2000–2009
La Sociedad de Socorro: Una obra sagrada
Octubre 2009


La Sociedad de Socorro: Una obra sagrada

La nuestra es una obra de salvación y de servicio, y su objetivo es convertirnos en un pueblo santo.

¡Qué bella congregación de mujeres de la Sociedad de Socorro! Desde nuestra última reunión general, he tenido la bendición de visitar a muchas de ustedes. Gracias por su vida fiel y por su servicio dedicado. En años recientes, en las reuniones generales de la Sociedad de Socorro hemos aprendido sobre la manera firme e inquebrantable en que las mujeres Santos de los Últimos Días conocen el propósito de la Sociedad de Socorro y lo llevan a cabo1. Esta tarde deseo ampliar nuestro testimonio y comprensión de que la Sociedad de Socorro es una obra que se basa en la fe. Hablaré del propósito de esta obra y de la forma en que debemos realizarla.

Sabemos que el propósito de la Sociedad de Socorro, según lo estableció el Señor, es preparar a la mujer para las bendiciones de la vida eterna ayudándola a:

  1. Aumentar su fe y su rectitud.

  2. Fortalecer a su familia y su hogar.

  3. Servir al Señor y a Sus hijos.

La historia, el propósito y la obra de la Sociedad de Socorro son únicos entre todas las organizaciones femeninas. En 1942, durante la celebración del centenario de esta Sociedad, la Primera Presidencia de la Iglesia dijo:

“Ninguna otra organización de mujeres en toda la tierra ha tenido semejante origen…

“Los miembros [de la Sociedad de Socorro] no deben permitir que ningún interés hostil ni competitivo le reste valor a los deberes ni a las obligaciones, a los privilegios ni a los honores, a las oportunidades ni a los logros que se adquieren por pertenecer a esta gran Sociedad”2.

Si el ser miembro de la Sociedad de Socorro es de tanta importancia, tenemos que saber qué es lo que nos distingue de cualquier otro grupo u organización de mujeres. Todo lo que hacemos en ella es importante porque nuestro Padre Celestial y Su Hijo Jesucristo visitaron a José Smith y, por medio de él, se restauró en la tierra la plenitud del Evangelio de Jesucristo. La Sociedad de Socorro es parte de esa Restauración. El profeta José Smith definió el propósito de esta sociedad e instruyó a las hermanas al respecto, del mismo modo que enseñó a los líderes del sacerdocio de Kirtland y de Nauvoo su propósito y su obra en el sacerdocio. A nuestra organización la siguen guiando hoy en día profetas, videntes y reveladores.

La Sociedad de Socorro es singular porque fue organizada “según el modelo del sacerdocio”3, y funciona a nivel general y local bajo la dirección de los líderes del sacerdocio; nosotras trabajamos conjuntamente con ellos, quienes poseen las llaves que les dan la autoridad para presidir en el nombre del Señor. Funcionamos a la manera del sacerdocio, lo que significa que buscamos la revelación, la recibimos y actuamos de acuerdo con lo revelado; tomamos decisiones reunidas en consejos y nos ocupamos del cuidado de las personas, una por una. Nuestro propósito es el mismo del sacerdocio: prepararnos para las bendiciones de la vida eterna haciendo convenios y guardándolos. Por lo tanto, igual que para nuestros hermanos que poseen el sacerdocio, la nuestra es una obra de salvación y de servicio, y su objetivo es convertirnos en un pueblo santo.

El presidente Boyd K. Packer ha enseñado que “la Sociedad de Socorro tiene una responsabilidad sumamente amplia.

“El asistir a la reunión del domingo es sólo una pequeña parte de su deber. Algunas de ustedes no han entendido este principio y han hecho a un lado mucho de lo que la Sociedad de Socorro ha significado a lo largo de los años: la hermandad, la caridad y otras partes prácticas de la organización”.

Luego explicó:

“Según nos lo dijo el Profeta [José], la Sociedad de Socorro está organizada conforme al modelo del sacerdocio. Cuando un hombre posee el sacerdocio… se le requiere total dedicación y lealtad…

“El ser miembro del sacerdocio magnifica al hombre y al muchacho. En dondequiera que se encuentre, haga lo que haga, sean cuales sean las personas con quienes se relacione, se espera que él honre su sacerdocio…

“Si ustedes, hermanas, se ajustan a ese modelo… servirán a su organización, a su causa: la Sociedad de Socorro…

“El servicio en la Sociedad de Socorro engrandece y santifica a todas las hermanas. Siempre deben recordar que son miembros de la Sociedad de Socorro”4.

Trabajar a la manera del Señor

Si nuestro propósito es claro, naturalmente se deduce que hay una manera apropiada de llevar a cabo nuestras responsabilidades. Repasemos la forma en que se lleva a cabo la obra de la Sociedad de Socorro cuando está basada en la fe. Uno de los recursos más valiosos que todos tenemos es el tiempo. La mayoría de las mujeres tienen muchas responsabilidades y nunca disponen del tiempo suficiente para hacer todo lo que desean de todo corazón. Nosotras demostramos respeto por el Señor y por las hermanas cuando utilizamos el tiempo de la Sociedad de Socorro de manera inspirada.

El presidente Dieter F. Uchtdorf enseñó: Una vez, un hombre sabio hizo una distinción entre ‘el arte virtuoso de hacer las cosas’ y ‘el arte más virtuoso de dejar las cosas sin hacer’. Enseñó que la verdadera ‘sabiduría en la vida’, consiste en ‘eliminar lo que no es esencial’”. A continuación, el presidente Uchtdorf preguntó: “¿Cuáles son las cosas no esenciales que plagan sus días y les roban su tiempo? ¿Qué hábitos han adquirido que no les sirven para nada? ¿Cuáles son las cosas que han dejado sin terminar o que no han empezado pero que podrían dar vigor, significado y gozo a su vida?”5. Podemos aplicar esas preguntas a todas las reuniones y actividades de la Sociedad de Socorro.

Las reuniones dominicales de la Sociedad de Socorro

Llevamos a cabo los domingos la reunión semanal de nuestra sociedad, como parte del horario regular de tres horas. Es extraordinario pensar que todos los domingos, por todo el mundo, miles de grupos de hermanas se reúnen para aumentar su fe, fortalecer a su familia y coordinar sus esfuerzos para brindar alivio a los demás. Nuestras reuniones dominicales duran sólo cincuenta minutos, de modo que para dar comienzo, damos atención a los asuntos esenciales que nos servirán para ser más unidas y eficaces en nuestro trabajo de la Sociedad de Socorro. Tratamos nuestros asuntos con brevedad, con circunspección y orden, y de acuerdo con quiénes somos y con lo que tenemos que lograr.

Así como las hermanas de las primeras reuniones de la Sociedad de Socorro recibieron instrucción de profetas y apóstoles, nosotras estudiamos las palabras de los líderes actuales de la Iglesia. Qué bendición es contar con fuentes correlacionadas de consulta que enseñan doctrina y principios que nos ayudarán a vivir el Evangelio en lo personal y en nuestro hogar. Debido a que esta obra se basa en la fe, las lecciones de la Sociedad de Socorro serán más eficaces si la enseñanza es inspirada y la “que la predica y [la] que la recibe se comprenden [la una a la otra] y [ambas] son [edificadas] y se regocijan juntamente”6.

Otras reuniones de la Sociedad de Socorro

Todas nuestras reuniones y actividades son reuniones de hermanas de la Sociedad de Socorro. A las otras que tiene la Sociedad de Socorro, las hemos llamado durante los últimos años reuniones de superación personal, del hogar y la familia. En respuesta a la incertidumbre que ha creado lo complejo de ese título y a las diferentes interpretaciones en cuanto al propósito de esas reuniones, se ha tomado la decisión de descontinuar el nombre “superación personal, del hogar y la familia” a partir de ahora. En consejo con la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles, se determinó que en vez de dar otro nombre a esas reuniones adicionales de la Sociedad de Socorro, de ahora en adelante todas las reuniones y actividades de la sociedad se conocerán simplemente como reuniones de la Sociedad de Socorro. A las que se lleven a cabo durante la semana se les llamará por la clase de reunión que sean: de servicio, clases, proyectos, conferencias o talleres de la Sociedad de Socorro.

Esas otras reuniones pueden ser valiosos complementos de la instrucción dominical, especialmente para las hermanas que sirven en la Primaria o en las Mujeres Jóvenes, o que no pueden asistir a las reuniones del domingo. También proporcionan una oportunidad maravillosa para llevar a nuestras amigas que no sean miembros y a incluir a las hermanas de la Sociedad de Socorro que no participen activamente en la Iglesia. Todas las hermanas que son miembros de la sociedad y sus amigas están invitadas y serán bienvenidas. No obstante, las hermanas no deben pensar que la asistencia a esas reuniones es obligatoria.

Bajo la dirección del obispo, la presidencia de la Sociedad de Socorro del barrio puede usar esas reuniones para prestar atención a las necesidades espirituales y temporales, tanto individuales como de las familias del barrio, y para fortalecer la hermandad y la unidad.

Cuando las hermanas se reúnen durante la semana, tienen la oportunidad de aprender las responsabilidades caritativas y prácticas de la Sociedad de Socorro y de llevarlas a cabo; ahí es donde aprenden y aplican las técnicas que les servirán para aumentar su fe y rectitud, para fortalecer a su familia y su hogar, y para prestar servicio a los necesitados. Esas reuniones tienen como fin ser un instrumento para enseñarles las formas de proceder y las responsabilidades como mujeres y como madres en el plan del Señor. Es ahí donde la mujer aprende y practica principios de vida providente y de autosuficiencia espiritual y temporal; además, se incrementa su hermandad y unidad al enseñarse unas a otras y prestar servicio juntas.

La presidenta de la Sociedad de Socorro de barrio supervisa todas las reuniones de la Sociedad de Socorro. Como parte de esta responsabilidad, delibera con regularidad en consejo con el obispo en cuanto a la forma en que estas reuniones pueden satisfacer las necesidades de las personas solas y de las familias del barrio.

La presidencia de la Sociedad de Socorro considera, con espíritu de oración, la frecuencia con la que se deben efectuar las reuniones de la Sociedad de Socorro los días de semana y el lugar en donde se llevarán a cabo; después, presentan su sugerencia al obispo, tomando en cuenta los compromisos de tiempo de las hermanas, las circunstancias familiares, la distancia y el costo del transporte, el costo para el barrio, la seguridad de las que asistan y otras circunstancias locales.

Esas reuniones por lo general se llevan a cabo un día que no sea domingo ni lunes por la noche; usualmente se efectúan una vez al mes, pero la presidencia de la Sociedad de Socorro puede recomendar que se realicen con mayor o con menor frecuencia. Se debe hacer lo posible por reunirse por lo menos una vez cada tres meses. En cada reunión debe estar presente al menos una de las integrantes de la presidencia de la Sociedad de Socorro. Con la dirección de la presidencia de la estaca, la Sociedad de Socorro de la estaca puede organizar y realizar una o dos reuniones de ese tipo para todas las hermanas de la Sociedad de Socorro de la estaca7.

Las líderes de la Sociedad de Socorro deliberan en consejo y con espíritu de oración en cuanto a los temas que fortalecerán a las hermanas y a sus familias, y sobre las mejores maneras de enseñar dichos temas. La presidenta de la Sociedad de Socorro se asegura de que esos planes cuenten con la aprobación del obispo; también se asegura de que sean compatibles con las normas actuales relacionadas con las actividades, incluso las pautas de los asuntos financieros. Aunque la presidenta de la Sociedad de Socorro supervisa esas reuniones, le puede pedir a una de sus consejeras que la ayude; también puede recomendar a otra hermana para que preste servicio como coordinadora de reuniones de la Sociedad de Socorro, a fin de ayudar a la presidencia a planificarlas y llevarlas a cabo.

Las reuniones se pueden concentrar en un tema o dividirse en más de una clase o actividad. Por lo general, las maestras deben ser miembros del barrio o de la estaca. Se puede tener anualmente una reunión o actividad para conmemorar la organización de la Sociedad de Socorro y concentrarse en su historia y sus propósitos.

Al planificar reuniones adicionales de la Sociedad de Socorro, las líderes deben dar prioridad a temas que cumplan los propósitos de la Sociedad de Socorro, tales como el matrimonio y la familia, el cuidado del hogar, la vida providente y la autosuficiencia, el servicio caritativo, el templo y la historia familiar, formas de compartir el Evangelio, y otros temas que sugiera el obispo8.

Al hacer planes, preguntamos qué es lo que desea el Señor que aprendamos y lleguemos a ser, a fin de estar preparadas para la vida eterna. En la sabiduría del Señor, todo barrio tiene sus características propias y singulares, que ningún otro barrio posee, y que se podrían comparar con el factor ADN que identifica a todo ser humano como único. Todo obispo es responsable de su propio barrio; cada presidenta de Sociedad de Socorro tiene el llamamiento de ayudar a un obispo determinado. A todo obispo y presidencia de la Sociedad de Socorro se les han puesto las manos en la cabeza para que reciban inspiración en sus responsabilidades particulares, y no para ningún otro barrio ni grupo de hermanas de la Sociedad de Socorro.

Si actuamos en base a ese conocimiento, procuraremos revelación y trabajaremos con el obispo para llevar a cabo los propósitos de la Sociedad de Socorro en nuestro propio barrio. Como resultado de ello, si es necesario que las hermanas y las familias se preparen para casos de emergencia, la Sociedad de Socorro puede organizar, enseñar e inspirar esa preparación. Si las hermanas y las familias necesitan prepararse para el templo, la Sociedad de Socorro puede organizarlas, enseñarles e inspirarlas para lograrlo. Si un obispo necesita que las jóvenes adultas solteras compartan el Evangelio y lleven a sus amistades a reactivarse en la Iglesia, la Sociedad de Socorro puede organizar, enseñar e inspirar en esa obra. Si a las madres les hace falta aprender a velar por sus hijos y cuidarlos, la Sociedad de Socorro puede organizar, enseñar e inspirar en esa labor. Si es necesario para las hermanas aprender o mejorar sus habilidades hogareñas a fin de que su hogar sea un centro de fortaleza espiritual, entonces la Sociedad de Socorro puede organizar, enseñar e inspirar en esa tarea. Si, como ha sucedido a lo largo de nuestra historia, los líderes del sacerdocio necesitan lograr algo importante, pueden solicitar la ayuda de la Sociedad de Socorro.

La forma apropiada de llevar a cabo las reuniones de la Sociedad de Socorro aumentará su capacidad para trabajar de maneras significativas con los líderes del sacerdocio de todo barrio. Como dice José Smith en Doctrina y Convenios:

“Ningún hombre las considere como cosas pequeñas, porque hay mucho en lo futuro, perteneciente a los santos, que depende de estas cosas.

“[Hermanas], vosotros sabéis que un barco muy grande se beneficia mucho en una tempestad, con un timón pequeño que lo acomoda al vaivén del viento y de las olas”9.

Líderes de la Sociedad de Socorro y del sacerdocio, este mensaje les servirá como la norma oficial actual en cuanto a las otras reuniones de la Sociedad de Socorro. Si después de estudiar este mensaje tienen dudas en cuanto a cualquier cosa de lo que hemos enseñado aquí, por favor deliberen en consejo en sus barrios y estacas para buscar las soluciones que necesitan.

Las maestras visitantes

La mayor parte de la obra esencial que realiza la Sociedad de Socorro no ocurre en las reuniones. Concentrémonos ahora en aprender acerca de la obra de las maestras visitantes. Debido a que seguimos el ejemplo y las enseñanzas de Jesucristo, valoramos esta asignación sagrada de amar, conocer, servir, comprender, enseñar y ministrar en nombre de Él. Éste es un deber que tenemos en la Iglesia en el que estamos seguras de recibir ayuda del Señor si la pedimos. Es una responsabilidad que por seguro aumentará nuestra fe y rectitud, y fortalecerá nuestro hogar y familia, al llegar a ser verdaderas asociadas del Señor. Aparte de su familia, las hermanas de esta Iglesia no tienen ninguna otra responsabilidad que tenga el potencial para hacer mayor bien que el de su labor de maestras visitantes.

Por motivo de que éste es el programa del Señor para el cuidado individual de Sus hijas, las normas referentes al programa de las maestras visitantes cuentan con la aprobación de la Primera Presidencia, según se encuentran en el Manual de Instrucciones de la Iglesia. Debido a que la obra de las maestras visitantes se enfoca en cada hermana individualmente, las líderes de la Sociedad de Socorro no organizan a las hermanas en grupos con el fin de efectuar las visitas de maestras visitantes.

El obispo, que es el pastor ordenado del barrio, simplemente no puede velar por todas las ovejas del Señor a la vez; por eso, depende de la ayuda de maestras visitantes inspiradas. Sabemos que todas debemos ser amigables con todas las personas del barrio, pero el obispo y la presidenta de la Sociedad de Socorro tienen la responsabilidad de recibir revelación en cuanto a quién se debe asignar para velar por cada hermana y fortalecerla. Idealmente, cada una de las hermanas debería velar por lo menos por otra hermana del barrio y fortalecerla. Para nosotras, es una bendición orar por otra hermana y recibir inspiración sobre la forma en que el Señor quiere que velemos por una de Sus hijas.

El programa de las maestras visitantes se convierte en la obra del Señor cuando nos concentramos en las personas en vez de en los porcentajes. En realidad, esta obra nunca se termina; es más un modo de vida que una tarea. El servir con fidelidad como maestra visitante es evidencia de nuestro discipulado; al dar mes tras mes un informe de nuestra asignación, demostramos nuestra fe y seguimos el modelo que el Señor estableció. Si nuestra diligencia se demostrara principalmente en un informe de que cada una de las hermanas del barrio oyó el mensaje de las Maestras Visitantes que se publica todos los meses en las revistas Ensign y Liahona, sería mucho más eficaz leerlo para todos en una reunión sacramental. Nuestros informes son de mucho más provecho para el obispo y la presidenta de la Sociedad de Socorro si les informamos acerca del bienestar espiritual y temporal de las hermanas y de la forma en que hemos podido servirlas y amarlas.

Cuán agradecida estoy por todas mis maestras visitantes que, a través de los años, han demostrado su fe al prestarme servicio, enseñarme, fortalecerme y amarme de maneras inspiradas.

El bienestar y el servicio caritativo

Nuestro servicio caritativo y la asistencia en las necesidades de bienestar de personas solas y de familias es un derivado del programa de las maestras visitantes. La presidenta de la Sociedad de Socorro se entera de las necesidades de la gente de su barrio mediante las maestras visitantes y las visitas que ella misma haga a los miembros del barrio. A veces, nos organiza a fin de prestar ayuda a los demás y otras veces servimos “de acuerdo a [nuestra] naturaleza”10, siguiendo la inspiración del Espíritu Santo. Hace muchos años, la hermana Camilla Kimball, esposa del presidente Spencer W. Kimball, me enseñó que no debía “nunca contener un pensamiento generoso”. Si seguimos su consejo, sabremos con certeza que nuestro Padre Celestial nos conoce personalmente porque Él nos envía a nosotras para ser Sus manos y Su corazón entre los necesitados; y al hacerlo, nuestra fe en Él se fortalece.

Conclusión

Vivimos en una época feliz y emocionante de progreso en la historia de la Iglesia, y la Sociedad de Socorro es parte integral de esa historia. José Smith dijo: “…que todo hombre, mujer y niño comprenda la importancia de la obra y se comporte como si el éxito dependiera exclusivamente de su propio esfuerzo; que todos sientan interés en ella y que consideren que viven en días cuya contemplación animó el corazón de reyes, profetas y hombres justos hace miles de años, cuya posibilidad inspiró sus escritos más tiernos y sus cantos más sublimes, y les hizo prorrumpir en las embelesadas alabanzas que se registran en las Escrituras”11.

Me regocija saber que el Señor nos ama tanto que nos guía en esta obra por medio de profetas, videntes y reveladores, y que pertenecemos a una Iglesia que funciona con revelación continua. Tengo la certeza de que si toda hermana hace su parte para asegurar que se cumplan los propósitos de la Sociedad de Socorro, los ángeles nos acompañarán y participaremos en milagros extraordinarios. Celebramos y damos gracias por la obra de fe esencial y sagrada que se nos ha dado, en el nombre de Jesucristo. Amén.

  1. Julie B. Beck, “Cumplir el propósito de la Sociedad de Socorro”, Liahona, noviembre de 2008, págs. 108–111; “Lo que las mujeres Santos de los Últimos Días hacen mejor: Ser firmes e inquebrantables”, Liahona, noviembre de 2007, págs. 109–112.

  2. Mensaje de la Primera Presidencia, 3 de julio de 1942, pág. 7.

  3. José Smith, citado por Sarah Granger Kimball, “Auto-biography”, Woman’s Exponent, 1º de septiembre de 1883, pág. 51.

  4. Véase Boyd K. Packer, “Una hermandad sin fronteras”, Liahona, marzo de 1981, pág. 69.

  5. Dieter F. Uchtdorf, “As You Embark upon This New Era,” 23 de abril de 2009, en Brigham Young University Speeches, 2008–2009, pág. 2.

  6. D. y C. 50:22.

  7. Estas reuniones pueden ser de servicio, clases, proyectos, conferencias y talleres. Una de ellas se podría realizar en combinación con la reunión general de la Sociedad de Socorro. La presidencia de la Sociedad de Socorro de la estaca puede formar comités para prestar ayuda, según sea necesario.

  8. Si se desea saber más con respecto a estos temas, véase reliefsociety.lds.org.

  9. D. y C. 123:15–16.

  10. José Smith, Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith (2007), pág. 481.

  11. José Smith, Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith (2007), pág. 152.