2002
Los maestros orientadores que no se dieron por vencidos
septiembre de 2002


Los maestros orientadores que no se dieron por vencidos

Un año después de que mi esposa Anthea y yo nos unimos a la Iglesia en 1965, nos sellamos, junto con nuestras dos hijitas, en el Templo de Londres, Inglaterra.

Por aquel entonces la Iglesia en Gran Bretaña tenía sólo una estaca y, como había gran necesidad de líderes que poseyeran el sacerdocio, pronto fui llamado a servir como presidente de rama en una ciudad a veinticinco kilómetros de la mía. Acepté el reto que acompañaba a este nuevo llamamiento y con el tiempo terminé sirviendo en la presidencia del distrito, y más tarde en el obispado cuando nuestra rama se convirtió en barrio.

Mientras nuestra familia crecía en el Evangelio, el puesto que ocupaba como director de ventas se hizo cada vez más exigente y con frecuencia me requería estar fuera de casa dos o tres noches a la semana. Además, había conocido a unos amigos que no eran de nuestra fe y que me hicieron tener dudas respecto a determinados aspectos de la doctrina de la Iglesia.

Me encantaban las conversaciones que mantenía con mis nuevos e intelectuales amigos, quienes intentaron emplear las Escrituras para demostrar que la Iglesia no estaba siguiendo algunos de los conceptos básicos dados como mandamientos desde el tiempo de Adán. Yo debí haber testificado del Evangelio restaurado y marcharme, pero en vez de ello comencé a escucharles, y mis pequeñas dudas en cuanto a la doctrina empezaron a crecer. Pronto dejé de pagar el diezmo y de ir al templo. Cuando dejé de asistir a las reuniones, mi esposa se quejó, y lo mismo hicieron nuestras hijas cuando suspendimos la práctica de la noche de hogar.

Durante ese tiempo, hubo dos personas de la Iglesia que no me abandonaron: nuestros maestros orientadores me invitaban a las reuniones cada domingo, a veces en persona y a veces por teléfono; visitaban nuestro hogar por lo menos una vez al mes y en ocasiones hasta dos; inclusive, cada vez que precisábamos algo, parecía que ellos se daban cuenta. Recuerdo especialmente la ocasión cuando solicité un cobertizo para el jardín, el cual vino sin ensamblar durante mi ausencia. Al regresar a casa, me encontré con que los maestros orientadores ya lo habían montado.

Yo admiraba en particular al compañero mayor, Des Gorman, un canadiense irlandés y una persona sincera que se preocupaba de verdad por las personas. Para mí, él representaba la Iglesia y yo creía que la Iglesia debía de ser una organización buena, aun cuando no estuviera asistiendo a ella.

Con el tiempo fuimos bendecidos con un varón y los maestros orientadores me recordaron que es una práctica del sacerdocio dar nombre y bendecir a los bebés durante la reunión de ayuno y testimonios. Yo no quería tomar parte, aunque terminé por acceder a que otras personas bendijeran al bebé.

El hermano Gorman ocupó mi lugar y fue el portavoz de una hermosa bendición a nuestro hijo, Ronan. Al escuchar, recibí un poderoso testimonio del Espíritu. Yo había sido orgulloso; había cometido grandes errores; casi había perdido mi testimonio de la veracidad del Evangelio restaurado. Aún tenía a mi familia, pero casi había perdido la dulce paz del Evangelio. Se derramaron muchas lágrimas mientras mi esposa, el hermano Gorman y el obispado me apoyaron durante mi arrepentimiento.

A partir de entonces he estado activo en la Iglesia. Nuestros maestros orientadores han seguido apoyándome. Nuestro bebé ahora es un ex misionero, se ha casado en el templo y está criando su propia familia. Creo que su vida es un tributo al hombre que le dio nombre y lo bendijo.

Siempre estaré agradecido a dos dedicados maestros orientadores que se tomaron su asignación en serio. Aunque el hermano Gorman falleció hace años, sé que jamás le olvidaré a él ni a su paciente constancia por invitarme a volver. Jamás se dio por vencido.

Hoy día me esfuerzo por emular su apacible y amorosa constancia en mi propia orientación familiar y en otros llamamientos de la Iglesia.

David Head es miembro del Barrio Worcester, Estaca Cheltenham, Inglaterra.