2002
Fe en Jesucristo
marzo de 2002


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Fe en Jesucristo

Venimos a esta vida terrenal para cumplir con varios propósitos, entre los que destacan el obtener un cuerpo físico y el aceptar a Jesucristo y seguirlo por medio de la fe. Toda persona que nace en esta vida recibe un cuerpo, pero, lamentablemente, no todos aceptan al Señor Jesucristo ni lo siguen por medio de la fe. El desarrollar la fe necesaria depende de nosotros. Algunos pueden pensar: Yo creo que Jesucristo es el Salvador, pero no estoy seguro de entender lo que significa tener fe en Él.

El apóstol Pablo enseñó: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1). Quizás una historia verídica ayude a aclarar esta definición.

Hace varios años, una joven madre tuvo varios problemas al inicio de su embarazo. Por temor a perder el bebé, pidió a su esposo que le diera una bendición del sacerdocio. El marido sabía que debía expresar los deseos del Señor en la bendición y no los suyos, así que se arrodilló en ferviente oración para conocer Su voluntad. Después de un tiempo, ese joven marido recibió la clara certeza espiritual de que el bebé viviría.

Se dio la bendición, pero los problemas del embarazo no desaparecieron. De hecho, el bebé nació tres meses antes de lo previsto. La primera noche de vida del bebé, mientras los médicos profesionales hacían repetidos pero aparentemente vanos intentos de hacer pasar oxígeno de los pulmones sin desarrollar del niño al flujo sanguíneo, el joven padre observaba y meditaba en la certeza espiritual que había recibido con anterioridad. Volvió a orar y recibió otra clara impresión de que el bebé viviría. Aun cuando el médico le comunicó que no había muchas esperanzas, el padre se dijo a sí mismo: “Yo sé lo que el Espíritu me ha dicho. Confiaré en el Señor”.

Poco después, los médicos aplicaron un procedimiento que consideraron como la última esperanza y, cuando funcionó, el padre no pareció sorprendido. Pasaron muchos meses difíciles y los profesionales de la medicina solían ser pesimistas sobre las oportunidades que el bebé tenía de estar sano y de llevar una vida normal. Pero en la actualidad es un chico sano y activo de 12 años que acaba de ser ordenado diácono.

El joven padre tenía fe en que su hijo se pondría bien porque había recibido la confirmación divina de que así sería. No podía escudriñar el futuro y ver a un joven sano de 12 años repartiendo la Santa Cena, pero sabía lo que le había dicho el Espíritu y ésa era suficiente evidencia.

Cuando obramos según esas confirmaciones del Señor, estamos ejerciendo fe y, a cambio, nuestra fe se fortalece. Entonces podemos recibir certezas aún mayores del Señor y ejercer una fe todavía mayor en Él. Jacob explicó que debido a que él y otros profetas de Dios antes que él recibieron “muchas revelaciones y el espíritu de profecía”, su fe se volvió “inquebrantable, al grado de que verdaderamente [podían] mandar en el nombre de Jesús, y los árboles mismos [les obedecían], o los montes, o las olas del mar” (Jacob 4:6).

El principio es el mismo para nosotros. Cuando recibimos mandamientos o consejo del Señor a través de Su profeta, los líderes locales de la Iglesia o nuestros padres, podemos obtener un testimonio mediante el Espíritu Santo de que esa instrucción en verdad procede del Señor. Entonces, si obramos con fe basándonos en esa certeza, permitimos que el Señor nos bendiga a nosotros y a otras personas.

Tal vez nuestro Padre Celestial no nos pida mover montañas, pero podría preguntarnos:

“¿Tienes fe suficiente para recibir respuestas a tus oraciones?

“¿Tienes fe suficiente para pagar el diezmo?

“¿Tienes fe suficiente para salir únicamente con aquellas personas que te pueden llevar al templo, confiando en que yo te proporcionaré alguien con quien puedas comenzar una familia eterna?”.

Pero quizás las preguntas más importantes que nos haga tengan que ver con nuestra disposición para aceptar al Señor Jesucristo en nuestra vida y permitir que efectúe un cambio en nosotros:

“¿Tienes fe suficiente en el Señor para suplicarle que te perdone tus pecados y se efectúe un cambio en tu corazón?

“¿Tienes fe suficiente para guardar los mandamientos y obrar como te he pedido?”.