2002
Mi búsqueda mediante una tarjeta postal
junio de 2002


Mi búsqueda mediante una tarjeta postal

Hace años pasé bastante tiempo recopilando información para mis registros de grupo familiar de cuatro generaciones. La información de uno de esos registros estuvo finalmente completa, con excepción de un tío lejano llamado Edward. Busqué exhaustivamente su fecha de nacimiento y la de defunción sin encontrar nada de nada. Cada vez que contemplaba su registro, el espacio en blanco donde debía encontrarse su información parecía resaltar encima de todo.

En varias ocasiones perdí la esperanza de jamás encontrar los datos que precisaba, pero oré en busca de inspiración para saber qué debía hacer. Pedí a mi Padre Celestial que me ayudara a encontrar un registro o a alguien que pudiera ayudarme. Luego de orar, sentí que no debía darme por vencida.

Un día, después de haber investigado cada uno de los recursos que tenía a mi disposición, tomé una tarjeta postal y la envié al “Responsable del cementerio municipal” de una ciudad en la que la familia de Edward había vivido por un tiempo. Simplemente le pregunté si había una tumba en la que estuviese inscrito el nombre de Edward Oren Tarbutton. No estaba segura de que hubiera un cementerio en esa ciudad, pero aún así envié la tarjeta postal e inmediatamente me sentí libre de la frustración.

Pasaron algunas semanas sin que recibiera ninguna respuesta a mi tarjeta, aunque tampoco esperaba ninguna. Entonces, un día me sentí extrañamente animada. A la hora habitual de la entrega del correo, corrí hacia el buzón. Ese día había mucho correo, pero me quedé allí, de pie, ante el buzón abierto, mirando cada carta con detenimiento. ¡En el montón de correo estaba mi postal, y la información que necesitaba de Edward se encontraba escrita en ella!

Al contemplar en la tarjeta postal las fechas que tanto tiempo había buscado, me embargó una sensación cálida. Sentía que Edward estaba cerca de mí en ese momento y podía sentir su gran dicha.

Jamás olvidaré la impresión que sentí de enviar la tarjeta postal y las circunstancias de su devolución. Más tarde me enteré de que en aquella ciudad a la que había enviado la tarjeta no había nadie que estuviese encargado del cementerio y tampoco había un cementerio oficial. Dándose cuenta de que nadie en la ciudad sabría de mi antepasado, el funcionario de correos casi puso en la tarjeta el sello Devolver al destinatario. Entonces, recapacitando, decidió buscar él mismo la tumba. Recordó haber visto una vez unas lápidas en un campo cercano a una pequeña iglesia. Allí estaba la lápida de Edward y copió la inscripción.

Esa experiencia aumentó mi amor por mis antepasados y me hizo entender lo mucho que desean estar unidos de forma permanente a sus familiares. Al haber afrontado momentos de desánimo en los años posteriores que he llevado a cabo investigación genealógica, he pensado en la tarjeta postal y he seguido adelante.

Bobi Morgan es miembro del Barrio Olive, Estaca Mesa, Arizona.