2000–2009
¿Robará el hombre a Dios?
Abril 2007


¿Robará el hombre a Dios?

Cuando ustedes y yo paguemos un diezmo íntegro y honesto al Señor, Él abrirá las ventanas de los cielos.

Quisiera hablar de la ley del diezmo. En el libro de Malaquías, el Señor pregunta:

“¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.

“Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.

“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”1.

El diezmo es un mandamiento tan importante que cuando el Señor visitó el continente americano, después de Su resurrección, repitió exactamente esas mismas palabras2. Y en nuestros días, el Señor dijo: “Todos aquellos que hayan entregado este diezmo pagarán la décima parte de todo su interés anualmente”3.

En el libro de Levítico, el Señor declaró en tres ocasiones diferentes que el diezmo es “cosa dedicada a Jehová”4.

El Señor dijo: “Probadme ahora [o ponedme a prueba ahora]… si no os abriré las ventanas de los cielos”5. Muchos probamos al Señor de la manera correcta; sin embargo, algunos no lo hacen.

Consideren, por ejemplo, diez manzanas, todas las cuales en realidad le pertenecen al Señor.; pero Él sólo nos pide que le devolvamos una décima parte, o una manzana.

¿Están dando como ofrenda sólo un pequeño mordisco de esa manzana y se están quedando con el 90 por ciento? ¿Están dispuestos a ofrecerle al Señor una porción tan pequeña?

¿Están avergonzados, o intentan remediar y esconder la porción mordida de la manzana y luego ofrecérsela al Señor?

Deseamos que nuestras ofrendas sean íntegras y puras. Se nos ha enseñado: “He aquí, el Señor requiere el corazón y una mente bien dispuesta; y los de buena voluntad y los obedientes comerán de la abundancia de la tierra de Sión en estos postreros días”6.

Hace algunos años se me asignó reorganizar la Estaca Carey, Idaho. El avión aterrizó en Twin Falls y el presidente Roy Hubert, que prestó servicio en forma tan excelente, me recibió y me llevó a su casa. Por el camino, le pregunté: “¿Hay algo que pueda hacer por usted y por los santos?”.

Él me contestó: “Hemos sufrido una terrible sequía durante los últimos años. Este año ha sido particularmente severa y muchos agricultores se han ido a buscar empleo a otros lugares”.

Me sentí muy mal por nuestros fieles miembros que aman al Señor y a la Iglesia, y que sin embargo estaban perdiendo sus granjas.

Se llamó a un joven obispo, R. Spence Ellsworth, a servir como nuevo presidente de estaca. Durante la sesión general del domingo, me inquietaba mucho pensar en las consecuencias de la sequía. Mientras discursaba, sentí una fuerte impresión y les pedí que hicieran lo siguiente:

  1. Paguen fielmente un diezmo íntegro, tanto los jóvenes como los adultos.

  2. Hagan a diario y con humildad la oración personal y familiar.

  3. Estudien diariamente las Escrituras con dedicación, tanto de manera individual como en familia.

  4. Observen con agradecimiento el día de reposo.

  5. Asistan con gratitud y con frecuencia al templo, para dar acción de gracias.

  6. Apoyen y sigan de buena voluntad a los nuevos líderes.

  7. Hagan un ayuno como estaca e incluyan a todas las personas de las comunidades afectadas que quieran participar.

Durante los dos días posteriores a la conferencia de estaca, muchos miembros sembraron sus cultivos con gran fe, a pesar de no haberse pronosticado lluvias.

El miércoles, bajo la dirección del presidente Ellsworth, toda la estaca ayunó. Esa misma semana, muchos miembros de la Iglesia, los líderes y sus cónyuges asistieron al Templo de Boise, Idaho, y ofrecieron su agradecimiento. Mientras esos fieles santos estaban en el templo, comenzó a llover en toda la comunidad, a pesar de que el pronóstico del tiempo no anunciaba lluvia todavía por algunas semanas. El sábado siguiente otra vez cayó bastante lluvia, y siguió lloviendo por varios días más. Eso sucedió a finales del mes de abril. Nevó bastante en las montañas, proporcionando así el agua necesaria. En las ciudades de Dietrich y Richfield, el embalse había estado por debajo del 30 por ciento de su capacidad, pero luego del ayuno estaba casi lleno. En Carey, el suministro de agua aumentó del 44 por ciento a más del cien por ciento de lo normal. Durante el resto de la temporada, al aumentar la fe de los miembros de la estaca Carey con varios ayunos más, con el pago de diezmos íntegros y con la más frecuente asistenciaal templo, el Señor escuchó y contestó sus oraciones. Las heladas fueron tardías ese año, de modo que los agricultores pudieron cosechar granos, remolacha azucarera, alfalfa, papas (patatas) y otros cultivos. A partir de ese día, y todos los años desde entonces, han ofrecido oraciones de acción de gracias y, “por causa de… sus tiernas misericordias”7, el Señor continúa bendiciéndoles.

En el libro de Crónicas, el Señor dice: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”8.

El pago de un diezmo honrado e íntegro nos conduce al templo. Yo creo que el diezmo es una de las prioridades proféticas del presidente Hinckley.

La semana pasada, en la reunión de Mujeres Jóvenes, el presidente Hinckley dijo: “Aunque el diezmo se paga con dinero, es más importante que se pague con fe”9.

En otra ocasión dijo: “Éste no es tanto un asunto de dinero como de fe… Los exhorto… a cada uno de ustedes, a confiar en la palabra del Señor en este asunto tan importante”10.

Es un asunto de cometido. La tierra le pertenece al Señor, y eso incluye nuestra propia vida. Él nos permite utilizar todo lo que está en ella y sólo nos pide que le devolvamos la décima parte. El diezmo es una muestra de gratitud, de obediencia y de acción de gracias, una señal de nuestra dedicación y buena disposición. Pagar el diezmo con agrado nos ayuda a tener un corazón íntegro y puro. El pago del diezmo aumenta nuestro amor por el Señor.

El Señor ha dicho: “Es un día de sacrificio, y de requerir el diezmo de mi pueblo”11.

Hermanos y hermanas, demostremos nuestra fe y manifestemos nuestra buena disposición de obedecer. Les prometo, en el nombre de Jesucristo, que cuando ustedes y yo paguemos un diezmo íntegro y honesto al Señor, Él abrirá las ventanas de los cielos.

Yo sé que nuestro Padre Celestial vive; y por lo tanto, les bendecirá. Jesucristo es nuestro Salvador. José vio a nuestro Padre Celestial y a Su Hijo, Jesucristo. Ésta es Su Iglesia. El presidente Gordon B. Hinckley es un oráculo viviente de Dios. Él les pide que vengan al templo con frecuencia, y esa es mi humilde oración. En el nombre de Jesucristo. Amén.

  1. Malaquías 3:8–10.

  2. Véase 3 Nefi 24:8–10.

  3. D. y C. 119:4.

  4. Levítico 27:30; véanse también los versículos 32–33.

  5. 3 Nefi 24:10.

  6. D. y C. 64:34.

  7. Éter 6:12.

  8. 2 Crónicas 7:14.

  9. “Deja que la virtud engalane tus pensamientos incesantemente”, Liahona, mayo de 2007, pág. 116.

  10. “La sagrada ley del diezmo”, Liahona, mayo de 1991, pág. 6.

  11. D. y C. 64:23.