2000–2009
La primera generación
Octubre 2006


La primera generación

Al ser los primeros de su familia en aceptar el Evangelio, ustedes pasan a ser la primera generación, una generación elegida por medio de la cual las generaciones pasadas, presentes y futuras serán bendecidas.

Hace varios días, mientras conversábamos sobre los discursos durante una comida familiar, Clarissa, nuestra hija de trece años, que estaba preparando un discurso para la reunión sacramental de nuestra rama en Moscú, manifestó cierta inquietud. Le aseguré que todo iba a estar bien y le expresé mi propia inquietud diciéndole que por lo menos ella no tendría que hablar ante miles de personas en la conferencia general. Clarissa, por su parte, me tranquilizó y aconsejó diciendo: “Todo saldrá bien, papá. Tú sólo imagínate que es una rama grande”. Hermanos y hermanas, en verdad ustedes son una rama muy grande.

He decidido dirigir mis palabras de esta mañana a los que son la primera generación de miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, a ustedes que son los primeros de su familia en escuchar y abrazar el mensaje de que el Evangelio de Jesucristo ha sido restaurado en la tierra en nuestros días y que contamos con profetas, videntes y reveladores. Ustedes fueron humildes, ejercieron la fe, se arrepintieron de todos sus pecados, tomaron sobre sí el nombre de Jesucristo a través del bautismo por inmersión y recibieron el Espíritu Santo1. Al ser los primeros de su familia en aceptar el Evangelio, ustedes pasan a ser la primera generación, una generación elegida por medio de la cual las generaciones pasadas, presentes y futuras serán bendecidas2.

No siempre es fácil pertenecer a la primera generación de miembros de la Iglesia. Tendrán que caminar por donde nadie de su familia ha caminado antes. Las situaciones a su alrededor pueden ser difíciles. Quizás tengan pocos o ningún amigo o familiar que les comprenda y les dé su apoyo. En ocasiones pueden sentirse desalentados y se preguntarán si todo esto vale la pena. Mi propósito en esta mañana es confirmarles que sí.

Aquéllos de ustedes que son la primera generación de miembros ocupan un lugar especial e importante en la Iglesia y en sus respectivas familias. ¿Sabían ustedes que los miembros de primera generación suponen más de la mitad de los miembros de la Iglesia?3 Tal vez, desde el comienzo de la Iglesia, la primera generación de miembros no haya constituido un porcentaje tan grande del total de miembros de la Iglesia como en la actualidad. Su fe y sus testimonios son una gran fortaleza y una bendición para otros miembros. Por medio de ustedes, nosotros obtenemos una comprensión más profunda de los principios del Evangelio y nuestros testimonios se fortalecen.

Ustedes aportan una gran fortaleza a la Iglesia cuando se valen de sus testimonios, sus talentos, sus destrezas y su vitalidad para edificar el reino en sus barrios y ramas. Ustedes son grandes ejemplos de cómo compartir el Evangelio, de cómo servir una misión, de cómo enviar a sus hijos a la misión y de cómo recibir a los miembros nuevos. Ustedes tienden la mano amablemente a su prójimo, lo edifican y lo bendicen mediante el servicio inspirado. Gran parte de lo que se logra actualmente en la Iglesia no podría hacerse sin sus esfuerzos.

Más importante aún, por ser la primera generación de miembros, ustedes ocupan un lugar importante en su familia; para ellos, ustedes son ejemplos de un verdadero discípulo de Jesucristo. Tanto si sus familiares son miembros de la Iglesia como si no lo son, cuando ustedes vivan el Evangelio en su hogar, ellos sentirán el amor del Salvador gracias a ustedes. Ellos saben que ustedes están embarcados en algo bueno, aun cuando no lo entiendan o no tengan la fe suficiente para aceptarlo. Sean pacientes y amables; oren cada día para saber cómo servir a su familia y el Señor les ayudará y les bendecirá para que sean una buena influencia en su familia al ser constantemente buenos y rectos. Así establecerán pautas de fidelidad y de rectitud, unas pautas que darán forma a su vida, aunque lo más importante es que serán pautas para su familia y para su posteridad.

Por ser la primera generación, ustedes también son la llave para derramar las bendiciones del Señor sobre los miembros de su familia que hayan fallecido sin haber recibido el Evangelio ni las ordenanzas de salvación. Ustedes tienen la maravillosa oportunidad y el privilegio de comenzar esa obra a favor de ellos. Sus antepasados están ansiosos de que ustedes encuentren sus nombres y ellos les ayudarán cuando busquen los registros de ellos. Cuando ya sepan quiénes son, su vida digna les permitirá asistir al templo y efectuar las ordenanzas esenciales por ellos. Dichas ordenanzas les unirán a sus antepasados y traerán un gran poder espiritual a la vida de ustedes.

Al ser ustedes la primera generación de miembros, cada decisión que tomen es importante. Las decisiones que aparentan ser pequeñas e insignificantes influirán en las generaciones pasadas y futuras, así como en su propia vida. A Chris, un joven que era el primero de su familia en pertenecer a la Iglesia, se le invitó a beber alcohol en el trabajo el día después de su bautismo y allí estaban todos sus amigos bebiendo; había una considerable presión. Nadie más sabía que se había bautizado el día anterior y hecho promesas al Señor. Chris tomó la decisión de no beber y ellos lo trataron mal. Más tarde, al reflexionar sobre aquel momento, escribió: “Han pasado cuarenta años desde que hice aquellas promesas [bautismales] y puedo decir con sinceridad que… guardé la Palabra de Sabiduría… Ciertamente, si hubiera aceptado [aquel] trago, jamás habría podido cumplir con la Palabra de Sabiduría”4.

Pero Chris guardó las promesas de su bautismo. Más tarde, conoció a una miembro fiel de la Iglesia, con la que se casó, y juntos criaron a ocho hijos en el Evangelio. Ahora, en la sexta generación, sus descendientes fieles se cuentan por centenares y decenas de ellos han prestado servicio misional y han dado a conocer el Evangelio a muchas personas. Su dedicación a la historia familiar ha brindado las bendiciones del Evangelio a centenares de personas. Una pequeña decisión tomada por un miembro de la primera generación supuso una gran diferencia para miles de personas.

¿Pueden ver ahora por qué la primera generación de miembros es tan importante? ¿Entienden el lugar trascendental que ocupan y la buena influencia que pueden ser? Por favor, nunca subestimen quiénes son y el poder que tienen para ser una buena influencia en otras personas. Satanás entiende quiénes son y hará todo lo posible para tentarlos a que tomen decisiones equivocadas. En ocasiones, a pesar de nuestros mejores esfuerzos, todos cometemos errores. Afortunadamente, el Señor tiene preparado el camino para que podamos vencerlos mediante el arrepentimiento y la confianza en la Expiación de Su Hijo. No se desanimen si cometen un error; el arrepentirse y seguir adelante quizás sean las pautas más importantes que puedan forjar en la primera generación. Tengan paciencia y avancen siendo obedientes.

En la Iglesia leemos y hablamos mucho sobre los pioneros de los primeros años de la historia de la Iglesia. Ellos, al igual que ustedes, fueron miembros de la primera generación; vivían cada día haciendo frente a los retos de la familia, el trabajo y la fe. Llevaron una vida normal y buena, fueron fieles al servicio de la Iglesia y bendijeron a sus familias. Cuando se caían, se levantaban y seguían adelante. Ahora, aquellos que descendemos de ellos los recordamos con reverencia y gratitud por su fidelidad.

El legado de ellos, también puede ser de ustedes por ser la primera generación de miembros. Sean fieles, sirvan a su prójimo, bendigan a su familia y tomen decisiones correctas. Ustedes son la primera generación, una generación escogida para bendecir a las generaciones pasadas, presentes y futuras, y nosotros les honramos; las generaciones pasadas y futuras les honrarán. Pero lo más importante es que Dios les honrará por ser fieles en la primera generación. En el nombre de Jesucristo. Amén.

  1. Véase Artículos de Fe 1:4; D. y C. 20:37.

  2. Véase 1 Pedro 2:9.

  3. Según la División de Registros Estadísticos y de Miembros de la Iglesia, los miembros de primera generación constituían el 64% del total de miembros de la Iglesia en julio de 2006.

  4. History of Heinrich Friedrich Christian Pieper and Emma Frieda Alber and Their Family, 1987, pág. 29.