedia. El 17 de abril de 1999, una camioneta chocó de lado contra un automóvil y lesionó severamente a Emily Jensen, de dieciséis años de edad. Ella sufrió una fractura craneal; estuvo en coma tres meses y seis en el hospital. Ha tenido que volver a aprender todo como si hubiera vuelto a nacer. Habría sido fácil darse por vencida, pero ni siquiera lo contempló. Se esfuerza tanto por recuperarse que todos los días recorre el equivalente de un maratón de cuarenta y dos kilómetros. Su fe, valor y perseverancia han fortalecido y motivado a muchos pacientes del hospital.

Emily sigue esforzándose por recuperar el habla; sin embargo, sin temor pregunta a enfermeras, técnicos y terapeutas: “¿Eres mormón?”.Si contestan que no, les dice con frases embrolladas: “Deberías ser mormón. Lee el Libro de Mormón”.Emily le dictó a su mamá lo que quería que escribiera en cinco ejemplares del Libro de Mormón que regaló a un doctor, a tres terapeutas y a un técnico antes de salir del hospital.

Emily quería mucho a una experta técnica que se encontraba totalmente inactiva en la Iglesia. Oraron juntas en el cuarto de Emily en el hospital. En lenguaje que era difícil de entender, pero con un espíritu fuerte y claro, Emily le dijo que debía regresar a la Iglesia. Esa mujer después le escribió a Emily: “Quiero darte las gracias por el Libro de Mormón que me regalaste. Lloré cuando leí lo que habías escrito. Sé que algún día amaré este libro tanto como lo amas tú”.

Recientemente, Emily se sintió feliz cuando los estudiantes de la escuela secundaria Skyline, en Salt Lake City, Utah, la escogieron como reina del baile anual como reconocimiento a su extraordinario valor. Sus compañeros se pusieron de pie y la vitorearon cuando con dificultades pasó al escenario de un auditorio lleno de estudiantes, apoyándose en el brazo del presidente de la sociedad de alumnos. Aunque Emily va a la terapia todos los días, su vida aún se destaca por su identidad espiritual, su bondad, su amabilidad con los demás y su fuerte testimonio6.

Nos preguntamos cuáles serán los requisitos en el año 2016 para recibir los premios de progreso personal de las Mujeres Jóvenes. Esperamos que los valores y las normas de las Mujeres Jóvenes se centren cada vez más en la espiritualidad y en el servicio a los demás. En el futuro, así como en el pasado, las mujeres encontrarán felicidad y satisfacción al responder a los sentimientos más profundos de su alma. Como dijo Ralph Waldo Emerson: “Lo que dejamos atrás y lo que está ante nosotros es insignificante, si se compara con lo que llevamos en nuestro interior”.Todos tendremos paz en el corazón y el conocimiento de nuestra verdadera identidad cuando sepamos, como dijo Tevye en Violinista en el tejado, “quiénes somos y lo que Dios espera que seamos”.

Ustedes, mujeres jóvenes, deben tener metas personales además de las excelentes metas del programa de las Mujeres Jóvenes. Entre otras, esas metas deben incluir la preparación académica y el desarrollo de aptitudes. Una madre joven a la que amo dijo recientemente a un grupo de mujeres jóvenes que las metas deben coincidir con el gozo de ser mujer. Pero, dijo ella, las metas no deben ser tan rígidas e inflexibles que les impidan escuchar los susurros del Espíritu. Mantengan el corazón y la mente receptivos para conocer la voluntad absoluta del Señor para con ustedes.

El ser testigos significa muchas cosas. Tiene que ver con la forma de actuar, de hablar y de vestir. Cuando consideren a un joven como compañero, conviene que sigan el consejo que dio el presidente David O. McKay hace algunos años: “Él nunca debe tratar de aprovecharse de ti. Si demuestra cualquier tendencia a usarte como un objeto útil o como medio de placer, puedes estar segura de que no le motiva el amor”7. Es muy natural que los hombres y las mujeres jóvenes se sientan atraídos unos a otros, pero deben sentir atracción a la manera de Dios y no en forma cuestionable, como el vestir inmodestamente. Entre los atractivos que Dios les dio están su encanto, belleza, decencia y bondad naturales.

Cuando los poseedores del sacerdocio que son fuertes ven a una joven vestida en forma inmodesta, la mayoría no querrá salir con ella porque demuestra que sus normas no van de acuerdo con la perspectiva eterna de ellos. La falta de modestia de las mujeres degrada su imagen, causa bochorno y la pérdida del respeto. No es probable que les ayude a conseguir a un joven digno y honorable que desee casarse con una joven recta en el templo. Ustedes, jovencitas, quizás tengan problemas para encontrar un vestido de fiesta modesto. ¿Les puedo sugerir que lo confeccionen ustedes mismas? Tal vez necesiten ayuda, pero hay mucha ayuda disponible.

Mis queridas hermanitas, su futuro es brillante; puede exceder sus más caros sueños y expectativas. No todo lo que suceda en su vida saldrá tal como ustedes lo hayan planeado o esperado, pero si viven de tal manera que puedan conocer la voluntad del Señor, tendrán paz en el alma y gran felicidad. Serán contadas entre las que disfrutan del “más alto lugar de honor en la vida humana”.

Ruego que el Señor bendiga a cada una de ustedes para que llegue a conocer su valor individual y comprenda por qué “una mujer hermosa y casta es la obra perfecta de Dios”, en el nombre de Jesucristo. Amén.

  1. Traci Rane, “On the Bright Side”, Church News, 30 de enero de 1999.

  2. Improvement Era, mayo de 1935, pág. 276.

  3. Martha A. Tingey, Hand Book for the Bee-Hive Girls of the Y.L.M.I.A. (1916), 36–46.

  4. Woman’s Exponent, 15 de julio de 1972, pág. 29.

  5. Mosíah 18:9.

  6. Carta de Terri F. Jensen, 14 de febrero de 2000.

  7. David O. McKay, Gospel Ideals, 1953, págs. 459–460.