2000–2009
Algunas enseñanzas básicas de la historia de José Smith
Abril 2002


Algunas enseñanzas básicas de la historia de José Smith

“La conversión es un proceso espiritual y personal. Cada individuo debe poner a prueba, por sí mismo, la veracidad de esos principios”.

La historia del profeta José Smith fue escrita para compartir el origen de la restauración de la Iglesia de Jesucristo en estos últimos días. Su contenido es una prueba de confianza en las promesas de Dios, y una fuente de gozo y convicción para todos los que creemos en ella.

He podido leerla muchas veces en tiempos y circunstancias diferentes. Me impresionó cuando fui niño; fue una guía y fuente de fortaleza contra las tentaciones cuando fui adolescente; la compartí con valor y entusiasmo como joven misionero; y hasta el día de hoy, me continúa llenando de gratitud y asombro. Desde que José Smith la escribió permanece como una bendición y un legado de fe para el creyente sincero; es una invitación abierta para el que busca la verdad, y es un desafío permanente para el incrédulo.

A los que aún no son miembros de la Iglesia les sugiero que lean el testimonio de José Smith con verdadera intención. Sentirán su sinceridad y descubrirán el establecimiento de la Iglesia ¡restaurada en una forma milagrosa!

Aunque el contenido espiritual de este fascinante relato es amplio, me limitaré a compartir cinco principios que, al igual que al joven Profeta, les ayudará a conocer a Dios.

Principio 1: Tengan un deseo sincero de aprender la verdad

José Smith poseía un deseo intenso de conocer a Dios, y hacer Su voluntad. Usted también puede despertar ese mismo deseo porque recibió de Dios mismo, antes de venir a la tierra, sus primeras lecciones sobre la verdad. Cuando reconozca esa verdad, esfuércese por vivir de acuerdo con ella.

Principio 2: Aprendan la importancia de leer las escrituras

José Smith las conocía porque las estudiaba. Él nos dijo: “…un día estaba leyendo la Epístola de Santiago, primer capítulo y quinto versículo, que dice: Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (JSH 1:11).

Durante su corto ministerio, José Smith recibió, además, muchas otras revelaciones importantes que vinieron como resultado de leer y escudriñar las Escrituras. Usted debe estudiarlas para llegar a conocer a Dios, quien es la fuente de toda verdad.

Principio 3: Conozcan el valor de la oración

El joven José dijo:

“Finalmente llegué a la conclusión de que tendría que permanecer en tinieblas y confusión, o de lo contrario, hacer lo que Santiago aconsejaba, esto es, recurrir a Dios” (JSH 1:13).

“…Era la primera vez en mi vida que hacía tal intento, porque en medio de toda mi ansiedad, hasta ahora no había procurado orar vocalmente” (JSH 1:14).

“…me arrodillé y empecé a elevar a Dios el deseo de mi corazón…” (JSH 1:15).

“…Había descubierto que el testimonio de Santiago era cierto; que si el hombre carece de sabiduría, puede pedirla a Dios y obtenerla sin reproche” (JSH 1:26).

Nuestro Padre Celestial, como un padre perfecto, sabe todas sus necesidades espirituales y materiales, está deseoso de bendecirlo a usted, por eso le ha dado el mandamiento, de que lo busque y le pida.

José llegó a saber la verdad porque oró. Hoy día, millones de miembros de esta Iglesia también testifican de la certeza de la restauración porque, siguiendo este consejo, pidieron con fe; usted tiene el mismo derecho de obtener respuesta a sus oraciones porque un testimonio es un regalo que Dios da únicamente a los que piden con verdadera intención. Inténtelo y recibirá los beneficios prometidos.

Principio 4: Descubran la bendición de la meditación

José Smith meditaba a menudo, pensaba, analizaba, comparaba, se esforzaba por encontrar respuestas a lo que leía en las Escrituras. Él dijo:

“Durante estos días de tanta agitación, invadieron a mi mente una seria reflexión y gran inquietud;… a menudo me decía a mí mismo: ¿Cuál de todos esos grupos tiene la razón; o están todos en error? Si uno de ellos es verdadero, cuál es, y como podré saberlo?” (JSH1: 8, 10).

“Ningún pasaje de las Escrituras jamás penetró el corazón de un hombre con más fuerza que este en esta ocasión, al mío. Parecía introducirse con inmenso poder en cada fibra de mi corazón. Lo medité repetidas veces…” (JSH1:12)

La meditación es pensar en verdades eternas y preguntarse una y mil veces, ¿cómo puedo saber? ¿Cómo han llegado a saber otros?

¿Cómo llegará usted a saber de esto? Por favor, medítelo seriamente.

Principio 5: Obtengan el gozo de asistir a la iglesia

En su lucha por encontrar la verdad, José Smith asistió a varias denominaciones de su comunidad. De su entrevista con el Padre y el Hijo él describió claramente las instrucciones que recibió concerniente a las otras sectas:

“pregunté a los Personajes que estaban en la luz arriba de mi, cuál de todas las sectas era la verdadera (porque hasta ese momento nunca se me había ocurrido pensar que todas estuvieran en error), y a cuál debía unirme” (JSH 1:18).

“mi deber era no unirme a ninguno de ellos, sino permanecer como estaba hasta que se me dieran más instrucciones” (JSH 1:26).

Todos necesitamos conocer el Reino de Dios en la tierra y obtener un testimonio de su realidad. Asistimos a la Iglesia para sentir el Espíritu, conocer Su doctrina, renovar convenios, recibir las ordenanzas de salvación y exaltación para volver a la presencia de Dios con nuestra familia. Usted está cordialmente invitado a venir a la Iglesia y ver por sí mismo todas estas cosas.

La conversión es un proceso espiritual y personal. Cada individuo debe poner a prueba, por sí mismo, la veracidad de esos principios. No basta un aislado intento acompañado de dudas, desconfianza o temor. Dios nos promete, a causa de su misericordia, que dará respuesta a nuestras peticiones de acuerdo con nuestra capacidad; sólo los que lo obedecen con verdadera intención recibirán su respuesta a través del Espíritu Santo, lo cual llega a ser un verdadero regalo de Dios.

El Espíritu Santo es también llamado el Consolador y el Testificador. A Él le debemos nuestro conocimiento y testimonio de Cristo como el Hijo de Dios.

Después de su bautismo, si se mantiene digno y fiel a sus convenios, tendrá la guía constante del Espíritu Santo, a través de susurros, impresiones, sentimientos, sueños y amonestaciones.

Las Escrituras y la historia describen a personas que oyeron, conversaron o de alguna forma tuvieron evidencias palpables de la existencia de Dios y Su plan para salvarnos. Sin embargo, no se mantuvieron fieles a sus convicciones.

Aprendemos de ello que no es lo que se percibe a través de los sentidos físicos, sino lo que se siente bajo la influencia del Espíritu Santo, lo que nos permitirá entender a Dios y seguirle.

Cuando una persona ha aprendido estos principios elementales y deja de practicarlos, pierde la luz y la guía para entender a Dios y a Sus profetas. La señal externa es apartarse, inactivarse o aun contender contra la Iglesia; la señal interna es que dejaron de hacer una o más de estas cinco cosas:

  1. Dejaron de amar la verdad y de buscarla.

  2. Dejaron de leer las Escrituras.

  3. Dejaron de orar a Dios.

  4. Dejaron de meditar en las cosas eternas.

  5. Dejaron de asistir a la Iglesia.

Es admirable que con menos de 15 años de edad en una época de gran confusión religiosa, en medio de mucha oposición y aun persecución, José Smith paciente y diligentemente obedeció y nos enseñó el proceso simple, pero eficaz, para acercarnos a Dios.

Este proceso requiere que aprendamos precepto por precepto, un poco aquí y un poco allí, hasta desarrollar fe y un entendimiento claro de nuestro potencial divino. (Véase 2 Nefi 28:30.)

Es nuestra responsabilidad de fortalecer día a día las impresiones que se sienten a través del Espíritu, practicando estos cinco principios constantemente.

Ruego que así sea, en el nombre de Jesucristo. Amén.