2002
Seamos honrados
febrero de 2002


Para Ser Más Como Cristo

Seamos honrados

Tanto en la Primaria como en casa, siempre me han enseñado que debo ser honrado. No debemos tomar lo que no nos pertenece y debemos devolver el cambio cuando nos dan de más en la tienda; y siempre debemos decir la verdad, aunque nos puedan castigar.

Un día, cuando tenía nueve años, estaba esperando a mi madre en el patio de la escuela y vi en un banco un monedero con dinero.

Pensé en lo que debía hacer. Mi madre trabaja mucho para cuidar de mis dos hermanas y de mí, pero las cosas no iban muy bien en casa. Pensé en lo que podía comprar.

Entonces empecé a preocuparme por la persona que había perdido el dinero y en la mucha falta que le haría. Me senté y esperé porque sabía que volvería por él.

Pasado un tiempo apareció una mujer muy preocupada que me preguntó: “¿Has encontrado un monedero?”.

Yo le respondí: “¿Es éste?”.

Estaba tan contenta que me abrazó y me dio las gracias una y otra vez.

En ese entonces ni siquiera pensé en por qué había tomado la decisión de ser honrado, pero cuando se lo conté a mi madre, ella me dijo que fueron los susurros del Espíritu Santo y que yo había escuchado Su voz dulce y apacible.

Me siento agradecido por haber aprendido a ser honrado.

Rudinei Antonio Fernandes Filho, de 11 años, es miembro del Barrio Mangalot, Estaca Pirituba, São Paulo, Brasil.