2000–2009
Un compromiso con el Señor
Abril 2007


Un compromiso con el Señor

Ahora es el tiempo de contraer un compromiso con el Señor sobre lo que llegarán a ser durante esta probación terrenal.

Buenos días hermanos y hermanas. Esta mañana quisiera dirigirme a los jóvenes de la Iglesia de la misma manera en que mi esposa y yo aconsejaríamos a nuestra propia familia.

Sabemos que son una generación de jóvenes excepcionalmente inteligentes y que pronto tomarán nuestro lugar como líderes en el hogar, en el trabajo, en la comunidad y en la Iglesia.

Nuestro Padre Celestial ama a cada uno de ustedes y les ha enviado a la tierra con un propósito. Él ha revelado un plan de felicidad que, si lo siguen, finalmente los llevará de nuevo a Su presencia después de haber superado las pruebas y los desafíos de este mundo. Si se comprometen ahora a vivir el modelo que el Señor ha establecido, tendrán gran fortaleza para utilizar correctamente su albedrío moral. Los compromisos sinceros que hagan con ustedes mismos y con el Señor serán esenciales; del libro de Salmos aprendemos: “Encomienda a Jehová tu camino,… y él hará” (Salmos 37:5).

Han venido al mundo en una época que se ha esperado desde el principio, una época antes de la segunda venida del Señor, en la que, por un lado, el evangelio de Jesucristo se ha restaurado en su plenitud y, por otro, hay un gran desorden, confusión y maldad. Este lugar de probación donde han nacido es maravilloso y ofrece grandes oportunidades, pero a la vez hay peligro en abundancia incluso para nuestra propia alma. Ahora es el tiempo de contraer un compromiso con el Señor sobre lo que llegarán a ser durante esta probación terrenal. El Espíritu Santo, junto con sus padres, los profetas vivientes y las Escrituras, les ayudará a distinguir entre el bien y el mal para que tomen decisiones correctas.

Espero que estudien con espíritu de oración el folleto Para la Fortaleza de la Juventud y que lleven siempre consigo la versión abreviada del folleto en su billetera o cartera, y que lo repasen; entonces recibirán gran felicidad, tanto en esta vida como en la eternidad si deciden vivir ahora mismo conforme a las pautas que se describen en las páginas de ese folleto.

Permítanme ayudarles a comprender, por medio de un relato de un líder de la Iglesia, de qué manera les puede ayudar el modelo de contraer compromisos durante la juventud. Desde joven, ese líder decidió que guardaría siempre la Palabra de Sabiduría y que nunca bebería alcohol ni consumiría tabaco. Él no recuerda qué fue lo que lo indujo a efectuar tan importante promesa en aquel entonces; pero ganó una victoria decisiva en su corazón y de rodillas prometió al Señor guardar siempre ese mandamiento. A lo largo de los años, lo invitaron a consumir sustancias nocivas, pero aprendió que decir: “no, gracias” era una buena respuesta. Entonces no tuvo que incurrir en una batalla interna en cuanto a la Palabra de Sabiduría, porque años antes él ya había hecho un compromiso sincero en su corazón y con el Señor de obedecer esa ley.

Al procurar recibir las bendiciones de nuestro Padre Celestial con respecto a la Palabra de Sabiduría, incluyan el cometido de no tocar nunca las drogas que prevalecen en la sociedad de hoy en día. El adversario tendrá un poder muy limitado de tentarlos con aquello que ustedes nunca hayan tocado.

Al ser miembros de la Iglesia, hemos sido bautizados y hemos efectuado un convenio de tomar sobre nosotros el nombre de Jesucristo y de guardar los mandamientos de Dios. Si cometemos errores, el Evangelio nos permite arrepentirnos con sinceridad y recibir el perdón. La promesa de ustedes puede empezar ahora mismo, ya sean jóvenes o mayores, incluso el arrepentirse y abandonar los pecados si es que ya han cometido errores.

El Señor promete grandes bendiciones eternas para Sus hijos rectos y arrepentidos; pero como Él sabe que existe un gran peligro en esta vida, Él nos ha mandado y nos ha dicho de: “tener cuidado, en cuanto a vosotros mismos, de estar diligentemente atentos a las palabras de vida eterna” (D. y C. 84:43). Por causa de que Él nos ama y de que desea que regresemos a Él, este mandamiento de: “tener cuidado, en cuanto a [nosotros] mismos” nos insta a ser cautelosos acerca de todo lo que tenga que ver con nosotros: los ambientes sociales que frecuentemos, lo que veamos y leamos, los medios de comunicación y de entretenimiento que elijamos, la música que escuchemos y mucho más.

Establecer la modalidad de tomar decisiones desde un principio es muy importante. Por ejemplo, para recibir las bendiciones que se prometen a aquellos que pagan los diezmos y las ofrendas, ustedes deben comprometerse ahora a pagar el diezmo de todos sus ingresos. Pagar el diezmo nos ayuda a ser menos egoístas y a ser más como nuestro Padre Celestial, quien desea compartir todo lo que tiene con Sus hijos rectos; tomar esa decisión será de suma importancia. Es interesante recalcar que, al igual que los diezmos, todos los mandamientos se han diseñado para la felicidad eterna de ustedes y para ayudarles a ser más como su Padre Celestial. Tomen ahora la decisión de ser como Nefi de la antigüedad que tenía la determinación absoluta de “ir y hacer lo que el Señor [había] mandado” (véase 1 Nefi 3:7).

Consideremos ahora otros cometidos que bendecirán la vida de ustedes. ¿No sería maravilloso que, sin importar lo que los demás podrían estar haciendo en la escuela, desde este momento en adelante se les conociera por su integridad absoluta y por su limpia manera de hablar? Decidan ahora que nunca harán trampa; que serán puros al hablar; que mientras vivan, sus labios nunca pronunciarán palabras vulgares ni chistes indecorosos. Esos son los cometidos que pueden efectuar en la tranquilidad de su cuarto y de rodillas, y lograrán el éxito al acercarse al Señor con sinceridad, con humildad y con oración. En las Escrituras se nos enseña: “Sé humilde; y el Señor tu Dios te llevará de la mano y dará respuesta a tus oraciones” (D. y C. 112:10).

Ustedes también deberían tener el cometido en lo que respecta a la modestia en el vestir y a la manera de comportarse al salir con personas del sexo opuesto. Siempre es más fácil guardar las normas del Señor si han resuelto cómo se comportarán cuando se vean enfrentados a tomar decisiones en presencia de una persona con la que salgan, o ante amigos o compañeros. Al seguir los principios de rectitud y al guardar esos cometidos, es posible que algunas personas no comprendan sus normas; aún así, ellos los respetarán, los admirarán y desearán ser más como ustedes.

Otras normas para meditar y para tener cometidos: la limpieza moral absoluta y la pureza sexual, el guardar el día de reposo, el preparase para ir a una misión y para entrar en el templo y la determinación de tomar siempre dignamente la Santa Cena.

El presidente Hinckley ama a los jóvenes y constantemente los alienta a seguir las normas que el Señor ha determinado. El seguir los consejos y la exhortación de un profeta viviente les guiará en el camino hacia la felicidad eterna.

El Señor los ayudará y fortalecerá si ahora hacen el cometido de hacer Su voluntad. La fe, la confianza y el deseo que tengan de seguirle serán la mejor clave para el éxito. Sé que nuestro Padre Celestial ama a cada uno de ustedes y que en verdad Él envió a Su Hijo Unigénito para ayudarlos y para que tengan un éxito glorioso si tienen el cometido sincero de seguirle. En el nombre de Jesucristo. Amén.