2010–2019
Llamado por Él para declarar Su palabra
Octubre 2013


Llamado por Él para declarar Su palabra

Las puertas y los corazones se abren todos los días al mensaje del Evangelio; un mensaje que brinda esperanza, paz y gozo a los hijos de Dios.

Cuando fui sostenido como Autoridad General el pasado mes de abril, prestaba servicio como presidente de misión en la India. Durante mi servicio, vi personalmente lo que otro ex presidente de misión me había dicho: “Los misioneros de esta Iglesia son simplemente asombrosos”1.

El élder Pokhrel, de Nepal, con quien la hermana Funk y yo servimos, era uno de los muchos misioneros excepcionales. Después de haber sido miembro de la Iglesia por sólo dos años, fue llamado a servir en la Misión India Bangalore, de habla inglesa. Él les diría que no estaba bien preparado; eso era comprensible, nunca vio un misionero hasta que fue uno. No sabía leer el inglés lo suficientemente bien como para entender las instrucciones que se incluían en su llamamiento. Cuando él ingresó al centro de capacitación misional, en vez de traer pantalones de vestir, camisas blancas y corbatas, había empacado, en sus propias palabras: “Cinco pares de pantalones vaqueros, un par de camisetas y mucho fijador para el cabello”2.

Incluso después de conseguir la ropa adecuada, dijo que todos los días se sintió incompetente en el campo misional durante las primeras semanas. Él describió esa época de su misión: “No sólo era difícil el inglés, sino también la obra misional… Además de todo eso, tenía hambre, estaba cansado y extrañaba mi casa… A pesar de que las circunstancias eran difíciles, no me di por vencido. Me sentía débil e inadecuado; en esos momentos oraba para que nuestro Padre Celestial me ayudara. Sin fallar, cada vez que oraba, me sentía consolado”3.

Aunque la obra misional era algo nuevo y desafiante para el élder Pokhrel, sirvió con gran fe y fidelidad, tratando de entender y seguir lo que estaba aprendiendo de las Escrituras, de Predicad Mi Evangelio y de sus líderes de la misión. Llegó a ser un maestro poderoso del Evangelio en inglés y un excelente líder. Después de su misión y de pasar un tiempo en Nepal, regresó a la India para continuar con su educación. Desde enero, ha servido como presidente de rama en Nueva Delhi. Debido al verdadero crecimiento que logró como misionero, él continúa contribuyendo al verdadero crecimiento de la Iglesia en India.

¿Cómo un joven que nunca había visto un misionero llegó a ser uno de tanta fortaleza espiritual? ¿De qué manera recibirán el poder espiritual como misioneros para abrir las puertas, las bandejas de entrada de correos electrónicos y los corazones de las personas en la misión donde vayan a servir? Como de costumbre, las respuestas se encuentran en las Escrituras, y en las palabras de los profetas y apóstoles vivientes.

Cuando se predicó por primera vez el Evangelio en Inglaterra, en julio de 1837, el Señor reveló: “…a quienesquiera que envíes en mi nombre, por la voz de tus hermanos los Doce, debidamente recomendados y autorizados por ti, tendrán el poder para abrir la puerta de mi reino en cualquier nación a donde los mandes”4.

Dondequiera que se los envíe, a cualquier misión que se los haya asignado, sepan que un miembro de los Doce Apóstoles debidamente recomendó la asignación y han sido llamados por el profeta del Señor. Son llamados “por profecía y la imposición de manos”5.

El Señor entonces dio las condiciones para que esta promesa se cumpla. Él dijo: “…si [que significa que la promesa se cumplirá] (ellos) [es decir, los misioneros enviados] [1] se humillan delante de mí, [2] permanecen en mi palabra y [3] dan oído a la voz de mi Espíritu”6.

Las promesas del Señor son claras. A fin de tener el poder espiritual necesario para abrir la puerta del reino de Dios en la nación a la que se los envíe, deben ser humildes y obedientes, y tener la capacidad de escuchar y seguir al Espíritu.

Estos tres atributos están estrechamente relacionados. Si son humildes, desearán ser obedientes. Si son obedientes, sentirán el Espíritu. El Espíritu es esencial; pues, como el presidente Ezra Taft Benson enseñó: “…si no cuenta con el Espíritu, nunca tendrá éxito, no importa cuánto talento y habilidad tenga”7.

Como presidente de misión, de vez en cuando entrevisté a misioneros que tenían problemas porque aún no eran completamente dignos. Vivían por debajo de su potencial espiritual. No importaba lo mucho que se esforzaran ni todo el bien que hicieran, no podían sentir paz y disfrutar plenamente de la compañía del Espíritu Santo hasta que se hubieran humillado, arrepentido sinceramente y participado de la misericordia y gracia del Salvador.

El Señor instruye a Sus siervos a ser humildes, porque el proceso de ser sanado de manera espiritual comienza con un corazón quebrantado. Piensen en lo bueno que proviene de las cosas quebrantadas: El suelo es abierto (quebrantado) para plantar el trigo; el trigo es partido (quebrantado) para hacer el pan; el pan se despedaza para llegar a ser los emblemas de la Santa Cena. Cuando una persona arrepentida participa de la Santa Cena con un corazón quebrantado y un espíritu contrito, él o ella llega a ser completa8. Al arrepentirnos y llegar a ser completos por medio de la expiación de Jesucristo, tenemos mucho más que ofrecer al Salvador cuando lo servimos. “Sí, venid a él y ofrecedle vuestras almas enteras como ofrenda”9.

Si están agobiados por el pecado y tienen necesidad de arrepentirse, por favor, háganlo de inmediato. Cuando el Salvador sanó a los que estaban afligidos, con frecuencia los invitaba a levantarse. Las Escrituras señalan que ellos lo hacían al instante o de manera inmediata10. Para ser sanados de sus aflicciones espirituales, acepten la invitación del Señor de levantarse. Hablen sin demora con su obispo, presidente de rama o presidente de misión y comiencen ahora el proceso de arrepentimiento.

El poder sanador de la Expiación traerá paz a su alma y les permitirá sentir el Espíritu Santo. El sacrificio del Salvador es sin medida, pero nuestros pecados, aunque sean numerosos y graves, se pueden numerar y confesar, olvidar y perdonar. “¡Y cuán grande es su gozo por el alma que se arrepiente!”11.

Esta promesa en Doctrina y Convenios es poderosa: “…deja que la virtud engalane tus pensamientos incesantemente; entonces tu confianza se fortalecerá en la presencia de Dios”12. Al vivir una vida virtuosa, sentirán una seguridad serena en cuanto a su posición ante Dios y tendrán el poder del Espíritu con ustedes13.

Algunas personas que sean miembros nuevos de la Iglesia, o que hayan regresado recientemente, podrían decir: “Ahora soy digno y tengo el deseo de servir, pero no sé si sé lo suficiente”. En abril, el presidente Thomas S. Monson nos enseñó: “Recibimos un conocimiento de la verdad y la respuesta a nuestros más grandes interrogantes cuando somos obedientes a los mandamientos de Dios”14. Qué reconfortante es saber que por medio de nuestra obediencia, obtenemos conocimiento.

Otras personas pueden sentir que tienen limitados talentos, habilidades o experiencia para ofrecer. Si es eso lo que los preocupa, recuerden la experiencia del élder Pokhrel. Prepárense lo mejor que puedan y sepan que nuestro Padre Celestial magnificará sus esfuerzos humildes y obedientes. El élder Richard G. Scott ofreció este consejo alentador: “Cuando uno obedece los mandamientos del Señor y presta servicio a Sus hijos desinteresadamente, la consecuencia natural es el poder de Dios, el poder para hacer más de lo que podemos por nosotros mismos. Nuestras perspectivas, nuestros talentos y nuestras habilidades se amplían porque recibimos la fortaleza y el poder del Señor”15.

Si confías en el Señor y en Su bondad, el Dios Todopoderoso bendecirá a Sus hijos por medio de ti16. El élder Hollings, de Nevada, aprendió esto temprano en su misión. Un día después de que él llegó a la India, viajó con la hermana Funk y conmigo a Rajahmundry, su primera área. Aquella tarde el élder Hollings y el élder Ganaparam fueron a visitar a una miembro de la Iglesia y a su madre. La madre quería saber acerca de la Iglesia porque había visto cómo el Evangelio había bendecido la vida de su hija. La hermana Funk los acompañó para brindar hermanamiento. Debido a que la lección sería en inglés y la madre sólo hablaba Telugu, un hermano de la rama estaba allí para interpretar lo que se enseñaría.

La asignación del élder Hollings en su primera cita era enseñar la Primera Visión, utilizando las palabras del profeta José Smith. En ese momento de la lección, se volvió hacia la hermana Funk y le preguntó: “¿La digo palabra por palabra?”, sabiendo que eso sería interpretado.

Ella le contestó: “Dígalo palabra por palabra para que el Espíritu pueda testificar de lo que dice”.

Cuando este nuevo misionero enseñó con sinceridad la Primera Visión, utilizando las palabras del Profeta, el semblante de esa querida hermana cambió y le empezaron a brotar las lágrimas. Cuando el élder Hollings terminó ese glorioso mensaje, y antes de que se interpretara lo que había dicho, ella pidió con lágrimas en su lengua materna: “¿Puedo ser bautizada? ¿Y pueden enseñarle a mi hijo?”.

Mis jóvenes consiervos, las puertas y los corazones se abren todos los días al mensaje del Evangelio, un mensaje que brinda esperanza, paz y gozo a los hijos de Dios en todo el mundo. Si ustedes son humildes, obedientes y escuchan la voz del Espíritu, encontrarán gran felicidad en su servicio como misioneros17. ¡Qué época maravillosa es ésta para ser misionero, un período en que el Señor está apresurando Su obra!

Doy testimonio de nuestro Salvador y de Su “mandato divino”18 de “id y haced discípulos a todas las naciones”19. Ésta es Su Iglesia, Él la dirige a través de profetas y apóstoles vivientes. Durante la siguiente hora, la Primera Presidencia nos enseñará. Seamos “prestos para observar”20, como lo hizo Mormón, a fin de que cuando el llamado llegue, seamos dignos y capaces de declarar con el poder del Espíritu: “He aquí, soy discípulo de Jesucristo, el Hijo de Dios. He sido llamado por él para declarar su palabra entre los de su pueblo, a fin de que alcancen la vida eterna”21. En el nombre de Jesucristo. Amén.

Notas

  1. Conversaciones personales con Dennis C. Brimhall, Presidente de la Misión Kentucky Louisville, 2005.

  2. Ashish Pokhrel, “Me llamo Ashish Pokhrel y ésta es mi historia” (historia personal que no ha sido publicada, septiembre de 2011).

  3. Pokhrel, “Me llamo Ashish Pokhrel”.

  4. Doctrina y Convenios 112:21.

  5. Artículos de Fe 1:5.

  6. Doctrina y Convenios 112:22.

  7. Ezra Taft Benson, en Predicad Mi Evangelio. Una guía para el servicio misional, 2004, pág. 190.

  8. Ideas tomadas de un discurso dado por el élder Jeffrey R. Holland durante la conferencia de la Estaca Bountiful Norte, Bountiful, Utah, el 8 y 9 de junio de 2013.

  9. Omni 1:26.

  10. Véanse Marcos 5:41–42; Juan 5:8–9.

  11. Doctrina y Convenios 18:13.

  12. Doctrina y Convenios 121:45.

  13. Véase Doctrina y Convenios 121:46.

  14. Thomas S. Monson, “La obediencia trae bendiciones”, Liahona, mayo de 2013, pág. 89.

  15. Richard G. Scott, “La paz en el hogar”, Liahona, mayo de 2013, pág. 30.

  16. Al describir lo que muchos misioneros nuevos van a realizar, el élder Russell M. Nelson dijo: “Ellos harán lo que los misioneros siempre han hecho. ¡Predicarán el Evangelio! ¡Bendecirán a los hijos del Dios Todopoderoso!” (“Súbanse a la ola”, Liahona, mayo de 2013, pág. 45).

  17. Véase Predicad Mi Evangelio, pág v.

  18. Thomas S. Monson, “Venid, los que tenéis de Dios el sacerdocio”, Liahona, mayo de 2013, pág. 66.

  19. Mateo 28:19.

  20. Mormón 1:2.

  21. 3 Nefi 5:13.