2010–2019
El gozo de redimir a los muertos
Octubre 2012


El gozo de redimir a los muertos

“Él plantará en el corazón de los hijos las promesas hechas a los padres, y el corazón de los hijos se volverá hacia sus padres”.

El Señor le reveló al profeta José Smith la sublime doctrina concerniente a la sagrada ordenanza del bautismo. Ese conocimiento se recibió cuando otras iglesias cristianas enseñaban que la muerte determinaba irrevocable y eternamente el destino del alma. Ellos enseñaban que a los bautizados se les recompensaba con gozo eterno mientras que los demás afrontaban un tormento eterno, sin esperanza de redención.

La revelación del Señor de que, mediante la adecuada autoridad del sacerdocio, el bautismo se podía efectuar en forma vicaria por los muertos, preservó la justicia de Su declaración: “El que no naciere de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios”1. El bautismo vicario proporciona con misericordia esa ordenanza esencial para todos los justos fallecidos que no la recibieron en la vida terrenal.

Esta gloriosa doctrina es otro testimonio de que la expiación de Jesucristo lo abarca todo. Él hizo posible la salvación para toda alma arrepentida. Su expiación conquistó la muerte y Él permite que las personas fallecidas que sean dignas reciban vicariamente todas las ordenanzas de salvación.

En una epístola que escribió hace más de ciento cincuenta años, José Smith dijo: “Los santos tienen el privilegio de ser bautizados por… los parientes muertos… que hayan recibido el Evangelio en el espíritu… por medio… de quienes hayan sido comisionados para predicárselo”2. Luego, él agregó: “Esos santos que desatiendan ese cometido en beneficio de sus familiares fallecidos ponen en peligro su propia salvación”3.

Elías el profeta confirió las llaves de la obra vicaria a José Smith en el Templo de Kirtland4 para cumplir la promesa del Señor de que “él plantará en el corazón de los hijos las promesas hechas a los padres, y el corazón de los hijos se volverá hacia sus padres”5.

Por medio de una revelación posterior a José Smith y a los profetas que le sucedieron, se llegó a obtener una mayor comprensión de ella y de las condiciones de la obra del templo y de historia familiar que la reafirman. Todos los profetas, desde José Smith en adelante, han resaltado la necesidad imperiosa de proporcionar todas las ordenanzas por nosotros mismos y nuestros antepasados fallecidos.

La obra del templo y de historia familiar es una obra dividida en dos partes. Se enlazan la una a la otra como las ordenanzas del bautismo y del don del Espíritu Santo. A algunos miembros les es imposible efectuar ambas ordenanzas debido a problemas de salud o a la distancia de los templos.2

El presidente Howard W. Hunter enseñó:

“Debemos llevar a cabo la obra de las ordenanzas del sacerdocio en el templo que son necesarias para nuestra propia exaltación; después, debemos hacer esa misma obra necesaria para otras personas que no tuvieron la oportunidad de aceptar el Evangelio en vida. El efectuar la obra en favor de otras personas se logra en dos pasos: Primero, mediante la investigación de historia familiar con el fin de buscar a nuestros antepasados; y, segundo, al efectuar las ordenanzas del templo para brindarles las mismas oportunidades que se les brindan a las personas que viven.

“No obstante, hay muchos miembros de la Iglesia que tienen acceso limitado a los templos; ellos hacen su mejor esfuerzo. Hacen investigación de historia familiar y otras personas efectúan la obra de las ordenanzas en el templo. Y, viceversa, hay miembros que llevan la obra a cabo en el templo, pero no investigan la historia familiar de su propio árbol genealógico. Éstos últimos, a pesar de que efectúan un servicio divino al prestar ayuda a los demás, se privan de la bendición de buscar a sus propios parientes fallecidos, tal como lo han mandado divinamente los profetas de los últimos días…

“He llegado a darme cuenta de que los que participan en la investigación de historia familiar y después llevan a cabo la obra de las ordenanzas en el templo en beneficio de las personas cuyos nombres han encontrado, recibirán el gozo adicional de recibir ambas partes de la bendición”6.

El Padre Celestial desea que cada uno de nosotros reciba ambas partes de la bendición de esta obra vicaria tan vital. Él ha guiado a otras personas para demostrarnos cómo ser merecedores de ellas, y ahora está en ti y en mí reclamar esas bendiciones.

Toda obra que hagas en el templo es tiempo bien utilizado, pero recibir las ordenanzas en forma vicaria por alguno de tus antepasados hará el tiempo que pases en el templo más sagrado e incluso se recibirán bendiciones aún más grandiosas. La Primera Presidencia ha declarado: “Nuestra obligación más preponderante es buscar y localizar a nuestros propios antepasados”7.

¿Deseas una forma segura de eliminar la influencia del adversario en tu vida? Dedícate a la búsqueda de tus antepasados, prepara sus nombres para las sagradas ordenanzas vicarias del templo y después ve como representante para recibir por ellos las ordenanzas del bautismo y del don del Espíritu Santo. A medida que crezcas, podrás también ser partícipe de recibir las demás ordenanzas. No puedo pensar en una protección mayor contra la influencia del adversario en tu vida.

En la Misión Rusia Rostov-na-Donu, se invitó a los jóvenes a indexar 2.000 nombres y después a buscar por lo menos un nombre de la familia para recibir las ordenanzas del templo. A todos los que realizaron esa meta se les invitó a hacer un largo viaje al nuevo Templo de Kiev, Ucrania. Uno de los jóvenes compartió esta experiencia: “Pasaba mucho tiempo jugando en la computadora, pero cuando comencé a indexar, no tenía tiempo para jugar. Al principio pensé: ¡No es posible! ¿Qué voy hacer? Pero cuando el proyecto finalizó, incluso había perdido interés en esos juegos… La obra genealógica es algo que podemos hacer aquí en la tierra y que permanecerá en el cielo”.

Muchos miembros fieles que han hecho la obra de investigación de sus líneas familiares utilizan la función que tiene el nuevo FamilySearch para reservar las ordenanzas de los miembros de su familia para efectuarlas ellos mismos. La idea de reservar los nombres es otorgar un período de tiempo razonable a las personas que van a efectuar las ordenanzas por sus antepasados y por las líneas colaterales. En el momento, hay 12 millones de nombres o más de 60 millones de ordenanzas reservadas para efectuarse. Eso representa una población más grande que la de Noruega y Dinamarca juntas. Muchos nombres hace años que están reservados. No hay dudas de que los antepasados que se hayan encontrado se sintieron ansiosos y emocionados cuando sus nombres fueron aprobados para las ordenanzas. Sin embargo, ellos no deben encontrarse muy felices al seguir esperando que éstas se efectúen.

Alentamos a quienes tengan una larga lista de nombres reservados que los compartan con sus parientes o miembros del barrio o estaca para que ellos puedan ayudarles a realizar la obra. Puedes hacer eso distribuyendo las tarjetas del templo entre los miembros del barrio o de la estaca que estén dispuestos a ayudarte o utilizando el programa de computación nuevo FamilySearch para enviar los nombres directamente al templo. Esta última opción es algo que Cindy Blevins, de Casper, Wyoming, ha usado durante años.

La hermana Blevins se bautizó en la adolescencia y es la única miembro de su familia que se ha unido a la Iglesia. Ella ha realizado una gran cantidad de obra genealógica, pero son demasiados los nombres para hacerlos sola o con sus familiares; por lo tanto, la hermana Blevins los ha enviado al templo, los cuales, según dijo, se efectúan en pocas semanas; por lo general, en uno de los dos templos cercanos a su casa. Ella dice que le gusta pensar que amigos y vecinos de su propio barrio y estaca se encuentran entre los que le ayudan a completar la obra por sus antepasados, lo cual aprecia muchísimo.

A mi amada esposa Jeanene le encantaba hacer investigación de historia familiar. Cuando nuestros niños eran pequeños, ella intercambiaba con las amigas el cuidado de los niños para poder tener algunas horas cada tanto para trabajar en la investigación de nuestras líneas familiares. Una vez que nuestro último hijo se fue de casa, ella registró en su diario personal: “He tomado una decisión y quiero levantarme y ponerme a gritar de alegría. El antiguo dormitorio de Mike lo he convertido en mi taller de genealogía. Está bien equipado para organizar los registros y trabajar en ellos. Ahora concentraré mi vida en la importante investigación de historia familiar y en el envío de nombres al templo. Me siento tan entusiasmada y ansiosa por empezar”8.

Otra anotación dice: “El… milagro tuvo lugar para mí en la oficina de Mel Olsen, en Historia Familiar, quien me dio una copia impresa de todos los cuadros genealógicos que yo conocía sacados de los registros computarizados y actualizados de Ancestral File, enviados a la sociedad genealógica. La mayoría de ellos provenían de los registros de cuatro generaciones del programa que la Iglesia pidió por muchos años. Me había sentido abrumada al pensar en la enorme tarea que tenía delante de mí de juntar toda la información sobre mis antepasados de las organizaciones familiares para ponerlos todos en la computadora para la primera distribución computarizada de Ancestral File. Y allí estaban todos, hermosos, organizados e impresos con laser, sobre el escritorio enfrente de mí. Sentí tanto entusiasmo y emoción que me quedé sentada impresionada y comencé a llorar. Estaba tan feliz… Para alguien que ha investigado tenaz y cuidadosamente por treinta años, la computarización de esos registros era en verdad emocionante. Y cuando pienso en los cientos de miles de personas que ahora o muy pronto computarizarán enormes conjuntos de padrones y discos de investigación privada me siento muy emocionada. Es en verdad la obra de Dios y es Él quien la dirige”9.

He probado muchos de los frutos de esta obra sublime y sé que las llaves de Elías el profeta que se restauraron mediante José Smith permiten que nuestro corazón quede ligado y que cada uno de nosotros quede vinculado con los antepasados que esperan nuestra ayuda. Mediante nuestra obra en los santos templos aquí en la tierra, al usar la autoridad que el Señor ha delegado, nuestros progenitores reciben las ordenanzas salvadoras que les permiten disfrutar de felicidad eterna.

En el pasado, motivados por una convicción profunda de la santidad de la obra, hubo personas que afrontaron valientemente problemas que se asemejaban a cosechar por una sola persona todo el grano de Nebraska [estado rural de los Estados Unidos dedicado en su mayor parte a la cosecha de granos]. Ahora hay muchas cosechadoras trabajando; juntos podremos y lograremos llevar a cabo la obra que se requiere.

Testifico que el espíritu de Elías el profeta está conmoviendo el corazón de muchos de los hijos del Padre por todo el mundo, haciendo que la obra por los muertos se acelere a un paso sin precedentes.

Pero, ¿y tú, has orado acerca de la obra por tus antepasados? Pon a un lado todo aquello de tu vida que en realidad no tiene importancia. Decídete a hacer algo que tendrá consecuencias eternas. Quizás te hayas sentido inspirado a buscar a tus antepasados pero sientes que no eres un genealogista profesional. ¿Te das cuenta de que ya no es necesario? Lo importante es comenzar con amor y un deseo sincero de ayudar a quienes se encuentran del otro lado del velo, que no pueden hacerlo por sí mismos. Busca; debe haber alguien donde vives que puede ayudarte a lograrlo.

Esta obra es una obra espiritual, un empeño monumental de cooperación de ambos lados del velo donde hay ayuda en ambas direcciones. Sea donde sea que te encuentres en el mundo, con oración, fe, determinación, diligencia y algo de sacrificio, puedes prestar una gran contribución. Comienza ahora. Te prometo que el Señor te ayudará a encontrar el camino y que te sentirás maravillosamente. En el nombre de Jesucristo. Amén.

Notas

  1. Juan 3:5

  2. Church History, Tomo IV, pág. 231

  3. Enseñanza de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, págs. 471–472

  4. Véase D. y C. 110:13–16 .

  5. D. y C. 2:2; cursiva agregada.

  6. Howard W. Hunter, “Un pueblo deseoso de asistir al templo”, Liahona, mayo de 1995, pág. 2

  7. Carta de la Primera Presidencia, 29 de febrero de 2012; cursiva agregada.

  8. Jeanene Watkins Scott, diario personal, abril de 1988.

  9. Jeanene Watkins Scott, diario personal, 23 de septiembre de 1989.