2002
Élder James M. Dunn De los Setenta
Noviembre de 2002


Élder James M. Dunn
De los Setenta

“Al igual que muchas personas, he edificado mi testimonio día tras día, paso a paso”, observa el élder James M. Dunn, que recientemente fue llamado a integrar el Segundo Quórum de los Setenta. Los sentimientos espirituales que percibí cuando era niño han madurado con el tiempo a través del servicio y de hacer lo que se me enseñó que era lo correcto”.

Nació el 16 de abril de 1940 en Pocatello, Idaho, siendo sus padres Billy E. y Melba Meyers Dunn. El élder Dunn y sus cinco hermanos se criaron en Salt Lake City, Utah, “con todas las oportunidades y bendiciones que pudiese tener un niño Santo de los Últimos Días”.

Después de servir una misión en Uruguay, el élder Dunn contrajo matrimonio con Sandra (Penny) Barker, el 7 de agosto de 1963 en el Templo de Salt Lake. Él había sentido admiración y respeto hacia Penny desde la escuela secundaria donde habían trabajado juntos como oficiales del alumnado. Durante sus primeros años de casados, el élder Dunn sirvió como oficial militar de la Guardia Nacional de Utah, obtuvo un título en estudios latinoamericanos de la Universidad Brigham Young, y se recibió de abogado en la Universidad de Utah.

En su agotadora profesión de abogado, el élder Dunn aprendió que un cliente menos o menos horas de trabajo eran sacrificios que valía la pena hacer para prestar servicio activo en la Iglesia, entre ellos, los llamamientos como miembro del sumo consejo, obispo, presidente de estaca, presidente de misión y Setenta Autoridad de Área.

El élder Dunn, padre de seis hijas, dice: “Mi vida es especial; las hijas y los padres tienen lazos singulares”. Dichos vínculos se fortalecieron cuando la familia le acompañó a Colombia, donde fue presidente de misión. Él, su esposa y sus hijas regresaron a casa hablando español con fluidez y fortalecidos espiritualmente.

Al recibir su nuevo llamamiento, el élder Dunn comentó: “Uno se pregunta por qué pasan las cosas, cómo será la vida en unos años; pero por la experiencia de llamamientos anteriores, sé que el servir será una gran bendición. A través de los años, la Iglesia ha sido el núcleo principal de todas las cosas buenas en mi familia y en mi vida”.