2002
El mayor de los dones
abril de 2002


Tiempo Para Compartir

El mayor de los dones

“Y si guardas mis mandamientos y perseveras hasta el fin, tendrás la vida eterna, que es el mayor de todos los dones de Dios” (D. y C. 14:7).

Isaac y Rebeca se iban a casar en el convenio y porque iban a hacerlo, iban a ser sellados por el santo sacerdocio y casados el uno al otro por la eternidad. Isaac y Rebeca sabían que si se casaban en el convenio y vivían con rectitud, recibirían bendiciones maravillosas.

Isaac y Rebeca se parecen mucho a los hombres y a las mujeres que conoces y que se casan en el convenio al sellarse en el templo. La diferencia está en que Isaac y Rebeca vivieron en la época del Antiguo Testamento y ni siquiera se conocían antes de comprometerse.

Abraham, padre de Isaac, sabía cuán importante era que Isaac se casara en el convenio, y por ese motivo envió a su siervo para que buscara a una mujer con las mismas creencias religiosas de Isaac y a quien Dios hubiera escogido para casarse con Isaac. El Señor ayudó al siervo de Abraham a encontrar a Rebeca, y ella accedió a casarse con Isaac. (Véase Génesis 24.)

Cuando te casas en el convenio, el Señor te promete las bendiciones de Abraham, Isaac y Jacob (véase Génesis 22:17–18). Una de esas bendiciones es que tú y tu familia, por medio del poder del sacerdocio, podrán estar sellados los unos a los otros, o sea, juntos para siempre.

Cuando crezcas y vayas al templo, aprenderás más sobre las bendiciones de salvación y del gran plan de felicidad. Harás convenios y, si los guardas, nuestro Padre Celestial te bendecirá con “el mayor de todos los dones de Dios”, que es la vida eterna (véase D. y C. 14:7).

Instrucciones

Retira la página 15 de la revista y corta por las líneas de puntos. Arma el rompecabezas y luego dales la vuelta a las piezas y vuelve a armarlo. En el templo, aprendemos cómo relacionar las muchas partes del Evangelio, unas con otras, para obtener la exaltación.

Ideas para el Tiempo para compartir

  1. 1. Invite a cuatro adultos a hablar sobre profetas que recibieron revelación en el templo. Pídales que expliquen qué se les reveló y cómo sucedió en los casos siguientes: (1) Samuel—1 Samuel 3:1–20; (2) José Smith—D. y C. 110, 137; (3) Spencer W. Kimball—Declaración Oficial 2; (4) Lorenzo Snow—manual Primaria 1 , lección 26. Haga hincapié en que el templo es la casa de Dios y que en él podemos recibir revelación personal. Haga varias copias del noveno Artículo de Fe y recórtelas en palabras separadas. Divida la Primaria en grupos de unos cinco niños y pida a cada grupo que ponga las palabras en orden según repita usted el Artículo de Fe. A medida que cada grupo complete la actividad, pídales que repitan el Artículo de Fe con usted hasta que lo hayan aprendido de memoria.

  2. 2. Lea Juan 14:26 y explique algunas de las formas en que el Espíritu Santo puede revelarnos cosas o ayudarnos a recordarlas. Explique que podemos recibir revelación personal en el templo y también en otros sitios, y que la revelación personal se recibe como resultado de la oración, la lectura de las Escrituras y la obediencia a los mandamientos. Ponga a la vista láminas sencillas de un lugar al aire libre, una cárcel, una montaña y el cuarto de una casa. Divida los niños en cuatro grupos y haga que se turnen para ver cada lámina. Pida a los adultos que hablen de las siguientes revelaciones: aire libre: Enós (véase Enós 1:1–5), José Smith (véase José Smith—Historia 1:14–19) o Mary Fielding Smith (véase manual Primaria 5 , lección 42); cárcel: José Smith (véase D. y C. 122); montaña: Moisés (véase Éxodo 3:1–6; 24:12–25:8); cuarto: Joseph F. Smith (véase D. y C. 138), Lehi (véase 1 Nefi 1:5–8) o María (véase Lucas 1:26–38). Canten canciones o himnos mientras los niños van de una lámina a otra.