2003
El testimonio de Lynette
abril de 2003


El testimonio de Lynette

Era un día hermoso para caminar por las montañas de San Bernardino, en California. Nuestros siete hijos encontraron palos para usar como bastones y mi esposo, Mark, tomó el mando. Nos detuvimos para admirar cómo una araña tejía meticulosamente su red. Contemplamos los altos pinos que estiraban sus ramas hacia el cielo. Parecía que los pájaros cantaban sólo para nosotros.

Finalmente llegamos al lugar perfecto para efectuar una reunión de testimonios. Nos sentamos sobre unos tocones que formaban un círculo y para comenzar, Mark expresó su amor por mí y por nuestros hijos, y testificó de la veracidad del Evangelio y de las bendiciones de nuestro matrimonio en el templo.

Después de compartir mi testimonio, cada uno de los niños, empezando por el mayor, expresó su amor por nosotros y por cada uno.

Por último, era hora de oír a nuestra pequeña Lynette, de 4 años, que llevaba casi una hora pacientemente sentada con el pulgar en la boca. Le pregunté: “Lynette, ¿por qué cosas estás agradecida?”.

Me miró con sus ojitos azules y respondió con seguridad: “Estoy agradecida por Jesús, porque me ama”.

Todos nos quedamos maravillados. Durante una hora habíamos expresado nuestro amor y nuestro agradecimiento por todo lo que tenemos, pero no habíamos sabido reconocer que es por medio del amor y del sacrificio de nuestro Salvador que recibimos las bendiciones. La pequeña Lynette, con la franqueza y la inocencia de una criatura, había declarado la esencia misma de nuestras creencias.

Más tarde pensé en el Salvador que, reuniendo a los niños pequeños a Su alrededor, dijo: “…Mirad a vuestros pequeñitos” (3 Nefi 17:23). ¡Qué bien nos enseñó aquel día nuestra pequeña!”.

Leah Poole Wright es miembro del Barrio Hyrum 11, Estaca Hyrum, Utah.