2003
Bendición
Mayo de 2003


Bendición

Les suplico que cada uno procure llevar una vida más cercana al Señor y esté en una comunión más frecuente con Él, exhibiendo mayor fe.

Mis queridos hermanos y hermanas, hemos terminado, pero no de trabajar. Debemos sentirnos muy agradecidos por esta extraordinaria conferencia en la que hemos podido reunirnos en paz sin ningún tipo de contrariedad. Hemos reflexionado bastante sobre las grandiosas bendiciones del Señor, y se ha incrementado nuestro aprecio por las enormes bendiciones que hallamos en el Evangelio. Al escuchar los testimonios de los discursantes, nuestros propios testimonios de la verdad se han avivado como una llama ardiente y luminosa. Espero que en todos los que siguieron la conferencia se haya efectuado un cambio para bien, que cada cual sea una persona mejor a raíz de lo que hemos vivido juntos en estos dos últimos días. En lo personal, me siento más cercano al Señor. Espero que lo mismo les esté ocurriendo a ustedes. Siento un renovado deseo de guardar Sus mandamientos, de vivir según Sus enseñanzas y de estar en íntima comunión con Él mediante la oración para así preservar la relación con mi Padre, con mi Dios.

Y es así que, al llegar al fin de esta gran reunión de Santos de los Últimos Días, les suplico que cada uno procure llevar una vida más cercana al Señor y esté en una comunión más frecuente con Él, exhibiendo mayor fe

Padres, oren por sus hijos para que éstos encuentren resguardo de los males del mundo, para que crezcan en fe y conocimiento, para que sean dirigidos en el camino que lleva a una vida fructífera y de bien. Maridos, oren por sus esposas, expresando al Señor el agradecimiento que sienten por ellas y rogándole a Él el bien de ellas. Esposas, oren por sus maridos. Muchos de ellos transitan un camino difícil y plagado de problemas y de grandes preocupaciones. Rueguen al Todopoderoso que guíe, bendiga, proteja e inspire los esfuerzos justos de sus maridos.

Oren por la paz en la tierra para que el Todopoderoso que gobierna el universo extienda Su mano y haga que Su Espíritu se derrame sobre los habitantes de las naciones a fin de que no estén en guerra unos con otros. Oren por el clima. En algunas partes hay inundaciones y en otras, sequía. Estoy convencido de que si se elevan suficientes oraciones a los cielos rogando que haya precipitación, por causa de los justos el Señor contestará esas oraciones.

Allá por 1969 estuve en Sudamérica. Viajé por avión de Argentina a Santiago de Chile. Los Andes estaban secos, sin nieve. El pasto se secaba. Chile atravesaba una devastadora sequía.

La gente rogaba que lloviera.

Durante mi visita, dedicamos dos edificios nuevos, y en cada servicio dedicatorio rogamos al Señor que cayera lluvia sobre la faz del país. Muchos de los que estuvieron presentes en esas reuniones me dieron testimonio de que los cielos se abrieron permitiendo que cayeran tan copiosas lluvias que la gente luego le pidió al Señor que parara de llover.

Oren para recibir sabiduría y entendimiento al seguir los difíciles senderos de sus vidas. Si tienen la determinación de obrar de manera insensata e imprudente, no creo que el Señor se lo vaya a impedir; pero si procuran obtener Su sabiduría y obrar conforme a los susurros inspirados que reciban, estoy seguro de que serán bendecidos.

Seamos un pueblo que ora. Criemos a nuestros hijos en la disciplina y amonestación del Señor (Enos 1:1). Ruego que ustedes reciban las merecidas bendiciones del cielo. En palabras de Deuteronomio: “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma?” (Deuteronomio 10:12).

Tengan la seguridad, mis queridos hermanos y hermanas, que “Él, al cuidar de Israel, no dormita, ni duerme” (Félix Mendelssohn, Elías, traducción).

Ruego humildemente que las bendiciones de los cielos descansen sobre ustedes, expresándoles el amor que les tengo. Gracias por su gran bondad hacia mí y por su gran fidelidad y energía al llevar adelante la obra del Todopoderoso. En el nombre del Señor Jesucristo. Amén.